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Artistas de la A a la Z

Nicolas Tournier (1590-1639)



Tournier, Nicolas (Montbéliard, 12 de julio de 1590 -Toulouse1639) fue un pintor barroco francés. Perteneció al grupo de los caravaggistas franceses, estilo bien representado en las provincias aunque su influencia nunca alcanzase a París, al que también pertenecieron artistas como Trophime Bigot o Georges de La Tour.

La actividad artística de Tournier se puede resumir en dos períodos, el primero centrado en Roma, donde vivió entre 1619 y 1626. Allí pudo conocer de primera mano la obra de Caravaggio que influyó decisivamente en sus obras religiosas de este periodo, junto con la de su discípulo Bartolomeo Manfredi, que le inspiró obras de género como la Reunión de bebedores de Le Mans. La segunda etapa de su vida transcurrió en Toulouse, ciudad a la que llegó en 1632. Allí pintó un Cristo en la cruz para la Iglesia de los Mínimos y un Cristo descendido de la cruz para la Catedral de Saint Étienne, consideradas ambas entre sus obras capitales. También el Tobías y el Ángel de la Catedral de Narbona o la Victoria de Constantino del Museo de Toulouse, de enormes dimensiones y un naturalismo matizado por el recuerdo de Giulio Romano. En el Museo del Prado de Madrid se conserva otra importante obra suya, representando La negación de san Pedro.

Su estilo pictórico, aunque sigue en lo esencial el gusto impuesto entre los caravaggistas, caracterizado por las luces contrastadas, los temas profanos y un tono general desmitificador, se ve siempre matizado por un mayor refinamiento y elegancia en las posturas, de raíz aún manierista, menos atraído por los tipos vulgares que sus compañeros caravaggistas. Sus cuadros se recrean en la plasmación pormenorizada del detalle (telas, joyas, peinados, vestiduras), con una cuidada y armoniosa selección de la gama cromática. Asimismo, los tipos humanos tienden a la idealización y se distribuyen en el espacio siguiendo esquemas geométricos. Todas estas características alejan en parte su arte de los postulados caravaggistas y lo aproximan a la otra gran escuela pictórica italiana del Barroco: el clasicismo boloñés.

Fuente: Texto extraído de es.wikipedia.org

Obra comentada

Descendimiento de la Cruz de Nicolas Tournier

 

El pintor supo dotar de una gran carga emotiva a esta escena tantas veces repetida en la historia de la pintura. Asimismo, se muestra aquí como un excelente alumno de Caravaggio ya que es capaz de dominar perfectamente la técnica del claroscuro.

(Museo de Toulouse)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Hendrick Terbrugghen (1588-1629)


Terbrugghen o Ter-Brugghen, Hendrick (Deventer, 1588 - Utrecht, 1 de noviembre de 1629) Pintor neerlandés, y un miembro destacado de los seguidores holandeses de Caravaggio — los llamados caravaggistas holandeses.

Biografía

Se sabe poco de los primeros años de ter Brugghen; puede que naciera en La Haya, pero su familia parece que se había trasladado de la muy católica Utrecht a principios de los años 1590. Aquí comenzó a pintar a la edad de trece años, estudiando con Abraham Bloemaert. De Bloemaert, un pintor de historia manierista, aprendió los elementos básicos de su arte. Alrededor de 1604, sin embargo, ter Brugghen viajó a Italia para ampliar sus conocimientos, un movimiento bastante inusual para los pintores holandeses de la época. Estuvo en Roma en 1604, y pudo por lo tanto haber entrado en contacto directo con Caravaggio (quien huyó de la ciudad en 1606 por estar acusado de asesinato). Ciertamente estudió su obra, así como la de sus seguidores, los caravagistas italianos como Orazio Gentileschi. La obra de Caravaggio había causado sensación en Italia. Sus cuadros tenían como característica una marcada técnica de claroscuro, el contraste producido por superficies claras y brillantes junto a otras secciones sombrías y oscuros, pero también por el realismo social de sus modelos, a veces encantadores, a veces chocantes, y otras directamente vulgares. Otros pintores italianos que influyeron en ter Brugghen durante su estancia en Italia fueron Annibale CarracciDomenichino y Guido Reni.

Al regresar a Utrecht, trabajó con Gerrit van Honthorst, otro caravagista holandés. Ter Brugghen murió en Utrecht en 1629.

Obra e impacto

Los temas favoritos de Ter Brugghen fueron figuras de medio cuerpo de bebedores o músicos, pero también produjo imágenes religiosas a gran escala y retratos de grupo. Llevaba consigo la influencia de Caravaggio, y en sus obras hay un dramático uso de la luz y la sombra, así como sujetos con una gran carga emotiva. Aunque murió joven, su obra fue bien recibida y tuvo gran influencia en otros. Su tratamiento de temas religiosos puede verse reflejado en la obra de Rembrandt, y elementos de su estilo pueden encontrarse asimismo en los cuadros de Frans Hals y Johannes Vermeer. Pedro Pablo Rubens describió la obra de ter Brugghen como «...por encima de todas las demás de los artistas de Utrecht».


Taddeo di Bartolo (h. 1362-h. 1422)

 


Taddeo di Bartolo (Siena, h. 1362 - h. 1422) Artista del gótico italiano perteneciente a la Escuela sienesa.

Biografía

Nació en Siena, hijo del barbero Bartolo di Mino. Se encuentra documentado por primera vez en 1386, pintando estatuillas de ángeles para el coro de la Catedral de Siena. En 1389 ya figura en la lista de los pintores sieneses. Buena parte de su carrera más temprana se desarrolló en Pisa y San Gimignano, donde dejó diversas obras que son prueba de su talento.

Su primer estilo se caracteriza por la elegancia de las figuras y los elaborados drapeados de éstas, que lo hacen heredero de la mejor tradición sienesa, representada en la generación anterior por artistas de la talla de Simone Martini o Ambrogio Lorenzetti. Sin embargo, fue un artista de talante conservador, aunque sus frescos en el Palazzo Publico de Siena avanzarían temas que se harían muy populares durante la época del Renacimiento.

El Bosco (1450-1516)

 

Retrato (Anónimo)

Bosco, Jeroen Anthoniszoon van Aeken o Aken, conocido como Hieronymus Bosch, llamado en español El (Hertogenbosch h. 1450-Hertogenbosch, 1516) Pintor y grabador holandés. Trabajo en Hertogenbosch, su ciudad natal, desde 1480 hasta su muerte. Rompió con la rutina de la tradición localista del s. XV para crear una pintura personalísima, de gran originalidad y fuerza expresiva; creó un mundo de imágenes alucinantes, de un realismo fantasmagórico y de un vigor critico de vocación moralista, que acusa el influjo de los bestiarios medievales. Se ha querido explicar la razón de ser de algunas de sus obras en el interés que tenían ciertas cofradías religiosas por luchar contra la corrupción del estamento clerical y por renovar y purificar la vida religiosa. Fue uno de los pintores favoritos de Felipe II, que adquirió varias obras del artista con destino a El Escorial. En su época de madurez, El Bosco dio a su pintura mayor solemnidad y una penetración psicológica más intensa que recuerda a veces (Con la cruz a cuestas) las caricaturas o estudios fisonómicos de Leonardo. Entre sus cuadros más famosos sobresalen La nave de los locos (Louvre); Tríptico del carro del heno; Tríptico del Jardín de las Delicias; Los pecados capitales (los tres en el Prado) y Tríptico de las tentaciones de San Antonio (Museo de Lisboa), entre otros.

El Bosco, una excepción en la pintura de su tiempo


Muy diferente es el alcance y el sentido intencional de Hieronymus Bosch, o El Bosco, como se le ha designado en España. Según los escasos documentos que a él se refieren, se llamó Jeroen (esto es, Jerónimo) Anthoniszoon, y nació en ‘s-Hertogenbosch (Bois-le-Duc, en francés). Debió de nacer, según apuntan todas las hipótesis, hacia 1450 y murió en su ciudad natal en 1516; asimismo, era nieto de otro pintor: Jan van Aeken.
La Mesa de los pecados capitales de El Bosco (Prado, Madrid). Obra pintada hacia 1480. Alrededor del ojo de Dios, siempre abierto, se distribuyen una serie de escenas de gran realismo que describen imaginativamente las flaquezas humanas, a la vez que constituyen su análisis crítico. Este arte tan personal y sugestivo parece continuar la tradición de aquellos miniaturistas satíricos del siglo XV a los que aporta un nuevo aliento poético.


Su actuación estuvo íntimamente relacionada con el espiritualismo de la Devotio Moderna, doctrina derivada de la mística de ciertos autores de los siglos XIV y XV. Este hecho lo confirman los pocos datos biográficos que de él se poseen según los cuales perteneció, por lo menos desde el año 1486, a la Cofradía de Nuestra Señora de su ciudad, relacionada con la Congregación de Windesheim, asociación religiosa que seguía la inspiración mística señalada por Ruysbroeck, y que también influyó en la formación de uno de los grandes personajes de la historia, el gran humanista y eclesiástico Erasmo de Rotterdam.

La muerte y el avaro de El Bosco

La muerte y el avaro es un cuadro del pintor flamenco El Bosco, realizado en el periodo 1490-1500, ejecutado al óleo sobre tabla. Mide 92,6 centímetros de alto y 30,8 cm de ancho. Se conserva en la Galería Nacional de Arte en Washington D. C. (Estados Unidos).

Los estudiosos están de acuerdo en atribuirla a la fase de madurez del pintor, a sus últimos años: 1490-1500. Esto lo confirma la dendrocronología, pues ha establecido como fecha de la tabla hacia 1494 o después. También ha confirmado que esta pintura sería el panel derecho de un tríptico dividido. Las otras porciones que subsisten del tríptico son La Nave de los locos y la Alegoría de la gula y la lujuria. De esta manera se confirma la tesis, ya anticipada en 1972 por Filedt Kok, de que El vendedor ambulante sería la parte exterior de un tríptico cuyo interior estaría formado por la Nave de los locos, abajo la Alegoría de los placeres que se conserva en New Haven y a la derecha, esta Muerte de un avaro, tablas que fueron cortadas por la mitad. Todas ellas presentan un gran parecido en el dibujo.

Estuvo en la colección Van der Helst de Viena y después pasó a la de Samuel H. Kress (1951), a través del cual llegó a la Galería Nacional de Arte de Washington.

Hay un dibujo preparatorio que se conserva en el Museo del Louvre.

La escena se ambienta en el interior de una casa, con el lecho de muerte de un avaro dispuesto oblicuamente. Se ve al moribundo dividido entre el ángel, que le señala Crucifijo, puesto ante una ventana en lo alto y del que emana la luz, y un demonio que asoma por debajo de la cortina con un saco de dinero en la mano. Se ha aventurado que el diablo está robándole el dinero y el avaro está más preocupado por esto que por su salvación; también se ha hablado de que es al contrario, que el demonio le está ofreciendo ese dinero al avaro para comprar su alma, y éste duda si aceptar el dinero o escoger el crucifijo, esto es, la salvación.

Al lado izquierdo, a través de una puerta entornada, aparece la muerte, representada como un esqueleto que le va a lanzar una flecha.

A los pies de la cama hay un viejo, el mismo avaro, con el rosario entre los dedos, que está reponiendo monedas dentro de un cofre lleno de animales monstruosos.

Este tema ya estaba presente en La mesa de los siete pecados capitales. Puede estar refiriéndose al opúsculo Het sterfboek (El libro de la muerte) una traducción al flamenco del Ars moriendi, conocido tratado del siglo XV.

Considera Larsen que el estilo de esta tablilla recuerda a otras imágenes "de interior" de la escuela flamenca, como las elaboradas por Rogier van der Weyden o el Maestro de Flémalle, aunque con un realismo más atenuado.

La extracción de la piedra de la locura de El Bosco

La escena de La extracción de la piedra de la locura se concibe en el interior de un círculo, al aire libre, ante un extenso paisaje. Un extraño cirujano, con un embudo como sombrero y un jarro pendiendo del cinturón, opera en la cabeza a un hombre sentado en el sillón. Un fraile observa la escena y, a la derecha, una mujer, con un libro sobre la cabeza y apoyada sobre una mesa redonda de pie bulboso, contempla atentamente la operación.

Esta tabla resulta particularmente enigmática por el tratamiento del tema, frecuentemente presente en la literatura y en la pintura de los siglos XV y XVI en los Países Bajos. La Extracción de la Piedra de la Locura era una supuesta operación quirúrgica realizada durante la Edad Media. Según los testimonios escritos, este rito simbólico consistía en la extirpación de una piedra que causaba la necedad en el hombre, la suprema estupidez. Incluso un proverbio neerlandés dice “quien no es completamente normal tiene una piedra en la cabeza”.

Lo que se aprecia en las pinturas de los sucesores del Bosco, es que lo que el cirujano saca de la cabeza del paciente es una piedra, mientras que este artista, quizá más gráfico y expresando mejor la verdad de lo que quiere representar, sustituye la piedra por una flor, similar a la que yace sobre la mesa del supuesto médico, que en el mundo medieval simboliza la reproducción.

Para algunos autores la escena representaría, pues la castración, que como ha comentado Rof Carballo, se ha practicado en la Edad Media, en forma epidémica, como necesaria para el ingreso en determinadas sectas religiosas. Se trataba de obtener una cierta ascesis eliminatoria del cuerpo de lo que pudiese ser fuente de pasión y desvarío.


El círculo está rodeado de una decoración dorada sobre fondo negro y una leyenda en hermosas letras góticas, igualmente doradas, que enmarca la escena. En la parte superior se lee: “Meester snijt die Keye ras” y en la parte inferior: “Myne name is lubbert das”. Está inscripción adquiere diferente significado dependiendo de la traducción de la palabra “lubbert”. Así sería, “Maestro, quítame la piedra, mi nombre es lubbert Das/ tímido o tejón castrado”.

El personaje que opera lleva en la cabeza un embudo, tal vez alegoría de la locura, o según Castelli, emblema fálico. Está acompañado por dos religiosos, un clérigo y una monja, ésta lleva sobre su cabeza un libro cerrado; esto indica que sean alegorías de la superstición y la ignorancia, de la cual se acusaba frecuentemente al clero.

Otro elemento es el jarro que pende del cinturón del cirujano. Brand Philip ha estudiado las imitaciones del siglo XVI de este cuadro de El Bosco, muy semejantes entre sí, donde han desaparecido el embudo y el libro de las cabezas del cirujano y de la mujer; pero en cambio, el jarro continua, no colgado del cinturón del cirujano, sino en un hueco hecho en la mesa, dejándose abierta la portezuela para que lo veamos.

Los colores brillantes truecan en aéreas finuras en la inédita concepción del amplio paisaje del fondo, del todo nuevo en el arte holandés, pero no insólito en otras obras juveniles del pintor.

La extracción de la piedra de la locura, de 48 x 35 cm, es original de la primera o segunda juventud de El Bosco, hacia 1474-1485 y se conserva en el Museo del Prado de Madrid.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La Adoración de los Reyes Magos de El Bosco

 


V CENTENARIO DE EL BOSCO

LA ADORACIÓN DE LOS REYES MAGOS

HISTORIA DE UNA RESTAURACIÓN


En septiembre de 2014. el Museo del Prado puso en marcha la restauración de este tríptico del Bosco. La responsable de esta delicada tarea explica el complejo proceso técnico que condujo a la recuperación de la obra en todo su esplendor original.

HERLINDA CABRER/RESTAURADORA DE PINTURA DEL MUSEO DEL PRADO

LOS TRABAJOS de conservación y restauración del tríptico La Adoración de los Magos del Bosco se iniciaron en septiembre de 2014, a partir del estudio de los materiales pictóricos, de la técnica de ejecución y del estado de conservación del mismo.

Debido a que la restauración actúa directamente sobre la materia original e irrepetible de la pintura, hay una relación inseparable entre restauración y obra de arte, siendo esta última la que determina el tratamiento.

La pintura del Bosco se reveló durante los procesos de restauración como una pintura delicada y compleja. La técnica no es la tradicional al temple de huevo, sino una mixta que utilizaba como aglutinante de los pigmentos no solo el huevo, sino también el aceite -especialmente el de linaza-, técnica precursora de la pintura al óleo.

La pintura se encuentra exquisitamente constituida por veladuras y numerosos matices que el autor consigue mediante la superposición de capas de color translúcido, de extremada belleza y finura, por lo que el acabado final sorprende por su sutil delicadeza. La utilización del pincel, con toques precisos y finos, es magistral.

El soporte está cuidadosamente realizado en madera de roble, tanto los paneles como el marco de ranura. Sobre esta estructura se encuentra la preparación blanca, formada de Creta y cola orgánica, y, sobre ella, el dibujo y la capa pictórica. La estructura especial y perfecta del soporte ofrecía un buen estado de conservación, particularidad que ha influido positivamente en la estabilidad de la pintura. Por ello, la superficie pictórica mantenía, en general, un craquelado pequeño y estable, a excepción de algunas zonas, que corrían el peligro de desprenderse al tener el color levantado, frágil y sin adherencia al soporte.

Para tratar las zonas más delicadas se consolidó el color, técnica fundamental para que la materia del original perdure, pues su pérdida sería irremplazable. Con este tratamiento se proporciona la estabilidad y solidez precisas a las capas de preparación y pictórica.

A continuación se realizó la limpieza de la capa pictórica. La pintura tenía repintes y varias capas de barnices antiguos oxidados en forma de manchas amarillas, fundamentalmente de resina natural de almáciga y dammar, que hubo que eliminar, pues perturbaban los efectos cromáticos de la pintura subyacente. Estos barnices se encontraban desigualmente repartidos a causa de limpiezas anteriores; sin embargo, estas antiguas intervenciones no fueron abrasivas. Gracias a ello, y una vez eliminados todos los elementos ajenos al original, pudo apreciarse la excelente calidad pictórica y el buen estado de conservación que la obra mantenía.

El cielo del panel central también presentaba los desperfectos descritos, pero durante su restauración pudimos comprobar que el color se encontraba en muy buen estado, posiblemente en mejores condiciones que los demás celajes del Bosco. La transición de la luz a la sombra es muy tenue y, a medida que se fue avanzando en la limpieza, surgieron la delicadeza de la degradación del modelado, realizado con superposición de capas, y los más asombrosos detalles.

Siempre es muy delicado el proceso de limpieza, pero aún lo es más cuando la pintura está compuesta por frágiles veladuras y finos acabados. El método ha consistido en una descarga, de manera progresiva y en diversas etapas, de los barnices oxidados, respetando lo que se conoce como "piel de la capa pictórica" . Esto es, la exudación o migración del aglutinante hacia la superficie, que se une con el barniz formando un finísimo estrato de materia original con el paso del tiempo.

Durante esta intervención también se eliminaron los repintes antiguos, ya alterados, que cubrían la pintura original más allá de las faltas de color. El proceso de restauración concluyó con la reintegración de dichas faltas, apenas significativas en la composición central del tríptico, pero algo más abundantes en las puertas, principalmente en la zona superior.

El criterio de restauración, dirigido a conservar y restablecer el valor estético original, también ha tenido en cuenta el natural envejecimiento de los materiales que la constituyen.

En el proceso se ha contado con la colaboración del departamento técnico y del laboratorio, así como con la contribución de Pilar Silva. Comisaria de la exposición del V Centenario del Bosco.

(Fuente: Revista "Descubrir el Arte" nº 207. Mayo 2016. www.descubrirelarte.es)

Una vida en Bolduque. El genio en su ciudad natal

 V CENTENARIO DE EL BOSCO


 
UNA VIDA EN BOLDUQUE

El genio en su ciudad natal

El lugar de nacimiento del Bosco, en el ducado de Brabante, era una vibrante urbe medieval en cuya ilustrada sociedad, a caballo entre la Edad Media y la Moderna, el artista, hijo y nieto de pintores y casado con la rica hija de un mercader local, fue una estrella-

MARIE-CLAIRE UBERQUOI

La muerte y el pobre, por El Bosco, h. 1500-1510.
Washington National Gallery of Art,
 Samuel H. Kress Collection
ANTE LAS enigmáticas pinturas del Bosco, uno puede preguntarse cuáles fueron sus fuentes de inspiración para crear un universo tan singular y fascinante. No resulta fácil encontrar respuestas certeras, dada la escasa información que nos ha llegado sobre su vida. Lo que sí parece claro es que el Bosco, hijo y nieto de pintor, desarrolló toda su carrera en su ciudad Natal, 's-Hertogenbosch, más conocida como Den Bosch o Bolduque, en español.

No sabemos si tuvo la oportunidad de viajar a otro lugar, pero desde luego fue en Bolduque donde hizo su aprendizaje y desarrolló su actividad  artística., realizando las obras extraordinarias que hoy nos siguen cautivando. En esta ciudad, situada en el sur de los Países Bajos, se encontró en un entorno bastante favorable y muy ilustrado, inmerso en lo que podríamos denominar la cultura urbana de la Baja Edad Media.

A finales del siglo XV, Bolduque era una de las cuatro principales urbes del Brabante. y su población había pasado de los 11 .675 habitantes en 1464 a los 17.280 en 1496. La ciudad gozaba por entonces de una relativa prosperidad, lo que favoreció la actividad de numerosos artesanos, artistas y arquitectos. Durante los siglos XIV y XV se establecieron en Bolduque un gran número de conventos y cofradías, una circunstancia que daría lugar a la construcción de nuevas iglesias y capillas. Junto a las comunidades religiosas, los gremios y las diferentes corporaciones encargaban con frecuencia algunas obras de arte, dando trabajo no solo a pintores y escultores, sino a maestros artesanos de todas las disciplinas, como grabadores, orfebres, escribanos, bordadores, iluminadores y vidrieros, sin olvidar a los fundidores de campanas, de gran renombre en la capital del Brabante.

En los archivos conservados en Bolduque existen documentos –generalmente justificantes de pagos o referencias a los gastos de la ciudad- que acreditan que no solamente trabajaron pintores locales, sino también artistas foráneos, solicitados ex profeso para llevar a cabo encargos concretos, decoraciones murales, realización de estandartes, escudos, esculturas y objetos de culto. Tales circunstancias ponen de manifiesto la importancia de la actividad artística que caracterizaba a la sociedad de Bolduque de finales del siglo XV, y que lógicamente sería un aliciente para la formación y el desarrollo de la carrera del Bosco.

El TALLER FAMILIAR

Es muy probable que el taller familiar que Hieronymus van Aken compartía inicialmente con su padre Anthonius van Aken y con sus dos hermanos Jan y Goessen. ejecutase, tanto para la Iglesia como para las autoridades locales y los clientes particulares de Bolduque, numerosos encargos en los que él también participó.

En 1462, cuando tenía doce años, sus padres habían comprado una casa en la plaza Mayor, la zona más céntrica y concurrida de la ciudad durante la época medieval y que se ha mantenido hasta nuestros días. Este lugar constituyó el epicentro de su creación, ya que cuando se casó con la hija de un rico mercader, en 1481, se fue a vivir a la mansión de sus suegros, situada en la parte más exclusiva de la plaza. Allí mismo estaba también la suntuosa residencia del poderoso comerciante Lodewijk Beys, que hospedó a Bianca Sforza, la esposa del emperador Maximiliano de Austria, durante su estancia en Bolduque en 1504.

La Adoración de los Magos, por el Bosco, h. 1470-1480,
Nueva York, Metropolitan Museum of Art,
John Stewart Kennedy Fund.
A lo largo de su vida, Hieronymus pudo llevar una existencia bastante holgada, frecuentando a la élite de la sociedad de su época, como los regidores de la ciudad y los altos funcionarios, entre los cuales se encontraban algunos de sus posibles clientes. Gracias a este matrimonio y a su ingreso como miembro de   de Nuestra Señora (h. 1486-87), el Bosco logró alcanzar un estatus social superior al de los artesanos, al tiempo que conseguíaafianzarse como un pintor de gran prestigio para la alta burguesía y la nobleza.

La poderosa Cofradía de Nuestra Señora le hizo varios encargos, entre ellos dos pinturas para el retablo del altar mayor de una de las capillas de la catedral de San Juan, en las que estaban representados san Juan Bautista y a san Juan Evangelista, y que ahora se incluyen en la muestra del Prado.

Según escribe el especialista Jos Koldeweij, el Bosco habría tenido también la oportunidad de relacionarse con la familia imperial. En el otoño de 1 504, Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano, había entregado al pintor holandés 36 libras como anticipo para la realización de una pintura inspirada en el Juicio Final. Un encargo que, sin embargo, no sabemos si llegó a concretarse o no, porque en las cuentas de corte de Borgoña no consta que se hubieran completado los pagos restantes para esta obra, lo que hace suponer que, quizá, el duque dio el dinero directamente al artista cuando este hubo concluido su trabajo, o que finalmente el encargo fue anulado.

EL JUICIO FINAL, TEMA RECURRENTE

A largo de su carrera, el Bosco pintó varias veces el tema del Juicio final, pero no se sabe a ciencia cierta si el encargo del duque corresponde al tríptico del Juicio Final de la Akademie de Viena, un hecho poco probable, puesto que los historiadores sitúan la fecha de su realización entre 1476

y 1482, es decir, antes del encargo realizado por Felipe el Hermoso.

Jos Koldeweij baraja también la posibilidad de que el Bosco hubiese pintado otra obra a petición de Felipe el Hermoso para regalarla al emperador Maximiliano. Se trataría de un tríptico dedicado a san Antonio, otro de los temas recurrentes en la creación del pintor holandés. En los registros de la corte se menciona un pago de 321 libras en 1 505 para la realización de una importante obra de arte, pero en ellos no se precisa ni el autor ni la procedencia de la pintura. A pesar de las zonas de sombra que planean sobre su biografía, todo indica que disfrutó en vida de un inmenso reconocimiento internacional. El genial holandés vivió además en una época de grandes cambios, entre el fin de la Edad Media y el inicio de la Moderna, coincidiendo con el descubrimiento de América y con la invención de la imprenta. Culto y visionario, supo dar a sus escenas religiosas una dimensión fantástica, inédita hasta entonces, sin olvidarse de la realidad cotidiana que observaba desde su taller de la plaza Mayor de Bolduque. En los Países Bajos fue el precursor de la pintura de género, al introducir en sus cuadros algunos episodios de la vida cotidiana que, aunque con fines moralizantes, le permitían criticar los abusos y los pecados de la sociedad de su tiempo.
(Fuente: Revista "Descubrir el arte" nº 207. Mayo 2016)

Tribulaciones de la vida humana de El Bosco


V CENTENARIO DE EL BOSCO

TRIBULACIONES DE LA VIDA HUMANA,
PAÑO DE BRUSELAS, 1550-70

Esta basado en el célebre tríptico El carro de heno, del que las colecciones reales españolas poseyeron dos ejemplares, el del Museo del Prado y el que se conserva en el monasterio de El Escorial, una obra de arte que también se puede contemplar, restaurada, en esta exposición.

El paño es una reelaboración muy libre del tríptico, ya que nos presenta su iconografía en una especie de bola del mundo transparente que flota sobre las aguas. Tanto este paño como los t res restantes, además de poseer unos bordes coloreados con extrañas formas abstractas, se encuentran enmarcados por unas arquitecturas clasicistas a la italiana que, naturalmente, no existían en Flandes en la época del Bosco, indicando de esta manera lo tardío de su ejecución. Estos enmarques dan una cualidad de profundidad y teatralidad a las escenas que constituyen sus mayores atractivos y que resultan especialmente interesantes de ver en el marco clasicista de la arquitectura escurialense. Se muestra así la no contradicción, y aun la complementariedad del estilo de u disparates" del Bosco y el mundo del clasicismo. Un ejemplo más de lo adecuado de exponer y contemplar las obras de arte en contextos lo más próximos posible a los de su creación y primitivo disfrute, como aquí se hace. F. CH.

(Fuente: Revista “Descubrir el Arte” nº 207. Mayo 2016)

El jardín de las delicias de El Bosco

 


V CENTENARIO DE EL BOSCO

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS, PAÑO DE BRUSELAS, 1550-70

La exposición de El Escorial muestra de manera completa uno de los mejores y menos conocidos tesoros de las obras de arte que posee Patrimonio Nacional: la serie de cuatro paños que sobre temas del Bosco entraron en fecha indeterminada en sus colecciones, pero que fueron tejidos entre 1550 y 1570 en talleres de Bruselas.

Sabemos que el lll duque de Alba, don Fernando Alvarez de Toledo, tenía entre sus obras de arte una serie de tapices del Sosco. Por su parte, el cardenal Antonio Perrenot Granvelle, uno de los grandes políticos al servicio

de Felipe 11, poseía una serie de la que provienen estos ejemplares que ahora se exponen. Aunque todavía no sabemos demasiado de su uso en la corte de Felipe 11, que los adquirió a la muerte del cardenal en 1586, sí que está atestiguado el mismo en la de su nieto Felipe IV. Se trata de una serie " rica", es decir, tejida con seda e hilos de plata y oro.

Salvo el que aquí reproducimos, el mayor de todos ellos, que sigue con bastante fidelidad su modelo bosquiano de El jardín de las Delicias, los otros tres son invenciones muy libres de motivos y temas del pintor de 's·Hertogenbosch: Tribulaciones de la vida humana (basado en El carro de heno). Las tentaciones de san Antonio y San Martín y los mendigos. n F. CH.

(Fuente: Revista “Descubrir el Arte” nº 207. Mayo 2016)

Punto al Arte