Punto al Arte: Uccello Paolo
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Paolo Uccello (1397-1475)

RenacimientoQuattrocento italiano. 

Uccello o Ucello, Paolo di Dono, llamado (Pratovecchio, 1397- Florencia, 1475) Pintor italiano del Quattrocento florentino. Trabajó como escultor junto a Ghiberti (1407-14) en la decoración de las puertas del baptisterio de Florencia. En 1425 pasó a Venecia como mosaísta de la basílica de San Marcos. Hacia 1431 regresó a Florencia para dedicarse exclusivamente a la pintura; se interesó de modo especial por los problemas que planteaba la perspectiva y, sobre todo, por el "ilusionismo óptico". En 1436 recibió el encargo de pintar al fresco, en la catedral de Florencia, un retrato ecuestre del condotiero John Hawkwood, que plasmó como si se tratase de una estatua de mármol sobre un alto pedestal. Entre 1445 y 1450 realizó una de sus obras más importantes: las escenas del Diluvio y del sacrificio y la embriaguez de Noé en el ciclo del Antiguo Testamento del claustro Verde de Santa Maria Novella, en Florencia. Uccello fue un experimentador teórico de la perspectiva, como puede apreciarse en sus obras más conocidas; entre ellas las tres escenas de la batalla de San Romano (entre sieneses y florentinos), pintadas entre 1456 y 1460 para el Palacio Medici y que actualmente custodian los Museos del Louvre, los Uffizi y la National Gallery de Londres. En cuanto a la pintura sobre tabla cabe destacar la bella y pintoresca escena de San Jorge y el dragón (1456, National Gallery de Londres), y la espléndida Cacería (1460, Ashmolean Museum de Oxford).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra comentada


Galería
La Anunciación, 1420

Crucifixión, 1430

San Jorge liberando a la Princesa de Paolo Ucello

 


Obra de Ucello en la que se pone de manifiesto la enorme preocupación que sentía por la prolijidad del detalle y por su apasionante exploración de la profundidad del espacio, es decir, de la perspectiva como método para definir ' y explorar la realidad. Junto a la intensidad poética del fondo resalta el goticismo que aún ostenta la figura de la princesa. San Jorge en su magnífico corcel blanco contrasta con la fealdad y brutalidad que se desprende de la figura del dragón, a quien el santo ha atacado con una larga lanza y de cuya herida empieza a brotar abundante sangre. 

(National Gallery, Londres). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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