Punto al Arte: 03 El arte gótico en el centro y norte de Europa
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El arte gótico en el centro y norte de Europa


A diferencia de lo que se creyó durante mucho tiempo, el gótico no fue un movimiento artístico que naciera en Alemania, sino que dio sus primeros pasos en Francia y se extendió rápidamente a España y también, con igual intensidad que en el país galo y la península Ibérica, al territorio germano. Es una verdadera lástima que algunos de los edificios más interesantes del legado gótico de Alemania fueran destruidos durante la II Guerra Mundial, aunque, a pesar de que precisamente castillos como el de Marienburg quedaron en estado ruinoso, Alemania continúa siendo, quizá más que cualquier otro país europeo, la nación en la que las retinas quedan impregnadas del encanto de los espléndidos castillos góticos.

Catedral de Friburgo de Brisgovia
(Baden Württemberg). Presenta
una torre única extraordinaria, cu-
ya planta y su hermosa decoración
fue modelo para las torres de la ca-
tedral de Colonia. 
Por tanto, como se tendrá ocasión de comprobar seguidamente, en el país germano han quedado excelentes obras de arte ojival que pertenecen por derecho propio al patrimonio monumental de la humanidad, entre las que hay que destacar, sin lugar a dudas, la imponente catedral de Colonia, cuya construcción, como tantos edificios góticos, se prolongó durante varias décadas.

A medida que se acrecentan las distancias del epicentro del arte gótico, esto es, del norte de Francia, las construcciones son mucho más cercanas en el tiempo. Es el caso, por ejemplo, de Polonia, que habría de esperar hasta entrado el siglo XV para construir sus edificios góticos más emblemáticos. Por otro lado, la distancia geográfica con respecto a Francia de los nuevos territorios que iba conquistando el arte ojival no supuso un necesario alejamiento de las formas galas, pues muchos constructores franceses viajaron por Europa sembrando las bases del nuevo estilo en los Países Bajos, Bohemia, el Báltico, Rusia y el Norte de Europa; en definitiva, contribuyendo a la expansión por el mundo europeo del arte gótico, prácticamente al mismo tiempo en que una nueva revolución, el Renacimiento, empezaba a reclamar su lugar en la historia.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El “opus francigenun” en Alemania

Fue un error, mantenido hasta muy avanzado el siglo XIX, suponer que la arquitectura gótica había nacido en Alemania y era peculiar del genio germánico. Los alemanes, fundándose principalmente en los textos de los tratadistas del Renacimiento, creían de buena fe que en las orillas del Rin se había formado el estilo de las catedrales, con su bosque de agujas, contrafuertes y pilares. Pero las cosas no sucedieron así: el lento proceso de los estilos románicos monacales, cluniacense y cisterciense, vino a preparar el advenimiento de la arquitectura gótica, por la importancia cada vez mayor que se daba a la bóveda y a los elementos de contrarresto.

Así, pues, Alemania recibió del otro lado del Rin un estilo ya formado. Arquitectos franceses del siglo XIII viajaron por la Europa central; una crónica informa que la iglesia de Wimpfen del Thaal fue construida según el opus francigenum, es decir, el estilo francés. La obra más perfecta de la arquitectura gótica en Alemania, la catedral de Colonia, probablemente fue proyectada por un arquitecto de Francia o que había tomado parte en los trabajos de la catedral de Amiens. En los últimos tiempos del arte románico alemán comienzan a iniciarse ciertas formas góticas. El primer monumento ojival es la ya citada iglesia de la abadía de Wimpfen del Thaal, construida entre los años 1261 y 1278.

 ⇨ Plano de la planta de la catedral de Colonia, en la que se establece la ubicación del amplio ábside, que incluye la girola. 



Como se ve, nada queda en estas iglesias góticas de la disposición tradicional de la planta de las catedrales románicas alemanas, con los dos ábsides afrontados, su crucero doble y sus entradas laterales. El gótico francés triunfa en Alemania, no solamente imponiendo formas constructivas y decorativas, sino aun la disposición general del edificio: triple nave precedida de una fachada, con las puertas, crucero y ábside, más o menos complicado éste con girolas y capillas.

Poco alemana es aún por sus formas la catedral de Colonia, que conserva todavía muy puro el estilo francés, mas por su vastísimo proyecto puede decirse que fue una obra verdaderamente nacional. A la perfección y maravillosa belleza que actualmente ostenta, no ha llegado hasta después de los últimos trabajos realizados, en el siglo pasado, para concluir el edificio. En Colonia había una catedral más antigua, pero tras un incendio que sufrió en 1248 fue reconstruida de nuevo, en plena efervescencia del estilo gótico. No se conoce el nombre del primer arquitecto. A fines del siglo XIII aparece el maestro Gerardo, pero posteriormente la obra fue avanzando lentamente con el transcurso del tiempo. Al maestro Gerardo le sucedió Arnaldo y después Juan, su hijo, que debió de vivir hasta el año 1330.

Catedral de Colonia. Vista del centro de la fachada principal. La de Colonia es la más Imponente de las catedrales alemanas por su monumentalismo. Completada en el siglo XIX, esta fachada multiplicar hasta el infinito sus elementos constitutivos, que se subdividen y se cargan de preciosos detalles decorativos. Ello tiende a disimular su función arquitectónica y a dar la impresión de que la catedral se eleva milagrosamente desafiando la fuerza de la gravedad.  

La catedral de Colonia sigue de cerca el modelo de la de Amiens aunque la excede en amplitud espacial y en altura. Fue iniciada a fines del siglo XIII por el maestro Gerardo. El arranque del tejado queda oculto por la profusión de pináculos y gabletes que coronan los ventanales, en tanto que la exuberante decoración recubre las torres, concebidas a modo de flechas. 

Para dar idea de la lentitud con que avanzó la obra, sólo hay que decir que el coro no se consagró hasta el año 1322; después fue progresando la construcción hasta el siglo XVI, cuando sufrió una interrupción casi definitiva. Descubiertos los pergaminos con los planos, los trabajos comenzaron de nuevo en 1817 y no concluyeron hasta 1880. La catedral es enorme; tiene 132 metros de largo por 74 de ancho en el transepto.

⇦ Catedral de Estrasburgo. Influida por las catedrales francesas, como puede observarse en la fachada, recuerda la de Notre-Dame de París. Fue comenzada a finales del siglo XIII y continuada hasta la primera mitad del siglo XV, en que se construyó la flecha de su única torre. La otra no llegó a terminarse. 



La disposición de la planta es muy parecida a la de la catedral de Amiens, aunque la de Colonia tiene cinco naves. La central acaso sea demasiado alta y estrecha, pero el conjunto interior del monumento produce gran efecto, con sus innumerables haces de molduras verticales que constituyen los pilares. Por fuera la catedral es de una riqueza extraordinaria: el ábside, en el cual se apoyan las bóvedas de las naves y de las capillas, es un verdadero bosque de pináculos y contrafuertes; en el crucero existe una pequeña aguja; sin embargo, lo más admirable, sin duda alguna, son las dos torres, dos agujas altísimas, que por efecto del clima brumoso del Rin esconden muchas veces entre las nubes sus primorosos calados. Su altura no es la misma: una sube hasta 159 metros, la otra a 146.

Otro gran monumento religioso de la cuenca renana confirma la facilidad con que el gótico francés halló acogida en los países germánicos, aquende y allende del Rin, cuando aquel estilo aparecido en Francia se hallaba en la plenitud de su variante estilística “radiante”. El monumento a que se hace referencia es la catedral de Estrasburgo, aún románica en su ábside y a cuya extraordinaria belleza contribuye, no sólo la pureza de líneas de su fachada principal, en bello granito rojo, con su espléndido rosetón (que corresponde a la importancia artística de las vidrieras de los ventanales), sino también su abundante decoración esculpida. Domina aquella fachada, iniciada en 1277 por Erwin von Steinbach, la hermosa aguja gótica que uno de los varios constructores del templo, Johannes Hültz, terminó en 1439 en su lado izquierdo. De sus esculturas (las que enriquecen su exterior y la importante obra escultórica que en su interior se conserva) se tratará sucintamente luego, en este capítulo, al enumerar lo más descollante que en este aspecto del arte gótico se hizo, desde el siglo XIII hasta mediados del XV, en las tierras germánicas y en los demás países de Europa central.

Castillo de Hoch Königsburg, en la Alsacia francesa. Destacan, sobre todo, la importante altura de la torre cuadrada y, en un primer plano, parte del recinto fortificado, presente en todos los castillos góticos alemanes.    

Son famosos, en Alemania, los castillos que, más o menos ruinosos, siguen en pie en las márgenes del Rin, cantados en sus baladas por los poetas románticos. Varios de ellos fueron restaurados en el siglo pasado, y a su celebridad contribuye su pintoresca ubicación, ya que coronan alturas cortadas a pico sobre las aguas del río. Cuentan todos ellos con recinto fortificado recorrido por almenas y formando terraza sobre un valle adjunto, generalmente poblado de viñedos. En el centro de su núcleo se encuentra el área destinada a habitación, con la alta torre cuadrada, y la capilla o pequeña iglesia a su lado. Hay que incluir, en la misma cuenca renana, en Alsacia (en territorio que es ahora francés) el enorme castillo de Hoch Kónigsburg, que compró y restauró con particular mimo, antes de 1914, Guillermo II -el Kaiser- para quien la posesión de aquel castillo constituía un motivo de orgullo. Bastante numerosos son los castillos alemanes en Sajonia; quizá el más importante sea el de Meissen, que domina la ciudad homónima y que, en el siglo XVIII, fue el lugar donde se realizaron los ensayos que llevaron a obtener la fabricación de auténtica porcelana, como la de la China, en Europa.

Además de tales castillos señoriales, la Orden Militar de los Caballeros Teutónicos fue prodigando la construcción de los suyos en la Prusia Oriental y en toda la franja fronteriza con Polonia y los países bálticos, destinados a alojar sus guarniciones. El más formidable de ellos fue el de Marienburg, sede de la autoridad rectora de aquella Orden.

Castillo de Meissen. Situado en la población homónima, en el centro-este de Alemania, destaca por sus dos torres acabadas en agujas dirigidas al cielo. 

Simultáneamente, en las ciudades libres del Rin y en la Alemania Central sentíase también vivo entusiasmo por la comunidad municipal. En consecuencia, se construyeron durante estos siglos góticos XIII y XIV muchas de las puertas monumentales de ciudad, como la de San Severino, en Colonia, y la de Lübeck. Sirven generalmente de paso en torres con cubierta de tejas de color, muy puntiagudas, que se distinguen desde lejos. Algunas de las torres han quedado englobadas en las ciudades, que se han extendido hasta los vecinos suburbios, y sirven hoy de decoración de las nuevas plazas arrabales.

Asimismo las corporaciones populares levantaron para sus municipios grandes casas comunales. La más antigua de éstas que existe en Alemania, según se cree, es la de Aquisgrán, que posee estatuas de príncipes electores del siglo XIII. Todas las ciudades alemanas rivalizaron por tener el más rico edificio municipal de la época. En esquema, un palacio del municipio en Alemania contiene la sala de contrataciones, otra para reuniones públicas y las de los tribunales de comercio.

Castillo de Marienburg. Fue sede de la autoridad rectora de la Orden Militar de los Caballeros Teutónicos y en la actualidad está enclavado en territorio polaco. La visión de con¡unto muestra la configuración de la fortaleza. la más grande de las muchas que construyó la citada Orden. con sus torres cónicas de frente al río.  

Con el tiempo las necesidades impusieron un programa más complicado de servicios, siendo necesario disponer también salas para los miembros del consejo y para administración y oficinas, que se instalaron en nuevos cuerpos de edificio, agregados con la mayor libertad al núcleo viejo del mismo. Dignos de ser citados como modelos son los palacios comunales de Lübeck y Bremen, las grandes ciudades comerciales del Báltico. Alrededor del palacio comunal surgían las casas gremiales, con sus enseñas doradas y policromadas, adornadas con estatuas de guerreros, de Virtudes o de la Justicia, cuyos atributos, esculpidos con un estilo algo infantil, policromado, alegraban el corazón de los burgueses alemanes, apenas salidos de la primera edad de un pueblo ingenuamente civilizado.

Algunas ciudades, como Nüremberg y Colonia, poseían, hasta ser parcialmente destruidos durante la II Guerra Mundial, barrios enteros con sus casas de madera y sus antiguas tiendas de artesanos, que eran supervivencias de una vida gremial propia de los siglos góticos. En el período del goticismo la casa alemana tiene un tipo y disposición que ofrece vivo contraste con el de la antigua casa romana clásica: ésta se veía desde la calle completamente cerrada y todas las dependencias se desarrollaban en torno de un patio, donde vivía la familia; en la Germania de la Edad Media, la casa se abre sobre la vía pública, ya por medio de la tienda con su mostrador, ya por medio de numerosas ventanas. Generalmente, las casas son altas y de fachadas que terminan con un piñón.

Iglesia de María, Lübeck. Perspectiva que permite apreciar con claridad la sencillez volumétrica y los típicos contrafuertes de esta iglesia construida en ladrillo entre los siglos XIII y XIV.  

Esta puerta gótica fortificada pertenece a la ciudad de Lübeck. situada a orillas del mar Báltico. Durante el periodo gótico, Lübeck fue un potente puerto y un núcleo comercial de primer orden, integrado en la célebre liga hanseática o Hansa, constituida por las mas poderosas ciudades del norte de Alemania. Ello explica la importancia de su arquitectura gótica civil y la necesidad de unas buenas defensas. en este caso construidas en ladrillo según la tradición propia de las llanuras nórdicas germánicas. 

 ⇦ La Torre del Agua, en Nuremberg, atestigua el espléndido pasado medieval de esta población. La Wasserturm, fue construida en 1310 y guarda la entrada del puente. A su lado, se encuentra la Weinstadel, una casa particular de mediados del siglo XV. muy típica de Nuremberg, que fue, tras Lübeck y Colonia, la ciudad imperial más importante de Franconia.  



El patio no sirve más que para dar luz a la parte posterior, y en ella el edificio tiene otra fachada, semejante a la de la calle, aunque más sencilla. La disposición de una casa burguesa de Colonia, Nüremberg, Lübeck, etc., es siempre poco más o menos la siguiente: en la planta baja se hallan la tienda, una cámara o trastienda y el obrador, que da al patio; una pequeña escalera conduce al primer piso, donde hay una cocina con dos habitaciones: una que da a la calle, para la persona principal de la familia, y otra al patio. Los demás moradores de la casa, hijos, criados, aprendices, ocupan los altos desvanes del piñón, que tienen varios pisos y lucernarios. Las casas son, generalmente, de piedra en su parte baja, con la enseña o muestra de la tienda labrada en hierro, muy coquetamente a veces; las que tienen paramentos de muro que se prestan a ello, se decoran con frescos del repertorio medieval germánico: los vicios y virtudes, los santos y profetas, cuando no escenas de libros caballerescos.

Cuando las casas son de madera, la decoración de las fachadas se enriquece con abundancia de frisos, arquillos y pequeñas pilastras con pináculos, y los vanos de las puertas y ventanas se rodean también de motivos ornamentales excesivamente acumulados. Algunas casas tienen tribunas salientes sobre la calle, decoradas con ménsulas y antepechos.

Casa Pilatus, en Nuremberg, construida en 1489. Pese a los bombardeos de la I Guerra Mundial, que destruyeron buena parte del patrimonio monumental de la ciudad, aún quedan en pie numerosas casas típicas de la época medieval. en una etapa de pujanza burguesía alemana del siglo XV. 

Catedral de Berna. Esta construcción cuenta con un magnífico pórtico principal con escenas del Juicio Final. El templo presenta, a diferencia de otras catedrales suizas, las características más típicas del ya formado gótico alemán de finales del siglo XIV. 

Una catedral que podría ser incluida entre las germánicas es la de Basilea, aunque esta ciudad forme hoy un cantón de Suiza. Como la de Estrasburgo, con la cual tiene gran parecido, posee también partes románicas en el transepto y en los bajos del ábside. La catedral de Berna, algo posterior, entra por completo dentro de la órbita del estilo gótico alemán, que a fines del XIV estaba ya bien caracterizado. La de Ginebra y la de Lausana son muy francesas; esta última ha sido restaurada por Viollet-le-Duc y completada con una flecha de plomo en el crucero. Su interior es muy hermoso; dedicada hoy al culto protestante, sin altares ni adornos superpuestos, permite admirar por dentro la estructura del edificio mejor que en ninguna otra catedral del estilo gótico francés. Por fuera resulta acaso excesivamente restaurada; pero tiene detalles graciosísimos, como el pequeño pórtico lateral, rasgado por ventanales partidos con columnitas.

Castillo de Chillon. Situado en una pequeña isla del lago Leman. Esta fortaleza, construida por los Saboya en el siglo XIII, es una de las muchas construcciones -en su gran mayoría, palacios y villas-que rodean el lago con sus imponentes torres cilíndricas y cuadradas.    

La catedral de Ginebra conserva partes todavía románicas; no es tan uniforme su estilo como el de la catedral de Lausana y la desfigura en su frontis una fachada calvinista, de estilo seudo clásico. Por dentro, el venerable templo está aún intacto; la Reforma no hizo más que desnudarlo de altares. Las nobles y apasionadas líneas de la arquitectura resultan singularmente embellecidas por una pátina de la piedra gris verdosa, de atrayente melancolía.

Las ciudades suizas, al igual que los municipios alemanes, poseen también sus casas comunales; acaso algo más simples, son como palacios rurales sólidos, sin adornos y con un gran tejado. Las ciudades tienen asimismo torres y fuentes decorativas, parecidas a las de las ciudades germánicas y coronadas de atributos y personificaciones de virtudes medievales.

Acaso el más popular de todos los castillos de Europa sea el de Chillón, que se levanta en una pequeña isla que se encuentra al extremo oriental del lago Leman. El núcleo antiguo de la obra es de puro estilo gótico del siglo XIII. Las salas, cubiertas con macizas bóvedas por arista, son muy famosas por las lamentaciones que inspiraron a lord Byron.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La escultura germánica

Atención especial merece la escultura gótica alemana que parece tener su origen en la escuela escultórica de Sajonia que realizó en el siglo XIII las catedrales de Magdeburgo, de Bamberg y de Naumburg.

En general, en una catedral alemana, más que una directa imitación de la escultura gótica de la Isla de Francia hay que señalar una interpretación bastante libre de los modelos franceses. Sus esculturas denotan aún, tanto por sus proporciones como por la índole flotante de sus ropajes, ciertos indicios típicos del arte alemán románico. En la catedral de Magdeburgo se puede observar que las esculturas de las vírgenes prudentes y fatuas de su puerta septentrional tienen la misma elegante expresividad de drapeados y actitudes que había distinguido a aquel anterior estilo alemán. Probablemente esas atractivas estatuas femeninas exentas, de monumental apostura, se labraron con posterioridad al momento en que, alrededor de 1240, se realizó en el tímpano de aquella puerta la original escena de la Dormición de la Virgen, la cual es transportada al cielo en su lecho por dos ángeles.

Detalle de la puerta meridional de la catedral de Bamberg. Escena en la que aparecen el emperador San Enrique el Cazador y su esposa Santa Cunegunda, quien, de acuerdo con su esposo, hizo voto de castidad. El conjunto escultórico expresa un aire de lirismo también característico de la escultura gótica alemana.  

La catedral de Bamberg es la que muestra en su escultura más enérgico realismo y, en suma, más originalidad. El maestro que antes de mediados del siglo XIII esculpió el tímpano de su puerta norte muestra un estilo que recuerda el de la catedral de Reims; pero en la puerta meridional del mismo templo otro escultor se expresó, poco después, con un lenguaje específicamente germánico al esculpir las estatuas bajo doseles que la adornan. En ella aparecen, a la izquierda, las figuras del emperador San Enrique el Cazador y de su esposa Santa Cunegunda, y, a la derecha, las de Adán y Eva desnudos con San Pedro, realizaciones que parecen adelantarse a las posibilidades expresivas que lógicamente cabría esperar de una escuela escultórica gótica tan joven como aquélla. Más extraordinaria es todavía en la estatuaria de aquella catedral la figura ecuestre que, según tradición, representa al emperador Conrado III; obra de profundo realismo que lleva impreso, de modo muy claro, un sello de potencia completamente germánico, que infunde a aquel juvenil guerrero a caballo una indomable energía.

Escultura de las vírgenes, situada en la catedral de San Mauricio y Catalina, en Magdeburgo. La escultura gótica alemana se caracterizó por su expresionismo realista, tal como es posible apreciar en los rostros y manos de estas vírgenes.  

⇦ Pilar de los Ángeles, en la catedral de Notre-Dame, en Estrasburgo. La magnifica decoración de este pilar es una verdadera obra maestra de la escultura religiosa gótica.  



En las estatuas de la catedral de Naumburg se observa parecida firmeza realista. Datan de hacia el año 1270, y representan a caudillos feudales acompañados de sus esposas. Las del margrave Eckart y su mujer, la bellísima y elegante Uta, son ejemplares de absoluta originalidad, que no sugieren la existencia de ningún nexo ni influencia que las enlace con la escultura francesa contemporánea. En aquella misma catedral, la escultura de San Juan que forma parte del Calvario situado en el muro de cierre del coro, labrado con anterioridad a 1278, muestra en el torcimiento de su actitud dolida y en el violento plegado de su manto, acentos que sólo será dable encontrar más tarde en obras de escultura alemana de mediados del siglo XV.

Los varios escultores que trabajaron en la catedral estrasburguesa desde hacia 1230 hasta finales del siglo XV dejaron reflejadas en sus obras todas las tendencias que fueron caracterizando a la escuela escultórica renana por aquellas fechas. Hasta 1250 se siguió en el ornato esculpido de aquella catedral de Alsacia la pauta marcada en las francesas de Chartres y de París, aunque no faltan características enteramente germánicas en los tímpanos del triple portal sur que resultan especialmente visibles en la labra de las ropas y en los movimientos, hábilmente contenidos, de las composiciones. Destacan en aquella portada las elegantes figuraciones de la Iglesia y de la Sinagoga, dos esculturas femeninas cuyo donaire es de otro carácter que el que suelen exhibir las esculturas francesas de aquella época.

El jinete, del interior de la catedral de Bamberg. Este célebre Der Reiter parece que se trata de una versión germana de San Jorge y fue esculpida hacia 1235, aunque la tradición ve en ella un retrato de Conrado III. A los valores decorativos de la escultura románica, esta composición ecuestre opone todo el humanismo expresivo del gótico. 

La Frauenkirche de Nuremberg, erigida por orden del emperador Carlos IV entre 1352 y 1361, se atribuye a Heinrich Palier. En torno al tema de la glorificación de la Virgen, esculpida en el parteluz y coronada por un alto dosel, este pórtico es un ejemplo de perfecta Integración de la escultura en un soporte arquitectónico. 

⇨ Caballero en traje de armas que adorna la catedral de Estrasburgo. Uno de los rasgos característicos que Imprimieron los escultores renanos fue la humanización de una gestualidad que parece conferir vida a la piedra.   



Otro estilo, más vivaz y pintorescamente humano, domina en lo esculpido desde finales del siglo XIII hasta el primer tercio del siglo siguiente en la fachada oeste de aquel templo, o sea, la principal, enteramente gótica. En ambos lados de la puerta derecha del triple portal de tal fachada, se hallan figuradas las vírgenes prudentes y las fatuas de la parábola evangélica de la Boda, con la figura del seductor que ofrece sonriente a estas últimas la tentadora manzana.

En el primer piso de las torres de aquella catedral hay gran variedad de elegantes esculturas, pero es en el interior, en uno de los grandes pilares del transepto sur, donde debemos señalar la realización escultórica más singular de aquel vasto templo: el llamado Pilar de los Ángeles, formado por un haz de columnitas que adornan estatuas, desde su base hasta su cima. En la base están las figuras de los cuatro Evangelistas, y distribuidas por el fuste de la robusta pilastra columnaria, cuatro hermosas figuras de ángeles que hacen sonar las largas trompetas del Juicio Final, en tanto que en la cima de esta original obra hay una figura de Cristo acompañado de otros ángeles que sostienen los instrumentos de la Pasión como prenda de la redención humana.

Pintorescas y no menos naturalistas, a pesar de su canon corto y su factura algo popular, son las esculturas policromadas que decoran el exterior de la catedral de Friburgo de Brisgovia, de comienzos del siglo XIV. A pesar de su germanismo, recuerdan el estilo de algunos relieves contemporáneos franceses. Lo mismo sucede con la abundante escultura que recubre el portal labrado en 1355 de la Frauenkirche, de Nuremberg.

⇦ Detalle del coro de la catedral de Ulm. En este templo, que no llegó a concluirse hasta entrado el s1glo XIX, traba¡ó el maestro Jorg Syrlin, cuyas esculturas, como ésta que aparece en el coro de la catedral, anuncian con su expresividad la llegada del Renacimiento. 



Después, la escultura gótica en Alemania recibió influjos de la tendencia innovadora neerlandesa. En los primeros años del siglo XV las labores escultóricas en las regiones del Rin acusan también influencias del misticismo renano que no dejaría de reflejarse, aún con más evidencia, en la pintura. Trasciende ese influjo devoto en las formas onduladas o angulosas de los pliegues de los ropajes, y en la delicada ternura que exhiben ciertas figuraciones de la femineidad. La Virgen es representada siempre como una muchacha, tanto en las imágenes de la Piedad (con la joven Madre sosteniendo dolorida, sobre sus rodillas, el cuerpo difunto de su Hijo), como en las de la Virgen con el Niño en brazos. Estas representaciones adquirirán desde hacia el 1400 una refinadísima belleza, tanto en el sur de Alemania como en Austria y Bohemia, en las llamadas Vírgenes Hermosas que se difundieron hasta Polonia y las tierras bálticas.

Pero no sería hasta alrededor de 1430 cuando en la escultura germánica aparecerían escuelas diferenciales, especialmente en la parte meridional de Alemania, sobre todo en Baviera (Nüremberg) y en Suabia. Primeramente fue Hans Multscher, un artista austriaco, escultor y pintor, nacido en Allgáu y establecido hacia 1427 en Ulm, quien inició la escuela de Suabia. Fue él quien talló las imágenes del altar de Wurzach, y quien labró las esculturas de personajes profanos en la casa municipal de Ulm, así como el bellísimo Cristo resurrecto o Varón de Dolores del parteluz de la puerta de la catedral de esta ciudad (1429). Sus labores de talla se prolongarían hasta la segunda mitad del siglo XV.

Dos muestras de talla germánica. La Visitación, obra de exquisita delicadeza, procedente del monasterio de Katherinental (Metropohtan Museum de Nueva York), que corresponde al tipo de las "Vírgenes Hermosas" del siglo xv, y Santa María Magdalena, obra de escuela flamenca de finales del siglo XV (Museo de Cluny, París), característica por el ampuloso drapeado de su vestido. 

Otro maestro, excepcionalmente dotado, acabaría por imprimir un sello de delicado idealismo en la escultura germánica inmediatamente anterior a la que es característica del período del “gótico tardío”. Nicolás Gerhaerts había nacido en Leyden, en Holanda, aunque trabajó en Alemania y Austria. Data de 1460 su estatua yacente del arzobispo de Tréveris Jacobo de Sierck, y de 1467 su Crucificado del antiguo cementerio de Baden-Baden, obra que revela de un modo muy claro como su autor había asimilado la influencia del progresismo escultórico, tanto de Flandes, como de Borgoña.

En Estrasburgo dejaría algunas de sus más delicadas creaciones: la cabecita femenina (acaso retrato de Bárbara de Ottenheim) que se conserva en el Museo de Frankfurt, así como la delicadísima escultura de medio cuerpo que representa a un escultor (probablemente su autorretrato) que estuvo en el interior de la catedral estrasburguesa y se halla ahora expuesta en su museo. Después se trasladó a Viena, donde labró la lujosa lauda sepulcral en mármol rojo del emperador Federico III, en la catedral de San Esteban.

Gracias a este escultor y a hábiles tallistas de la madera, como Jórg Syrlin autor de las tallas que adornan el coro de la catedral de Ulm, se establecía aquella madurez en la escultura germana que exhiben numerosas imágenes y altares de los grandes escultores de los años postreros del siglo XV y primeros decenios del XVI a los que se hace referencia, a causa de su nuevo contenido mental, cuando se trata del Renacimiento en Alemania.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El este y el norte de Europa


Más allá del Rin y de los Alpes, el arte gótico, con su fuerza expansiva, se extendió por la Europa central y llegó hasta Polonia y Escandinavia, que constituían entonces los últimos confines del mundo europeo. En Baviera y Austria se levantan las tres catedrales famosas de las riberas del Danubio: Ulm, Ratisbona (Regensburg) y Viena. La de Ulm fue comenzada muy entrado el siglo XIV; tiene cinco naves, sostenidas por pilares cilíndricos de un aspecto extremadamente frío.

La de Ratisbona es más pura, de estilo gótico casi francés; su construcción fue dirigida por un maestro llamado Luís, que acaso había trabajado en las obras de la catedral de Dijon. La fachada, muy rica, tiene dos torres con flechas caladas, separadas por un frontón triangular que corresponde a la cubierta de la nave central. La catedral de Viena, dedicada a San Esteban, formada también por tres grandes naves, es más original, extraordinariamente vienesa, con su característico tejado de colores. Comenzada algo tarde sin un plan tan riguroso como la de Colonia, la catedral de Viena se concluyó en pleno siglo XV, y por esto sus partes más modernas aparecen cubiertas con bóvedas complicadas, que desdicen de la severidad del coro y el crucero, de puras líneas ojivales. Lo más hermoso de esta catedral es la torre, coronada por una flecha elegantísima, dentro del estilo gótico flamígero del siglo XV.

Catedral de Ulm, en el estado de Baden Württemberg. Ulm, fundada en el año 854, es una ciudad relativamente pequeña y, sin duda, su edificio más emblemático es la catedral, que cuenta con la torre de iglesia más alta del mundo. 

En Polonia, los principales edificios góticos son ya de la última época del estilo, el siglo XV. Deben citarse como ejemplos la puerta fortificada de Cracovia, llamada de San Florián, que daba ingreso a la ciudad; la catedral de la misma ciudad, construida en el interior del castillo real o Wawel, al estilo de las ciudades eslavas; y la iglesia de Santa María y el palacio comunal de Cracovia o Sukiennice, enfrenta dos en la misma plaza, ofreciendo un conjunto urbanístico medieval extraordinario.

En Bohemia hubo un foco artístico de suma trascendencia que a mediados del siglo XIV se centró en la ciudad de Praga, cuando ciñó la corona imperial Carlos IV, rey de Bohemia (1356). Casado con Blanca de Valois, promovió la edificación de la catedral de San Vito (que fue proyectada por el francés Mateo de Arras) y de su palacio, el Hradéany o Castillo de Praga, cuyo interior hizo decorar con pinturas. Bajo su reinado, con la ayuda de artistas nacionales y extranjeros, como el italiano Tomás de Módena, la pintura de Bohemia alcanzó gran originalidad con pintores como Teodosio de Praga o el llamado Maestro de Trebon.

Catedral de Ratisbona. Es el mejor ejemplo de arquitectura gótica bávara, que denota clara influencia de los modelos franceses. Comenzada a mitad del siglo XIII, su construcción se prolongó hasta el siglo XVI. Su decoración escultórica, muy rica y cuidada, se atribuye a algún discípulo de Peter Parler. Las puntas en flecha que rematan sus torres fueron añadidas en el siglo XIX.  

En la terminación de la catedral de Praga empleó a un arquitecto de linaje alemán, Peter Parler, que fue además importante escultor, sobre todo gracias a sus realistas bustos de retrato con que adornó el triforio de aquel templo. Parler fue el autor de los dos magníficos pabellones góticos, con puertas monumentales y esculturas, situados a ambos extremos del puente que aquel emperador hizo construir en Praga sobre el río Morava, y que hoy lleva su nombre: Karluv Most (Puente de Carlos).

Así el gótico se había ido extendiendo por tierras de la Europa central, no sólo gracias a la acción de monjes cistercienses y de sus arquitectos, sino gracias a constructores del país, con un empuje que llevó aquel estilo a su perfección. Más lejos aún, en los mismos confines de lo que era entonces el mundo civilizado, en las poblaciones aún bárbaras, recién convertidas, de las orillas del Báltico, hasta allí llegó, a mediados del siglo XIII, la fuerza expansiva del arte francés: Latomus qui tune noviter de villa Parisiensi…, como decía un documento alemán de la época al referirse a un escultor francés.

Catedral de San Esteban, en Viena. El mundo germánico, que hasta el siglo XIX se creyó la cuna del arte gótico, inició en realidad este estilo gracias a los arquitectos franceses. Pocas veces se repitieron, sin embargo, en el centro de Europa las fachadas francesas flanqueadas por dos torres, prefiriéndose la torre única, como se puede apreciar en este magnifico templo. 

Catedral de Abo, Turku. Finlandia. La ciudad de Abo, la actual Turku, fue durante la Edad Media, la capital del país. La imagen permite ver la espléndida torre de esta catedral, construida en el siglo XIII y que es santuario de la Iglesia luterana.   


El gótico se propagó hasta los confines de Rusia; la catedral de Riga, en Estonia, es del estilo francés, como en Finlandia la de Abo (Turku). Suecia y Noruega experimentan el influjo de la construcción alemana de ladrillo y del gótico ya transformado en Inglaterra o bien el puro gótico francés importado por maestros que llegaron al país directamente, como el arquitecto de la catedral de Uppsala, Esteban de Bonnueil, quien había sido maestro de obras del rey de Francia. Bonnueil llegó a Suecia con diez compañeros en 1287 para dirigir las obras de la nueva catedral, que debía hacer igual a la de París, pero no fue consagrada hasta el año 1435; esto explica que parezca ya alemana en muchos detalles.

Por el contrario, también podrían considerarse construcciones típicamente góticas inglesas el magnífico coro de la catedral de Trondheim y la iglesia octogonal de San Olaf, también en tierras escandinavas, así como en Dinamarca la catedral de Roskilde que hace recordar las tradiciones más puras de la edificación de ladrillo que es típica de la Alemania septentrional.

Catedral de San Vito, en Praga. Detalle de la fachada principal. Durante el reinado de Carlos IV, rey de Bohemia, Praga se convirtió en uno de los centros artísticos más importantes del centro de Europa. En su catedral. que sufrió un grave incendio en el siglo XVI, trabajaron algunos de los artistas más importantes de la época.  

⇦ Catedral de Roskilde, Dinamarca. Con el paulatino desarrollo del comercio en el Báltico, los países escandinavos vieron formarse en el siglo XIII núcleos urbanos que los monjes del Cister se encargaron de evangelizar. El ladrillo pasó entonces a sustituir el matetial tradicional, la madera, tan propensa a sucumbir en los frecuentes incendios



Los pueblos del Norte no llegaron a asimilar los estilos de la Edad Media, como hubieron de hacerlo de modo tan completo los moradores del centro del continente, y los de las Islas Británicas. La in fluencia de la civilización francesa, que llegó a ellos más tarde que al centro de Europa, no se había impuesto todavía cuando el Renacimiento empezaba a infiltrarse por los confines del mar del Norte, y con los elementos nuevos de que disponía, se creaba allí un estilo enteramente peculiar, que produjo los grandes castillos señoriales de Dinamarca. El pueblo quiso conservar, no obstante, su arte típico primitivo, que hoy todavía puede apreciarse perfectamente en las viejas aldeas escondidas en el interior de los bosques seculares, y este arte es el que ha impreso en su estilo moderno un sello peculiar inconfundible. El estilo ojival podría decirse que vivió únicamente entre las altas esferas; no llegó a formar el estilo propio de las construcciones privadas, como sucedió en Alemania, y solamente para templos cuya erección se confiaba a monjes artistas llegados de lejanas tierras se aceptaban las formas góticas de gusto internacional.

Virgen con el Niño (Galerla Nacional, Praga). También llamada de Veveri ya que procede de la capilla de la Asunción, situada en las inmediaciones del castillo de Veveri (Moravia, República Checa). Es una pintura al temple sobre tabla de singular fuerza expresiva, que refleja la suntuosidad aportada a la pintura checa ba¡o el reinado de Carlos IV. 

La catedral de Roskilde constituye tal vez el monumento más característico de esta época, y aun, a pesar de sus evidentes influencias, tiene sello más arcaico y tradicional que ningún otro de los que posee la antigua Escandinavia. Así se explica la veneración que inspira.

La catedral de Uppsala, después de la infinidad de restauraciones que ha sufrido, no tiene hoy sello particular alguno que provenga del lugar donde se encuentra asentada. El despertar de la nación sueca; que alcanzó su época más gloriosa durante el reinado de Gustavo Vasa, acaeció después de la Edad Media, cuando ya la catedral de Uppsala estaba terminada en estilo extranjero.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Los Países Bajos


Por su situación geográfica, Flandes y Holanda, los actuales Bélgica y Países Bajos, debían recibir directa y tempranamente el arte gótico francés. La catedral de Amberes, entre todas las iglesias belgas, es la que posee una planta más monumental, con sus siete naves, y al mismo tiempo descuella gallardamente por sus magníficas torres, una de ellas sin remate, y la otra, con una altura de 123 metros, como un campanario aislado, que es la más bella de las torres belgas. El ábside de la catedral de Amberes fue comenzado por Pedro de Appelman el año 1352, pero siguió trabajándose en la obra hasta fines del siglo XV.


La catedral de Bruselas, dedicada a Santa Gúdula, se comenzó, según parece, en el año 1226, y el ábside y la giróla son aún de puro estilo francés. Muestra en la fachada dos torres del siglo XV sin terminar que, si tuvieran el remate completo, habrían resultado muy parecidas a las de Amberes, pero les falta el pináculo superior. Otra de las iglesias de Bruselas, la llamada de Nuestra Señora, tiene un ábside que en ciertas particularidades recuerda mucho el de la catedral de Reims.

Catedral de Santa Gúdula. Templo de la ciudad de Bruselas que, aunque iniciada en 1226, no recibió su fachada hasta el siglo XV por obra de los maestros Van der Eycken y Van Ruysbroeck. Sus dos torres quedaron inconclusas, sin recibir las altas flechas que hablan sido proyectadas.  

En Brujas hay también dos iglesias góticas construidas con ladrillo, la de Nuestra Señora y la de San Salvador, en las cuales el estilo nacional no se ha caracterizado todavía. La torre de la fachada de la iglesia de San Salvador, levantada en 1116, es todavía románica. En su interior, las naves tienen puro carácter gótico francés; los haces de molduras descienden desde la bóveda, a lo largo de los pilares, hasta el suelo. Esta disposición no debía durar mucho en Bélgica; pronto las bóvedas aparecen sostenidas por columnas cilíndricas lisas en lugar de los haces de molduras, y la escultura decorativa toma un aire de regocijada ligereza que está en consonancia con el carácter de los artistas de Bélgica y Holanda. En los Países Bajos, las iglesias del siglo XIV acaban por perder la rigidez y severidad francesas.

Los burgueses, agrupados en los gremios de artes y oficios, empiezan a levantar sus casas corporativas, y en las plazas de las ciudades se edifican los más colosales palacios de municipios y lonjas de contratación que existen en Europa por esta época. El más monumental de estos edificios públicos era el de Ypres, llamado Halle des Drapiers o Les Halles, con su torre cuadrada que se elevaba en el centro de una larga crujía de tres pisos, cubierta por un tejado altísimo. Fue empezado en 1200 y no se concluyó hasta el 1304. Era propiamente un mercado de paños de lana, que en esta época fue la principal industria de los Países Bajos.

Detalle de las ventanas de la catedral de Bruselas. Las entradas de luz de este templo constituyen uno de los elementos más interesantes de esta construcción gótica. El delicado trabajo de las vidrieras está acompañado de una rica ornamentación exterior, elaborada con esculturas y pináculos. 

Este edificio monumental fue destruido durante la I Guerra Mundial, y actualmente es posible sólo contemplar su reconstrucción realizada después de 1918. Brujas tenía dos de estas Halles: el edificio de los armadores, llamado Halle de l’eau, y otro de los mercaderes de paños, obra del siglo XIII. Su fachada es menos extensa que la de las Halles de Ypres, pero la torre que se levanta en el centro, cuadrada, maciza, dominando todo el edificio, es la torre más alta de las orillas del mar del Norte. Su remate octogonal, que contiene un fantástico carillón, fue terminado en 1482. Algunas ciudades, como Ypres y Amberes, conservan además las Halles de la carne, principalmente para el tráfico de embutidos y conservas, de los cuales se hacía también gran comercio en los Países Bajos.

Iglesia de Nuestra Señora, Brujas. La ciudad de Brujas es una de las ciudades medievales mejor conservadas de toda Europa. Su punto edificado de más elevación es la aguja de magnifica torre cuadrangular de su catedral. Esta fue construida en ladrillo.  

Catedral de Amberes, levantada durante los siglos XIV y XV. Su famosa torre norte. que es la única porque la torre sur quedó inacabada, recibió su coronamiento a 123 metros de altura en el siglo XVI. 

Maison du roi (Casa del rey), en Bruselas. La magnífica fachada de este edificio de cuatro pisos, situado en la Grand'Piace es una obra maestra del gótico tardío brabantino. 

Brujas, Lovaina y Bruselas poseen sus Hótel-de-Ville, y hasta en poblaciones menores se erigieron por la vanidad de sus ciudadanos desproporcionados palacios comunales. Todos responden a un mismo plan: un gran edificio de varios pisos, con una fachada larga; en la planta baja un pórtico, que serviría para mercado, y una torre cuadrada, con su reloj y campanas para llamar a los ciudadanos en casos de peligro. Algunas veces el Hotel-de-Ville tiene cuatro crujías, que forman un patio, pero en la mayoría de ellos el edificio se reduce a una crujía larga con la torre central.

⇦ Hotel-de-Ville de Lovaina, edificado entre 1448 y 1463 por Mathiew de layens. Es impresionante la extraordinaria riqueza de su exterior, cuajado de esculturas y enzado de flechas y pináculos. La potencia de la burguesía medieval de Flandes y Brabante se refleja en sus impresionantes construcciones municipales: los ayuntamientos, los beffrois y halles o mercados dominan las plazas, centros políticos y comerciales de las ciudades.  




El palacio municipal de Brujas fue empezado en 1377. Es un edificio alto, rectangular, decorado con estatuas de los condes de Flandes entre las ventanas; en los extremos y en el centro de la fachada (restaurada el siglo pasado) hay tres elegantes torrecillas octogonales, en saledizo, coronadas por sendas flechas. El Hotel-de-Ville de Bruselas es el más rico y el más correcto; tiene también la misma silueta cúbica, con una torre central, concluida ya en el último período del arte gótico. Todos sus arquitectos fueron locales, pero un último constructor flamenco, Juan van Ruysbroeck, dio la última mano al edificio, ya en 1449. Del siglo XVI son los bellos palacios comunales de Gante y de Audenarde y la llamada Maison du Roi, en Bruselas, el edificio más suntuoso de todo Flandes y Brabante. Estos monumentos municipales, así como los innumerables libros castellanos impresos en los Países Bajos durante los siglos XVI y XVII prueban de una manera evidente que el gobierno de los virreyes españoles no fue, en ningún aspecto, refractario a las manifestaciones de la cultura y del arte.


Edificio de otro carácter puramente militar y medieval, por todos los conceptos, es el formidable castillo de los condes de Flandes, en Gante; enorme recinto de murallas interrumpidas de trecho en trecho con torres circulares y barbacanas, y rodeado por un foso lleno de agua, es una de las más importantes fortalezas de Europa. Construido en el siglo XII, este castillo, impresionante por su aire sombrío, tomó como modelo las fortalezas construidas por los cruzados en el desierto de Siria.

⇨ La Sala de los Caballeros (Ridderzaal), en La Haya. Imagen del pórtico que precede la entrada al edificio. La Ridderzaal, una excelente ejemplo del gótico civil de Holanda, está flanqueada por dos torres cilíndricas exentas y en la parte superior de su muestra un tímpano triangular, coronado por una pequeña cruz. 



En Holanda, el arte gótico se introdujo partiendo de un centro de Flandes, la ciudad de Tournai. La catedral de esta ciudad es monumento importante del estilo románico, pero en la misma localidad hay cuatro iglesias más, genuinamente francesas, construidas en el siglo XIII. El edificio llamado Sala de los Caballeros, en el Binnenhof de La Haya, es el mejor monumento gótico de arquitectura civil en Holanda. 

Tanto en Bélgica como en Holanda abundan las casas particulares de estilo gótico; en muchas ciudades, ciertas calles se hallan aún como en la Edad Media. Así, por ejemplo, el famoso Grasslei o Muelle de la hierba de Gante (en el que aún se conserva una fachada del siglo XII, junto a otras del XIV y del XV), la plaza central de Delft, y el Kornmarkt o Grand Tlace de Bruselas cuyas fachadas fueron, sin embargo, casi todas renovadas a consecuencia del bombardeo de 1695.

Brujas, actualmente solitaria y silenciosa, se conserva como una ciudad momificada. Fue un centro de actividad comercial extraordinaria a mediados del siglo XV, y sus ricos mercaderes fueron verdaderos mecenas de las artes. Así, Brujas fue un verdadero núcleo de formación y expansión del estilo del Renacimiento para los países del centro y el norte de Europa. Sus calles tienen aún largas series de casas con fachadas góticas, del tipo tradicional de los Países Bajos, rematando en un piñón escalonado.

Los cuadros de los pintores de la época dan idea del confortable y lujoso interior de aquellas casas de los mercaderes flamencos, con los elegantes muebles, ricas alfombras y tapices orientales que alhajaban sus habitaciones, decoradas de arrimaderos góticos y sobriamente iluminadas por ventanales de vidrios de colores.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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