Punto al Arte: Maillol Aristide
Mostrando entradas con la etiqueta Maillol Aristide. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Maillol Aristide. Mostrar todas las entradas

Aristide Maillol (1861-1944)




Maillol, Aristide (Banyuls, 8 de diciembre de 1861 - 27 de septiembre de 1944) Escultor francés. Estudió pintura y escultura en la Escuela de Bellas Artes de París. En 1886 organizó en Banyuls un taller con el propósito de renovar el arte de la tapicería con una mayor sencillez de la forma; en ello, como en sus dibujos y pinturas de esta primera época, denota la influencia de los nabis, grupo del que no llegó a formar parte, pero con el que tuvo importantes contactos (La mujer de la sombrilla, 1896, Museo de Arte Moderno, París). No se dedicó a la escultura hasta cumplidos los cuarenta años y su aportación marcó, desde el primer momento, la decidida oposición al impresionismo y el patetismo de Rodin con una objetividad casi arquitectónica. Su escultura es un canto al cuerpo femenino, que requiere equilibrio de sensualidad y pureza, juego de masas poderosas, sobriedad de gesto y serenidad vacía de rostro (Eva, 1900; La noche, 1904; Flora, 1911). Un viaje a Grecia (1901) reafirmó su adhesión al clasicismo helénico, que no llevó al academicismo gracias a su pasión por la belleza carnal. Junto a esculturas despojadas de todo expresionismo lírico, como el Monumento a Cézanne (1912-1925) y el Monumento a Debussy (1935), hay otras que se caracterizan por su dinamismo (Acción encadenada, 1905). Sus obras últimas, Armonía (bronce, 1944) y L'Ile de France (1934) constituyen la más alta expresión de su arte. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra comentada


Galería
Desnudo (Venus), 1900

La noche, 1902

Las tres Gracias de Aristide Maillol


Obra representativa del arte del autor en el que la gravedad, la ordenación de los volúmenes, el ritmo ondulante de las posturas y la robustez de los cuerpos femeninos contribuyen a dar a sus figuras un aire de rusticidad, dignamente asumida, que humaniza su intemporal perfección. 

(Tate Modern, Londres).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.


Punto al Arte