¿En qué momento se puede situar
razonablemente el principio de la participación efectiva de los Estados Unidos
en los destinos del arte moderno? En 1913. En este año se celebró en Nueva
York, y más tarde en Chicago y en Boston, la famosa exposición del Armory Show, que provocó un escándalo
sin precedentes en ese país.
En 1915, Marcel Duchamp llega a
Nueva York. Es calurosamente acogido en la galería 291, del fotógrafo Alfred Stieglitz,
infatigable artífice de la transformación del ambiente artístico de Estados
Unidos. Con el grupo Stieglitz, Picabia, llegado también a Nueva York en 1915,
el fotógrafo Man Ray y el boxeador e intelectual Arthur Gravan, Duchamp
organiza las primeras manifestaciones predadaístas. Pero, en el año 1923,
Marcel Duchamp, que había permanecido en América, abandona la pintura para
dedicarse al juego del ajedrez y Nueva York cae de nuevo en el letargo.
Sin título de Franz Kline (Colección particular). Realizada en 1959, su pintura acusa la influencia del arte oriental y del ideograma; pero las teorías sobre la abstracción, marcaron su evolución. A una primera etapa expresionista y de progresiva esquematización le siguió un expresionismo abstracto. Su obra se caracteriza por grandes dimensiones cubiertas de brochazos bruscos, con gran sentido del movimiento. A partir de 1957 volvió a utilizar el color (en el anterior período pintó en negro y blanco) y añadió efectos espaciales, que cargaron de complejidad su pintura. Su influencia fue enorme, especialmente en Europa.
Pero ya algo ha cambiado. Nuevos
pintores disfrutan de éxito comercial; es el caso de Stieglitz, John Marin y
Charles Demuth, así como Arthur Dove, Marsden Hartley y Georgia O'Keeffe. Otros
pintores "auténticamente" estadounidenses se imponen también: Hopper, Weber, Davis. Y se perpetúa en Norteamérica cierta disponibilidad ante las
manifestaciones más extremistas de la vanguardia europea, y especialmente hacia
el surrealismo, heredero de Dada.
En 1940, la llegada de los
surrealistas refugiados de guerra constituirá el impulso fundamental para las
vanguardias neoyorquinas. Jóvenes artistas aislados, aún desconocidos, fueron
profundamente influidos por Max Ernst, André Bretón, Masson, Matta. Es
redescubierto el mensaje de Marcel Duchamp. Aunque permanecen en Europa, los
antiguos valores consagrados, Picasso, Arp y Miró, vuelven con todos los
honores.
Rapsodia azul de Hans Hofmann (Fogg Art Museum, Harvard). Pintado en 1963. Hoffman fue un excelente maestro y un notable teórico que formó a la joven generación del expresionismo abstracto estadounidense. Con las influencias del fauvismo, del cubismo y del expresionismo alemán, la gran variedad de su temática le lleva del romanticismo lírico hasta la exacta geometría. Aquí lo que importa no es tanto la pintura como el acto mismo de pintar.
Mujer II de Willem de Kooning (Museum of Modern Art, Nueva York). El autor llegó de Países Bajos a Estados Unidos en 1926 y se convirtió en una figura clave del expresionismo abstracto. Su serie Mujeres, que fue pintada en 1952, se encuentra entre sus mejores aportaciones y representa el paso a la abstracción total. De colores violentos y con un grueso empaste, la referencia al mundo real indica que no se ha llegado aún a la abstracción completa.
Para estos jóvenes pintores
estadounidenses, la lección del surrealismo es doble. El surrealismo implica un
cambio radical en la naturaleza y la esencia del acto de pintar y el gesto
pictórico se convierte en emanación del puro automatismo psíquico. Por otro
lado, el surrealismo entroncaba en este sentido con el existencialismo
kierkegaardiano o sartriano por la exaltación del individualismo y la
afirmación de la angustia de ser.
Estos jóvenes artistas nuevos
encontraron en la ciudad de Nueva York, a partir de 1942, su principal apoyo en
la persona de Peggy Guggenheim, directora de la galería Art ofthis Century. De
1942 a 1947, esta galería fue el verdadero centro de la vanguardia pictórica
neoyorquina. Los jóvenes desconocidos de entonces, Baziotes, Rothko, Still,
Motherwell, y, por encima de todo, Pollockk, expusieron en ella cuando se
encontraban aún lejos de la madurez de su estilo. A partir de 1948, nuevos
elementos de importancia se unen a este primer núcleo neoyorquino, cambiando
así la orientación de su actividad: Willem de Kooning, Franz Kline, Philip
Guston, Bradley Walker Tomlin. “El movimiento” ha nacido.
Gaceta de policía de Willem de Kooning (Colección particular). Pintado en 1955, en esta obra encontramos los puntos que conforman su arte: fuerza expresiva, una relación directa entre las formas, los fondos y las figuras, y en el período que va de los años 1940 a 1955, una realización agresiva donde el pincel dejaba salpicaduras de color, evolucionando a un estilo más abstracto. Fue uno de los autores más característicos de la Action Painting, con gran influencia en la segunda generación de artistas expresionistas abstractos.
⇨ Cama de Robert Rauschenberg (Galería Leo Castelli, Nueva York). El autor se formó en el ámbito de la cultura expresionista abstracta pero dio origen a una nueva figuración, inspirada en la realidad cotidiana, humana y violenta, de las ciudades de Estados Unidos.
Pero la cristalización de este
fenómeno en Nueva York en torno a un movimiento de esencia neodadaísta,
postsurrealista y existencialista no debe hacer olvidar la existencia de otros
factores también determinantes con relación a las realidades de la época, y
que, por su interacción, contribuyeron a crear la complejidad de la situación
incluida en el concepto de expresionismo abstracto.
El expresionismo germánico fue
aclimatado en Estados Unidos por un artista alemán de formación muniquesa, Hans Hofmann, que llegó al país en 1930. Hofmann fundará en 1934 una escuela propia
que ejercerá considerable influencia sobre la pintura joven en general y más
especialmente sobre personalidades como Pollock. Para sus alumnos, Hofmann
asimiló el expresionismo europeo y extrajo de él la filosofía esencial. Pero
fue otro emigrado europeo, Willem de Kooning (Rotterdam, 1904-Nueva York,
1997), quien, en el plano más puramente plástico, había de asumir el papel de
maestro neoyorquino del expresionismo abstracto. Dos influencias
dialécticamente opuestas dan base a su personalidad: el expresionismo holandés
y flamenco, caracterizado por la dureza y acidez de los colores, así como por
la violencia emotiva del gesto y el neoplasticismo, del que ha conservado el
sentido del rigor en la composición y la necesidad de dar a su gesto una
estructura arquitectónica.
El algodoncillo del año de Arshile Gorky (Museo de Artes Decorativas, París). Pintado en 1944 por este autor de origen armenio que marca la transición entre el surrealismo y el expresionismo abstracto estadounidense. Las formas orgánicas repetidas en su obra, tanto podrían sugerir un extraño paisaje poblado de insectos como una visión microscópica. Pueden hallarse aquí elementos inspirados en las aportaciones de Kandinsky, Picasso y Miró, pero su lenguaje se basa especialmente en la mancha plana de color, estructurado siempre por el tono dominante del fondo.
De Kooning se estableció en
Estados Unidos en 1926. No se adherirá al movimiento neoyorquino hasta 1948 y
se convierte entonces en uno de los maestros. Sus mejores obras se sitúan entre
1950 y 1952, especialmente en la serie Mujeres.
Hofmann y De Kooning
contribuyeron a la aceleración de la corriente neoexpresionista neoyorquina. El
éxito de esta pintura fue rápido entre los jóvenes pintores, las adquisiciones
técnicas fueron llevadas al pináculo, hasta el punto de originar un verdadero
academicismo de la action painting,
basado en la violencia del gesto y en un gigantismo de los formatos.
De todos modos, la superación del
academicismo no llegó a realizarse. Robert Rauschenberg supo sacar experiencia
de aquella situación de agotamiento del gesto, lo cual le llevó a introducir el
objeto encontrado (el ready-made
heredado de Duchamp) en su pintura expresionista, con el fin de compensar su
desgaste expresivo. Sus combine-paintings
anuncian así el pop-art, el segundo
estilo totalmente americano de la posguerra.
Al mismo tiempo que el action painting, y paralelamente, se
había desarrollado en Nueva York una corriente expresionista formalmente más
próxima a la ortodoxia surrealista. Arshile Gorky constituye su personalidad
más representativa. Las influencias combinadas de Picasso, Léger y sobre todo
Miró le orientan poco a poco hacia una abstracción simbólica y formal. La
pintura iniciada por Gorky y profundizada a continuación por sus seguidores más
o menos directos, Baziotes y Gottlieb, sigue siendo muy intelectual. Es una
pintura de ambiente que busca efectos de perturbación y de misterio.
Por encima de la tierra de Mark Tobey (Instituto de Arte, Chicago). Aunque su estilo es una síntesis de los mundos oriental y occidental, evoluciona hacia la abstracción. Convertido a la fe Bahai, que predica la unidad de toda la humanidad, a modo de realidad indivisible que no deja lugar a la multiplicidad, Tobey afirma que por encima de todo, en la pintura le interesa el espacio, no como vacío, sino como un enorme almacén de energía.
En general, se tiende a
considerar el desarrollo del expresionismo abstracto en los Estados Unidos como
un fenómeno típicamente neoyorquino. Ello equivale a olvidar la importancia
capital que adquirieron en este movimiento por lo menos durante el período
comprendido entre 1945 y 1950 dos centros de la costa americana del Pacífico:
Seattle y San Francisco.
Mark Tobey (18901976) es el gran
hombre de Seattle, donde fijó su residencia en 1923, después de haber viajado a
Europa y a Extremo Oriente (a China, entre otros países). Las influencias del
Extremo Oriente fueron decisivas en la evolución de Tobey, que encontrará su
escritura a principios de los años cuarenta. Las white writings (escrituras blancas) son conjuntos caligráficos
constituidos por la adición de elementos lineales infinitesimales cuya
acumulación provoca impresionantes efectos de cohesión y de densidad
espaciales. Extraídos primero de temas figurativos urbanos (estudios de
multitudes, iluminación nocturna de ciudades), estas composiciones
evolucionaron rápidamente hacia una total abstracción y una integración cósmica
del espacio pictórico. En 1957, Tobey regresó voluntariamente a la sobriedad
del gesto caligráfico puro en su serie de los Space Rituals (pintura Kuni, en tinta sobre seda). Luego volvió a
sus procedimientos habituales de escritura.
Sin título de Mark Tobey (Colección particular). Pese a que las obras más conocidas del autor son las que conforman las white writigs (trama de líneas blancas sobre fondo oscuro) renunciará a ellas para adoptar un estilo oscuro que profundizará hasta 1953, año en el que resurgirá el blanco como predominante. Puede observarse cómo el autor lleva a cabo en sus obras la tarea de exploración, un arte de expresión descubierto recientemente, influenciado por la mística oriental, que le permite ser flexible en sus composiciones.
La actitud de Tobey es
especialmente interesante en la medida en que tiende a la síntesis de las
culturas de Europa y de Oriente. Además, su influencia fue grande, y no
limitada a sus conciudadanos de Seattle más dotados, Morris Graves y Callahan.
Por otro lado, la situación de
San Francisco hacia 1945 no podía ser más privilegiada. El esfuerzo americano
de guerra desplazó hacia el Oeste a un número considerable de habitantes del
Este y de la costa atlántica de los Estados Unidos. La llegada de Clifford Still, en 1947, inició el movimiento pictórico. Practicó en sus comienzos en su
Dakota del Norte un expresionismo violento que después habría de afirmar
durante su estancia en la costa del Pacífico. Además, su actividad docente en
la California School of Fine Arts tuvo una resonancia considerable.
Conversación de Kenneth L. Callahan (Brooklyn Museum of Art, Nueva York). Callahan fue uno de los artistas más dotados del expresionismo abstracto. En esta obra pintada en 1945, el trabajo del autor se desarrolla con amplios brochazos, influido por la naturaleza. Montañas, rocas, playas, mar, caballos e insectos eran sujetos comunes en sus obras. Los tonos tierra dominan su pintura, salpicados de colores vivos.
Clifford Still no podía ser
considerado en aquella época como un pintor neoyorquino, pues sólo había vivido
en la metrópoli una breve temporada en 1946. En cambio, el segundo elemento
impulsor del clima de San Francisco, Mark Rothko, emigrante ruso llegado a
Estados Unidos a la edad de diez años, había fijado su residencia en Nueva York
en 1926, después de pasar su juventud en Portland, en Oregón. Rothko enseñó en
la California School of Fine Arts en dos ocasiones, en los cursos de verano de
1947 y 1949. Estas estancias en California tuvieron para él importancia
decisiva, y determinaron la orientación futura de su actividad.
Rothko, alumno de Max Weber en la
Art Students League en 1926, practicó durante el primer período de su carrera
un expresionismo de cariz muy europeo. San Francisco producirá en él el choque
decisivo, el encuentro con la filosofía del Extremo Oriente, el rechazo de todo
intelectualismo en la elaboración plástica. Rothko se libera de un embarazoso
lastre de signos y de formas y busca atmósferas de elevada espiritualidad.
Aparecen entonces los primeros lienzos característicos de un estilo nuevo:
superposición de largas bandas de colores, liberadas de todo grafismo, que
juegan entre ellas por los valores respectivos de sus tonos, ácidos o cálidos,
y la imprecisión relativa de sus contornos. Las últimas obras que realizó antes
de su muerte, para la capilla ecuménica de Houston, en Texas, exaltan esta
culminación espiritual: la “Rothko Chapel", en el marco del Texas
Institute of Religión and Human Development, fue inaugurada el 27 de febrero de
1971.
Sin título de Clifford Still (Marlborough lnternational Fine Art, Nueva York). Realizada en 1959. El autor fue en un principio profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Francisco y, como Motherwell, pasó de la teoría a la práctica. Prefirió telas de gran tamaño, y en esas grandes superficies de color rojo, ocre, amarillo y negro perfila unas formas desgarradas y rugosas, que parecen que vayan más allá de los límites del cuadro. Fue uno de los más activos definidores del expresionismo abstracto estadounidense.
Vir heroicus sublimis de Barnet Newman (Museum of Modern Art, Nueva York). Tras la 11 Guerra Mundial el autor abordó la pintura con una depurada abstracción. Las líneas verticales (una o dos) traspasan grandes superficies de un solo color, en lo que sería sus composiciones más representativas. Con ellas divide en campos análogos las composiciones rectangulares. De gran contenido místico, buscaba impactar y atrapar al espectador.
La partida de Still para Nueva
York en 1950 inicia la decadencia de San Francisco. En Seattle, Tobey se
encierra en su soledad provinciana. Graves se sume en una imaginería
japonizante de mala ley. Se puede decir que la época del Pacífico ha concluido.
Pero este intermedio tendrá importantes consecuencias. El germen lanzado no iba
a tardar en florecer. En 1950, Franz Kline inaugura sus caligrafías gigantes en
blanco y negro que dan espléndido testimonio de una síntesis muy personal entre
el gesto expresionista y la escritura japonesa.
Esta influencia se hace sentir de
manera más intensa aún sobre los pintores que siguieron sensibles a la
referencia neoconstructivista o a la herencia de Mondrian. La influencia de
Still en el más grande de los espaciocoloristas estadounidenses, Barnett Newman (muerto en 1970) es evidente. Tomlin se esfuerza por flexibilizar sus
estructuras y comunicarles una vibración interior. Y Guston representa bien la
introducción en Nueva York de este clima nuevo. Su técnica del all over
evoluciona: su gesto, un toque impresionista muy ensanchado y despojado de toda
vehemencia, se diluye en formas flexibles en un espacio de tensiones y valores
cromáticos muy equilibrados.
Número 22 de Mark Rothko (Museum of Modern Art, Nueva York). Fechada en 1949, es una de las telas más logradas del autor, el mayor representante del expresionismo abstracto estadounidense. Es una de las obras más perfectas en la que experimenta con una paleta de profundo colorido y luminosidad.
Pintura de Mark Rothko (Museum of Fine Arts, Houston). Realizada en 1961, se basa en la sensualidad del color, distribuido de una forma sugerente. El color es el tema dominante en la obra de Rothko, uno de los más célebres nombres de la pintura estadounidense. Sus grandes superficies configuran una pintura contemplativa que ha influido en la abstracción internacional. Él mismo afirmaba que pintaba telas enormes para poder englobar al espectador de modo total.
Tal es el contexto histórico en
el que se desarrolló la figura culminante del expresionismo abstracto, la personalidad
más importante de la pintura norteamericana: Jackson Pollock.
Pollock murió en un accidente de
automóvil en 1956, a la edad de cuarenta y cuatro años. Su muerte prematura y
el recuerdo de una vida vivida con la máxima intensidad han hecho de él una
especie de James Dean para intelectuales adultos. Dejó una obra limitada, tanto
en cantidad como en calidad, pero con momentos culminan es extraordinarios. Su
etapa de madurez abarca unos siete años, de 1946 a 1953, con un período
excepcional de tres años (1947-1950), el período del drip y de las composiciones monumentales con pintura de aluminio.
Fuera del lienzo: Número 7 de Jackson Pollock (Tate Collection, Londres). Obra de 1949. Se cree que no es una composición tan lograda como las anteriores, y que el autor mezcló en exceso las capas de color, creando luego unos motivos que escarban la pintura y que la justifican. A partir de 1952 Pollock abandona estos procedimientos y regresa al virtuosismo de sus primeras composiciones, con figuraciones en blanco y negro.
Antes y después no hubo nada o
muy poco. La carrera de Pollock hace que su obra constituya a la vez un resumen
y una trascendental superación de la pintura estadounidense de las décadas de
1940 y 1950. Nacido en Cody, en Wyoming, es un hombre del Oeste. Allí pasará su
infancia y vivirá en repetidas ocasiones antes de instalarse definitivamente en
Nueva York. Su verdadera formación artística se inicia a los diecisiete años,
cuando comienza a asistir a la Art Students League. Su maestro es Thomas
Benton, que aparece hoy como uno de los precursores históricos del sharp-focus y del hiperrealismo
americano. Le atrae también el romántico "mágico" Ryder.
Paradójicamente, el new american painter
number one comienza su carrera bajo el signo de un doble manierismo
provinciano. Simples ejercicios de estilos. Atraído un momento por la
brutalidad del expresionismo mural mexicano, extrae del Picasso de
"Guernica", más tarde se mezclan los arabescos del automatismo
surrealista, la evocación de visiones simbolistas a lo Max Ernst, Masson o
Miró, y las influencias notables del sonriente expresionismo de un Hofmann. Es
la época inverosímil de la Loba (1943) y de los Totems. Habrá que esperar hasta 1946 para que Pollock se libere de
esas embarazosas superestructuras imaginativas y de ese vocabulario
heteróclito. Inicia magistralmente en 1947, con obras como la Catedral, la técnica que habría de
hacerle célebre en el mundo entero, el drip,
es decir, la aplicación directa de la pintura al esmalte sobre el lienzo
colocado horizontalmente en el suelo.
Forma libre por Jackson Pollock (Museum of Modern Art, Nueva York) Pintado en 1946, su automatismo ya es violento y gestual, y la inextricable red de hilos de color crea un ritmo extraordinario. Llena la tela de colores aplicando la pintura directamente del tubo (mediante la técnica del "dripping" o chorreo), bien lanzándola o dejándola gotear encima del lienzo.
Este método inmediato y directo,
sin la mediación de los instrumentos tradicionales, correspondía perfectamente
a las exigencias metafísicas de Pollock, a su deseo ardiente de agotar el acto
de pintar. El artista sentía al máximo la mística del azar. Quiso y se atrevió
a ir cada vez más lejos, llevando su obra a una escala monumental. El espacio
en Pollock se ordena en una red inextricable de manchas, de salpicaduras y de
chorreados, notable por su cohesión y su ritmo. Esta organicidad en
profundidad, esta rigurosa distribución de la materia en densidad agota la
vehemencia del gesto y controlan su aparente anarquía. El espectador queda
confundido ante tales logros, que tienen algo de milagroso. No es posible, por
desgracia, llevar toda una vida, de hombre y de artista, a ese nivel constante.
A partir de 1951, la producción de Pollock se hace desigual y, a partir de
1953, asistimos a un descenso general de su vitalidad, a un retorno a actitudes
y técnicas más convencionales, al abandono del drip: durante mucho tiempo constituirá un interrogante las
direcciones que habría tomado una obra tal si no hubiese sido brutalmente
interrumpida en un momento tan crítico.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.