A finales de la década de 1960
floreció en Estados Unidos una de las manifestaciones artísticas que mejor han
contribuido a la percepción de una determinada manera de vivir de la sociedad
estadounidense. Distintos términos se han adoptado a la hora de definir esta
tendencia: realismo fotográfico, superrealismo e hiperrealismo.
El hiperrealismo surgió íntimamente
relacionado con el Pop art de
principios de la década de 1960 al recoger el gusto por los temas referentes a
una sociedad de consumo y al incorporar en la obra un cierto tono de ironía. Su
carácter definitorio vino dado por la traducción literal y fotográfica de la realidad. Las
reproducciones eran extremadamente meticulosas, con el propósito de deparar
representaciones objetivas e impersonales de una realidad igualmente fría y
consumista. Un potente verismo fue logrado con el empleo de medios fotográficos
o mecánicos, así como a partir de imágenes realistas" pintadas a
mano". El principal foco de interés residía no tanto en el objeto, sino en
la fotografia del mismo.
Pink trailer with Plymouth de John Salt (Art Gallery, Wolverhampton). óleo de 197 4 queda patente el gusto del autor por las escenas antirrománticas. Pintado con un detallismo fotográfico, Salt descartó colocar el coche en primer plano por considerarlo demasiado obvio, eligiendo por el contrario una enorme, fea y vieja caravana vacía para sugerir cierta angustia existencial por el devenir azaroso de la vida hacia la muerte.
Pink trailer with Plymouth de John Salt (Art Gallery, Wolverhampton). óleo de 197 4 queda patente el gusto del autor por las escenas antirrománticas. Pintado con un detallismo fotográfico, Salt descartó colocar el coche en primer plano por considerarlo demasiado obvio, eligiendo por el contrario una enorme, fea y vieja caravana vacía para sugerir cierta angustia existencial por el devenir azaroso de la vida hacia la muerte.
S.S. Amsterdam by Rotterdam de Malcolm Morley (Colección privada). Pintada con liquitex sobre cartón a partir de técnicas litográficas, Morley quiso reconvertir una imagen fotográfica en obra pictórica, distanciándose intelectual y emocionalmente tanto del contenido temático como del formal, enfatizando sobre todo el valor artesanal del resultado. Los pintores hiperrealistas partfan siempre de una foto tomada como modelo para copiarla de modo tan preciso como exacto, emulando la función objetiva de la reproducción mimética de la naturaleza.
⇨ Figura con tablillas de John Davies (Hayward Gallery, Londres). Realizada en fibra de vidrio, poliéster y resina, entre 1973 y 1975, esta engañosa escultura resulta aparentemente una de las obras más accesibles de su autor. Sin embargo, la inclusión de las tablillas, la enigmática y estupidizante sonrisa del hombre y la incongruente elección de la pintura de emulsión la envuelven en un halo de misterio y extrañamiento, sin salirse de los postulados técnicos del hiperrealismo.
El hiperrealismo se concentró en una temática muy determinada y trivial: paisajes urbanos con sus escaparates, actividades consumistas, como la compra en un supermercado ...
John Salt, pintor británico y
residente en Estados Unidos, fue, junto con Robert Bechtle y Ralph Goings, uno
de los artistas más representativos por su temática recurrente sobre el
automóvil: carrocerías destrozadas de coches son el reflejo de la sociedad
materialista que vive del despilfarro.
También de origen inglés, Malcolm
Morley se concentró más en la reproducción fiel de la imagen que en la ilusión
óptica. Morley tomaba una fotografía en color y la colocaba boca abajo con la
intención de copiarla con todo detalle en un lienzo de gran formato, idea
fuertemente deudora de Richard Artschwager.
Si el automóvil fue uno de los
temas preferidos de los artistas hiperrealistas, no lo fue menos el de la motocicleta. Don Eddy
fue uno de los exponentes que en mayor número presentó dicha máquina asociada a
la velocidad, al peligro y a la sociedad de consumo.
⇦ Pareja de John de Andrea (Colección privada). Esta escultura de 1978 creada con vinilo policromado, fibra de vidrio y resinas de poliéster provoca un sorprendente efecto de hiperrealismo por el contraste entre la desnudez de la figura femenina y el traje de negro impoluto del hombre. Al igual que en la pintura, el hiperrealismo escultórico estadounidense recrea también el concepto del realismo desde una perspectiva puramente descriptiva y a menudo anecdótica, invirtiendo las relaciones del espectador con lo real, como pone de manifiesto esta obra de tamaño natural.
Cabe destacar, por su particular
temática, a Richard McLean, quien se dedicó a trabajar largas series de
pinturas utilizando materiales de revistas especializadas en caballos, animal,
por cierto, fuertemente arraigado a la sociedad estadounidense. Importante
también fue el grupo formado en Hamburgo en 1965 y conocido con el nombre de
Zebra. Si en Estados Unidos debe hablarse de individualidades, en algunos
casos, y especialmente en Alemania, el hiperrealismo agrupó a distintos
artistas, tales como Asmus, Nagel, Stortenbecker y Ullrich, quienes
configuraron el mencionado colectivo, o el grupo Aspekt.
En escultura, el hiperrealismo se
tradujo en la utilización de moldes del cuerpo humano a gran escala, en fibra
de vidrio y resina de poliéster, que serían vestidos con ropas reales. John de
Andrea y Duane Hanson fueron sus principales exponentes, aunque también cabe
mencionar a John Davies, Malcolm Poynter, Antonio López García y
Francisco López, entre otros. Auténticos maniquíes humanos fueron fielmente
reproducidos a través de moldes de yeso por George Segal y por Hoeydonck,
artista conocido por sus figuras de astronautas de resplandecientes cromados
que habrían de suceder a los blancos maniquíes de escayola.
Turistas II de Duane Hanson (Saatchi Gallery, Londres). Estas dos grotescas figuras de vinilo policromado realizadas en 1988, ocho años antes de su muerte, le sirvieron a Hanson para criticar los arquetipos de la sociedad consumista de Estados Unidos, cuyo único interés por conocer las culturas foráneas responde mayoritariamente a las leyes del mercado. Hanson se valió de moldes de cuerpos humanos a gran escala, vestidos con ropas y acabados con cabellos reales, pero su obra es una de las pocas que se acercan a cierta postura crítica contra el capitalismo occidental.
Colonia de Hermann Nitsch. Este activo transgresor de las nociones convencionales del arte organizó un happening en el que pintó el cuerpo de un colaborador con la sangre de una oveja destripada, durante la IKI (la 4" Feria Internacional de Arte e Información), celebrada en octubre de 1974 en Colonia. A finales del siglo XX, la música y las artes plásticas dejaron de considerarse especialidades artísticas para aventurarse en efímeros episodios metalingüísticos que solamente podían registrarse sonora o fotográficamente y que no siempre fueron bien entendidos por las autoridades locales, que los censuraban por escándalo público.
Colonia de Hermann Nitsch. Este activo transgresor de las nociones convencionales del arte organizó un happening en el que pintó el cuerpo de un colaborador con la sangre de una oveja destripada, durante la IKI (la 4" Feria Internacional de Arte e Información), celebrada en octubre de 1974 en Colonia. A finales del siglo XX, la música y las artes plásticas dejaron de considerarse especialidades artísticas para aventurarse en efímeros episodios metalingüísticos que solamente podían registrarse sonora o fotográficamente y que no siempre fueron bien entendidos por las autoridades locales, que los censuraban por escándalo público.
John de Andrea trabajó
especialmente las figuras humanas desnudas en resina de color carne con cabello
y vello reales, dotándolas de un potente erotismo y morbosidad. Por otro lado,
destacaron las obras de Duane Hanson, vivamente obsesionada por la temática de
la muerte, además de reflejar los habituales temas propios de la pintura, como
la mujer en un supermercado, convirtiendo a sus figuras, de un realismo
alucinante, en arquetipos de la sociedad norteamericana.
Performance de Gilbert and George (Colección Christopher Felver, Londres). La prolífica pareja utilizan su propio cuerpo como material escultórico en muchas de sus propuestas. En esta imagen inmortalizada por la cámara de Felver se exhiben los dos artistas británicos como un elemento constituyente del propio espacio de exposición. Su impecable y anodina presencia escénica contrasta con la exaltación conceptual de sus mensajes y el tono narcisista de sus composiciones, como evidencian sus irónicas sonrisas y su hierática postura, tan forzada y antinatural como la de muchos retratados que posaron durante horas e incluso días en innumerables cuadros pretéritos.
Kux de Bernard Luginbuehl (Colección Gabriele Putzu, Lugano). A la edad de 76 años, el artista suizo tomó la decisión de prenderle fuego a su escultura de madera en una balsa en el lago, durante un happening organizado el 13 de agosto de 2005. Luginbuehl ha utilizado en toda su obra deshechos industriales y viejas piezas de maquinarias para recrear fantasiosas criaturas mecánicas tratando de denunciar la deshumanización y la objetualización del arte contemporáneo.
Performance de Gilbert and George (Colección Christopher Felver, Londres). La prolífica pareja utilizan su propio cuerpo como material escultórico en muchas de sus propuestas. En esta imagen inmortalizada por la cámara de Felver se exhiben los dos artistas británicos como un elemento constituyente del propio espacio de exposición. Su impecable y anodina presencia escénica contrasta con la exaltación conceptual de sus mensajes y el tono narcisista de sus composiciones, como evidencian sus irónicas sonrisas y su hierática postura, tan forzada y antinatural como la de muchos retratados que posaron durante horas e incluso días en innumerables cuadros pretéritos.
Kux de Bernard Luginbuehl (Colección Gabriele Putzu, Lugano). A la edad de 76 años, el artista suizo tomó la decisión de prenderle fuego a su escultura de madera en una balsa en el lago, durante un happening organizado el 13 de agosto de 2005. Luginbuehl ha utilizado en toda su obra deshechos industriales y viejas piezas de maquinarias para recrear fantasiosas criaturas mecánicas tratando de denunciar la deshumanización y la objetualización del arte contemporáneo.
Fuertemente consolidado en la
exposición"22 Realistas" celebrada en el Whitney Museum de Nueva York
en 1970, el hiperrealismo volvió a ocupar un lugar destacado en importantes
muestras europeas, tales como la
VII Bienal de París (1971) o la Documenta 5 de Kassel (1972).
Para muchos no se trató más que de una maniobra comercial en unos momentos en
que el arte había quedado alejado de los circuitos comerciales, para otros, fue
la revancha de los academicistas, mientras que algunos lo compararon con el
sentir de los conceptuales.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.