Páginas

Artistas de la A a la Z

Alberto Durero (1471-1528)


Durero, Alberto, o Durer, Albrecht (Nuremberg, 21 de mayo de 1471 - 6 de abril de 1528) Pintor y grabador alemán. Máximo representante del Renacimiento en Alemania. Su padre, el orfebre Albrecht el Viejo, le colocó como aprendiz en el taller de Wolgemut, un grabador y pintor de Nuremberg, su ciudad natal, junto al que aprendió las técnicas del grabado en madera (xilografía) y en metal, y también de la pintura. En 1490 realizó un viaje por Alemania, Alsacia y Lorena; en Colmar, Basilea y Estrasburgo permaneció largas temporadas para aprender las técnicas de ilustración de libros con grabados. En 1494 viajó a Italia (Venecia, especialmente) y a su regreso, impregnado de la claridad y el orden mediterráneos, tan lejanos del patetismo gótico y la frialdad nórdicas, pintó numerosas "y vívidas acuarelas con los bellos paisajes que había conocido; más tarde, usaría también la misma técnica para plasmar su amor por la naturaleza, animales y plantas: liebre, cangrejo, langosta, hierbas y flores, representados con gran precisión y detalle. De nuevo en Nuremberg, y bajo la protección del elector de Sajonia, alcanzo gran fama, gracias a sus retratos de burgueses y nobles y, sobre todo, a sus Autorretratos (1493, Museo del Louvre; 1498, Museo del Prado; 1504, Pinacoteca de Munich). En esta época pintó La Adoración de los Magos (Uffizi) y el Retablo Paumgartner (Munich). Paralelamente practicaba la xilografía (Casa de baños para hombres, 1497) y el grabado (El hijo prodigo, 1498); ese mismo ano imprimió el Apocalipsis, en forma de libro editado por el mismo, con 15 ilustraciones magistrales (Los cuatro jinetes del Apocalipsis), así como La Vida de La Virgen.

En 1505 viajó de nuevo a Venecia, donde se relacionó con los grandes eruditos y artistas (en especial Bellini) y conoció La obra de Leonardo. Pintó entonces varias obras de clara influencia veneciana (Madonna del Verderón, Berlín; Jesús entre los doctores, Lugano). Al regresar a Nuremberg se dedicó a perfeccionar y estudiar las técnicas del grabado al modo italiano, logrando una impresión de claroscuro que producía el efecto de tonos intermedios (La gran Pasión, 1511) y sus mas celebres grabados (EI caballero, La muerte y el diabloSan Jerónimo en su estudio y La Melancolía). De esta época son sus dos lienzos Adán y Eva (Prado), desnudos típicamente renacentistas, y La Adoración de La Trinidad (Viena).

Entre 1524 y 1526 realizo numerosos retratos al oleo de personajes de fuerte personalidad y también grabados (Erasmo, Melanchton, Pitckheimer); sin embargo, La obra más impresionante de esta última etapa de su vida es, sin duda, sus Cuatro Apóstoles de La Pinacoteca de Munich, impregnados de una majestuosa gravedad.

El maestro Durero

 Los documentos que se conservan sobre Alberto Durero (en alemán: Albrecht Dürer) son la Crónica Familiar, que incluso contiene algunas anotaciones de su padre con información sobre la historia de su familia, algunas copias de su diario de viaje por los Países Bajos, una hoja original de su “Libro de recuerdos”, numerosas notas manuscritas y un fragmento de su testamento.

Sus antepasados, probablemente de origen alemán, procedían de Ajtós, un pueblecito situado cerca de Guyla en Hungría. Ajtós significa puerta, que en alemán es Türe; por tanto, Thürer quiere decir: el que viene de Ajtós. Del padre de Durero, Alberto el Viejo, se tiene la primera noticia en Nuremberg el año 1444; antes había estado en los Países Bajos en viaje de estudios. En 1467 logró la ciudadanía de Nuremberg y se casó con Bárbara, hija del orfebre Jerónimo Holper; en el año 1468 obtuvo el diploma de maestro orfebre. De esta unión nacieron dieciocho hijos, siendo el tercero Alberto Durero, que nació el 21 de mayo de 1471. Como su padre y abuelo, aprendió el oficio de orfebre; su padre fue su maestro y toda su obra llevará el sello de este primer aprendizaje.

⇦ Mein Agnes, de Alberto Durero (Museo Albertina, Viena) Entre los centenares de dibujos preparatorios que hizo Durero a lo largo de su vida se conserva uno de los escasos retratos que dedicó a su esposa poco después de la boda. Casi todos sus dibujos eran retratos acabados y ofrecidos a sus modelos como meros ejercicios técnicos, una herramienta previa que servía como boceto para adelantar el pago de los encargos. Generalmente retrataba el busto del personaje sobre fondos no saturados y dejaba un amplio espacio bien visible para la firma, la fecha y la dedicatoria. 



Por deseo propio, ingresa el 30 de noviembre de 1486 en el taller del pintor Michael Wolgemut, vecino de la familia de Durero, en calidad de aprendiz. Era Wolgemut en aquel entonces el pintor de más fama de la ciudad, y en su taller, que se convirtió en un centro de actividades muy influyentes en Nuremberg, trabajaban numerosos colaboradores. Practicaba un estilo sobrio y narrativo, naturalista en los detalles, con un concepto realista del espacio que acusaba la influencia de la pintura de los primitivos flamencos.

En relación con el taller de Wolgemut empezó entonces una amplia actividad gráfica el editor e impresor Antón Koberger. Entre otras obras imprimió las planchas en madera para un “Tasionark” en prosa (1491) y la famosa Crónica Mundial de Schedel, el libro con la más rica ilustración del gótico tardío alemán, a base de grabados en madera. Es muy posible que colaborara el joven aprendiz en ambas obras, ya que Antón Koberger era padrino de bautismo de Durero y tal vez tuviera un interés especial en ello.

Maximiliano I, emperador de Alemania de Alberto Durero

Aunque Durero estuvo al servicio del emperador, só-
lo tuvo ocasión de retratarlo directamente cuando, du-
rante la Dieta de Augsburgo, posó ex profeso para él 
y pudo dibujarlo al carbón. Este retrato del Emperador 
Maximiliano I (Kunsthistorisches Museum, Viena), que 
tiene entre las manos la granada, símbolo de unión en-
tre los pueblos, se considera el mejor de los dos que 
realizó. El mentón autoritario y la sobriedad del traje 
son atributos inconfundibles del "último de los caba-
lleros".
Maximiliano I era hijo de Federico III y se convirtió en el gobernante de un imperio que él habría de hacer mucho más grande e importante. Incluso mucho antes de ascender al trono, su matrimonio con María de Borgoña le permitió gobernar los territorios que regentaba su esposa. Ya en 1493, tras la muerte de su padre, se convirtió en emperador, Maximilano I, y sus esfuerzos se concentrarán en dos frentes.

Quizás el más importante de ellos sea su denodada política por ampliar los límites del imperio. Efectivamente, Maximiliano quería recuperar el esplendor del mismo y para ello optó preferentemente por una hábil política de matrimonios. Por ejemplo, su mismo matrimonio con María de Borgoña tenía esta finalidad, y nuevos pactos matrimoniales le otorgaron poder en Bohemia y en Hungría.

A pesar de que durante su gobierno hubo de ver el inicio de la decadencia de su imperio, pues numerosos territorios reclamaron y consiguieron la independencia, como, por ejemplo, la confederación de Suiza en el año 1499, peor resultado obtuvo en el segundo de sus frentes: la reforma interna. La intención de Maximiliano era crear un estado eficaz y para ello promulgó diversas Dietas, o medidas centralizadoras, y creó un consejo permanente de regencia para asegurar la unidad imperial en tiempos de crisis. Pero estas medidas nunca llegaron a buen puerto pues con ellas Maximiliano pretendía algo que se antojaba imposible: la cohesión de un vasto imperio que aglutinaba demasiados pueblos y sensibilidades.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El caballero la muerte y el Demonio de Alberto Durero


Entre 1513 y 1514, Alberto Durero casi abandonó su actividad artística; pero de aquellos años ha llegado este magnífico grabado de El Caballero, la Muerte y el Demonio (Ritter, Tod und Teufel).

La obra ilustra la vida del cristiano en el mundo práctico de la decisión y la acción. Durero hace alusión a un libro de Erasmo de Rotterdam titulado Enchiridion militis christianis (“Manual del Caballero Cristiano”), publicado por primera vez en 1504. El camino de la virtud es largo y lúgubre, por lo que el caballero ha de estar lúcido, sereno y fuerte, para esquivar los peligros y las tentaciones que le puedan acechar. Esto es precisamente lo que el maestro alemán expresa en su grabado.

En Durero, los adversarios del caballero no parecen reales y han de ser ignorados. En la escena vemos al principal protagonista, con rostro firme y revestido con armadura, lanza y espada, acompañado de su perro que atraviesa calmadamente un siniestro valle de rocas y árboles desnudos. En este viaje, que tiene como meta un imponente castillo que se divisa al fondo y que sin duda es la única visión agradable de toda la composición, surgen de entre las sombras personajes fantasmagóricos, a los que el caballero pasa sin verlos, manteniendo los ojos fijos en adelante y sin espantarse.

Las dos figuras monstruosas que le acompañan son la Muerte y el Demonio. La Muerte, como un cadáver en descomposición y coronada de serpientes que se retuercen, le asalta montada en un caballo descarnado. Esta figura, de clara inspiración tardomedieval, va vestida de blanco y tiende un reloj, cuya arena se ha filtrado hasta la mitad, alegoría de como la muerte llega pero no es inminente. Entre tanto, un demonio repugnante, con hocico de puerco, sonríe en una macabra mueca, blandiendo su pica. Con aire decidido y una sonrisa en los labios, el caballero prosigue tranquilo, indiferente, ante sus dos espantosas escoltas. Todo tiene un ambiente terrorífico, además la calavera depositada en el ángulo inferior izquierda, refuerza lo tenebroso de la escena.

El caballo monumental, basado en los estudios de Leonardo para el monumento a Francisco Sforza, va con paso mesurado y sin azararse, al igual que el perro de caza. Lo mismo que el hombre vestido de armadura personifica la fe cristiana, el canino denota tres virtudes: celo incansable, saber y razonamiento veraz.

La cabeza y cola del caballo están adornadas con ramos de hojas de roble, mientras que la lanza con una cola de zorro, signos que sugieren el retorno de una cacería.

El camino de la virtud parece largo y lúgubre, por lo que la dignidad del Jinete exige que para vencer a las tentaciones, ignore completamente sus manifestaciones. Se trata de una caza mística que conducirá al “Caballero de Cristo” por senderos abruptos hasta el castillo que se yergue a lo lejos, sobre las cumbres. Durero representa al soldado de Cristo, no obstante ha habido otras interpres-taciones: el caballero sería Savonarola o un vándalo, cómplice y víctima de la muerte y el diablo.

El grabado en buril sobre cobre, con una iconografía compleja sobrecargada de significados, es de una ejecución meticulosa. Además, en la imagen se estrena un nuevo monograma del artista, en el mismo lugar de siempre: una “S”, abreviatura de la palabra “Salus”.

Realizado hacia 1513, de aproximadamente 246 x 190 cm, se conserva en la Biblioteca Nacional de Francia de París.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Jules Dupré (1811-1889)



Dupré, Jules (Nantes, 5 de abril de 1811 - L'Isle-Adam, 6 de octubre de 1889). Pintor francés. Estuvo en relación, aunque sólo episódicamente, con la Escuela de Barbizon integrada por pintores paisajistas y tuvo una relación fraternal, y en ocasiones tempestuosa, con Theodore Rousseau.


Biografía

Hijo de un fabricante de porcelana comenzó su carrera trabajando para su padre en la decoración de porcelanas. En 1821 se trasladó a París, dónde trabajó para su tío, fabricante de porcelanas de Sèvres, que daba trabajo a Narciso Díaz de la Peña y Louis Cabat, con quien llegaría a tener una estrecha amistad. Estudió posteriormente con el paisajista Jean-Marie Diébolt, hasta que Cabat le convenció de abandonar la cerámica para dedicarse a la pintura de paisaje a pleno aire.

En 1831 expuso por primera vez en el Salón y marchó a Inglaterra donde estudió la pintura de Constable, que ejercerá una notable influencia sobre su obra posterior. En 1832 se reunió con Cabat en Berry y un año más tarde obtuvo una medalla de segunda clase en el Salón como pintor de género. Viajó luego a Normandía y al Departamento de Indra, entrando en contacto con los pintores de Barbizón y de la Escuela de Crozant, establecida en las proximidades de la residencia de George Sand, con quien mantuvo al parecer relaciones sentimentales. Hizo un intento de crear un salón independiente sin jurado, y en 1848 fue condecorado con la Legión de Honor, enfrentándole a Rousseau que no la recibió.

Finalmente se instaló en L'Isle-Adam consagrándose a la pintura de sus paisajes desolados y sus modestas casas campesinas. Tras la muerte en 1857 de Hélène Quantinet, que había sido durante muchos años su alumna y compañera, contrajo matrimonio con Stéphanie-Augustine Moreau, con quien tendría dos hijos, y comenzó a pasar las vacaciones en Cayeux-sur-Mere junto a Jean-François Millet. En 1881 el Estado le compró Le Matin y Le Soir, y en 1889 fue promovido a comendador de la Legión de Honor, muriendo un año más tarde en L'Isle-Adam.

El color de Dupré es sonoro y resonante; sus temas preferidos son los paisajes sometidos a efectos dramáticos a la puesta del sol o cubiertos por nubes de tormenta, junto a las marinas tempestuosas, algunas de las cuales pintó bajo la influencia de Gustave CourbetVincent Van Gogh, con quien probablemente no llegase a coincidir nunca, mostró su admiración por la pintura de Dupré, en la que veía encarnada el alma del romanticismo.


#art #arte #artist #artista #pintura #pintores #pintoresfamosos #painting #realismo #realism #julesdupre

Obra

El llano de Bellecroix, 1830

Barcas en tempestad, 1870

Pierre-Paul Prud'hon (1758-1823)


NeoclasicismoRomanticismo.

Prud'hon, Pierre-Paul (Cluny, Saône-et-Loire, 4 de abril  de 1758 - París, 16 de febrero de 1823) Dibujante y pintor romántico francés, conocido principalmente por sus retratos y sus pinturas alegóricas.

Biografía

Realizó estudios en Dijon y luego se mudó a París, donde diseñó grabados. En 1784 ganó un premio para viajar a Roma, meta de todos los pintores académicos. Allí conoció al escultor Antonio Canova, pero no se dejó atraer por el neoclasicismo puro y prefirió estudiar los rasgos más sensuales y decorativos de Rafael Sanzio, Correggio y Leonardo da Vinci.

De vuelta en Francia, Prud'hon atravesó una etapa gris, subsistiendo con el diseño de grabados y algunos retratos. Su suerte cambió con el ascenso de Napoleón; sus dos esposas las emperatrices Josefina de Beauharnais y María Luisa de Austria prefieron el estilo amable y decorativo de Prud'hon al neoclásico predominante en la época, que resultaba demasiado severo para los cuadros mitológicos y retratos.

Prud'hon realizó un famoso retrato de la emperatriz Josefina (Louvre) así como del rey de Roma (Napoleón II); también diseñó decoraciones y muebles, incluso la cuna del infante imperial. Para estos proyectos seguía el gusto neoclásico, pero para las pinturas, prefería otro más sensual y mórbido que anticipa el romanticismo. Jacques-Louis David, líder del neoclasicismo puro, definió a Prud'hon «el Boucher de nuestro tiempo», por sus cuadros mitológicos de texturas suaves, y (acaso también) porque su éxito se apoyaba en el sector femenino de la corte.

En sus últimos años, Prud'hon vivió una agitada relación con una discípula, Costance Mayer, después de un matrimonio poco afortunado. El suicidio de la joven en 1821 le afectó de tal forma que, según algunos biógrafos, le produjo una depresión que aceleró su muerte.

Prud'hon fue estimado por Delacroix y otros artistas y literatos de su generación, pero ya en la época del Realismo empezó a ser cuestionado y Honoré Daumier le caricaturizó.

Es famoso principalmente por su obra Crucifixión (1822), que pintó para la catedral de San Esteban en Metz (ahora en el Louvre). También son famosas El rapto de Psique y la alegoría La Justicia y la Venganza divina persiguen el Crimen (1808), del Louvre. Produjo también algunas litografías.

Fuente:  https://es.wikipedia.org/

#art #arte #artist #artista #pintura #pintores #pintoresfamosos #painting #neoclasicismo #romanticismo #romanticism #pierrepaulprudhon

Galería
Retrato de familia de la señora Anthony
y sus hijos, 1785. Romanticismo

Madame Copia, 1792. Romanticismo

Escuela de Ferrara

Frescos en el Palacio Schifanoia, Ferrara. Alegoría de Septiembre; Triundo de Vulcano, 1469 de Cosimo Turo.

Escuela de Ferrara es el nombre que la historiografía utiliza para designar a una de las escuelas italianas de pintura durante el Renacimiento, cuyo foco fueron los talleres pictóricos de la ciudad de Ferrara, estrechamente vinculados a la casa de Este, que con su mecenazgo concentró la mayor parte de los encargos artísticos desde el siglo XV.

Nicolás III de Este (1393-1441) y sus tres hijos, Leonello (1441-1450), Borso (1450-1471), y Ercole I (1471-1505), expandieron la importancia política y artística de la ciudad, dando trabajo a una creciente población de artesanos. El mecenazgo se acrecentó con Hércules I de Este, y continuó hasta la muerte sin herederos de Alfonso II de Este en 1597, momento en que el ducado de Ferrara fue anexionado por los Estados Pontificios, gracias al apoyo militar de los Habsburgo hispano-austríacos.

Desde finales del siglo XIV hasta 1440 se desarrolló en Ferrara un arte elegante y refinado, pero superficial y afectado, como el que triunfaba en toda Europa, conocido como gótico internacional. Sus últimos representantes en la Italia del norte, Pisanello y Jacopo Bellini, entraron al servicio de los Este en Ferrara en esa década de 1440.

El nuevo estilo renacentista aparece entre Padua y Venecia con la llegada de artistas toscanos, como Andreadel Castagno (1422), Paolo Uccello (1423-31 y 1445), Filippo Lippi (1434) y sobre todo Donatello (1443), cuya estancia por diez años en Padua tuvo repercusión en toda la región. Andrea Mantegna, al comienzo de su carrera en Padua, fue uno de los primeros artistas de la Italia septentrional en expresarse con las convenciones del estilo moderno. Al final de la década de 1450, Ferrara reforzó sus lazos artísticos con Padua acogiendo a Mantegna, así como al flamenco Rogier van der Weyden, que realizó en la ciudad una escala de su viaje por Italia. Los pintores ferrareses de la segunda mitad del XV: Cosmè Tura, Francesco del Cossa y Ercole Ferrarese (llamdado también Ercole de' Roberti) encontraron un estilo propio, sin equivalente en los demás focos artísticos italianos. Son característicos sus cuerpos y rostros demacrados y las expresiones extáticas y dolorosas, que extreman los modelos de Bellini o de Mantegna.

Su estilo evolucionará con el tiempo, incorporando influencias de los focos vecinos: Mantua, Venecia, Lombardía, Florencia y sobre todo Bolonia. Los lazos con la escuela boloñesa fueron particularmente estrechos. Muchas de las colecciones locales, como las de la familia Gonzaga, gobernantes de Mantua, se dispersaron con el final de la casa de Este en 1598.

Especialmente a finales del siglo XV, Ferrara fue uno de los principales centros de grabado de toda Italia. Los grabados más famosos fueron las dos series conocidas tradicionalmente como Mantegna Tarocchi, aunque no se pueden atribuir a Mantegna, sino cada una de ellas a algún maestro no identificado.

Fuente: https://es.wikipedia.org/

Cosimo Tura (h.1430-1495)


Renacimiento. Escuela de Ferrara.

Tura, Cosimo o Cosmè Tura (Ferrara, h. 1430 - 1495), también conocido como Il Cosmè, fue un pintor cuatrocentista italiano. Está considerado uno de los fundadores de la Escuela de Ferrara. Fue el pintor oficial de los duques de Ferrara.

Biografía

Nacido en Ferrara, fue alumno de Francesco Squarcione de Padua. Más tarde obtuvo el mecenazgo de los duques Borso de Este y Hércules I de Este. Entre sus alumnos estuvieron Francesco delCossa y Francesco Bianchi.

Dotado de una gran personalidad y de amplias dotes artísticas, está presente en todas las manifestaciones artísticas de la corte de los duques de Este. Además de pintor, realizó labores de escenógrafo en fiestas y torneos y dibujó cartones para tapices. Trabajó en la decoración de las habitaciones, del estudio y de la biblioteca de Giovanni Pico della Mirandola. Proyectó los frescos del Palacio Schifanoia de Ferrara.

Aunque de sesgo ecléctico,1​ parece que le influyó el estilo cuatrocentista de Mantegna y Piero della Francesca. Los críticos de arte subrayan la influencia de Mantegna, especialmente en sus obras del primer periodo. Se supone, aunque no se ha podido demostrar de forma taxativa, que estuvo en Padua entre los años 1452 y 1456, donde trabajaba Mantegna. De todos modos este último artista sí que estuvo en la corte estense, donde es seguro que coincidió con Tura.

La pintura de Tura, se caracteriza por composiciones fastuosamente decoradas, con un plasticismo casi escultórico de las figuras, en un realismo aparente, casi fantástico, debido sobre todo al empleo de colores fantásticos, paisajes imaginados y una búsqueda minuciosa de los detalles.

En Ferrara, está bien representado por los frescos del Palacio Schifanoia (1469–71) [1]. Esta finca de recreo, con una fachada y una arquitectura poco notables, pertenecieron a la familia de Este, y se encuentra ubicado justo en las afueras de las murallas medievales. Cosimo, junto con Francesco del Cossa, ayudó a producir una serie alegórica concebida de manera intrincada sobre los meses del año y los signos zodiacales. La serie contiene retratos contemporáneos de músicos, trabajadores, y carrozas de carnaval en desfiles idílicos. Como en el mundo de Piero della Francesca, las figuras transmiten una serenidad clásica.

También pintó las puertas del órgano de la catedral, mostrando la Anunciación (1469). Colaboró en la pintura de una serie de «musas» para un studiolo de Leonello de Este, incluyendo la figura alegórica de Calíope en la National Gallery. Mientras que las atribuciones individuales se debaten a menudo, entre los artistas que se pensaron que completaron el Angelo di Pietro da Sienna, también llamado Maccagino o Angelo Parrasio, y Michele Pannonio.

Fuente: https://es.wikipedia.org/

Galería
María y el Niño en el jardín, 1455

Pietà, 1460

Constant Troyon (1810-1865)



Troyon, Constant (Sèvres, 28 de agosto de 1810 - París, 29 de febrero de 1865) Pintor francés.

Comenzó su profesión pintando sobre porcelana en la famosa fábrica de su ciudad natal. La influencia de Riocreux y Poupart fue importante para terminar de conformar el aprendizaje de Troyon en su primera etapa. Un largo viaje por el país supuso un paso decisivo en la obra que desarrolló a continuación. Durante el trayecto se dedicó a dibujar cuanto le llamaba la atención, principalmente paisajes y escenas costumbristas.

En 1833 participó en el Salón de París con dos obras, tituladas El parque de Saint-Cloud y La fiesta de Sèvres. De esta época data la relación con Roqueplan, quien, reconociendo las aptitudes del joven Troyon, le animó a que profundizase en el estudio de la naturaleza. Troyon encontró de ese modo un campo propicio para demostrar su originalidad y en el que sobresalir con sus obras. El viaje que realizó por los Países Bajos en 1847 resultó ser definitivo para la temática de sus cuadros. Ese mismo año fue elegido miembro de la Academia de Amsterdam. A partir de entonces, y por influencia de P. Potter, incluyó en los paisajes dibujos de animales, con tal armonía de formas y colorido que se convirtió en un especialista insuperable en ello, hasta el punto de llegar a convertirse en el primer pintor animalista de su siglo.

La mayor parte de su obra está compuesta por paisajes sencillos, pintados con verdad y firmeza, con una frescura de colorido que dotaba a sus cuadros de gran belleza. Las estampas de animales (sobre todo domésticos, como ovejas, caballos y vacas) sorprenden por su fuerza y autenticidad. Dejó una obra extensa, dada la facilidad que tenía para su trabajo.

C. Troyon perdió la razón en 1863. Murió dos años más tarde, y en 1867 se le dedicó un homenaje póstumo en la Exposición Universal. Los principales museos internacionales conservan algunos de sus cuadros. El Museo del Louvre es el que mayor número alberga, como, por ejemplo, Bueyes conducidos al trabajo, Rebaño de carneros, Vaca blanca, La guardadora de pavos, La vendimia de Suresnes, Encuentro de los ganados o El pastoreo. En Londres se encuentran Vacas en el abrevadero y Rebaño durante una tempestad. En Montreal, Claro de luna y Aldeanos a la puerta de una cabaña. En Moscú, El buey, Perro y conejos y Ovejas. Por último, en La Haya pueden observarse De vuelta del mercado, Paisaje con vacas y Carneros.

Fuente: Texto extraído de www.mcnbiografias.com

Obra comentada

El abrevadero

Galería
El parque de Saint-Cloud, 1830

Vacas en el campo. 1852

El abrevadero de Constant Troyon


La naturaleza aparece aquí como mero escenario donde discurre la vida apacible de los animales, que constituyó, después de su viaje a Holanda en 1846, el eje temático de este pintor adherido a los principios pictóricos de la llamada Escuela de Barbizon.

(Wallace Collection, Londres)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Jean-François de Troy (1679-1752)



Troy, Jean-François de (París, 27 de enero de 1679 — Roma, 26 de enero de 1752) fue un pintor francés de estilo rococó.

Biografía

Miembro de una familia de pintores, su padre, el retratista François de Troy (1645-1730), le inició en la pintura y le animó a viajar a Italia, paso obligado para cualquier pintor de la época, donde residió entre 1699 y 1706, principalmente en Roma, pero también visitó a otras ciudades del norte de aquel país.

Aunque su dedicación principal fue la «pintura de historia», ocupado en asuntos religiosos, mitológicos o históricos, trató también los temas ligeros con escenas de la vida cotidiana (fêtes galantes) a la manera de Antoine Watteau.

De regreso en Francia, en 1708 ingresó en la Academia. Entre 1724 y 1737, trabajó en Versalles y Fontainebleau, y diseñó cartones para las manufacturas de Gobelinos (Historia de Ester, Historia de Jason). En 1727 recibió junto con François Lemoyne el primer premio del «Grand Concours» organizado por el duque de Antin, director de las obras reales, por su cuadro de el Reposo de Diana (óleo sobre tela, 130 x 196, Museo de Bellas Artes de Nancy).

En 1738 fue nombrado director de la Academia de Francia en Roma, donde murió en 1752. Entre sus alumnos destacan Marianne Loir y Antoine Favray, pero también Tadeusz Kuntz.


Galería

Autorretrato, 1696

Retrato de la Princesa Louisa Maria Theresa Stuart, 1700

La inglesa del “Star” de Toulouse-Lautrec

Descendiente de una familia de la aristocracia francesa, Henri de Toulouse-Lautrec encontró el tema de sus pinturas en la vida nocturna de Montmartre, donde tuvo su estudio durante trece años. El oficio lo había aprendido primero en casa de León Bonnat y, posteriormente, en la de Fréderic Cormon, donde conoció a Van Gogh y al artista Louis Anquetin. Su encuentro con este último lo introdujo en el círculo de personas que frecuentaba el café-cabaret “Le Mirliton”, situado precisamente en Montmartre. Desde entonces, Toulouse-Lautrec trabajó con regularidad en los cafés de este barrio parisino, dibujando apuntes de amigos, artistas, bailarinas, prostitutas y cortesanas. Conoció a la joven retratada en La inglesa del “Star” (L’Anglaise du Le Havre) en un bar; ella era bailarina, aunque en esta ocasión no de Montmartre.

Después de una estancia involuntaria por problemas de alcoholismo en el hospital psiquiátrico de Neuilly, cerca de París, el artista decidió partir de viaje en compañía de un pariente lejano que oficiaba como su tutor por prescripción médica. Habían pasado juntos unos días en Albi y se encontraban en una taberna inglesa en el puerto de El Havre, esperando zarpar a Bordeaux, cuando Toulouse-Lautrec conoció a Miss Dolly, una camarera, bailarina y animadora del bar que lo sedujo inmediatamente.

El artista realizó, incluso, varios retratos de la muchacha allí mismo. Este en particular, donde la joven inglesa aparece ocupando prácticamente todo el plano de la composición, ha sido motivo de numerosos estudios por la relación que guarda con el expresionismo. Con pinceladas precisas y sueltas, que no presentan huellas de su reciente crisis, reproduce con inmensa maestría la sonrisa de la jovial modelo. Los bucles rubios sobre un fondo de planos geométricos que, por otro lado, anuncian la llegada del cubismo, enmarcan la seductora expresión, plena de inteligencia, de Miss Dolly, restando importancia a toda referencia espacial.

El colorido de la composición es realmente exquisito. Tonos rosa muy delicados en medio del azul del traje y el amarillo naranja del cabello. Los tonos verdes de la blusa se repiten en el fondo mezclándose con azules suaves. El óleo, muy disuelto y fino, ha sido aplicado en líneas, como si se tratara de un dibujo. La pintura que por momentos parece un mosaico de manchas y rayas, produce en el espectador un impacto más fresco y vivaz que su dibujo preliminar realizado con lápiz.

El color se manifiesta sobre la importancia de las líneas, y el artista ha seleccionado las tonalidades más vivas de la composición para representar el personaje. La luz de la vidriera que se encuentra al fondo a la izquierda, se destaca, sin embargo, en el rostro pleno de la joven, cuya personalidad, desde el centro mismo del lienzo, domina por completo la obra.

Se conservan varias piezas que tienen a Mis Dolly como protagonista. Este pequeño óleo pintado sobre madera de tilo en 1899 mide 41 x 33 cm. y está considerado una obra maestra del arte del retrato. Se encuentra en el Musée Toulouse-Lautrec, en Albi.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Punto al Arte