Punto al Arte: Verrocchio Il
Mostrando entradas con la etiqueta Verrocchio Il. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Verrocchio Il. Mostrar todas las entradas

Il Verrocchio (h.1435-1488)


Renacimiento. Quattrocento.

Verrotthio, Andrea di Cioni, llamado Il (Florencia, h.1435- Venecia, 1488) Escultor y pintor florentino. 

Como escultor fue discípulo de Donatello; en pintura lo fue de Francesco di Stefano Pesellino y Alessio Baldovinetti. Su arte tuvo un carácter muy personal, de gran fuerza en el dibujo y en el relieve claroscuro. Descolló más como escultor que como pintor. Hacia 1465 dirigía uno de los más importantes talleres escultóricos de Florencia. Fue protegido por Lorenzo de Médicis, quien le encargó en 1471 la realización del mausoleo de Juan y Pedro de Médicis para la iglesia de San Lorenzo de Florencia; poco después recibió el encargo del monumento funerario del cardenal Forteguerri (Pistoia). En 1482 dio la medida de su arte en el grupo de Cristo y Santo Tomás (Orsanmichele, Florencia). Anterior a éste es el David en bronce (1476, Museo del Bargello, de Florencia). Pero la gran fama de Verrocchio se debe, sin duda, al monumento ecuestre de Bartolomeo Colleoni (1479-88), realizado por encargo de Venecia, en el que la figuras del condotiero y de su poderoso caballo dan la sensación de extraordinaria fuerza y energía. 

De su producción pictórica, aparte de las Madonnas (Berlín, Londres), la obra más importante es el Bautismo de Cristo (h. 1470; Galería de los Uffizi), en el que intervino Leonardo da Vinci (figura del ángel). Su pintura se caracteriza por sus composiciones' equilibradas, de gusto clásico, muy influidas por los artistas flamencos.

A Donatello se dedica extensamente un apartado posterior de esta obra. A partir de este punto, se hace referencia a los otros escultores toscanos del siglo XV y, en primer lugar, a otro florentino, Andrea Cione, llamado por sobrenombre el Verrocchio, nacido en 1435.

Fue el autor de las joyas, trofeos y alegorías que usaron los Médicis en las fiestas que se dieron en Florencia a mediados del siglo. Su David, más joven que el de Donatello, se le puede comparar en perfección técnica. Pero mientras el pastor de Donatello tiene toda la graciosa ingenuidad de un inocente y humilde pastorcillo, el David de Verrocchio es un joven nervioso al que anima un extraordinario dinamismo debido a la ambición de gloria, apuesto y muy elegante con su coraza de cuero bordada con gran finura.

Además, Verrocchio labró varios sepulcros por encargo de Lorenzo de Médicis: comenzó su composición por el de Giovanni y Fiero de Médicis (el padre y el tío de aquel mecenas) que Donatello ya no pudo ejecutar por ser demasiado viejo, y que es sencillo, en su elegancia, y con esta sobria inscripción: patri patruoque (“para su padre y su tío paterno”). Este monumento, originalísimo por su esquema, ya estaba colocado en 1472 en el mismo lugar en el que ahora se encuentra: la Sacristía Vieja de San Lorenzo construida por Brunelleschi. Consiste en un sarcófago de pórfido rojo y verde, decorado con motivos de bronce y situado bajo una arcada abierta en la que se ha colocado una curiosa reja formada por un retículo de cuerdas entrelazadas.

Muerte de Francesca Pitti de Verrocchio (Museo del Bargello, Florencia). Andrea Cione, llamado JI Verrocchio, era el orfebre de los Médicis y realizó varias obras para sus protectores, como este relieve en mármol que representa la muerte de la abuela de Lorenzo de Médicis. 

Bartolomeo Colleoni de Il Verrocchio

Bartolomeo Colleoni de Verrocchio, en Venecia. 

Estatua ecuestre que capta la vitalidad del con-

dotiero y la fuerza efímera de la vida. 
El escultor más destacado del siglo XV fue sin duda Donatello. Trabajó, con mármol y bronce, materiales propios del Renacimiento, y entre sus obras podemos señalar las representaciones de David y la estatua ecuestre del Condottíere Gattamelatta, primera del mundo moderno. En un marcado intento de emulación, su discípulo y colaborador Andrea de Verrocchio, realizó reinterpretaciones de ambas obras. En la última, el alumno representó la figura de Bartolomeo Colleoni montado a caballo, cuya composición trascendió la falta de movimiento todavía presente en el modelo de su maestro.

Andrea di Francesco di Cione -tal era su verdadero nombre- se inició en la orfebrería junto a Giuliano Verrocchi, de quien tomó el nombre. Además de un gran escultor fue un destacado pintor, y desde 1465 dirigió uno de los talleres más importantes de Florencia, donde se formaron Leonardo da Vinci y Sandro Botticelli.

En 1479 Verrocchio fue llamado a Venecia por la República de la Serenísima para llevar a cabo la que se convertiría en su obra más representativa: el monumento ecuestre de Bartolomeo Colleoni. Tras su fallecimiento, la Señoría de Venecia encargó el término de la obra a Alessandro Leopardo, que fundió el caballo y dio en 1495 los últimos toques a la obra.

El vocablo condottiere fue utilizado para designar a los jefes de bandas de mercenarios que existieron en buen número durante los siglos XIV y XV, y Bartolomeo Colleoni gozaba de gran popularidad en Venecia. A diferencia del movimiento pausado unidireccional del Gattamelata de Donatello, Verrocchio ha destacado el dinamismo en su Colleoni: la cabeza del caballo gira hacia un lado mientras el jinete se apresta sobre la montura con las piernas tensas y rectas, con el cuerpo en tensión y la cabeza ladeada en un contrapunto que unifica la relación con el caballo.


En la expresión exagerada de furia y angustia del modelo, aparece ilustrado un profundo sentido de individualismo, y se refleja la crisis y el derrumbe institucional de las ciudades tras la invasión francesa en 1454. Aunque vista de cerca, la cabeza del condottiere de Verrocchio no posee la psicología del Gattamelata, en el conjunto total de la obra, donde el caballo parece agrandarse y el jinete parece ser más alto montado sobre él, supera en vitalidad a la obra de Donatello.

Un rasgo característico renacentista es la abundancia de representaciones ecuestres. El caballo de Verrocchio se acerca más a los de la antigüedad y otorga gran énfasis a la representación. Su diseño sigue el modelo fijado por los caballos de San Marcos y de Marco Aurelio, aunque su espectacular musculatura se encuentra marcada con más tensión.

Una potencia similar aparece grabada en el gesto y subrayada en el cuello y la mandíbula tensa del jinete. Portando casco y armadura, animado por una energía ardiente a la vez que contenida, la figura de Colleoni presenta una actitud desafiante de enorme fuerza expresiva. Pese a su bizarría el héroe muestra una actitud de tormento por la incertidumbre respecto a su supervivencia.

La obra, forjada en bronce dorado, se halla erigida sobre un pedestal de mármol en el Campo San Zanípolo, en Venecia.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

Punto al Arte