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Artistas de la A a la Z

Chaïm Soutine (1893-1943)


Soutine, Chaïm (Smilovic, 13 de enero de 1893 – París, 9 de enero de 1943). Pintor francés de origen lituano, nacido Jaím Solomónovich Sutín.  

Biografía

Nacido en la pequeña aldea bielorrusa de Smilavichy perteneciente en aquel momento al Imperio ruso, Soutine era el décimo hijo de una prole de once hermanos. Su padre, sastre de profesión, no vio con buenos ojos la afición del pequeño Chaïm por el arte; ya que, en el seno de la comunidad judía ortodoxa, donde vivía estaba prohibida la realización de imágenes por considerársela pecaminosa. En 1909 se trasladó a Minsk, donde recibió sus primeras enseñanzas artísticas. Al año siguiente preparó su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Vilna. En 1913, finalizados sus estudios, se trasladó a París, estableciéndose en Montparnasse, junto a dos compatriotas, también artistas. Fueron tiempos difíciles, en los que Soutine vivió en condiciones precarias. Sin embargo pudo continuar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, bajo los dictados del artista académico Cormon. Es en esa época donde conoció a Modigliani, con quien trabó amistad, sirviéndole incluso de modelo para al menos tres de los retratos del pintor italiano. En 1923 un coleccionista norteamericano adquirió un gran número de obras del pintor, con lo que su economía mejoró notablemente. En 1927 celebró su primera exposición en la galería de Henri Bing. De este modo se introdujo plenamente en el mercado del arte. En 1937 algunas de sus obras fueron incluidas en la Exposición de Artistas Independientes, honor pocas veces concedidos en Francia a un pintor extranjero. El inicio de la Segunda Guerra Mundial significó el principio de su decadencia, en especial cuando la ciudad fue invadida por las tropas nazis, ya que Soutine era oficialmente un judío, por lo que optó por alejarse de París, refugiándose en una pequeña localidad cercana a Tours. La angustia de una posible delación agravó los problemas de salud que tenía. Finalmente en 1943 sufrió un ataque de úlcera, que se le perforó, y obligó a una intervención quirúrgica de urgencia. Chaïm Soutine murió en la mesa de operaciones.


Galería
Mujer joven, 1915

El violoncelista (Serevitsch), 1916

Rodolphe Bresdin (1822-1885)



Bresdisn, Rodolphe (Le Fresne-sur-Loire,  12 de agosto de 1822 – Sèvres,   11 de enero de 1885). Dibujante y grabador francés –a quien Champfleury había dado el apodo peyorativo de "Chien-Caillou"– fue uno de los maestros indiscutibles del aguafuerte.

Indiferente a la gloria como al éxito, absorto en un sueño interior, este extraño personaje no por ello fue menos admirado por gente como Baudelaire, Huysmans, Mallarmé o Odilon Redon (que fuera su alumno). Este genio solitario tuvo la envergadura de un Rembrandt o de un Piranese por el aspecto visionario de su obra.

Al igual que Charles Meryon o James Ensor, Rodolphe Bresdin fue autor de un fabuloso repertorio fantástico. Sus paisajes atormentados y alucinados no dejan de evocar los grabados fantásticos de las Japonaiseries del pintor Hokusaï. Los paisajes desolados en una atmósfera de pesadilla y de muerte, y la naturaleza hostil, caprichosa e insalubre, transparecen en La Comédie de la mortLe Bon Samaritain, Le Gave o L'Eclaircie dans la forêt. Estos grabados extraños, mezclas de realismo e imaginación en dosis adecuadas, denotan, sin embargo, un dominio perfecto del uso de sombras y de luces, del blanco y del negro, que el artista trabajó con virtuosismo.

Fuente: Texto extraído de www.musee-orsay.fr

Obra
Interior de Paysons Haute-Garonne, 1858


La madre y la muerte, 1861

Gustave Doré (1833-1883)



Doré, Gustave (Estrasburgo, 6 de enero de 1833 - París, 23 de enero de 1883) Artista alsaciano francés, pintor, escultor e ilustrador, considerado en su país el último de los grandes ilustradores e internacionalmente uno de los más famosos ilustradores del siglo XIX.1​ Entre sus trabajos más notables pueden citarse las ilustraciones para El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la Biblia (1865) y la Divina comedia, que fueron la imagen clásica que generaciones de lectores, artistas y directores de teatro y cine tuvieron de ellas hasta finales del siglo XX.


Biografía

Nacido en Estrasburgo, a la edad de quince años consiguió un contrato con Charles Philipo para que este le publicara una litografía por semana. Luego se le encargaron trabajos sobre François Rabelais, Honoré de Balzac y Dante Alighieri, haciendo que, aún muy joven, cobrase más que su contemporáneo Honoré Daumier.

En 1853 ilustra algunas obras de Lord Byron, que le abren las puertas para ilustrar a otros escritores de habla inglesa, entre ellas El cuervo de Edgar Allan Poe.

En 1862 viajó por España con el barón Davillier. Fruto de ese dilatado viaje, al año siguiente se publicaría una serie de crónicas sobre Valencia, Galicia, Andalucía, Murcia, con estancias específicas en Murcia, Granada, Madrid, y otras capitales españolas. La obra se incluyó en la colección Le Tour du Monde. En esa misma década de 1860, Doré ilustró una edición francesa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, partiendo de su experiencia vital en la geografía española.​

El éxito de una nueva versión de la Biblia, ilustrada en 1865, le sirvió de tarjeta de presentación para hacer una gran exposición de sus obras en Londres, de la que saldría la Doré Gallery en New Bond Street.​

En 1869, Blanchard Jerrold, sugirió que trabajaran juntos para producir un retrato de Londres. A Jerrold se le ocurrió la idea de plasmar The Microcosm of London (1808) obra de Rudolph Ackermann, William Pyne y Thomas Rowlandson.

Doré firmó un contrato de cinco años con la editorial Grant & Co. Eso implicaba que tenía que pasar al menos tres meses al año en Londres. Cobró la suma de 10 000 libras esterlinas (160 000 dólares aproximadamente) por año. El libro London: A Pilgrimage, con 180 grabados, fue publicado en 1872. Aunque fue un éxito comercial, a buena parte de los críticos no les gustó la publicación, escandalizados por el hecho de que Doré mostrara en su obra la pobreza existente en Londres. Fue acusado por el Art Journal de «fantasioso más que de ilustrador», y denunciado en otras revistas importantes, como la Westminster Review. Sin embargo, el éxito de London: A Pilgrimage provocó que los editores ingleses le hicieran más encargos: Paradise Lost (El paraíso perdido) de John Milton, The Idylls of the King de Alfred TennysonThe Works de Thomas Hood, y The Divine Comedy (la versión inglesa de La Divina Comedia) de Dante Alighieri. De forma paralela fueron apareciendo sus trabajos en el Illustrated London News.

Falleció después de una breve enfermedad el 23 de enero de 1883 y fue sepultado en el Cementerio del Père-Lachaise de la capital francesa.


Obra
Abraham, Dios y dos ángeles, 1852

La vaca perdida, 1852

Giulio Clovio (1498-1578)



Clovio, Giulio (Grizane o Drivenik, República de Venecia (actual Croacia), 1498 – Roma, 5 de enero de 1578) fue un pintor del Renacimiento italiano especializado en miniaturas o iluminaciones para libros. Fue apodado «Miguel Ángel de las miniaturas».

Clovio es considerado el mejor ilustrador de libros iluminados del siglo XVI y, seguramente, el último gran maestro de dicho género de origen medieval. De todas formas, su fama actual se debe en gran medida a su amistad con El Greco, a quien ayudó en sus años juveniles en Italia.

Biografía

Giulio Clovio nació en el área del Golfo de Carnaro, en un territorio que entonces pertenecía a la República de Venecia y ahora a Croacia. La población concreta donde nació es tema de debate: algunas fuentes afirman que es Grizane, pero también Drivenik se atribuye ese honor y ha levantado un monumento dedicado a Clovio.

Cogió los hábitos como clérigo y formalmente siguió siéndolo el resto de su vida. A edad muy temprana aprendió a pintar en un monasterio benedictino de Crikvenica. Él mismo afirmó que se formó en Dalmacia veneciana, y ya en Italia perfeccionó su arte con Giulio Romano en Roma y con Girolamo dai Libri en Verona. Vivió en Venecia, Florencia y otras ciudades pero mayormente en Roma, donde falleció. Trabajaba por encargo, habitualmente para reyes y miembros ilustres de la curia, los únicos coleccionistas que podían costear suntuosos libros ilustrados a mano (iluminados) cuya elaboración podía durar años.

Clovio se especializó en temas históricos y religiosos en formatos diminutos, generalmente para libros exclusivos: portadas y demás ilustraciones a toda página así como imágenes marginales. Hay que precisar que no eran grabados coloreados, sino pinturas únicas sobre pergamino que requerían un esmerado diseño y una ejecución de pulso firme con lupa, donde un error podía malograr todo el trabajo.

Clovio llegó a Venecia procedente de Dalmacia a los 18 años de edad. Fue protegido por el cardenal Domenico Grimani, para quien grabó medallas y sellos. Ilustró a mano para él un libro ahora llamado Comentarios de Grimani (Museo Soane de Londres).

Hacia 1524 Clovio estaba en Buda (Hungría), en la corte de Luis II de Hungría. Pintó para él Lucrecia y El juicio de Paris. Tras la muerte del rey en la batalla de Mohács, Clovio se trasladó a Roma.

En la «Ciudad Eterna», Clovio entró al servicio de los Farnesio. En 1558, acompañó a Pieter Brueghel el Viejo cuando éste visitó la urbe. Brueghel pintó un medallón en una hoja de Clovio (conservada en la Biblioteca Pública de Nueva York), pero no se conservan las seis obras de Brueghel que Clovio citó en su testamento.

Clovio también ayudó a un joven de origen cretense, El Greco, llegado de Venecia. Medió para que le diesen un alojamiento en el Palacio Farnesio, argumentando que era un pintor muy prometedor «discípulo de Tiziano» (aunque sólo debió de ser seguidor o imitador de su estilo). El Greco retrató a Clovio en dos cuadros: uno se conserva en el Museo de Capodimonte (Nápoles) y el otro es una escena religiosa, La purificación del templo (Instituto de Arte de Minneapolis) que muestra a Clovio como personaje secundario junto a Miguel Ángel, Tiziano y Rafael.

La obra más famosa de Giulio Clovio es Las horas de los Farnesio, un libro de horas u oraciones que terminó en 1546 para el cardenal Alejandro Farnese. Le costó nueve años de trabajo y actualmente se conserva en la Biblioteca Morgan de Nueva York. Contiene 28 miniaturas, muchas de ellas de la Biblia aunque posiblemente la más famosa es una página doble que muestra la procesión del Corpus Christi en Roma. El libro cuenta con espléndidas tapas de plata sobredorada, que Giorgio Vasari atribuía por error a Benvenuto Cellini. En el retrato del Museo de Capodimonte, Clovio posa con este libro en la mano.

Otras obras destacables de Clovio son veinte miniaturas de Las victorias de Carlos V (Biblioteca Británica de Londres), un manuscrito ilustrado de Federico de Montefeltro, duque de Urbino (Biblioteca Vaticana), el llamado Misal Colonna (Biblioteca Universitaria John Rylands) y el Leccionario Towneley (Biblioteca Pública de Nueva York). Contiene seis miniaturas a toda página, como La Resurrección y El Juicio Final, opuestas a efigies menores de los evangelistas.

Otras obras de Clovio se conservan en las bibliotecas de Viena, Múnich, París y Manchester. En Zagreb existe un museo dedicado al artista, Klovicevi Dvori («Palacio de Clovio»), que alberga algunos ejemplos. En España, el Museo Lázaro Galdiano posee una Sagrada Familia pintada con temple y oro sobre pergamino, que Clovio pintó por encargo de Ruy Gómez de Silva en 1556 para ser regalada a Carlos I de España. Creó otra obra similar para el mismo cliente, como regalo para su esposa, la luego polémica Princesa de Éboli. Se conserva actualmente en el Museo Marmottan-Monet de París.

Clovio diseñó además muchos ropajes para las fiestas nupciales de Ortensia Borromeo, celebradas en el Vaticano en marzo de 1565. Este tipo de tareas era bastante común entre los pintores cortesanos de la época. Estos atuendos son ahora conocidos por una serie de grabados al aguafuerte anónimos, que seguramente se basaron en bocetos de Clovio ahora desaparecidos.

Giulio Clovio murió en Roma el 5 de enero de 1578, y su tumba se halla en la basílica de San Pietro in Vincoli, la misma que alberga el Moisés de Miguel Ángel.

Croacia, celebró el 500 aniversario de su nacimiento en 1998. El Banco Nacional de Croacia emitió una moneda de plata de 200 kunas en su honor. Además, se le erigió un monumento en Drivenik. También la Ciudad del Vaticano festejó la efemérides, emitiendo sellos de correos.

En fecha reciente, el gobierno croata adquirió una obra de Clovio, El Juicio Final, que él había regalado al papa Clemente VII.


Galería
Página de la Colonna Missale, 1532


Elymas queda ciego por San Pablo
ante el procónsul Sergius Paulus, 1540

Óscar Domínguez (1906-1958)



Domínguez, Óscar (La Laguna, Tenerife, 3 de enero de 1906 - París1, 31 de diciembre de 1958). Pintor español.

Biografía

En 1927 se trasladó a París para llevar unos negocios familiares donde permaneció hasta su muerte. Pintó como aficionado hasta 1931, cuando la muerte de su padre le obligó a ganarse la vida como pintor. De 1929 a 1938 se extiende su etapa propiamente surrealista, centrada en los procedimientos automáticos, en los que destacó como inventor de las "de calcomanías". En 1935 se incorporó al grupo surrealista, del que fue expulsado en 1945 por su apoyo a la postura política de Eluard. A principios de los cuarenta atravesó una etapa influida por De Chirico hasta que el conocimiento profundo de la obra de Picasso, facilitado por la amistad entre ellos, le llevó a una síntesis de imágenes surrealistas de configuración cubista.

Entre finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta transcurrió su época "esquemática", que supuso la superación de la dependencia picassiana con composiciones más serenas y equilibradas y un cromatismo más grave, delimitado por su característico "Triple trazo", blanco y negro. Desde 1955 trabajó en los límites de la abstracción que abandonó en el último año de su vida para reavivar su inicial interés por el automatismo.

Aunque residente en París, siguió en contacto con su tierra. Fue uno de los más decididos animadores del surrealismo español. Su obra plasma un surrealismo ecléctico, de base casi naturalista y, en el más noble sentido de la palabra, académico. Su poderoso dibujo da a sus formas la rotundidad de la escultura. Hay en su obra, de equívoco lenguaje y simbólico sentido, una constante y agresiva presencia del espectro de la libido.

Sus obras figuran en diferentes museos: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Museo de Arte Moderno, París; Museo de Arte Contemporáneo, Praga.

En junio de 2006 la Universidad de La Laguna celebró un congreso en el que se recuperó el "surrealismo volcánico" de Domínguez. También esa semana se subastaron cuatro obras del artista que alcanzaron la cifra de dos millones de euros, lo que le hacía ingresar en la elite de los consagrados en el mercado del arte.

Fuente: Texto extraído de www.mcnbiografias.com

Obra comentada


Galería


Surrealismo
Autorretrato, 1926


Retrato de Roma, 1933

Óscar Domínguez. Cubismo.

 

Mujer, 1941

Mujer sobre el diván, 1942.Mujeres, 1942. Surrealismo

La máquina de coser, 1943

Mujer en el escritorio, 1943

Oyente silencioso, 1943. Surrealismo


Tauromaquia, 1943

Chica con una cuerda de saltar, 1945. Surrealismo


El pintor y su modelo, 1945


 La odaliscas, 1945.Composición con Fondo Azul, 1949. Surrealismo


Composición con Fondo Azul, 1949. Surrealismo


Toros, 1950


 Corrida II, 1951. Surrealismo


Tauromaquia, 1951


Tauromaquia, 1951


La máquina de coser electrosexual de Óscar Domínguez


Obra pintada en 1935 por el surrealista canario, que se hizo famoso en París por sus ensambles de objetos hirientes, verdaderos desafíos a la sensibilidad. Hay en su obra, que recorre la escala entre la crueldad y el fino humor, la influencia de los poetas malditos, especialmente la del conde de Lautréamont. Además, exploró las posibilidades de la calcomanía o transferencia de un papel a otro de las acuarelas o los dibujos a tinta, mediante una presión.

(Galería A. F. Petit, París)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Manuel Rivera (1927-1995)

Informalismo

Rivera Hernández, Manuel (Granada, 23 de abril de 1927 - Madrid, 2 de enero de 1995) fue un pintor español, miembro fundador del Grupo El Paso.

Trayectoria

Desde su infancia mostró gran disposición para la pintura y la escultura, por lo que su padre lo envió al taller del imaginero, Martín Simón, con el que aprende el oficio, trabajando la madera y el yeso. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, donde recibe clases de Joaquín Capulino y Gabriel Morcillo.

“Existe un testimonio que tiene valor casi de oráculo premonitorio. Con seis años, el Rivera niño realizó un dibujo escolar representando un ramillete de lilas. El motivo ecogía un recuerdo muy antiguo que permanecía varado en la memoria, anterior al uso de razón. No contento con aquella mímesis propia de un aprendiz, el niño agujereó el dibujo con una nube de orificios. Lo perforó desde el reverso hacia afuera como queriendo que desde el interior del dibujo aflorara una especie de secreto escondido. Ya por entonces había cristalizado en él la vocación plástica.

Jaime Brihuega. Removiendo el Azogue. Manuel Rivera en su cámara oscura”

Cuando Manuel solo tenía nueve años estalla la Guerra Civil española. Al poco de terminar el conflicto, fallece su madre, acontecimiento que marcará de forma irremediable su vida, y también su trayectoria, ya que su obra se tornaría melancólica e introspectiva. A los quince años, realizó su primer viaje a Madrid, quedando deslumbrado en su visita al Museo del Prado. En 1945, ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, aquí conoció a la que sería su esposa, Mary Navarro. En 1947 fue nombrado profesor de esta Escuela y ese mismo año expuso su obra en la Asociación de la Prensa de Granada y también fue seleccionado para participar en la Primera Bienal de Arte Hispanoamericano de Madrid, dominando en esta época el arte figurativo.

En 1952 fundó el grupo la Abadía Azul en Granada. En 1953, el Instituto de la Cultura Hispánica, le invita a participar en el Curso internacional de Arte Abstracto celebrado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander. En el transcurso de las actividades que allí tuvieron lugar, Manuel tuvo la oportunidad de conocer a numerosos artistas y críticos de arte. Este curso va a suponer una inflexión en su carrera artística, comenzando a partir de entonces a adentrarse en el arte abstracto, que se materializa en sus series abstractas, como la que se titula "Albaicines". Su participación en las ediciones de la Bienal de Hispanoamérica refuerzan el peso de su nombre. En 1956, Rivera viaja a París donde toma contacto con el arte contemporáneo de su tiempo, a la vez que busca su propio lenguaje:

“Había intentado depurar los medios de expresión pictóricos hasta cercarlos al límite, desembocando en el exiguo lenguaje de la bicromía del blanco y negro. Según cuentan quienes entonces estuvieron junto a él, llegó a romper físicamente el lienzo, buscando que aquellos mensajes en blanco y negro se iluminaran desde la profindidad de un espacio tangible. ¿Era otra vez el niño que agujereaba el papel esperando un milagro? ¿Era el magnetismo de aquella dramática poesía que se iluminaba en los fotogramas del cine de Igmar Bergman? ¿Era esa anhelada esperiencia del 'a otro lado' que aparece como una desasosegante urgencia en los relatos de Kafka?...

Removiendo el Azogue. Manuel Rivera en su cámara oscura”

En este momento de su carrera, Rivera incorpora la tela metálica a sus obras como soporte artístico, primero sobre bastidores de madera y posteriormente de aluminio:

“Compré un rollo de tela metálica, lo llevé al estudio, lo contemplé durante días, y casi a ciegas comencé a trabajar sobre él. En ese momento comenzó mi aventura. Manuel Rivera. Testimonio recogido por Marisa Rivera Navarro.”

Participó en 1957 en la creación del grupo El Paso, un colectivo de artistas y críticos de gran relevancia que revolucionó el arte español de la posguerra y que supuso la introducción del informalismo en España, celebrándose en abril de 1957, la primera exposición del grupo en la Galería Bucholz de Madrid, en la que presenta sus telas metálicas, realizadas en un solo plano. Su integración en El Paso marcará su trayectoria de forma sustancial, empezando a ser conocido a nivel nacional e internacional. El artista granadino se muestra acorde con su grupo y muestra una doble condición, internacional y castiza. Apuesta por una abstracción cargada con tintes expresivos y concede gran importancia a la identidad abrupta de lo matérico.​

En 1959, realizó su primera exposición individual en Madrid, en las salas del Ateneo. En 1965, participó en la exposición Adquisiciones recientes en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y expuso en diversas ciudades de Estados Unidos, así como de Marruecos y Sudáfrica.

A partir de este momento se produce una consolidación de la expresión plástica de Rivera. Ya desde 1956, el artista comienza a moverse dentro de la experimentación tangible de la materia. Las posibilidades de ofrecer un tacto real, significan la apropiación poética del espacio físico. Pero su lenguaje acapara también los principios básicos del movimiento y la luz dependiendo de cómo se sitúe el espectador frente a la obra.

Esto supone que quien contempla la obra deja de ser simplemente un observador, y se transforma en sujeto activo. Aquí radica un rasgo fundamental en la obra que produce Rivera a partir de este momento. En algo como lo que cifraba Delacroix, en una página de su diario de 1850, lo esencial del hecho artístico:

“Me he dicho cien veces que la pintura, la pintura material, no era más que el pretexto, un puente entre el espíritu del pintor y el del espectador”

En 1967 inició la que sería su segunda etapa pictórica, con la serie Papeles japoneses, en la que accedió a nuevos procedimientos técnicos, con una gran influencia del arte oriental y una intensificación del color. En 1985, realizó conjuntamente con el dramaturgo Antonio Gala y el músico Manolo Sanlúcar, El testamento andaluz, realizando una pintura y tres dibujos de cada una de las capitales andaluzas, en los que se recoge lo más significativo de cada una de ellas.

Influencias

En la obra de Rivera nos encontramos con referencias diversas. Podemos encontrar homenajes a artistas: Picasso, Juan Gris, Fray Angélico, Piero Della Francesca, Goya, Velázquez, Millares...

También hace alusiones a Johann Sebastian Bach, Vicente Escudero, Ingmar Bergman, Unamuno, Kafka, André Bretón, Federico García Lorca, Borges...

El mundo clásico también le sirve de base par dar nombre a muchas de sus obras: Polifemo, Parca, Marco Aurelio, Hermes, Venus, Príapo...

Incluso el universo religioso está presente en muchas de sus referencias argumentales: exvoto, relicario, tabernáculo, saeta, Herodes, púrpura, episcopal, cardenal, inquisidor, catedral, sacristía...

Formas de espiritualidad exóticas. Y por último cabe señalar las claves específicamente relacionadas con lo español: infanta Margarita, Conde Duque, esperpento, martinete, tauromaquia, capricho, espantajo, máscara...

Técnica y obras

Durante su periodo de formación las pinturas de Rivera son en su mayoría figurativas, no obstante, sus cuadros apuntaban a una ruptura con la forma tradicional, de la que pronto se distanciaría.

Como ya hemos mencionado anteriormente, la preocupación espacial y el tema de la luz, son temas a los que hace referencia a lo largo de su obra madura.

“Aparte de hacer una pintura más fresca y de mayo luminosidad, comencé a preocuparme por las transparencias. Subí a pintar a la Alhambra y cada tarde intentaba atrapar aquel finísimo polvo de oro, más preocupado por el aire que por los volúmenes​

Marisa Rivera Navarro. En busca de la luz y del espacio”

Al asistir en 1953 al Curso Internacional de arte abstracto, marcó un punto importante, ya que empezó a definir su forma de trabajar y recibió numerosas influencias. A finales de este año, aparece un espacio puro. Comienza a pintar con capas espesas de pintura creando formas que flotan.

Recibe una invitación de Luis González Robles para representar a España junto con Millares en la IV Bienal de São Paulo. Ahí comienza una lucha sin cuartel con el lienzo, en busca del espacio. Prescindió entonces del color refugiándose en el blanco y negro. Seguía pintando formas suspendidas, vacías (o llenas de espacio, según se mire). Llegó en su desesperación a romper el fondo del lienzo agujereándolo para poder ver a través de él, cortando la tela para dejar abierto un hueco. Trabaja sin descanso.

Sumido en una profunda crisis, descubre por fin como salir del material pictórico tradicional. A partir de 1956 se produce el encuentro con la tela metálica. La materia dejará atrás su protagonismo inicial para pasar a ser un mero vehículo de la expresión:

“A pesar de que mi obra suele clasificarse en el informalismo, dentro de la abstracción, yo nunca me he considerado un informalista puro, ni tampoco un pintor abstracto. No busco simplemente un equilibrio de formas y colores. Necesito algo más. Partir de una idea lírica o de un dolor, de una emoción.​

Marisa Rivera Navarro. En busca de la luz y del espacio”

La tela metálica acabaría desmaterializándose y deshaciéndose en brazos del aire, la luz y sus efectos. Comenzó a trabajar realizando obras sobre un solo plano, a modo de collage, mallas metálicas sujetas por un bastidor de hierro. Comprueba admirado que en este soporte tiene cabida el espacio y la luz. Pronto empieza a dejar espacios entre las telas metálicas, consiguiendo así ciertas vibraciones e irisaciones que fueron el principio de toda su producción posterior. Este hallazgo le permitirá trabajar más cerca de la luz y el espacio.

En São Paulo tienen una clamorosa aceptación, así que en 1958 es nuevamente seleccionado para la Bienal de Venecia. Llegaron entonces la fama creciente y el interés de los galeristas más importantes.

Fue una composición de la seria de "Metamorfosis", realizada en 1959, la primera obra realizada sobre un tablero de madera que sujetó las telas metálicas. El tablero servía de soporte para fijar las tramas. Sobre él, apoyaba unos pivotes de hierro que le servían de sujeción. Este soporte le acompañará siempre. En ocasiones las mallas metálicas también pueden colgar del bastidor. Su obra cobra un aspecto diferente en ausencia del tablero, el espacio se hace más corpóreo. Las telas metálicas que envía a a Bienal de Venecia, regresan ligeramente oxidadas por la humedad, lo que da pie a un encuentro fortuito con el color.

Desde la austeridad anterior, el color irá conquistando la sombras a partir de los sesenta. El pintor comenzará a utilizar el mismo sistema de veladuras que los pintores venecianos del siglo xvi. Y con la luz comenzó a formar grandes masas, que junto con el color creaban unas ondas y vibraciones de gran intensidad. Así su obra iba adquiriendo un carácter más constructivo, al superponer las mallas metálicas que iban creando volúmenes diversos en el espacio.

Nacían los primeros "Espejos" en 1964, espacios mágicos llenos de movimiento.

La investigación sobre los espacios físicos y espirituales, el universo metafísico, volvió a aparecer en 1974 a través de las imágenes y formas de los "Mandala", representación de las formas cósmicas e instrumentos de meditación. 

En 1977, rompe bruscamente con el lirismo anterior. Introdujo en las telas metálicas elementos que emplearía desde entonces, tales como collares erizados de puntas mortales, bocados de caballo, enganches herrumbrosos y alambradas zurciendo heridas.

A mediados de los ochenta se adentró en el periodo más escultórico de su producción. El juego de espacios se alejó del plano y los límites cobraron un nuevo sentido. Las formas adquirían tridimensionalidad saliendo fuera del tablero. Más adelante llevó a cabo el despliegue oscuro de los "Espejos heridos" y "Espejos rotos", catalogados en los últimos ochenta.

Manuel Rivera ha sido un artista en actividad experimental constante hasta sus últimos días. En 1994, probaba nuevas esculturas, realizando los "Transparentes". Surgían los tablex de colores desbocados. Creaba también la serie de los "Estorzuelos", formas aéreas pendientes de la superficie de unas cajas diáfanas.

“Nunca he pasado de lo experimental. Mi vida como hombre y como artista siempre fue la búsqueda.”

Jaime Brihuela en su texto "Removiendo el azogue", sintetiza en la siguiente tipología de recursos sintáctico semánticos, los instrumentos del lenguaje visual de los cuales dispone el artista:

  • Emprende operaciones puramente constructivas, que unas veces equilibran líneas rectas sobre presupuestos compositivos ortogonales, mientras que otras se entregan a la acritud crispada de las diagonales y los ángulos agudos.
  • Acomete la confección de elementos oo líneas de orientación visual curvos, buscando sintonías dramáticas, referencias biomórficas, connotaciones sensuales.
  • Construye trampantojos de profundidades y transparencias. O bien destruye el asiento visual del "concepto" de fondo mediante agujeros, brechas, oquedades, incluso virtuales sugestiones del abismo.
  • Ante la pupila del espectador, convertido en un sujeto agente que modifica conscientemente su punto de vista, sugiere aguas, irisaciones, movimientos envolventes, incluso palpitaciones rítmicas.
  • Busca equilibrios, tensiones o energías desencadenadas o cruelmente reprimidas por la evidencia icónica de clavos, ligaduras o tensores. Incluso enfatiza todo esto mediante el ensamblaje del ready-made asociable a universos de violencia y crueldad.
  • Deja entrever connotaciones metonímicas de seres, monstruos, regazos, pellejos, esqueletos, órganos despedazados, sexos... desplegando un contexto de resonaciones figurativas.
  • Edifica ámbitos de significación de carácter empático, asociables a nociones como placidez, ensoñación, meditación, esfuerzo, dolor, alaridos de angustia.
Fuente: https://es.wikipedia.org/

Galería
Metamorphosis, 1959


Metamorphosis, 1960

Edgar Degas (1834-1917)



Degas, Edgar (París, 19 de julio de 1834 - 27 de septiembre de 1917) Pintor francés.

Se formó en la Escuela de Bellas Artes de Paris y en el clasicismo de lngres, determinante de su rigor en el dibujo y en la construcción de sus cuadros, que le caracterizaría toda la vida. Pese a haber participado, entre 1874 y 1886, en las exposiciones del grupo impresionista, se diferencia de éste profundamente; se desinteresa del paisaje, centra su atención en las figuras humanas y practica un tipo de composición en el que las formas dibujadas son el elemento fundamental. Coincide, sin embargo, con los impresionistas en su preocupación por la verdad del1nstante, en su ruptura con el academicismo vacío de problemas. Pero el instante captado por los impresionistas es el instante de la luz, el que revela la instantánea fotográfica, mientras que el instante de Degas es el del movimiento, que no queda aislado en el tiempo, sino que en un mismo cuadro capta momentos sucesivos, acercándose con ello a la visión cinematográfica; en este sentido, parece haber llegado, como Cézanne, mucho más lejos que los impresionistas. La serie de sus bailarinas y las escenas de ballet, en las que el color brillante anima la superficie de los cuerpos, constituye uno de los conjuntos pictóricos más extraordinarios de finales del s. XIX. Además del óleo, utilizó frecuentemente el pastel. Cultivó asimismo el grabado, y en la última etapa de su carrera se dedicó a modelar con cera desnudos femeninos.

Degas, más allá del impresionismo

Probablemente, si el parisiense Edgar Degas (más propiamente, Hilaire-Germain-Edgar de Gas; 1834-1917) no empleó la técnica pictórica de sus amigos los impresionistas (cuyos afanes en gran parte compartió) fue porque vio que aquella innovación, al representar la luz mediante la disociación del color, acarreaba la abolición de las sombras y líneas que forman el diseño de la figura, y él era un enamorado de la figura humana en la varia multiplicidad de sus actitudes.

Degas nació en una familia rica y culta; su padre, que se hallaba al frente de un negocio bancario, era aficionado al arte, en especial a la música, y había nacido en Nápoles, hijo de un banquero francés allí emigrado. En cuanto a su madre, pertenecía a una vieja familia francesa de Nueva Orleans. Hijo primogénito de aquel matrimonio, después del estudio del baccalauréat empezó el de la carrera de Leyes, que pronto abandonó en pos de su afición por el dibujo, la pintura y el arte del grabado.

En 1854 fue alumno de Louis Lamothe, discípulo de Ingres, y un año después frecuentó con irregularidad la Escuela de Bellas Artes. Sin embargo, su auténtica formación (paralela a la de Manet) se basó, en gran parte, en sus asiduas visitas al Louvre y en los resultados de los viajes que entre 1854 y 1859 realizó a Italia (a Nápoles y Roma, y sobre todo a Florencia, donde una hermana de su padre estaba casada con el barón Bellelli).

⇨ Hilaire René de Gas (Musée d'Orsay, París) fue abuelo de Degas que, si bien simplificó su apellido, no dejó de ser nieto e hijo de banqueros. Su brillante posición social le permitió frecuentar la mejor sociedad de su época, pero quizá le impidió participar plenamente en su aventura pictórica.   




Buen conocedor de Giotto y de los cuatrocentistas florentinos y admirador de Ingres (a quien conoció personalmente), reveló precoz madurez, como lo demuestran dos obras de retrato que ahora se admiran en el Musée d’Orsay: su Autorretrato (1855) y el gran lienzo Retrato de la familia Bellelli, empezado en Florencia en 1857 y terminado en 1860 en París.

A partir de este último año, emulando a Ingres o a Delacroix, realizó, con gran dominio de la composición, cinco notables lienzos de asuntos históricos: Las muchachas espartanas provocando a la lucha a sus compañeros (Galería Nacional, Londres), La hija de Jefté (Smith College, Massachusetts), Semíramis dirigiendo la construcción de una ciudad y Desventuras de la ciudad de Orleans (Musée d’Orsay).

César (1921-1998)



César, César Baldaccini, llamado (Marsella, 1 de enero de 1921 - 6 de diciembre de París, 1998) Escultor francés.

Biografía

Nació de padre italianos de clase trabajadora en el barrio de la Belle-de-Mai, en Marsella. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Marsella entre 1935 y 1939 y luego en la de París (1943-1948). Comenzó a hacer esculturas soldando restos de metal en 1952. Se ganó un nombre con esculturas de insectos, varias clases de animales y desnudos. Su primera exposición individual se celebró en la Galería Lucien Durand de París en 1954.

Se casó con Rosine y tuvieron una hija, Anna. Falleció en París en diciembre de 1998. Después de su muerte hubo una amplia disputa sobre su testamento entre su viuda e hija, por un lado, y Stéphanie Busuttil, su compañera al tiempo de su muerte, por otro.


Obra comentada


Galería
Desnudo, 1948

Sin título, 1952

Edgar Degas. Japonismo.

Madame Camus con un abanico, 1870.
Impresionismo

Punto al Arte