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Inmaculada Concepción

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Bartolomé Esteban Murillo , uno de los artistas más populares de España, trabajó principalmente para iglesias y conventos, por lo que la mayoría de sus obras son esencialmente religiosas, de las que esta Inmaculada Concepción, realizada hacia 1678, supone uno de los más bellos ejemplos. En el Barroco se concreta la iconografía de la Inmaculada Concepción que tuvo un papel muy importante en toda España. En el siglo XVII se discute obsesivamente si la Virgen fue creada sin mácula, sine macula, es decir, sin contacto carnal. Una vieja controversia que había comenzado ya en el siglo XII con San Bernardo de Claraval.  Francisco Pacheco  como teórico concreto esta iconografía a nivel plástico. Al final de su tratado el Arte de la Pintura , publicado en 1649, realiza una serie de recomendaciones para representar la Inmaculada Concepción de María. Entre estos consejos dice que no debe aparecer con el Niño en los brazos; ha de estar coronada de estrellas con la luna a sus pie...

Primer período madrileño

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Muerto Felipe III en 1621 era el mejor momento de probar fortuna en la corte del joven rey Felipe IV para un pintor mozo, pero de gran habilidad. Tenía Felipe IV dieciséis años; era flemático, aunque sensible y poco amigo de tomar decisiones. Pero a su lado había quien anhelaba gobernar: don Gaspar de Guzmán; es decir, el conde-Juque de Olivares. Éste tomó las riendas del gobierno de las Españas y se rodeó de sevillanos como el poeta Rioja, amigo de  Pacheco . ¿Qué mejor ocasión para presentar en la corte al prometedor yerno de éste? En su Arte de la Pintura Pacheco explica el viaje de  Velázquez  a Madrid en 1622 por el interés de su yerno en conocer los cuadros de las colecciones reales. De no ser más que éste el motivo de su viaje tuvo que darse por satisfecho, porque sólo consiguió eso y retratar, por encargo de Pacheco, al poeta Góngora (Museo de Boston).  ⇨  Don Luis de Góngora y Argote de Velázquez (Museum of Fine Arts, Boston). Un joven Velázque...

Segundo período madrileño

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Esta evolución se aprecia en los preciosos retratos que ejecuta desde su regreso: El príncipe Baltasar Carlos con un enano (Museo de Bastan); la pareja Don Diego del Corral y Doña Antonia de lpeñarrieta (Prado), en los que empieza a renovar la fórmula envara da del retrato de corte al modo de Pantoja, dándole mayor expresión y finura; los de Felipe IV y su esposa Isabel de Francia (Kunsthistorisches Museum, Viena), y el Pablos de Valladolid (Prado). Pinta también algunos cuadros sacros, como el Cristo crucificado , del convento de San Plácido (hoy en el Prado), concentrando su interés en el estudio de un apolíneo desnudo que se recorta sobre el oscurísimo fondo y pinta los pies sujetos con sendos clavos; lo mismo hace en el pequeño Cristo de las Bemardas (Prado), obrita más ligera, aunque de mayores pretensiones patéticas, que la acercan a Reni, por lo que no todos los estudiosos la reconocen como velazqueña. ⇦  Doña Antonia de lpeñarrieta con su hijo don Luis de Vel...

Época sevillana

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De la llamada" época sevillana" de  Velázquez  (1617 a 1622) han llegado hasta el presente cuadros religiosos, cuadros profanos y otros que, pareciendo profanos, son religiosos. Entre los primeros destaca la pareja formada por San Juan Evangelista en Patmos y la Inmaculada Concepción (Galería Nacional de Londres): pareja no sólo por la relación entre los dos temas -San Juan en el Apocalipsis habla de su visión de la Mujer coronada de estrellas y pisando la Luna, base de la iconografía de la Inmaculada-, sino porque puede tratarse de retratos del propio pintor y de su novia o esposa, Juana Pacheco, hija de su maestro.  ⇨  San Juan Evangelista en Patmos  de Diego de Velázquez (National Gallery, Londres), interpretado como un autorretrato. A contracorriente de la tendencia de la pintura de la época, que idealizaba en mayor o menor grado las figuras, el artista opta por pintar un modelo de rasgos claramente marcados y naturalistas.  También ...

Tercer período madrileño

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Acaso los honores que ha recibido en Roma no sólo como criado del rey de España, sino como pintor, le hagan anhelar lo que deseaba: un hábito de Orden Militar. Todos los españoles del siglo XVII deseaban un hábito de Santiago, Calatrava, Alcántara o Montesa, sobre todo de la primera de estas Órdenes, que repartía mejores rentas a sus encomiendas. Tener un hábito era, para un pintor, la más palpable demostración de ser un caballero, y, por tanto, de que no tendría que pagar alcabalas como los demás trabajadores manuales. Pero por muchos ejemplos que alegaran de las mercedes concedidas por soberanos y pontífices a sus artistas, el espíritu u de cuerpo" de los caballeros de hábito impedía ingresar en sus filas a los que no probasen sobradamente la limpieza de sangre (no ser descendientes de moros, judíos ni conversos), su nobleza y el no haber ejercido nadie en la familia un oficio que exigiera actividad manual. Para los Consejos de las Órdenes el oficio de pintor era deshonros...

Vuelta a Italia

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⇦  Inocencio X  de Velázquez (Galería Doria-Pamphili, Roma) Este retrato hizo exclamar al propio Pontífice: "i Demasiado verdadero!", y es uno de los más profundos y extraordinarios de toda la galería de Velázquez. La expresión casi siniestra de los ojos resulta obsesiva, insostenible. El acorde entre los diversos matices de rojo en yuxtaposiciones increíbles, que se contraponen al blanco del encaje, revelan una técnica cromática magistral. Velázquez lo pintó en Roma en 1650; entre las innumerables copias y versiones destacan un a de  Reynolds  y o tra de Francis Bacon .  En ese momento  Velázquez  se hallaba ausente, en Italia, adonde consiguió que lo enviara su patrón real para adquirir estatuas y cuadros. El 19 de marzo de 1650 logra un éxito enorme al exhibir en el Panteón de Roma su Retrato de Juan de Pareja , al que siguió el de Inocencio X (Galería Doria). El mismo año fue elegido miembro de la Accademia di San Luca, corporación de ...

La Venus del espejo

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La Venus del espejo o Venus y Cupido es una de las obras más famosas y singulares de  Velázquez , no tanto por su indiscutible calidad técnica sino por el tema representado: una Venus desnuda, tema insólito en la pintura española de la época. De hecho, es la única obra conservada del pintor sevillano en la que aparece un desnudo femenino integral, aunque, según los inventarios redactados aún en vida del artista, realizó otros dos más. Como muchas obras mitológicas de la época, el modelado del cuerpo ha hecho pensar en una inspiración en la escultura clásica, particularmente parece evidente su relación con el Hermafrodita, cuya actitud reproduce. Pero también mantiene numerosas referencias a la pintura veneciana, sobre todo de  Tintoretto , Tiziano y  Giorgione , y a la obra de  Rubens  e incluso de Miguel Ángel. En este lienzo, de compleja interpretación, el sevillano coloca a una mujer vista de espaldas de belleza palpable y misterioso encanto, ...

La última época

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La entrega y boda de la princesa se celebra en la isla de los Faisanes, en el Bidasoa, en la frontera entre Francia y España.   Diego Velázquez , como Aposentador Mayor, ha de ocuparse del arreglo de la parte española, entre otros menesteres, así como de la preparación de los alojamientos de Felipe IV y sus acompañantes en las etapas del viaje de ida y vuelta. Y al regresar a Madrid le esperan las cuentas de los gastos del viaje. Estas fatigas, asimismo acompañadas de alguna infección, provocan una enfermedad. Palomino escribe: "Comenzó a sentir grandes angustias y fatigas en el estómago y el corazón.", y, al tener noticias de la gravedad del caso, el rey mandó para confortar a su pintor a don Alfonso Pérez de Guzmán el Bueno, arzobispo de Tiro y patriarca de las Indias. ⇦  Busto de Felipe IV de Velázquez (Kunsthistorisches Museum, Viena). De este famoso cuadro existen otras versiones en el Museo del Prado, en Bilbao y en Ginebra, de las cuales se diferencia por ...