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Mostrando las entradas etiquetadas como 06 La edad de oro del arte bizantino

Constantinopla, la nueva Roma

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El establecimiento en Bizancio de familias patricias romanas, la división de la ciudad en colinas y barrios, como Roma, y el decreto en que se ordenaba fuese llamada " Nueva Roma"  mantuvieron la creencia de que Bizancio, o Constantinopla, como se la llamó, no fue en su origen más que una gran colonia romana que, por el capricho de un emperador, se estableció en los estrechos que separan a Europa de Asia. Aunque ya Diocleciano se había establecido en Nicomedia y en Split; y Constantino, preocupado por la misma necesidad de poseer una capital en Oriente, se fijaba en la pequeña población griega de Bizancio. Era ciudad oscura, que había tenido hasta entonces participación insignificante en la Historia. Su asiento resultaba favorecido por la vecindad de las canteras de mármol del Proconeso, en la ribera asiática, donde quizá florecieran los talleres de marmolistas que enviaron capiteles y relieves a las más lejanas ciudades del Imperio. Tras las obras llevadas a cabo por C...

La edad de oro del arte bizantino

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⇦  Tapa del Evangeliario de San Miguel  (Tesoro de San Marcos, Venecia). Es considerado como "obra única" por su magnificencia y la riqueza de materiales empleados.  Dice un historiador del siglo IV que el mismo Constantino, al llegar a orillas del Bósforo, señaló con la punta de su lanza el recinto de la nueva capital: Constantinopla. Las obras se llevaron a cabo con tanta actividad, que en pocos meses, un plazo inusualmente corto en aquellos tiempos, en marzo del año 330, se celebró ya la ceremonia de la consagración de la metrópoli. No se analizará hasta qué punto estas indicaciones pueden ser exactas; pero es seguro que Constantino, deseoso de contemplar el esplendor de la nueva capital, dejó a su ciudad completamente formada, construidas sus murallas y sus puertas, provista de aguas y dotada de los principales núcleos de edificios monumentales. Era tradición antigua creer que la nueva capital no hizo más que repetir, con más joven belleza, el mismo plan, ...

Justiniano y Santa Sofía de Constantinopla

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Santa Sofía de Constantinopla  (Estambul). Este templo conserva de las primitivas iglesias cristianas la sencillez exterior, aunque enriquecida por el juego de cúpulas. El tambor cilíndrico en el que se enclava la cúpula central proporciona una impresión de robustez. Constantinopla, Bizancio, Estambul .. . unión entre Oriente y Occidente que queda simbolizada en este conjunto, con la bella iglesia cristiana en el centro rodeada por minaretes y contrafuertes turcos.   De las basílicas romanas quedan sólo las cubiertas planas y el hecho de que las columnas no sostengan bóvedas, sino arquitrabes o arcos. Mas, durante el largo reinado de Justiniano, se acaban las vacilaciones y se construye con el estilo que, por haber producido sus obras maestras en la capital, se ha denominado bizantino . El más famoso edificio en el estilo es la iglesia metropolitana de Santa Sofía de Constantinopla, todavía en relativo buen estado de conservación. En ella están empleados ya ...

Pantocrátor de Constantinopla

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La imagen de la Ascensión de Cristo, generalmente sentado sobre el arco iris dentro de una aureola llevada por ángeles, fue reemplazada desde el siglo IX por Cristo Pantocrátor, dueño del universo. El Pantocrátor de la cúpula de Santa Sofía de Constantinopla fue destruido. Pero en esta iglesia, más que el poder edesial, es el poder imperial el que predomina y se magnifica a través de retratos de emperadores, situados en el nártex y las tribunas. Así, en la tribuna del muro sur aparece uno de los mosaicos más interesantes, el de Cristo Pantocrátor entronizado entre Constantino IX Monómaco y la emperatriz Zoé, obra fechada entre los años 1028 y 1042. Constantino Monómaco, el último emperador de la gran dinastía macedonia (1042-1055), sostiene un apokombion , una bolsa conteniendo monedas, mientras que la emperatriz porta unos rollos con privilegios, un documento en el que se enumeran las donaciones a Santa Sofía. La escena representa la donación imperial, la ofrenda por part...

El esplendor de Ravena

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Las iglesias bizantinas de Constantinopla han sido mutiladas y blanqueadas por los turcos, y de muchas de ellas se hace difícil apreciar su belleza, faltándoles, además de la decoración de mosaicos, los ornamentos litúrgicos que las enriquecían; en cambio, en Ravena, la ciudad italiana a orillas del Adriático, que fue capital del Exarcado, se conservan casi intactas inapreciables joyas del arte bizantino. Ravena fue durante tres siglos como un barrio de Constantinopla. Cortejo de las santas en San Apolinar el Nuevo, en Ravena. Detalle del mosaico donde las santas están separadas entre sí por palmeras cargadas de dátiles. Por su ritmo, libertad compositiva y su perfección insuperable han sido llamadas las Panateneas del Cristianismo, comparándolas con las célebres doncellas del friso del Partenón.  Su importancia data de la época de Honorio, el hijo de Teodosio. Creyéndose poco seguro en Roma, amenazada por los bárbaros, Honorio trasladó su corte a Ravena, defendida por...

El retrato escultórico y los marfiles

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En el arte que parece ir a la zaga, que es la escultura, los bizantinos debieron de hacer también mucho más y mejor que cuanto pueden revelarnos las pocas obras que se han conservado. Las descripciones de Constantinopla y otras grandes ciudades bizantinas mencionan antepechos, estatuas imperiales, columnas rostrales, arcos de triunfo. La mayoría han desaparecido, pero las reliquias que se conservan de escultura bizantina demuestran que, por lo menos en Constantinopla, se mantenía la técnica de las escuelas grecorromanas. Se conservan aún algunos retratos de monarcas  bizantinos en que no se percibe ningún intento de embellecerlos; casi pecan por extremado realismo. Las facciones se reproducen con todo lo que tienen de peculiar y hasta de vulgar. Pero nunca son insignificantes ni de pobre ejecución. Una estatua gigantesca de bronce, quizá un retrato del emperador Heraclio y la única de las muchas que debieron de levantarse en las plazas de Bizancio, se ha conservado por milag...