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Artistas de la A a la Z

Berthe Morisot (1841-1895)


Morisot, Berthe Marie Pauline (Bourges, 14 de enero de 1841-París, 2 de marzo de 1895) fue una pintora francesa, fundadora y figura clave del movimiento impresionista.

Desarrolló una carrera artística profesional durante más de tres décadas, exponiendo desde los 23 años en Salón de París, e incorporándose más adelante a la vanguardia de las exposiciones impresionistas comenzadas en 1874, de las cuales también participaron Claude Monet, Edgar Degas y Pierre-Auguste Renoir, entre otros.

Sus esfuerzos por plasmar las sensaciones de visión mediante una compleja red de pinceladas quebradas la colocaron en la vanguardia de su época. Su pintura, muy ligada a su propia vida y a la de las personas que la rodeaban, muestra su entorno tal y como ella lo veía, con una gran naturalidad.

A pesar de que hasta finales del siglo XX, la historia del arte había relegado su historia y participación a un segundo plano, tanto su talento como su habilidad le valieron el respeto y reconocimiento públicos de sus colegas varones contemporáneos, logro por lo demás inusual para las mujeres de la época. Su voluntad de romper con la tradición, la trascendencia de sus modelos y su capacidad la convierten, para algunos autores, en “la gran dama de la pintura”

Primeros años y formación

Berthe Morisot nació en Bourges, el 14 de enero de 1841, en el seno de una familia de la alta burguesía. Fue la tercera hija del matrimonio de Marie-Joséphine-Cornélie Thomas, proveniente de una familia de tesoreros y pagadores del Estado, y Edmé Tiburce Morisot (1806-1874) quien era entonces funcionario del gobierno local.​ Tuvo dos hermanas mayores, Yves (1838-1893) y Edma (1839-1921) y un hermano menor, Tiburce (1848-?).

Su familia se mudó varias veces debido al trabajo de su padre, hasta que en 1852 se radicaron en Passy, en aquel entonces un suburbio rural al oeste de París, ciudad donde Morisot permaneció hasta su muerte.​ Fueron precisamente sus padres, interesados por la música y las artes, quienes animaron a Berthe y a su hermana Edma a iniciarse en estas, inscribiéndolas en clases privadas de dibujo en 1857. Sus tutores fueron el artista neoclásico Geoffroy Alphonse Chocarne (1797-c.a), pintor de la escuela de Dominque Ingres; y más tarde Joseph-Benoît Guichard (1806-1880), quien fue solicitado por las hermanas, deseosas de una formación profesional. Este último les dio conocimientos clásicos, y las animó a iniciarse como copistas en el Louvre. Al percatarse de su talento, advirtió a su madre de las consecuencias que el mismo podría acarrear.

A la edad de 20 años, Berthe y Edma Morisot conocieron a Camille Corot (1796-1875), importante paisajista de la Escuela de Barbizon, con quien estudiaron hasta 1862. Su forma de captar y plasmar la realidad a través del color y la luz tendría una gran influencia en la obra de estas artistas y daría paso a nuevas formas de expresión. Además, las introdujo en la técnica del plein-air o pintura al aire libre, bajo la cual Berthe realizó sus primeras obras serias,​ y permitió que ambas trabajaran con él en su casa de Ville-d'Avray durante el verano de 1861.​

Inicios de su carrera profesional

La primera participación de las hermanas en el Salón de París fue en 1864, con dos paisajes admitidos, cuando Berthe contaba con tan solo 23 años. A partir de allí, ambas continuaron exhibiendo continuamente; Edma hasta 1869, fecha de su casamiento con el oficial de la marina Adolphe Pontillon (lo que significó su retirada de la pintura), y Berthe hasta 1873,​ año en el que pasó a incorporarse a la vanguardia emergente que luego se denominaría Impresionismo.

Su incorporación se dio en principio gracias a que en 1868 conoció a Édouard Manet en una sesión de copiado en el Louvre, con quien estableció una prolongada amistad y un continuo intercambio a nivel profesional. Este la pintó en más de una decena de sus cuadros entre 1868 y 1874,​ convirtiéndola en uno de sus más frecuentes temas, tanto en retratos como en obras de gran formato, como el caso de El balcón (el cual generó algunas polémicas, debido a los rumores que se formaron alrededor de la figura de Morisot como supuesta femme fatale, aunque es sabido que la artista siempre posó acompañada por su madre)​ que, pese a su elegancia, fue tildado de vulgar por los caricaturistas coetáneos del pintor.

Sumado a esto, su amistad con Manet le permitió conocer de primera mano los primordiales debates sobre el arte moderno y la realidad cotidiana, que solían ser discutidos en el Café Guerbois, lugar vetado para las mujeres. Gracias a las conversaciones que mantenía con este y otros artistas en las veladas de los martes en casa de su familia, y en las de los jueves, en casa de Manet (a las que solían asistir los hermanos de este, Eugène y Gustave, así como destacados intelectuales y pintores, como Charles Baudelaire, Edgar Degas, Zacharie Astruc y Alfred Stevens),​ Morisot consiguió acercarse a los círculos artísticos del momento, acercando sus intereses a los del futuro grupo impresionista y comenzando a pintar temas de temáticas domésticas de la vida moderna que mostraban su dominio de la pintura al aire libre.

En 1870, y tras el estallido de la guerra franco-prusiana, Morisot y Manet fueron algunos de los artistas que decidieron quedarse en París. Con la llegada del invierno, la salud de Morisot se resintió debido al hambre y el frío, por lo que decidió trasladarse con sus padres a Saint-Germain-en-Laye, y posteriormente a Cherburgo para reunirse con su hermana Edma. Allí volvió a retomar la pintura por primera vez desde el inicio de la guerra,​ tomando a su hermana y sus sobrinos como modelos para muchas de las que fueron sus obras más emblemáticas, como Mujer y niño sentados en el prado (1871), La cuna (1872) y En un banco (1872).​

Es en esta época en la cual su estilo se va perfilando claramente. La artista comenzó a captar en el lienzo las impresiones de felicidad familiar, tanto en escenas de interior como al aire libre; reuniones familiares de carácter íntimo o la cultivada vida de sus parientes, con un estilo pictórico que fue progresivamente espontáneo y suelto. Tuvo una predilección por los colores claros y es conocida por su manejo único del blanco, además de su interés por la expresión psicológica de sus modelos.​

En 1872, además, vendió 22 pinturas al famoso comerciante y promotor parisino Paul Durand-Ruel, hecho que marcó otro hito en su carrera como artista profesional.​

Apogeo e impresionismo

Con el fin de la guerra, Morisot volvió a París para continuar con su carrera artística, preparando las obras que presentaría en el Salón de 1873. Sin embargo, el jurado ultraconservador de ese año solo aceptó uno de sus pasteles, negando también la participación de Monet, Camille Pissarro y Alfred Sisley, entre otros. El malestar causado entre los artistas derivó en la creación, en diciembre de 1873, de la Sociedad Anónima de Pintores, Escultores y Grabadores, que pudo por fin organizar una exposición independiente en la primavera de 1874.​ Uno de sus fundadores, Edgar Degas, invitó a Berthe a exponer, y tras aceptar, la pintora materializó su integración oficial a la vanguardia impresionista, a través de cuatro óleos dentro de dicha exposición, inaugurada el 15 de abril de 1874 en el antiguo taller del fotógrafo Nadar, ubicado en el IX Distrito de París.

Morisot, luego de Camille Pissarro, fue la pintora cuyas obras integraron más exposiciones impresionistas originales, faltando solo a una, en 1879, luego de que nació su hija Julie. Su habilidad para captar el gusto del público está sugerida por el hecho de que su trabajo fue muy popular durante toda su vida, incluso en ocasiones vendiendo más que muchos de sus contemporáneos varones, como Degas, Monet o Sisley.

Sin embargo, al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemond, Berthe Morisot fue relegada a un segundo plano por los historiadores del arte, más específicamente a la categoría de artistas femeninas, por su temática de la vida cotidiana (mujeres, niños y escenas domésticas). Sin embargo, como mandaba la doctrina impresionista, Morisot pintaba la inmediatez, lo que veía en su vida normal, de la misma forma que sus colegas masculinos, pero con una óptica diferente. Como una mujer de la alta burguesía, estaba habituada a escenas domésticas, deportes campestres y un amplio círculo de mujeres y niños, ya que el mundo masculino les estaba vetado. A pesar de esto, la figura de Berthe Morisot, junto a las de otras maestras de la pintura, quedó ensombrecida por el conjunto del movimiento y en especial de los pintores masculinos.

Madurez artística

El 22 de diciembre de 1874, a la edad de 33 años, se casó con Eugène Manet, hermano de su compañero artista. Eugène era un pintor aficionado y estaba muy introducido en los círculos literarios y políticos. Aunque nunca desempeñó un trabajo concreto, apoyó siempre la carrera artística de su mujer, ayudándola a organizar e instalar sus exposiciones.

En 1875, Morisot y su esposo viajaron unos meses a la Isla de Wight, en Inglaterra. Durante la estancia en la isla, y contraviniendo las normas establecidas de equilibrio en la composición y definición de contornos, empezó a desarrollar una especie de nueva ‘taquigrafía visual’ de pinceladas cortas y rápidas para pintar lo que tenía delante, fueran objetos o personas. Plasmó el movimiento y la caída de la luz trazando rayas discontinuas de pintura con la superficie del pincel, rápidas líneas con la punta del mismo, y rayando la pintura con el mango. Ninguno de sus colegas impresionistas había trabajado de una manera tan experimental.

El 14 de noviembre de 1878 Morisot tuvo a su única hija, Julie Manet, que fue su modelo predilecta en muchas de sus obras, desde su infancia hasta su adolescencia, e incluso también posó para algunos de sus colegas como Manet y Pierre Renoir.

En torno a 1885, adquirió la costumbre de organizar reuniones sociales, generalmente cenas, a las que solían asistir sus compañeros impresionistas y su amigo el poeta Stéphane Mallarmé, entre otros. En esta época además, afianzó su amistad con Renoir, tras la muerte de Édouard Manet. Los dos sentían una gran admiración por la pintura francesa del siglo xviii (en esta época Morisot hizo una copia de gran formato de una cuadro de Boucher) y ambos abordaban temas similares. Tras visitar el estudio de Renoir en 1886, Morisot se inspiraría en algunos de sus dibujos para hacer los estudios preliminares de algunas de sus posteriores pinturas figurativas.

En esta misma época empezó a hacer estudios de desnudos empleando distintas técnicas, como el pastel, el carboncillo y el grabado a punta seca, los cuales se verían reflejados en la última Exposición Impresionista, celebrada en 1886, donde presentó once óleos, además de una serie de acuarelas, dibujos y abanicos decorados. Uno de estos cuadros, Mujer arreglándose (1875), mostraba un momento muy íntimo de la toilette diaria de una dama, recordando sus anteriores pinturas de interiores.

Además de participar en las mismas, Morisot expuso también en Londres y por primera vez en Nueva York con Durand Ruel, en la “American Art Association”, el 10 de abril de 1886, confrontando al público estadounidense con la estética del impresionismo por primera vez, y alcanzando un éxito insospechado. Sumado a esto, en febrero de 1887 participó en una exposición organizada en Bruselas por un grupo de artistas llamado Los XX, presentando cinco cuadros.

Últimos años

Morisot logró exponer individualmente en vida, hecho que da cuenta del alcance y respeto que suscitaba como artista. Su primera exposición individual se celebró en la galería Boussod y Valadon en 1892, y gozó de un rotundo éxito.​ En ese año también sucedió la muerte de su esposo, Eugène Manet, en 1892, y posteriormente la de su hermana Yves en 1893.

 

En 1894 viajó a Bruselas para ver una gran exposición colectiva organizada por La Libre Esthétique, en la que presentó cuatro cuadros. Durante ese año, el Estado francés compró por primera vez una pintura suya, La jovencita vestida de gala.

La artista falleció el 2 de marzo de 1895, a los cincuenta y cuatro años, a consecuencia de una congestión pulmonar. Fue enterrada el 6 de marzo en el panteón familiar del cementerio de Passy en París, junto a su marido Eugène y su colega artístico y cuñado Édouard Manet.

El año después de su muerte, sus amigos artistas, incluyendo Degas, Renoir, Monet y Mallarme, organizaron la primera exposición retrospectiva del trabajo de Morisot, reuniendo 380 de sus pinturas y rindiendo tributo a su talento.

Legado

La primera valoración de Manet sobre Berthe y su hermana tuvo connotaciones muy negativas, comprobables a través de los comentarios que, por carta, hacía a Henri Fantin-Latour en agosto de 1868:9​

«Comparto su opinión, las señoritas Morisot son encantadoras, es una pena que no sean hombres, sin embargo, como mujeres podrían defender la causa de la pintura casándose cada una con un académico y sembrando así la discordia en el campo de esos anticuados, aunque sería pedirles un sacrificio demasiado grande.»

Esta cita es solo un ejemplo de cómo, a lo largo de su vida y su carrera, Berthe Morisot debió de luchar contra las ideas preconcebidas sobre las mujeres y los impedimentos que estas le generaron para el desarrollo de su carrera artística. Como tal, fue un personaje muy inusual en su decisión de ser una pintora profesional a la vez que esposa y madre, pero ha sido vista, hasta los primeros revisionismos científicos, especialmente los de corte feminista, como una figura secundaria del movimiento en lugar de ocupando un lugar insustituible en la conformación del mismo. A pesar de esto, Morisot fue una figura clave en la fundación del Impresionismo como movimiento, en sus exhibiciones y en su círculo, sentando un precedente para todas las mujeres artistas o aspirantes a serlo de la posteridad.

Fuente: https://es.wikipedia.org/

Obras comentadas


Galería

Calvario (después de Veronese), 1858

Granja en Normandía, 1859-1860

Cazando manposas de Berthe Morisot


Morisot, que era hija de un culto e inteligente prefecto, expuso sus obras en los salones oficiales de arte antes de vincularse al círculo de los pintores impresionistas. Sobre todo tuvo contacto con Edouard Manet, con cuyo hermano Eugéne acabó casándose. La influencia impresionista está presente en la pincelada suelta y los colores vibrantes. 

(Musée d'Orsay, París).


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Hortensia de Berthe Morisot


La pintora mostró sus obras en todas las exposiciones organizadas por los impresionistas, excepto en la de 1879. Poco a poco se aleja de las formas propias del impresionismo para dedicarse a una pintura más personal, donde ejecuta grandes manchas de color, elásticas y suntuosas. 

(Musée d'Orsay, París). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Chaïm Soutine (1893-1943)


Soutine, Chaïm (Smilovic, 13 de enero de 1893 – París, 9 de enero de 1943). Pintor francés de origen lituano, nacido Jaím Solomónovich Sutín.  

Biografía

Nacido en la pequeña aldea bielorrusa de Smilavichy perteneciente en aquel momento al Imperio ruso, Soutine era el décimo hijo de una prole de once hermanos. Su padre, sastre de profesión, no vio con buenos ojos la afición del pequeño Chaïm por el arte; ya que, en el seno de la comunidad judía ortodoxa, donde vivía estaba prohibida la realización de imágenes por considerársela pecaminosa. En 1909 se trasladó a Minsk, donde recibió sus primeras enseñanzas artísticas. Al año siguiente preparó su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Vilna. En 1913, finalizados sus estudios, se trasladó a París, estableciéndose en Montparnasse, junto a dos compatriotas, también artistas. Fueron tiempos difíciles, en los que Soutine vivió en condiciones precarias. Sin embargo pudo continuar sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, bajo los dictados del artista académico Cormon. Es en esa época donde conoció a Modigliani, con quien trabó amistad, sirviéndole incluso de modelo para al menos tres de los retratos del pintor italiano. En 1923 un coleccionista norteamericano adquirió un gran número de obras del pintor, con lo que su economía mejoró notablemente. En 1927 celebró su primera exposición en la galería de Henri Bing. De este modo se introdujo plenamente en el mercado del arte. En 1937 algunas de sus obras fueron incluidas en la Exposición de Artistas Independientes, honor pocas veces concedidos en Francia a un pintor extranjero. El inicio de la Segunda Guerra Mundial significó el principio de su decadencia, en especial cuando la ciudad fue invadida por las tropas nazis, ya que Soutine era oficialmente un judío, por lo que optó por alejarse de París, refugiándose en una pequeña localidad cercana a Tours. La angustia de una posible delación agravó los problemas de salud que tenía. Finalmente en 1943 sufrió un ataque de úlcera, que se le perforó, y obligó a una intervención quirúrgica de urgencia. Chaïm Soutine murió en la mesa de operaciones.


Galería
Mujer joven, 1915

El violoncelista (Serevitsch), 1916

Rodolphe Bresdin (1822-1885)



Bresdisn, Rodolphe (Le Fresne-sur-Loire,  12 de agosto de 1822 – Sèvres,   11 de enero de 1885). Dibujante y grabador francés –a quien Champfleury había dado el apodo peyorativo de "Chien-Caillou"– fue uno de los maestros indiscutibles del aguafuerte.

Indiferente a la gloria como al éxito, absorto en un sueño interior, este extraño personaje no por ello fue menos admirado por gente como Baudelaire, Huysmans, Mallarmé o Odilon Redon (que fuera su alumno). Este genio solitario tuvo la envergadura de un Rembrandt o de un Piranese por el aspecto visionario de su obra.

Al igual que Charles Meryon o James Ensor, Rodolphe Bresdin fue autor de un fabuloso repertorio fantástico. Sus paisajes atormentados y alucinados no dejan de evocar los grabados fantásticos de las Japonaiseries del pintor Hokusaï. Los paisajes desolados en una atmósfera de pesadilla y de muerte, y la naturaleza hostil, caprichosa e insalubre, transparecen en La Comédie de la mortLe Bon Samaritain, Le Gave o L'Eclaircie dans la forêt. Estos grabados extraños, mezclas de realismo e imaginación en dosis adecuadas, denotan, sin embargo, un dominio perfecto del uso de sombras y de luces, del blanco y del negro, que el artista trabajó con virtuosismo.

Fuente: Texto extraído de www.musee-orsay.fr

Obra
Interior de Paysons Haute-Garonne, 1858


La madre y la muerte, 1861

Gustave Doré (1833-1883)



Doré, Gustave (Estrasburgo, 6 de enero de 1833 - París, 23 de enero de 1883) Artista alsaciano francés, pintor, escultor e ilustrador, considerado en su país el último de los grandes ilustradores e internacionalmente uno de los más famosos ilustradores del siglo XIX.1​ Entre sus trabajos más notables pueden citarse las ilustraciones para El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la Biblia (1865) y la Divina comedia, que fueron la imagen clásica que generaciones de lectores, artistas y directores de teatro y cine tuvieron de ellas hasta finales del siglo XX.


Biografía

Nacido en Estrasburgo, a la edad de quince años consiguió un contrato con Charles Philipo para que este le publicara una litografía por semana. Luego se le encargaron trabajos sobre François Rabelais, Honoré de Balzac y Dante Alighieri, haciendo que, aún muy joven, cobrase más que su contemporáneo Honoré Daumier.

En 1853 ilustra algunas obras de Lord Byron, que le abren las puertas para ilustrar a otros escritores de habla inglesa, entre ellas El cuervo de Edgar Allan Poe.

En 1862 viajó por España con el barón Davillier. Fruto de ese dilatado viaje, al año siguiente se publicaría una serie de crónicas sobre Valencia, Galicia, Andalucía, Murcia, con estancias específicas en Murcia, Granada, Madrid, y otras capitales españolas. La obra se incluyó en la colección Le Tour du Monde. En esa misma década de 1860, Doré ilustró una edición francesa de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, partiendo de su experiencia vital en la geografía española.​

El éxito de una nueva versión de la Biblia, ilustrada en 1865, le sirvió de tarjeta de presentación para hacer una gran exposición de sus obras en Londres, de la que saldría la Doré Gallery en New Bond Street.​

En 1869, Blanchard Jerrold, sugirió que trabajaran juntos para producir un retrato de Londres. A Jerrold se le ocurrió la idea de plasmar The Microcosm of London (1808) obra de Rudolph Ackermann, William Pyne y Thomas Rowlandson.

Doré firmó un contrato de cinco años con la editorial Grant & Co. Eso implicaba que tenía que pasar al menos tres meses al año en Londres. Cobró la suma de 10 000 libras esterlinas (160 000 dólares aproximadamente) por año. El libro London: A Pilgrimage, con 180 grabados, fue publicado en 1872. Aunque fue un éxito comercial, a buena parte de los críticos no les gustó la publicación, escandalizados por el hecho de que Doré mostrara en su obra la pobreza existente en Londres. Fue acusado por el Art Journal de «fantasioso más que de ilustrador», y denunciado en otras revistas importantes, como la Westminster Review. Sin embargo, el éxito de London: A Pilgrimage provocó que los editores ingleses le hicieran más encargos: Paradise Lost (El paraíso perdido) de John Milton, The Idylls of the King de Alfred TennysonThe Works de Thomas Hood, y The Divine Comedy (la versión inglesa de La Divina Comedia) de Dante Alighieri. De forma paralela fueron apareciendo sus trabajos en el Illustrated London News.

Falleció después de una breve enfermedad el 23 de enero de 1883 y fue sepultado en el Cementerio del Père-Lachaise de la capital francesa.


Obra
Abraham, Dios y dos ángeles, 1852

La vaca perdida, 1852

Giulio Clovio (1498-1578)



Clovio, Giulio (Grizane o Drivenik, República de Venecia (actual Croacia), 1498 – Roma, 5 de enero de 1578) fue un pintor del Renacimiento italiano especializado en miniaturas o iluminaciones para libros. Fue apodado «Miguel Ángel de las miniaturas».

Clovio es considerado el mejor ilustrador de libros iluminados del siglo XVI y, seguramente, el último gran maestro de dicho género de origen medieval. De todas formas, su fama actual se debe en gran medida a su amistad con El Greco, a quien ayudó en sus años juveniles en Italia.

Biografía

Giulio Clovio nació en el área del Golfo de Carnaro, en un territorio que entonces pertenecía a la República de Venecia y ahora a Croacia. La población concreta donde nació es tema de debate: algunas fuentes afirman que es Grizane, pero también Drivenik se atribuye ese honor y ha levantado un monumento dedicado a Clovio.

Cogió los hábitos como clérigo y formalmente siguió siéndolo el resto de su vida. A edad muy temprana aprendió a pintar en un monasterio benedictino de Crikvenica. Él mismo afirmó que se formó en Dalmacia veneciana, y ya en Italia perfeccionó su arte con Giulio Romano en Roma y con Girolamo dai Libri en Verona. Vivió en Venecia, Florencia y otras ciudades pero mayormente en Roma, donde falleció. Trabajaba por encargo, habitualmente para reyes y miembros ilustres de la curia, los únicos coleccionistas que podían costear suntuosos libros ilustrados a mano (iluminados) cuya elaboración podía durar años.

Clovio se especializó en temas históricos y religiosos en formatos diminutos, generalmente para libros exclusivos: portadas y demás ilustraciones a toda página así como imágenes marginales. Hay que precisar que no eran grabados coloreados, sino pinturas únicas sobre pergamino que requerían un esmerado diseño y una ejecución de pulso firme con lupa, donde un error podía malograr todo el trabajo.

Clovio llegó a Venecia procedente de Dalmacia a los 18 años de edad. Fue protegido por el cardenal Domenico Grimani, para quien grabó medallas y sellos. Ilustró a mano para él un libro ahora llamado Comentarios de Grimani (Museo Soane de Londres).

Hacia 1524 Clovio estaba en Buda (Hungría), en la corte de Luis II de Hungría. Pintó para él Lucrecia y El juicio de Paris. Tras la muerte del rey en la batalla de Mohács, Clovio se trasladó a Roma.

En la «Ciudad Eterna», Clovio entró al servicio de los Farnesio. En 1558, acompañó a Pieter Brueghel el Viejo cuando éste visitó la urbe. Brueghel pintó un medallón en una hoja de Clovio (conservada en la Biblioteca Pública de Nueva York), pero no se conservan las seis obras de Brueghel que Clovio citó en su testamento.

Clovio también ayudó a un joven de origen cretense, El Greco, llegado de Venecia. Medió para que le diesen un alojamiento en el Palacio Farnesio, argumentando que era un pintor muy prometedor «discípulo de Tiziano» (aunque sólo debió de ser seguidor o imitador de su estilo). El Greco retrató a Clovio en dos cuadros: uno se conserva en el Museo de Capodimonte (Nápoles) y el otro es una escena religiosa, La purificación del templo (Instituto de Arte de Minneapolis) que muestra a Clovio como personaje secundario junto a Miguel Ángel, Tiziano y Rafael.

La obra más famosa de Giulio Clovio es Las horas de los Farnesio, un libro de horas u oraciones que terminó en 1546 para el cardenal Alejandro Farnese. Le costó nueve años de trabajo y actualmente se conserva en la Biblioteca Morgan de Nueva York. Contiene 28 miniaturas, muchas de ellas de la Biblia aunque posiblemente la más famosa es una página doble que muestra la procesión del Corpus Christi en Roma. El libro cuenta con espléndidas tapas de plata sobredorada, que Giorgio Vasari atribuía por error a Benvenuto Cellini. En el retrato del Museo de Capodimonte, Clovio posa con este libro en la mano.

Otras obras destacables de Clovio son veinte miniaturas de Las victorias de Carlos V (Biblioteca Británica de Londres), un manuscrito ilustrado de Federico de Montefeltro, duque de Urbino (Biblioteca Vaticana), el llamado Misal Colonna (Biblioteca Universitaria John Rylands) y el Leccionario Towneley (Biblioteca Pública de Nueva York). Contiene seis miniaturas a toda página, como La Resurrección y El Juicio Final, opuestas a efigies menores de los evangelistas.

Otras obras de Clovio se conservan en las bibliotecas de Viena, Múnich, París y Manchester. En Zagreb existe un museo dedicado al artista, Klovicevi Dvori («Palacio de Clovio»), que alberga algunos ejemplos. En España, el Museo Lázaro Galdiano posee una Sagrada Familia pintada con temple y oro sobre pergamino, que Clovio pintó por encargo de Ruy Gómez de Silva en 1556 para ser regalada a Carlos I de España. Creó otra obra similar para el mismo cliente, como regalo para su esposa, la luego polémica Princesa de Éboli. Se conserva actualmente en el Museo Marmottan-Monet de París.

Clovio diseñó además muchos ropajes para las fiestas nupciales de Ortensia Borromeo, celebradas en el Vaticano en marzo de 1565. Este tipo de tareas era bastante común entre los pintores cortesanos de la época. Estos atuendos son ahora conocidos por una serie de grabados al aguafuerte anónimos, que seguramente se basaron en bocetos de Clovio ahora desaparecidos.

Giulio Clovio murió en Roma el 5 de enero de 1578, y su tumba se halla en la basílica de San Pietro in Vincoli, la misma que alberga el Moisés de Miguel Ángel.

Croacia, celebró el 500 aniversario de su nacimiento en 1998. El Banco Nacional de Croacia emitió una moneda de plata de 200 kunas en su honor. Además, se le erigió un monumento en Drivenik. También la Ciudad del Vaticano festejó la efemérides, emitiendo sellos de correos.

En fecha reciente, el gobierno croata adquirió una obra de Clovio, El Juicio Final, que él había regalado al papa Clemente VII.


Galería
Página de la Colonna Missale, 1532


Elymas queda ciego por San Pablo
ante el procónsul Sergius Paulus, 1540

Óscar Domínguez (1906-1958)



Domínguez, Óscar (La Laguna, Tenerife, 3 de enero de 1906 - París1, 31 de diciembre de 1958). Pintor español.

Biografía

En 1927 se trasladó a París para llevar unos negocios familiares donde permaneció hasta su muerte. Pintó como aficionado hasta 1931, cuando la muerte de su padre le obligó a ganarse la vida como pintor. De 1929 a 1938 se extiende su etapa propiamente surrealista, centrada en los procedimientos automáticos, en los que destacó como inventor de las "de calcomanías". En 1935 se incorporó al grupo surrealista, del que fue expulsado en 1945 por su apoyo a la postura política de Eluard. A principios de los cuarenta atravesó una etapa influida por De Chirico hasta que el conocimiento profundo de la obra de Picasso, facilitado por la amistad entre ellos, le llevó a una síntesis de imágenes surrealistas de configuración cubista.

Entre finales de la década de los cuarenta y principios de los cincuenta transcurrió su época "esquemática", que supuso la superación de la dependencia picassiana con composiciones más serenas y equilibradas y un cromatismo más grave, delimitado por su característico "Triple trazo", blanco y negro. Desde 1955 trabajó en los límites de la abstracción que abandonó en el último año de su vida para reavivar su inicial interés por el automatismo.

Aunque residente en París, siguió en contacto con su tierra. Fue uno de los más decididos animadores del surrealismo español. Su obra plasma un surrealismo ecléctico, de base casi naturalista y, en el más noble sentido de la palabra, académico. Su poderoso dibujo da a sus formas la rotundidad de la escultura. Hay en su obra, de equívoco lenguaje y simbólico sentido, una constante y agresiva presencia del espectro de la libido.

Sus obras figuran en diferentes museos: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Museo de Arte Moderno, París; Museo de Arte Contemporáneo, Praga.

En junio de 2006 la Universidad de La Laguna celebró un congreso en el que se recuperó el "surrealismo volcánico" de Domínguez. También esa semana se subastaron cuatro obras del artista que alcanzaron la cifra de dos millones de euros, lo que le hacía ingresar en la elite de los consagrados en el mercado del arte.

Fuente: Texto extraído de www.mcnbiografias.com

Obra comentada


Galería


Surrealismo
Autorretrato, 1926


Retrato de Roma, 1933

Óscar Domínguez. Cubismo.

 

Mujer, 1941

Mujer sobre el diván, 1942.Mujeres, 1942. Surrealismo

La máquina de coser, 1943

Mujer en el escritorio, 1943

Oyente silencioso, 1943. Surrealismo


Tauromaquia, 1943

Chica con una cuerda de saltar, 1945. Surrealismo


El pintor y su modelo, 1945


 La odaliscas, 1945.Composición con Fondo Azul, 1949. Surrealismo


Composición con Fondo Azul, 1949. Surrealismo


Toros, 1950


 Corrida II, 1951. Surrealismo


Tauromaquia, 1951


Tauromaquia, 1951


La máquina de coser electrosexual de Óscar Domínguez


Obra pintada en 1935 por el surrealista canario, que se hizo famoso en París por sus ensambles de objetos hirientes, verdaderos desafíos a la sensibilidad. Hay en su obra, que recorre la escala entre la crueldad y el fino humor, la influencia de los poetas malditos, especialmente la del conde de Lautréamont. Además, exploró las posibilidades de la calcomanía o transferencia de un papel a otro de las acuarelas o los dibujos a tinta, mediante una presión.

(Galería A. F. Petit, París)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Manuel Rivera (1927-1995)

Informalismo

Rivera Hernández, Manuel (Granada, 23 de abril de 1927 - Madrid, 2 de enero de 1995) fue un pintor español, miembro fundador del Grupo El Paso.

Trayectoria

Desde su infancia mostró gran disposición para la pintura y la escultura, por lo que su padre lo envió al taller del imaginero, Martín Simón, con el que aprende el oficio, trabajando la madera y el yeso. Estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, donde recibe clases de Joaquín Capulino y Gabriel Morcillo.

“Existe un testimonio que tiene valor casi de oráculo premonitorio. Con seis años, el Rivera niño realizó un dibujo escolar representando un ramillete de lilas. El motivo ecogía un recuerdo muy antiguo que permanecía varado en la memoria, anterior al uso de razón. No contento con aquella mímesis propia de un aprendiz, el niño agujereó el dibujo con una nube de orificios. Lo perforó desde el reverso hacia afuera como queriendo que desde el interior del dibujo aflorara una especie de secreto escondido. Ya por entonces había cristalizado en él la vocación plástica.

Jaime Brihuega. Removiendo el Azogue. Manuel Rivera en su cámara oscura”

Cuando Manuel solo tenía nueve años estalla la Guerra Civil española. Al poco de terminar el conflicto, fallece su madre, acontecimiento que marcará de forma irremediable su vida, y también su trayectoria, ya que su obra se tornaría melancólica e introspectiva. A los quince años, realizó su primer viaje a Madrid, quedando deslumbrado en su visita al Museo del Prado. En 1945, ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sevilla, aquí conoció a la que sería su esposa, Mary Navarro. En 1947 fue nombrado profesor de esta Escuela y ese mismo año expuso su obra en la Asociación de la Prensa de Granada y también fue seleccionado para participar en la Primera Bienal de Arte Hispanoamericano de Madrid, dominando en esta época el arte figurativo.

En 1952 fundó el grupo la Abadía Azul en Granada. En 1953, el Instituto de la Cultura Hispánica, le invita a participar en el Curso internacional de Arte Abstracto celebrado en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander. En el transcurso de las actividades que allí tuvieron lugar, Manuel tuvo la oportunidad de conocer a numerosos artistas y críticos de arte. Este curso va a suponer una inflexión en su carrera artística, comenzando a partir de entonces a adentrarse en el arte abstracto, que se materializa en sus series abstractas, como la que se titula "Albaicines". Su participación en las ediciones de la Bienal de Hispanoamérica refuerzan el peso de su nombre. En 1956, Rivera viaja a París donde toma contacto con el arte contemporáneo de su tiempo, a la vez que busca su propio lenguaje:

“Había intentado depurar los medios de expresión pictóricos hasta cercarlos al límite, desembocando en el exiguo lenguaje de la bicromía del blanco y negro. Según cuentan quienes entonces estuvieron junto a él, llegó a romper físicamente el lienzo, buscando que aquellos mensajes en blanco y negro se iluminaran desde la profindidad de un espacio tangible. ¿Era otra vez el niño que agujereaba el papel esperando un milagro? ¿Era el magnetismo de aquella dramática poesía que se iluminaba en los fotogramas del cine de Igmar Bergman? ¿Era esa anhelada esperiencia del 'a otro lado' que aparece como una desasosegante urgencia en los relatos de Kafka?...

Removiendo el Azogue. Manuel Rivera en su cámara oscura”

En este momento de su carrera, Rivera incorpora la tela metálica a sus obras como soporte artístico, primero sobre bastidores de madera y posteriormente de aluminio:

“Compré un rollo de tela metálica, lo llevé al estudio, lo contemplé durante días, y casi a ciegas comencé a trabajar sobre él. En ese momento comenzó mi aventura. Manuel Rivera. Testimonio recogido por Marisa Rivera Navarro.”

Participó en 1957 en la creación del grupo El Paso, un colectivo de artistas y críticos de gran relevancia que revolucionó el arte español de la posguerra y que supuso la introducción del informalismo en España, celebrándose en abril de 1957, la primera exposición del grupo en la Galería Bucholz de Madrid, en la que presenta sus telas metálicas, realizadas en un solo plano. Su integración en El Paso marcará su trayectoria de forma sustancial, empezando a ser conocido a nivel nacional e internacional. El artista granadino se muestra acorde con su grupo y muestra una doble condición, internacional y castiza. Apuesta por una abstracción cargada con tintes expresivos y concede gran importancia a la identidad abrupta de lo matérico.​

En 1959, realizó su primera exposición individual en Madrid, en las salas del Ateneo. En 1965, participó en la exposición Adquisiciones recientes en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y expuso en diversas ciudades de Estados Unidos, así como de Marruecos y Sudáfrica.

A partir de este momento se produce una consolidación de la expresión plástica de Rivera. Ya desde 1956, el artista comienza a moverse dentro de la experimentación tangible de la materia. Las posibilidades de ofrecer un tacto real, significan la apropiación poética del espacio físico. Pero su lenguaje acapara también los principios básicos del movimiento y la luz dependiendo de cómo se sitúe el espectador frente a la obra.

Esto supone que quien contempla la obra deja de ser simplemente un observador, y se transforma en sujeto activo. Aquí radica un rasgo fundamental en la obra que produce Rivera a partir de este momento. En algo como lo que cifraba Delacroix, en una página de su diario de 1850, lo esencial del hecho artístico:

“Me he dicho cien veces que la pintura, la pintura material, no era más que el pretexto, un puente entre el espíritu del pintor y el del espectador”

En 1967 inició la que sería su segunda etapa pictórica, con la serie Papeles japoneses, en la que accedió a nuevos procedimientos técnicos, con una gran influencia del arte oriental y una intensificación del color. En 1985, realizó conjuntamente con el dramaturgo Antonio Gala y el músico Manolo Sanlúcar, El testamento andaluz, realizando una pintura y tres dibujos de cada una de las capitales andaluzas, en los que se recoge lo más significativo de cada una de ellas.

Influencias

En la obra de Rivera nos encontramos con referencias diversas. Podemos encontrar homenajes a artistas: Picasso, Juan Gris, Fray Angélico, Piero Della Francesca, Goya, Velázquez, Millares...

También hace alusiones a Johann Sebastian Bach, Vicente Escudero, Ingmar Bergman, Unamuno, Kafka, André Bretón, Federico García Lorca, Borges...

El mundo clásico también le sirve de base par dar nombre a muchas de sus obras: Polifemo, Parca, Marco Aurelio, Hermes, Venus, Príapo...

Incluso el universo religioso está presente en muchas de sus referencias argumentales: exvoto, relicario, tabernáculo, saeta, Herodes, púrpura, episcopal, cardenal, inquisidor, catedral, sacristía...

Formas de espiritualidad exóticas. Y por último cabe señalar las claves específicamente relacionadas con lo español: infanta Margarita, Conde Duque, esperpento, martinete, tauromaquia, capricho, espantajo, máscara...

Técnica y obras

Durante su periodo de formación las pinturas de Rivera son en su mayoría figurativas, no obstante, sus cuadros apuntaban a una ruptura con la forma tradicional, de la que pronto se distanciaría.

Como ya hemos mencionado anteriormente, la preocupación espacial y el tema de la luz, son temas a los que hace referencia a lo largo de su obra madura.

“Aparte de hacer una pintura más fresca y de mayo luminosidad, comencé a preocuparme por las transparencias. Subí a pintar a la Alhambra y cada tarde intentaba atrapar aquel finísimo polvo de oro, más preocupado por el aire que por los volúmenes​

Marisa Rivera Navarro. En busca de la luz y del espacio”

Al asistir en 1953 al Curso Internacional de arte abstracto, marcó un punto importante, ya que empezó a definir su forma de trabajar y recibió numerosas influencias. A finales de este año, aparece un espacio puro. Comienza a pintar con capas espesas de pintura creando formas que flotan.

Recibe una invitación de Luis González Robles para representar a España junto con Millares en la IV Bienal de São Paulo. Ahí comienza una lucha sin cuartel con el lienzo, en busca del espacio. Prescindió entonces del color refugiándose en el blanco y negro. Seguía pintando formas suspendidas, vacías (o llenas de espacio, según se mire). Llegó en su desesperación a romper el fondo del lienzo agujereándolo para poder ver a través de él, cortando la tela para dejar abierto un hueco. Trabaja sin descanso.

Sumido en una profunda crisis, descubre por fin como salir del material pictórico tradicional. A partir de 1956 se produce el encuentro con la tela metálica. La materia dejará atrás su protagonismo inicial para pasar a ser un mero vehículo de la expresión:

“A pesar de que mi obra suele clasificarse en el informalismo, dentro de la abstracción, yo nunca me he considerado un informalista puro, ni tampoco un pintor abstracto. No busco simplemente un equilibrio de formas y colores. Necesito algo más. Partir de una idea lírica o de un dolor, de una emoción.​

Marisa Rivera Navarro. En busca de la luz y del espacio”

La tela metálica acabaría desmaterializándose y deshaciéndose en brazos del aire, la luz y sus efectos. Comenzó a trabajar realizando obras sobre un solo plano, a modo de collage, mallas metálicas sujetas por un bastidor de hierro. Comprueba admirado que en este soporte tiene cabida el espacio y la luz. Pronto empieza a dejar espacios entre las telas metálicas, consiguiendo así ciertas vibraciones e irisaciones que fueron el principio de toda su producción posterior. Este hallazgo le permitirá trabajar más cerca de la luz y el espacio.

En São Paulo tienen una clamorosa aceptación, así que en 1958 es nuevamente seleccionado para la Bienal de Venecia. Llegaron entonces la fama creciente y el interés de los galeristas más importantes.

Fue una composición de la seria de "Metamorfosis", realizada en 1959, la primera obra realizada sobre un tablero de madera que sujetó las telas metálicas. El tablero servía de soporte para fijar las tramas. Sobre él, apoyaba unos pivotes de hierro que le servían de sujeción. Este soporte le acompañará siempre. En ocasiones las mallas metálicas también pueden colgar del bastidor. Su obra cobra un aspecto diferente en ausencia del tablero, el espacio se hace más corpóreo. Las telas metálicas que envía a a Bienal de Venecia, regresan ligeramente oxidadas por la humedad, lo que da pie a un encuentro fortuito con el color.

Desde la austeridad anterior, el color irá conquistando la sombras a partir de los sesenta. El pintor comenzará a utilizar el mismo sistema de veladuras que los pintores venecianos del siglo xvi. Y con la luz comenzó a formar grandes masas, que junto con el color creaban unas ondas y vibraciones de gran intensidad. Así su obra iba adquiriendo un carácter más constructivo, al superponer las mallas metálicas que iban creando volúmenes diversos en el espacio.

Nacían los primeros "Espejos" en 1964, espacios mágicos llenos de movimiento.

La investigación sobre los espacios físicos y espirituales, el universo metafísico, volvió a aparecer en 1974 a través de las imágenes y formas de los "Mandala", representación de las formas cósmicas e instrumentos de meditación. 

En 1977, rompe bruscamente con el lirismo anterior. Introdujo en las telas metálicas elementos que emplearía desde entonces, tales como collares erizados de puntas mortales, bocados de caballo, enganches herrumbrosos y alambradas zurciendo heridas.

A mediados de los ochenta se adentró en el periodo más escultórico de su producción. El juego de espacios se alejó del plano y los límites cobraron un nuevo sentido. Las formas adquirían tridimensionalidad saliendo fuera del tablero. Más adelante llevó a cabo el despliegue oscuro de los "Espejos heridos" y "Espejos rotos", catalogados en los últimos ochenta.

Manuel Rivera ha sido un artista en actividad experimental constante hasta sus últimos días. En 1994, probaba nuevas esculturas, realizando los "Transparentes". Surgían los tablex de colores desbocados. Creaba también la serie de los "Estorzuelos", formas aéreas pendientes de la superficie de unas cajas diáfanas.

“Nunca he pasado de lo experimental. Mi vida como hombre y como artista siempre fue la búsqueda.”

Jaime Brihuela en su texto "Removiendo el azogue", sintetiza en la siguiente tipología de recursos sintáctico semánticos, los instrumentos del lenguaje visual de los cuales dispone el artista:

  • Emprende operaciones puramente constructivas, que unas veces equilibran líneas rectas sobre presupuestos compositivos ortogonales, mientras que otras se entregan a la acritud crispada de las diagonales y los ángulos agudos.
  • Acomete la confección de elementos oo líneas de orientación visual curvos, buscando sintonías dramáticas, referencias biomórficas, connotaciones sensuales.
  • Construye trampantojos de profundidades y transparencias. O bien destruye el asiento visual del "concepto" de fondo mediante agujeros, brechas, oquedades, incluso virtuales sugestiones del abismo.
  • Ante la pupila del espectador, convertido en un sujeto agente que modifica conscientemente su punto de vista, sugiere aguas, irisaciones, movimientos envolventes, incluso palpitaciones rítmicas.
  • Busca equilibrios, tensiones o energías desencadenadas o cruelmente reprimidas por la evidencia icónica de clavos, ligaduras o tensores. Incluso enfatiza todo esto mediante el ensamblaje del ready-made asociable a universos de violencia y crueldad.
  • Deja entrever connotaciones metonímicas de seres, monstruos, regazos, pellejos, esqueletos, órganos despedazados, sexos... desplegando un contexto de resonaciones figurativas.
  • Edifica ámbitos de significación de carácter empático, asociables a nociones como placidez, ensoñación, meditación, esfuerzo, dolor, alaridos de angustia.
Fuente: https://es.wikipedia.org/

Galería
Metamorphosis, 1959


Metamorphosis, 1960

Punto al Arte