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Artistas de la A a la Z

Mario Abréu (1919-1993)



Abréu, Mario  (Turmero, Aragua, Venezuela, 22 de agosto de 1919 - Caracas, Venezuela, 20 de febrero de 1993) Pintor y artista plástico venezolano.

Biografía

Diestro en el dibujo desde niño, realiza sus primeros dibujos a los 9 años y a los 10, pinta sus primeros paisajes; se traslada joven a Caracas. Trabaja como obrero en la Casa Benzo mientras estudia de noche para terminar sus estudios primarios. Más tarde asiste de 9 a 11 de la noche a los cursos nocturnos de la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, dirigida por Antonio Monsantos. En 1942, gracias a que gana un concurso de pintura y obtiene una beca de 100 bolívares mensuales, puede dejar su trabajo y asistir a los cursos diurnos de la citada Escuela, de la que se diplomó en 1947. Participó en el Taller Libre de Arte, fundado al año siguiente de que regresara. ​

Da inicio, entre 1950 y 1952, a una pintura vivencial con temas como gallos, catedrales vegetales, diablos danzantes. Esta pintura distinta le hace recibir en 1951 el Accésit al Premio Nacional de Pintura en el XII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, lo que le permite obtener una beca para continuar estudios en Europa. Entre 1952 y 1959 reside en París, donde desarrolla una intensa vida intelectual y comienza una nueva etapa de su obra.

Al retornar a Caracas comenzó a trabajar en su más célebre serie de obras, conocida como "Objetos mágicos", la cual dio a conocer en el MBA, en una exposición realizada en 1965. Desde entonces Abreu mantuvo una posición independiente, solitaria y alejada de la actividad institucional, identificándose en su búsqueda de un realismo mágico con los grupos literarios protestantes o surrealistas del país.

En 1975 recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas y, en 1985, el Premio Armando Reverón, que le otorga la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos. 

Mantuvo siempre una posición independiente, solitaria y alejada de la actividad institucional, identificándose en la búsqueda del realismo mágico que envuelve al arte de su momento.

A su muerte se le da su nombre al Museo de Artes Visuales de Maracay, hoy Museo de Arte Contemporáneo de Maracay Mario Abreu (Macma) y en este mismo centro, de manera póstuma, se presentó la primera exposición retrospectiva de su obra, en 1994.


Galería
Los gallos, 1950

El gallo, 1951

César Hipólito Bacle (1794-1825)



Bacle, César Hipólito (Versoix, Ginebra, 16 de febrero de 1794 - Buenos Aires, 4 de enero de 1838) Litógrafo suizo que trabajó en Buenos Aires los últimos diez años de su vida, publicando numerosas obras y periódicos ilustrados. Vinculado a los enemigos políticos de Juan Manuel de Rosas y a gobiernos extranjeros enfrentados a la Confederación Argentina fue detenido, muriendo al poco tiempo de salir de prisión, lo que se convirtió en una de las excusas para el bloqueo francés al Río de la Plata.

Biografía

César Hipólito Bacle (Michel–César-Hyppolite Bâcle) nació en Versoix, en los alrededores de Ginebra, Suiza, el 16 de febrero de 1794, hijo de Jacques Bacle de Saint Loup y de Marta N..

Aprendió dibujo, topografía, cartografía y ciencias naturales, y a los 22 años se casó con la pintora Adrienne Pauline Macaire (Andrea Bacle). Entre 1817 y 1818 viajó por el interior de África y fue nombrado brevemente gobernador de Senegal.

Buenos Aires (1828-1831)

Llegó finalmente al Río de la Plata alrededor del año 1828, en que publicitó en la Gazeta Mercantil de Buenos Aires del 19 de noviembre la apertura de su establecimiento litográfico.

Instaló en la Calle de la Catedral N° 17 el taller de litografía que se convertiría rápidamente en el establecimiento litográfico más prolífico del país y en fuente de algunos de los documentos gráficos más valiosos de la época.

Para su trabajo adquirió al estado las herramientas y materiales utilizados en 1826 por el comerciante y naturalista francés Juan Bautista Douville, quien con la asistencia del pintor francés Luis Laisney se había dedicado al oficio en ese año y publicado litografías de Guillermo Brown y Carlos María de Alvear entre otros.

En 1829 el gobernador Juan José Viamonte nombró a su establecimiento como Impresores Litográficos del Estado por lo que se convirtió en el "Taller de Litografía e Imprenta del Estado". Bacle publicó los Principios de Dibujo, primer material didáctico publicado en el país, la Vista de la ciudad de Salta, retratos de Manuel Belgrano, Pascual Echagüe, Gregorio Perdriel, Manuel Dorrego, facsímiles de cartas de Dorrego, etc. Publicó en diez cuadernos una monumental Colección general de marcas de ganado de la Provincia de Buenos Aires. Trabajó también sobre el Proyecto de los Fastos de la República Argentina y Trages y costumbres de la Provincia de Buenos Aires.

En 1829 propuso la creación de un Montepío y un Jardín de Aclimatación. En 1830 publicó el Boletín de Comercio, periódico con información comercial y de tráfico marítimo. El 1 de marzo de 1831 con el nombre "Ateneo Argentino", reabrió en Florida 122 con la participación de su esposa el Colegio de Señoritas, antes dirigido por los esposos Curel.

Primeros problemas (1832-1835)

En 1832 Juan Manuel de Rosas decretó que los editores de periódicos que fueran extranjeros debían optar por la nacionalidad. Bacle cerró su periódico y transfirió la imprenta a un administrador, emigrando a la isla de Santa Catalina, Brasil, donde vivió algo menos de un año, durante el cual trabajó principalmente en reunir una vasta colección de minerales, vegetales y animales disecados o embalsamados y objetos indígenas.

En 1833 regresando a Buenos Aires, su buque naufragó en las cercanías de la isla de los Lobos perdiendo su trabajo. En la ciudad se hizo cargo de la Litografía del Estado, reiniciando la colección de Trages y Costumbres de la Provincia de Buenos Aires que terminó de publicar en 1835. Contó para esta, quizá su obra de mayor relevancia histórica, con la asistencia de dibujantes como Arturo Onslow, Hipólito Moulin y Carlos Enrique Pellegrini. Ese año abrió la Imprenta del Comercio, que puso a cargo de su hijo mayor Augusto Bacle.

Publicó también el Diario de Anuncios y publicaciones oficiales de Buenos Aires, en el que incluyó litografías lo que lo convierte en el primer periódico ilustrado del país. El 4 de abril de 1835 inició la publicación del Museo Americano, también llamado Libro de todo el mundo, cuyo primer tomo reunía 126 litografías en 416 páginas.

En el ambicioso Museo Americano, Bacle pretendió "que en él se hallen materias de todos los precios, de todos los gustos: cosas antiguas y modernas, animadas e inanimadas, monumentales, naturales, civilizadas, salvajes, pertenecientes a la tierra, al mar, al cielo, a todos los tiempos, procedentes de todos los países (...) en una palabra imitar en nuestros grabados, describir en nuestros artículos todo lo que sea digno de fijar la atención y las miradas". La entrega de esa virtual enciclopedia se efectuaba por fascículos por suscripción, mecanismo original para la época. Es considerado el primer libro ilustrado impreso en un establecimiento litográfico argentino.

Últimos años (1835-1838)

En 1835 Gregorio Ibarra (1814-1883), amigo de Rosas instaló su Litografía Argentina. Si bien en los comienzos Bacle se limitó a publicar impresos para canto y piano y recién en 1837 encararía un proyecto más ambicioso como el períodico Boletín Musical y en 1839 su propio "Trages y Costumbres de la Provincia de Buenos Aires", pudo haber sido percibido como una señal de alarma.

Tras publicar El Recopilador, obra similar al Museo e ilustrada con numerosas litografías, de la que alcanza a imprimir 25 números, en octubre de 1836 viajó a Chile obteniendo del ministro Diego Portales un contrato para fundar en ese país la imprenta y litografía del estado. Vuelto a Buenos Aires para preparar su partida a Chile, el 4 de marzo de 1837 fue detenido en el Cuartel del Retiro al denunciarse su vinculación con Bernardino Rivadavia.

Se lo acusaba de vender planos de importancia militar a Bolivia, en connivencia con los unitarios refugiados allí, de apoyar a los exiliados en Uruguay e intervenir en los asuntos internos de Chile. El vicecónsul Aimé Roger, a cargo provisoriamente de la legación francesa, afirmaba la inocencia de Bacle, no obstante existía una carta dirigida el 25 de febrero de 1837 a Rivadavia ofreciendo de acuerdo con el ministro chileno Diego Portales facilitar el pasaje de Agüero, Alsina, Varela y Rivadavia mismo a Chile con el objeto de obstaculizar la alianza con Rosas para enfrentar a la Confederación Peruano-Boliviana, corroborado con correspondencia de Alsina y de Mora, secretario del General Andrés de Santa Cruz.1​

Roger solicitó el 4 de marzo de 1837 que se lo remitiera a Francia para juzgarlo en el caso de que fuese culpable y posteriormente exigió directamente que de serlo se le concediera el perdón, no obteniendo respuesta alguna del gobierno.

Pese a la intervención de Roger, Bacle permaneció detenido seis meses. A fines de 1837 la salud física y mental de Bacle estaba sumamente deteriorada. Fue liberado pero falleció en su casa el 4 de enero de 1838. Roger acusaba de malos tratos a su custodia, específicamente al coronel D.N.Quevedo, afirmando que después de cerca de seis meses de estar encerrado en un calabozo había sido devuelto a su casa en un deplorable estado de salud. Al siguiente día el vicecónsul, los oficiales del navío d'Assas y más de quinientos franceses acompañaron el cortejo fúnebre.

Su esposa e hijos, en la miseria, se embarcaron para Europa el 2 de marzo de ese año. Su prisión y muerte fueron una de las causas aducidas para justificar la intervención francesa.

El mayor de sus dos hijos, Etienne Auguste Isaac Charles Bacle, nacido en Ginebra el 21 de febrero de 1817, murió el 16 de diciembre de 1873 en Constantinopla donde se desempeñaba como asesor del Sultán.


Obra
Exterior de una pulpería, 1833

Señora porteña, 1833

William Blake (1757-1827)



Blake, William (Londres, 1757-Londres, 1827) Poeta, pintor y grabador británico. 

Inició su aprendizaje de grabador en 1771 y se apasionó por el arte helénico y las obras de DureroRafael y Miguel Ángel. En el campo de la poesía debutó con Poetical Sketches (1783), a la que siguió Songs of lnnocence (1789), efusión mfstica que completó con Songs of Experience (1794). Lo más destacado de su producción está reunido en los llamados "libros proféticos", colección de largos poemas (The Book of Thel, 1789; The Marriage of Heaven and Hell, 1790; América, 1793, etc.). Su idea básica fue que la verdad sólo puede surgir de la visión profética e ilustró la virtud creadora del deseo y la defendió como base de una ética nueva; desconfiaba de la razón y recibió el influjo de los movimientos ocultistas y místicos. La mayoría de sus obras aparecieron acompañadas de grabados propios. A partir de 1804 se dedicó casi exclusivamente a su obra de grabador, con logros tan notables como sus series de ilustraciones para el Libro de Job y la Divina Comedia de Dante

Beatriz dirigiendo el carro que transporta a Dante de William Blake (Tate Gallery, Londres). En 1824, Blake comenzó a ilustrar La divina comedia de Dante, obra de la que forma parte esta pintura y que dejó inacabada a su muerte

William Blake empezó su formación artística copiando modelos de la antigüedad en una academia cuando era aún niño. Más tarde trabajó en el taller de James Basire, con quien se familiarizó con el espíritu medieval y le enseñó la técnica del grabado. El trabajo de grabador fue el medio que le permitió ganarse la vida, no sin grandes dificultades, realizando encargos para editores.

Blake se inspiró en los textos mitológicos y de religiones ocultas, en la Biblia y los poemas de Dante, para producir una extensa obra basada en la primacía de la emoción sobre la razón, la fantasía sobre la realidad. Una singular fuerza mística y espiritual se desprende de los numerosos dibujos realizados para ilustrar sus poemas, ediciones publicadas por el mismo autor con grabados coloreados a mano. Con este sistema imprimió Cantos de inocencia (1789), Cantos de experiencia (1794) y diversos Libros proféticos (1783-1804). Las acuarelas incluidas en el Libro de Job o los poemas de Dante, muestran su progresivo alejamiento del neoclasicismo a medida que la poesía o la filosofía adquieren mayor carácter visionario.

Elohim creando a Adán de William Blake (Tate Gallery, Londres). En esta obra, el artista reflejó una de las constantes que se manifestarían durante toda su vida: la lucha contra el materialismo. Sobre un fondo que parece corresponder a una puesta de sol y cuyos rayos rojos se dibujan en un firmamento de color azul oscuro, la figura del Dios creador, Elohim según los primeros capítulos de la Biblia, pasa a gran velocidad sobre el barro del que acaba de surgir su criatura, después de pronunciar las palabras de la creación. 

Influido por las realizaciones medievales y manieristas, utilizó un sistema de composición espacial propio recreando el color, la luz y la sombra de manera subjetiva con objeto de transmitir el mensaje a partir del poder de la imaginación. De ahí su fácil adscripción a las primeras corrientes románticas y su alejamiento del clasicismo. Formulaciones que anticipan el simbolismo de finales de siglo y la tendencia del Art Nouveau.

En sus obras Blake se rebela ante la razón y los valores materialistas del siglo XVIII: la mitología personal sustituye a la naturaleza exterior. Fantasía que le singulariza de entre los representantes más radicales del romanticismo.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra
Baile de Oberón, Titania y duende malicioso, 1786

El matrimonio del cielo y
el infierno, 1790-1793

Paisaje del Nilo


Uno de los aspectos más originales del arte helenístico fue la creación de mosaicos, los cuales llegaron a tener una perfección considerable, sobre todo por lo que concierne a su composición y colorido. Los romanos heredaron del mundo helenístico el arte musivario, conocido ya de los griegos, y lo emplearon especialmente en los pavimentos. Gran parte representaban dibujos decorativos, pero algunos llegaron a desarrollar grandes composiciones. El ejemplo más insigne es el que representa la batalla de Alejandro contra Darío.

Sin embargo, fue el período helenístico, principalmente la corriente alejandrina, la que reflejó una temática nueva: los temas egipcios, nilóticos especialmente. En general, son paisajes en los que abundan animales y plantas típicos de la flora y fauna egipcia. Estos paisajes nilóticos se inspiraban en la vida en torno a las orillas del río Nilo. El ejemplar más importante dentro de este grupo de asuntos nilóticos es el llamado Mosaico Barberini o Paisaje del Nilo hallado en Palestrina, la antigua ciudad de Praeneste, muy cerca de Roma, hacia el año 1600, y conservado en el Palacio Barberini de esta ciudad.

Este magnífico mosaico alejandrino es el mayor y mejor representante de la serie de temas nilóticos. Estas escenas se convirtieron en el mundo romano en un género popular, ya que, a lo largo de la historia, el paisaje de río Nilo y las imágenes de los que en sus orillas podía suceder, mantendrían una enorme repercusión en la iconografía artística. La extensa área del pavimento del Paisaje del Nilo está llena de pequeñas escenas, aparentemente aisladas entre sí, que se desarrollan entre rocas, palmeras, lotos y toda una diversidad floral característica del mundo egipcio.

También aparece una multitud de animales típicos de la fauna egipcia. Están presentes hipopótamos, leones, cocodrilos, rinocerontes, jirafas, monos, serpientes, flamencos. cigüeñas, hienas, etc. Cada uno de estos animales que compone esta especie de parque zoológico lleva adjunto su nombre en lengua y alfabeto griego. Incluso se puede admirar animales fantásticos como el compuesto con cabeza y busto femenino. El gusto por lo exótico, por lo pintoresco, por las rarezas y curiosidades fue captado por el artista y reflejado en la obra.

En la mitad inferior se han figurado varias escenas de género componiendo minúsculos cuadritos en los que se ven cabañas de pastores, palacios, templetes, barcas, navíos de vela, castillos, etc., poblado todo por pastores, soldados, sacerdotes egipcios, cazadores, pescadores, etc.

En definitiva, se contempla una abigarrada mezcla de personas, animales, plantas y edificios diversos, distribuido todo por un dilatado ambiente paisajístico donde la amplísima corriente del Nilo, que discurre entre escarpadas orillas, islas rocosas, peñas o llanuras, va dejando su huella.


Aunque desgraciadamente hay muchas partes restauradas, el conjunto es una excelente muestra de la musivaria helenística-alejandrina de comienzos del siglo I a.C. 

El Paisaje del Nilo es un mosaico nilótico procedente de la antigua Praeneste, del siglo I a.C., y conservado en el Palacio Barberini de Roma.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El interior (El rapto) de Edgar Degas



También conocido como El rapto, esta pintura ha planteado un dilema para los historiadores del arte desde su creación. Durante el tiempo en que se pintó, Degas era conocido por sus pinturas históricas o aquellas con influencia literaria, pero ninguna historia puede relacionarse con el interior. El acuerdo más amplio es que la pintura se refiere a una escena de la novela Therese Raquin, de Emile Zola, publicada en 1867. Se le conoce como una de las composiciones más dramáticas y teatrales de todas las obras de Degas, como los artículos en el Los artículos en la habitación se colocan casi como accesorios y la representación de los personajes tiene una calidad teatral similar a un escenario.


La clase de danza de Edgar Degas

La danza es un tema recurrente en la obra de Edgar Degas, y a él dedicó más de la mitad de su obra, entre pinturas y esculturas. Si bien pintó varios cuadros representando bailarinas en escena, el artista sentía especial predilección por los ensayos y los descansos. Quizás parte de este interés se revela en las analogías que existen entre el ballet clásico, un arte que requiere gran precisión y equilibrio, donde la perfección sólo se alcanza con la práctica y la repetición sistemática; y el estilo y la metodología pictórica de Degas, de una elevada precisión.

La clase de danza (La classe de danse) es una de las pinturas donde Degas comienza a describir el movimiento de forma magistral. Se trata de una composición cuidadosamente construida. La escena se desarrolla en una pieza organizada según una perspectiva muy marcada que permite una lectura clara del espacio. En el centro del salón se encuentra Jules Perrot, un famoso profesor de danza que, junto con su compañera María Taglioni, había sido la estrella del ballet parisiense.

El maestro tiene un bastón y parece estar hablando con la bailarina enmarcada por la puerta o refiriéndose con algún comentario a ella. Sin embargo, Perrot no consigue captar la atención de toda la concurrencia: el grupo de bailarinas del fondo adopta posturas relajadas y no parece prestarle demasiado interés. Podemos observar que estas bailarinas se encuentran acompañadas de sus madres, como era costumbre entonces, puesto que en el París de la época el ballet no era una actividad respetable y muchas bailarinas caían en el ejercicio de la prostitución.

Dentro del grupo del fondo, la muchacha situada de pie con los brazos en jarras repite la pose de la bailarina del primer término, creando de este modo una sutil diagonal que sigue la línea del entablado. Las paredes están pintadas de verde, y las columnas de mármol se repiten en sucesión vertical dirigiendo la vista hasta el fondo de la estancia, donde una bailarina de pie sobre la plataforma ajusta su collar.


En la inclinación del suelo y el desequilibrio y la asimetría de la composición, se aprecia la influencia de los grabados japoneses que afectaba entonces a las vanguardias. El contraste entre el espacio vacío de la parte inferior derecha del lienzo es un recurso que aparece a menudo en los trabajos de Degas, así como la composición diagonal, bien determinada en este caso por las líneas del entablado del suelo, que conduce hacia el fondo la mirada.

Las cálidas tonalidades terrosas aportan una atmósfera de intimidad que contrasta sutilmente con los vivos colores de los lazos de las jóvenes que aparecen en primer plano. Entre éstas, vale la pena observar en detalle el asombroso realismo con que se rasca la espalda la bailarina sentada sobre el piano, a la izquierda, para comprender por qué Degas estaba considerado uno de los mejores dibujantes de su generación.

El encuadre de esta pintura es producto de la técnica fotográfica de la cual se sirvió el pintor con frecuencia en la realización de su obra. Degas comenzó el óleo en 1873 y lo concluyó entre 1975 y 1876; mide 85 x 75 cm. y se encuentra expuesto en el Musée d’Orsay, París.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El puente de Mantes de Corot


No es sencillo determinar el lugar que ocupa Camille Corot dentro de la historia de la pintura. Algunos especialistas lo consideran heredero del codificador del paisajismo neoclásico, Pierre-Henri Valenciennes, y último de una línea de pintores que continuaron trabajando una estética nacida en el siglo XVIII, mientras que otras opiniones no menos justificadas lo sitúan como uno de los precursores fundamentales del movimiento impresionista.


El puente de Mantes, realizada entre 1868 y 1870, es una de las últimas obras llevadas a cabo por Corot.



El pintor había trabado una sólida amistad con un magistrado de Mantes, Louis Robert, y desde 1855 acudía casi cada año a la región. La costumbre que adoptó el artista se debía tanto al afecto que sentía por su amigo como a la belleza que había encontrado en el puente medieval, que representó en una docena de oportunidades desde diferentes ángulos y puntos de vista.



En este ejemplo en particular, Corot ha abandonado un poco la atmósfera vaporosa, la difusión y las modulaciones líricas de sus composiciones paisajísticas habituales para hacer hincapié en los motivos arquitectónicos que contiene. La rigidez geométrica del pétreo puente no impiden, sin embargo, expresar la “ingenuidad y originalidad únicas” de Corot que Baudelaire distinguió en 1845.




El contraste de la materia con la que están constituidos cada uno de los elementos del cuadro, despierta en el espectador una sensación de serenidad y armonía que el pintor supo trasmitir en la mayoría de sus obras. La fragilidad, la fluidez, el juego de sombras difusas, de reflejos y sombras más sostenidas del paisaje, pueden establecer en este caso, sin ningún tipo de obstáculos, una relación directa entre Corot y el impresionismo.



El pintor ha representado en El puente de Mantes una orilla del Sena situada en Mantes-la-Jolie, con la gran audacia de ocupar el primer plano de ella con simples troncos de árboles que, a la vez, conceden el ritmo de la composición y destacan la luminosidad del segundo plano. Asimismo, la figura cortada de los árboles puede interpretarse como un recurso tomado de la fotografía que, más tarde, su gran admirador Edgar Degas se encargaría de desarrollar en profundidad.



La nota de color del hombre solitario de sombrero rojo que ocupa la embarcación próxima a la orilla, confiere a la composición un sutil equilibrio. En el fondo podemos apreciar, bajo un cielo de delicada tonalidad, una colina y un par de casas.


Tanto en sus paisajes como en sus otras representaciones pictóricas -fue un retratista de primer nivel, admirado por Degas, Van GoghGauguin y Cézanne- Camille Corot conserva siempre una serenidad que pasa por naturalidad, una sensibilidad estética que, en el fondo, procede de una visión ordenada y poética del mundo que no necesita ningún argumento.

Esta obra puede considerarse como representativa de ese eslabón que une -o separa, como hemos observado al principio-, el neoclasicismo del impresionismo. Este óleo sobre tela, cuyas medidas son 38 x 55 cm., puede contemplarse en el Musée du Louvre, en París.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El gran masturbador de Salvador Dalí


El gran masturbador (Le grand masturbateur) es una de las obras más famosas del período surrealista de Dalí en la que como ningún otro artista refleja la exaltación y la profundización de los deseos eróticos. La temática ha sido muy pocas veces representada en la pintura y menos con tan claras implicaciones autobiografícas. Existen algunas en el expresionismo europeo en dibujo; pero, sobre todo, el precedente pictórico más inmediato es el de Goya en sus pinturas negras.

Durante el verano de 1929 conoce a Gala y pocos meses después pinta esta obra. Se trata de un peculiar autorretrato, donde la cabeza del masturbador remite al propio Dalí que deriva formalmente de una serie de autorretratos de perfil pintados con anterioridad. El rostro se reduce a una gran nariz apoyada en el suelo, un ojo y largas pestañas.

Bajo la monstruosa cabeza del gran masturbador aparece la minúscula pareja de un hombre des nudo y una mujer, de configuración rocosa, que es el recuerdo del solitario paraje de Cadaqués donde se dieron el primer abrazo. Un paisaje determinado por las conchas de playa, objetos cogidos en la orilla del mar que recuerdan los paseos con Gala. La sombra que la pareja proyecta recuerda el influjo de Giorgio De Chirico.

A un lado, emergiendo de lo que podría ser el cuello, se ve otra pareja, sin duda la misma, que se entrega a la satisfacción de su ardiente deseo, simbolizado por la cabeza del león, que exhibe una prominente lengua y ojos desorbitados. En este caso la figura femenina se aproxima a unos genitales masculinos cubiertos por una especie de calzones. El lirio que surge representaría la idea de purificación.


Al otro extremo, a la izquierda de la composición, otra pequeña figura masculina, tal vez el mismo Dalí, parece haberse desprendido del anzuelo que el masturbador tiene clavado en la cabeza para, vuelto de espaldas al espectador, emprender su propia aventura personal en dirección al espacio indefinido del fondo. Esta última escena es como el desenlace de la acción y podría aludir a la rotura con las redes familiares.

Agarrado a la boca del pintor hay un saltamontes cuyo vientre está plagado de insectos que se deslizan por la comisura de los labios del artista. Es la idea de la muerte y la desintegración de la materia. El saltamontes simboliza, según el propio autor, los terrores inexplicables que tenía desde niño, mientras que las hormigas hacen alusión a la putrefacción y a la obsesión por la muerte.

El más célebre cuadro del pintor catalán ofrece un retrato interior.  En esta obra hace alusión a múltiples complejos desencadenados por problemas de carácter sexual. Se observan una serie de elementos iconográficos con claras connotaciones eróticas como pueden ser el rostro femenino de la zona superior encarado a unos genitales masculinos o bien los personajes de la zona inferior fundidos en un estrecho abrazo.

En conjunto, toda la escena, inscrita en un paisaje desolado, se inscribe en una atmósfera claramente onírica. El escenario es un paisaje extenso y desierto que remite claramente a la metafísica del italiano Giorgio De Chirico.

El óleo sobre lienzo, de 110 x 150,5 cm, se puede admirar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

Henri Matisse (1869-1954)



Matisse, Henri (Le Cateau, 31 de diciembre de 1869 - Niza, 3 de noviembre de 1954) Pintor y escultor francés. Máxima figura del fauvismo. Se formó como abogado y hasta 1891 no se dedicó totalmente a la pintura. Estudió en el taller del pintor simbolista G. Moreau, que le alentó a desarrollar su propia personalidad y a estudiar las colecciones del louvre. Conoció a Camille Pissarro y descubrió la pintura impresionista, que ejerció gran influencia en su propia obra: La mesa del comedor (1897). En 1899 se interesó por la técnica divisionista de los neoimpresionistas. En 1905, en la localidad de Collioure, realizó una serie de telas que significaron un giro en su estilo: las pequeñas manchas del divisionismo se convirtieron en pinceladas amplias y vigorosas, y los colores adquirieron gran intensidad emocional, no realista, a base de contrastes de complementarios, verde y rojo, amarillo y violeta: Ventana abierta y Mujer con sombrero son obras representativas de esta nueva etapa, que fue bautizada como fauve (salvaje) cuando los cuadros se exhibieron en París. Surgió así el fauvismo, uno de los movimientos pictóricos más importantes del s. XX. A partir de esta época Matisse rompió con el impresionismo para valerse únicamente del color, de la misma forma en que el poeta se vale de la palabra. Conoció a Picasso y a Apollinaire. Un par de viajes al norte de Africa habían de inspirarle Desnudo azul (1906) y Recuerdo de Biskra (1907). En estos años Matisse desarrolló un estilo maduro, basado en el uso de contornos lineales muy marcados y en la supresión de detalles y de sombreados. En sus cuadros también suprimió la simulación del espacio mediante la perspectiva, configurando así unas telas en las que predomina el elemento plano y que recuerdan por ello los estampados de los textiles orientales. 

Aunque el fauvismo fue un movimiento básicamente anárquico y experimental, Matisse siempre buscó un equilibrio en sus armonías de color, en temáticas en las que predomina la sensualidad y el optimismo: Alegría de vivir (1906), Lujo, calma y voluptuosidad (1905), El lujo (1907), La danza ( 1909) y La música (1939). En otra serie de obras más representativas de la estética fauve la fuerza expresiva del color domina sobre la voluntad de equilibrio: Armonía en rojo (1911 ), Estudio en rojo (1915), El pez rojo (1916). 

A partir de 1912 alcanzó fama Internacional, y en 1920, tras la I Guerra Mundial, se estableció en la Riviera francesa; su pintura se hizo más amable, como reflejo de un mundo de lujo, flores y telas preciosas, Figura decorativa sobre fondo ornamental (1928). Como ilustrador realizó admirables versiones de los poemas de S. Mallarmé (1932), del Ulysses, de Joyce, y de Les fleurs du mal, de Baudelaire (1947). También publicó un libro con sus propias reflexiones sobre el arte y la vida. En 1950, poco antes de morir, diseñó todos los elementos decorativos, vidrieras, murales, objetos litúrgicos, de la capilla del Rosario en Saint-Paul-de-Vence, cerca de Niza. Junto a Pablo Picasso, es considerado una de las grandes figuras del arte del s. XX. 

Matisse, la reinvención constante


Sin embargo, esta liberación no tendrá como base la apariencia de desorden, de ingenuidad o de ignorancia, ni el rechazo de las disciplinas de escuela. Muy al contrario, los artistas no reclaman aquella libertad hasta que tienen plena conciencia de haber alcanzado los medios necesarios para su oficio. Estos jóvenes pintores son excelentes alumnos y trabajan conscientemente para aprender la técnica, antes de aventurarse en innovaciones. Incluso Matisse, que daría pruebas tan evidentes de independencia, prosiguió durante años su aprendizaje como artesano escrupuloso, frecuentando asiduamente el Musée du Louvre, estudiando a los grandes maestros, copiando sus cuadros, hasta el punto de llegar a exponer en el tradicional Salón de la Société Nationale des Beaux Arts.

En los primeros años de nuestro siglo, su admiración por Cézanne y el ejemplo de los neoimpresionistas le inducen a una actitud menos prudente y provoca un escándalo con su absoluta intransigencia, tanto en el empleo de los colores más brillantes como en el dibujo o la composición. Considera que este género de investigaciones es la finalidad de la pintura, y pone en tela de juicio aquella noción de estricta imitación de la realidad que ha provocado los malentendidos entre el artista y el público.

Retrato de Margarita leyendo de Henri Matisse (Museo de Grenoble). El artista pintó a su hija Margarita como una colegiala. Empleó una técnica sencilla, sin modelar las formas ni detenerse en dibujar sus rasgos. Esta pintura figura . :! entre las cinco que Matisse envió en 1906 al Salón de Otoño; no llamó especialmente la atención porque La joie de vivre, pintada el año anterior, era mucho más violenta y había sentado con mayor claridad las bases del fauvismo.

Alegría de vivir de Henri Matisse


En la Alegría de vívir (Bonheur de vivre), Henri Matisse, uno de los grandes coloristas del siglo XX, pinta una escena donde integra figuras desnudas con el entorno paisajístico, por medio de una ordenación magistral de líneas sinuosas y ondulantes.

En un ambiente campestre, rebosante de erotismo, aparecen personajes masculinos y femeninos en distintas posturas: unos bailan, otros se abrazan, mientras que algunos conversan amigablemente. Esta audaz obra es una verdadera escena pastoral, que nos remite al delicioso espíritu de la Arcadia, a una nostálgica "Edad de Oro". Matisse es aquí fiel a los temas idílicos arcádicos que predominaron desde el Renacimiento, con Giorgione, pero que sobre todo nos enlaza con obras de Poussin y de lngres. Su mirada, como la de sus contemporáneos, se volvió hacia ciertos aspectos de la tradición y a las culturas primitivas y exóticas a través de las cuales podía expresar la armónica belleza de un mundo calmado, sereno y sensual.

No obstante, el motivo de la obra lo vincula directamente con Paul Cézanne, que en la última etapa de su trayectoria pictórica, entre 1890-1894, abordó en diversas ocasiones el tema de las bañistas; aunque, en el caso de la Alegría de vivir, las posturas que adquieren los cuerpos rebosan de una gran sensualidad. Los ritmos curvilíneos, la simplificación de la línea, la importancia del color y la supresión de los detalles que aparecen en esta obra son rasgos preeminentes en la producción artística de Matisse.

Como fauve, el color es el protagonista de la obra. El punto de partida estaba en los colores de los pintores simbolistas, sobre todo de Gustave Moreau, pero usó la intensidad del color de los impresionistas y postimpresionistas para conseguir una mayor riqueza cromática y lumínica. Estos elementos los utilizó con fines simbólicos para así huir de la realidad y poder transmitir sensaciones.

Para Matisse todo cuadro había de estar regido por una "armonía", es decir un equilibrio entre los colores y las formas, las líneas y el cromatismo. La aplicación del color con pinceladas gruesas ayudaba a dar más expresividad sensual al ambiente.

El entusiasmo del artista por la pintura y el dibujo de desnudos parece haber adquirido su primer impulso importante en los estudios para la presente obra. Así, muchos de los tipos aparecidos aquí los desarrollará posteriormente en otras pinturas y esculturas. Es el caso de Desnudo azul, pintado a comienzos de 1907, que proviene de la figura central derecha de la Alegría de vivir.

La obra fue adquirida por Gertrude y Leo Stein, que durante muchos años fue bien conocida en la colección. Es posible que influyera en la realización de Las Señoritas de Aviñón, pues es seguro que Picasso la habría visto ya, fuera en el Salón de los Independientes, donde se expuso en 1906, o en la residencia de los mismos hermanos Stein.

Fechada en 1905-1906 y con unas medidas de 174 x 238 cm, Alegría de vivir se conserva en la Fundación Barnes, Merion, de Pensilvania, y es una de las pinturas de figuras y paisaJe más delicadas de la producción del artista.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Jeannette IV de Henri Matisse


Matisse consideraba que la escultura estaba supeditada a la pintura y se dedicaba a esculpir cuando creía que se le habían agotado las ideas para pintar. Su mayor producción escultórica son las series, como la de Jeannette, que se compone de seis obras realizadas en bronce. 

(Museo Nacional de Arte Moderno, París). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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