Punto al Arte: Giacometti Alberto
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Alberto Giacometti (1901-1966)



Giacometti, Alberto (Stampa, 10 de octubre de 1901 - Coira, 11 de enero de 1966) Escultor y pintor suizo.

Establecido en París, en sus inicios como escultor acusó la influencia, entre otros, de escultores cubistas como Alexander Archipenko y Raymond Duchamp Villon y de los poscubistas como Henri LaurensJacques Lipchitz. Su obra temprana también refleja un gran interés por el el arte egipcio y las tallas en madera del África negra. En el período 1930-34 se acercó al surrealismo y realizó composiciones de tipo metafórico sobre la vida y la muerte. De esta primera etapa son El palacio a las 4 de la madrugada (1932-33), una estructura de madera, cristal, alambre y cordel, que parece una jaula aérea. En 1935 rompió con el surrealismo y volvió a trabajar temas de tipo naturalista, hasta alcanzar la definición de un estilo propio muy personal. Las esculturas de Giacometti son figuras altas y delgadas, sin apenas masa escultural, ni peso, ni volumen; parecen esqueletos que se diluyen en el espacio, como la estatua en bronce que lleva por titulo Caminante (1947). El artista pretendía lograr una evocación mágica de la realidad, recreando un espacio imaginario; su objetivo era producir en el espectador un impacto de gran intensidad vital, similiar a una experiencia real. Sus obras más emblemáticas son Cabeza de un hombre (1947) y Composición con siete figuras y una cabeza (El Bosque) (1950). En 1963 diseñó la escenografía para la obra de Samuel Beckett Esperando a Godot. Su estilo se considera relacionado con el existencialismo en literatura. 

⇦ La mesa de Alberto Giacometti (Museo Nacional de Arte Moderno, París) Escultura en yeso dorado realizada en 1933, que corresponde a la concepción surrealista del "objeto de funcionamiento simbólico" o de la "materialización de objetos soñados". Es una de sus obras más extrañamente fascinantes.



Con apenas 28 años se presentó en París atraído por el esplendor de una ciudad que bullía como pocas en el plano artístico. Desde pequeño ya conoció lo que era vivir en un ambiente artístico pues su padre, Giovanni, era un notable pintor impresionista en la Suiza de aquellos tiempos. La pulsión artística que vivió en su infancia le llevó a seguir estudios de dibujo y pintura en la Escuela de Artes y Oficios de Ginebra, que después se le quedaría pequeña, del mismo modo que Suiza, para sus deseos de convertirse en un artista importante. Así, llegado de Stampa, su ciudad natal, Alberto Giacometti se unió al llegar a París a Georges Bataille, quien dirigía en el año 1929 la revista Documents, donde volvían a encontrarse Michel Leiris, Georges Lirnbour, Robert Desnos y Roger Vitrac, que habían roto con Breton. Se aproximó a éste algo más tarde y sus intercambios fueron lo bastante privilegiados como para que fuesen objeto de uno de los capítulos de Amour fou, donde Breton describe la génesis de la escultura de Giacometti titulada Ahora, el vacío, pero más frecuentemente conocida bajo el nombre de Objeto invisible. Las obras de Giacometti del período 1929-1935, principalmente JaulasObjetos desagradablesMesa en un corredorMujer degollada y Palacio a las 4 de la mañana, respondían a la nueva concepción del "objeto de funcionamiento simbólico", tan apreciada en aquel momento por los surrealistas. Estas obras aparecían como la materialización de objetos soñados, cuyo oscuro sentido parecía preñado de premoniciones y presagios. De ellas emanaba una fascinación singular, algo parecida a la de ciertos objetos sin edad hallados misteriosamente y de los que se desconoce su función y su uso. Más adelante, ya en la década de 1940, Giacometti daría por superado su paso por el surrealismo y regresaría al arte figurativo. No se abre para él una época de mediocridad o de ostracismo, pues en los años siguientes habría de dar a la luz algunas de las obras que con mayor merecimiento han pasado a los anales de la Historia del Arte. De este modo, durante su período figurativo crea sus conocidas figuras humanas alargadas, que aparecen sacudidas a veces por un espasmo nervioso que les recorre todo el cuerpo. Por otro lado, también sería justo señalar las no menos interesantes incursiones de Giacometti en el terreno de la pintura. Sus obras pictóricas, aparte del indudable valor artístico con el que merecen ser juzgadas, cobran especial importancia porque se convirtieron en una especie de señal de la llegada del que quizá es la corriente filosófica que define el siglo XX: el existencialismo. Efectivamente, el mismo Jean Paul Sastre afirmaba reconocer en las obras del escultor y pintor suizo algunas de las ideas que serían propias y definitorias del surrealismo. Por ejemplo, así escribía el pensador francés: "Giacometti por igual niega la inercia de la materia y la inercia de su nada pura; el vacío es lo pleno, flujo desplegado; lo pleno en el vacío orientado. Lo real fulgura".

Objeto desagradable, para echar de Alberto Giacometti (Colección particular). Entre los años 1925 y 1930, la obra de este artista es una expresión plástica surrealista como manifestación del mundo irracional de los sueños. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Galería
Autorretrato, 1921

Composición, 1927-1928

Hombre y mujer de Alberto Giacometti


Escultura en bronce de 1929, cuando el artista se relacionaba con el mundo del surrealismo en Montparnasse. 

(Museo Nacional de Arte Moderno, París)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Hombre andando de Alberto Giacometti


Bronce realizado en 1949, que refleja perfectamente la característica visión del hombre de este artista. Hay en esta obra un componente arcaico, una deformación expresionista de la figura, que se ha comparado no pocas veces con la que impuso en su época El Greco, y una lucha titánica por expresar la emoción con la que la visión humana explora los cuerpos en el espacio.

(Fundación Maeght, Saint-Paulde-Vence)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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