Punto al Arte: Neoclasicismo
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Neoclasicismo

Apoteosis de Homero, de Jean Auguste Dominique lngres

Corriente literaria y artística, dominante en Europa en la segunda mitad del s. XVIII.

El neoclasicismo se desarrolló como reacción contra los excesos del barroco y contra la frivolidad del estilo rococó, entonces imperante. La estética del neoclasicismo invoca los valores normalmente asociados al arte de la antigüedad grecorromana: armonía, claridad, simplicidad, idealización. El estilo neoclásico alcanzó su máxima difusión en el período 1790-1815 y se prolongó hasta la segunda mitad del s. XIX. El historiador Johann Winckelmann fue su principal teórico: defendía la superioridad del arte griego sobre el romano, por su "noble simplicidad y serena grandeza", y animó a los artistas jóvenes a imitar el arte griego porque había producido las únicas obras capaces de revelar toda la grandeza de la humanidad. El escultor italiano Antonio Canova y el pintor francés Jacques-Louis David fueron los principales seguidores de los consejos de Winckelmann: ambos intentaron llevar a cabo una obra que cumpliera unas normas muy estrictas de proporción, composición, exactitud y precisión en la factura, buscando siempre transmitir un contenido moralizante: para los neoclásicos la función del arte consistía fundamentalmente en la transmisión de valores tanto estéticos como éticos. En este sentido el neoclasicismo fue el vehículo de expresión de la ideología de la Ilustración, que preconizaba el culto a la naturaleza, a la verdad y a las virtudes cívicas.

Dos acontecimientos históricos fueron el origen de la difusión del neoclasicismo a escala internacional. En primer lugar, los descubrimientos arqueológicos, realizados entre 1738 y 1748, de las ciudades de Herculano y Pompeya sepultadas por una erupción volcánica en el s. 11; los grabados de los hallazgos en las excavaciones circularon rápidamente por toda Europa con detalles de la vida cotidiana -vestidos, peinados, muebles, joyas, objetos domésticos- y de la producción artística -edificios, esculturas, frescos-, revelando el refinamiento de un sociedad desaparecida unos 1.500 años atrás. Se generó así un gran interés por la Antigüedad, que dio lugar a la aparición del llamado "estilo Imperio", caracterizado por la imitación en el vestido, el peinado, el mobiliario y la arquitectura, del estilo de Pompeya. Un segundo acontecimiento contribuyó a extender esta nueva moda: la Revolución francesa y la posterior difusión europea de sus principios a través del imperio napoleónico. Napoleón había nombrado al pintor neoclásico Jacques Louis David como su pintor personal, y bajo su mandato la voluntad de una ruptura total con el pasado se expresó también a través de una ruptura radical en las artes plásticas y en las formas de vestir: el estilo neoclásico, considerado como racional y elevado frente a la artificiosidad del rococó, se convirtió en el estilo oficial de la revolución y después del imperio.

Arquitectura

La arquitectura neoclásica se caracterizó por la simetría, la elegancia y la sobriedad, el empleo de un solo orden (dórico, jónico o corintio, en lugar de la superposición barroca), el énfasis sobre los valores lumínicos, la división tripartita de la fachada con tímpano central, la eliminación del color, el gusto por los arcos de triunfo y las columnas conmemorativas. El nuevo estilo se inspiró en la arquitectura griega (se publicaron libros profusamente ilustrados sobre la Acrópolis de Atenas) y, en especial, en Gran Bretaña y EE.UU., se inspiraron en las obras del arquitecto renacentista A. Palladio (1518-80). El resultado fue una arquitectura grandiosa y austera, en la que predominan las superficies planas, la simetría y la precisión geométricas. En Francia Jacques-Germain Soufflot. con su obra maestra, la iglesia de Sainte-Geneviéve (conocida como Panteón), introdujo el gusto por los edificios de planta central cubiertos con cúpula semiesférica, inspirados en el Panteón de Roma; Étienne Louis Boullée y Claude Nicolas Ledoux imprimieron un giro revolucionario a la recuperación del estilo antiguo con una arquitectura de geometría pura, con volúmenes interiores claramente visibles desde el exterior y de líneas simples bien precisadas. Charles Percier y Pierre Franc;ois Fontaine fueron los arquitectos oficiales de Napoleón (estilo Imperio), que erigieron el arco de triunfo del Carroussel; también destaca la iglesia de la Madeleine, de Pierre-Aiexandre Villon. Gran Bretaña se convirtió rápidamente al nuevo estilo con Robert Adam (Kenwood House, en Hampstead), muy influido por Palladio, y en el s. XIX, John Nash (Cumberland Terrace en Regence Park, Londres). En Italia fue muy importante la influencia de Giambattista Piranesi, cuyos grabados de las ruinas de Roma causaron un gran impacto en los arquitectos que visitaban la ciudad. La obra más importante del período es la Piazza del Poppolo, diseñada por Giuseppe Valadier, en Roma. La mejor muestra rusa de neoclásico está en la ciudad de San Petersburgo, cuya Academia adoptó las normas de la de París y donde a fines del s. XVIII colaboraron arquitectos extranjeros: De Thomon (Bolsa Marítima, columna de Poltava), Montferrand (catedral de San Isaac), Cario Rossi (Palacio del Senado, Teatro de Alejandra). En Alemania, los centros más activos fueron Berlín, con Langhaus (puerta de Brandemburgo) y Schinkel (Carlottenhof, Museo de Berlín, iglesia de San Nicolás). y Munich, con Von Klenze (Giiptoteca). En EE.UU., el movimiento fue algo más tardío y se caracterizó por la definitiva influencia de Robert Ada m; la analogía entre el poder de la Roma imperial, los ideales políticos de la Atenas de Pericles y la constitución del nuevo estado federal condujo a la incorporación de los modelos griegos y romanos en la arquitectura de las ciudades estadounidenses; cabe destacar a Jefferson, autor del Capitolio de Richmond y de la Univ. de Charlottesville. En España, los primeros monumentos neoclásicos datan del reinado de Carlos 111; los mejores ejemplos son: en Madrid, el Palacio Real, la iglesia de San Francisco el Grande y el Museo del Prado, y en Barcelona, la iglesia de San Felipe Neri y la Lonja. Entre 1770 y 1790 toda Europa, con sus nuevas ansias de razón y lógica, quiso resucitar la Antigüedad.

Escultura

Durante el s. XVIII fueron muy abundantes los hallazgos de piezas escultóricas de época romana, que en su mayoría eran copia de originales griegos. Estas piezas ejercieron gran influencia en los escultores, que imitaron los procedimientos técnicos y las composiciones de figuras de mármol vestidas con túnicas drapeadas, en las que se buscaba un ideal de belleza sereno y grave. Antonio Canova en Italia, su discípulo danés Bertel Thorwaldsen, el británico John Flaxman y el francés Jean-Antoine Houdon fueron los principales escultores del período. Impusieron un estilo en el que predominan los desnudos o los personajes heroicos ataviados a la manera antigua y ejecutados en un estilo frío y solemne, que se prodigó en los monumentos urbanos de carácter conmemorativo o en pequeñas piezas para decorar jardines privados. En Francia, Franc;ois Rudé continuó la tradición en el s. XIX.

Pintura

La pintura neoclásica se caracteriza por el predominio del dibujo sobre el color, por la fidelidad a los detalles, revelados por la arqueología en la ambientación de los temas históricos, rompiendo así con la tendencia barroca de vestir los personajes del pasado con atuendos contemporáneos, y por unas composiciones estructuradas en verticales y horizontales, que disponen las figuras paralelas al plano de representación como si se tratara de un bajorrelieve. Joseph-Marie Vien y Antonio Rafael Mengs (quien influyó en artistas franceses de la talla de lngres, Gérard, Prud'hon y en el español José de Madrazo) fueron precursores del neoclasicismo en pintura, por su tendencia a tomar los motivos y las composiciones de la escultura antigua. Con Jaques Louis David se desarrolló en Francia un estilo neoclásico maduro: su obra El juramento de los Horacios ( 1796) es considerada como el manifiesto pictórico del neoclasicismo. Jean-Auguste-Dominique lngres fue el principal continuador del estilo en el s. XIX, cuando el romanticismo, estilo en apariencia opuesto al neoclasicismo pero en el fondo interrelacionado con él, se había impuesto en las artes plásticas.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Artistas del Neoclasicismo

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