Punto al Arte: Rococó
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Rococó

Estilo característico del s. XVIII europeo, que sucedió al barroco (con el que en ciertos aspectos está relacionado) y precedió al neoclásico.

El término rococó procede del francés rocaille, que designaba en el s. XVII la decoración de grutas y jardines renacentistas a base de conchas y fragmentos de rocas. El rococó floreció principalmente en Francia, en un principio junto con el barroco, hasta adquirir un lenguaje propio que habría de d1fund1rse por toda Europa. Mientras la arquitectura conservaba su rigidez de origen clásico, los elementos decorativos del rococó aportaron fantasía y elegancia a las construcciones (fachada del Hotel Roquelaure, 1722; fachada del Hotel Matignon, 1723); pero fue sobre todo en los interiores donde la decoración rococó consiguió los mayores logros: guirnaldas, hojas de palmera, marquetería policromada de puertas y paredes, espejos, motivos orientales (turqueries, chinoiseries), filetes de oro, etc. Como ejemplo basta citar en Francia el Gabinete del Péndulo y la Galería de los Espejos de Versal les, el Salón Ovalado del Hotel Soubise de París, la Sala del Consejo de Fontainebleau, etc.

La obra de Jean-Antoine Watteau, Embarque para Citerea (Embarquement pour Cythère), de cuya modernidad y complejidad iconográfica tanto se ha escrito, se convirtió en objeto de las más duras críticas por parte de intelectuales y artistas de los años centrales del siglo XVIII.

En los países germánicos el rococó francés, fundido con el barroco italiano, produjo un estilo original y vigoroso, muy en consonancia con el espíritu de la Contrarreforma. Con el nombre de barroco tardío, el rococó se extendió por Prusia (Palacio de Sans Souci, Postdam), Sajonia (Palacio Zwinger de Dresde, construido por M. D. de considerarse como la ciudad barroca más bella de Europa), y llegó a Rusia, donde Catalina II mandó llamar al arquitecto Italiano Rastrelli, de formación francesa, para que trabajara en San Petersburgo. Su influjo alcanzó Baviera (iglesia de Wies, obra de Domingo Zimmermann y numerosos templos y palacios de Munich) En Suabia destaca la bellisima iglesia de Ottobeure, del arquitecto M. Fischer, y la lgles1a de la Peregrinación, en Steinhausen, de D. Zimmermann. En Franconia, la Iglesia de la Peregrinación de los catorce Santos se debe al arquitecto J. B. Neumann. En Austria son numerosos los templos y palacios construidos en estilo barroco tardío (palacios del Belvedere, en Viena).

En España la dinastía de los Barbones introdujo los estilos constructivos y decorativos franceses, que en ocasiones se superponen al barroco tradicional y que se aprecian en las construcciones y palacios reales, especialmente en los palacios de La Granja y en las "Casitas del Prínc1pe" en El Escorial, AranJuez y El Pardo, tanto en los interiores como en los jardines y fuentes que los rodean.

Una característica destacada del estilo rococó fue su incidencia en las artes decorativas: modelados de estuco, muebles, alfombras, tapicerías y, sobre todo, en bellísimos trabajos de porcelana, cuyo conocimiento de fabricación iniciado en Alemania (Meissen) pronto se extendió por toda Europa y d1o origen a importantes fábricas.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

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