Aspirador industrial de José María Sicilia (Congreso de los
Diputados, Madrid).
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El despliegue espectacular de la
industria cultural en la década de 1980 es otro de los aspectos esenciales que
ha afectado a la pintura de manera determinante. El arte se ha convertido
durante esta época en un bien comercial que genera beneficios y que, como tal,
tiene que ser tenido en cuenta por los inversionistas y las instituciones -54
millones de dólares se llegaron a pagar por Los
lirios de Van Gogh-. El éxito, traducido en dólares, será una de las metas
claras del artista joven. Ejemplos de esta mutua colaboración entre pintura y
dinero-éxito puede observarse fácilmente en casos como los de Jean-Michel Basquiat, Miquel Barceló o José María Sicilia. Se trata, sin lugar a duda, de
la aplicación de la publicidad, el marketing y los mecanismos comerciales al
ámbito artístico.
Por otro lado, se podría
mencionar, y en el caso de España es evidente, la rápida concienciación de los
gobiernos e instituciones de la necesidad de mostrarse como "país
moderno" a través de la cultura plástica. En España, el retorno a las
técnicas tradicionales coincidió con esta nueva conciencia institucional, lo
cual benefició enormemente al arte desde el punto de vista comercial. El pintor
no se sentía excluido del progreso general de la sociedad y, aunque deseara mantenerse
al margen, no podía evitar el contacto, directo o indirecto, con el comercio.
Pintura y juventud quedaron estrechamente unidos por este nuevo signo de éxito
profesional.
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.