Punto al Arte: Una vida en Bolduque. El genio en su ciudad natal

Una vida en Bolduque. El genio en su ciudad natal

 V CENTENARIO DE EL BOSCO


 
UNA VIDA EN BOLDUQUE

El genio en su ciudad natal

El lugar de nacimiento del Bosco, en el ducado de Brabante, era una vibrante urbe medieval en cuya ilustrada sociedad, a caballo entre la Edad Media y la Moderna, el artista, hijo y nieto de pintores y casado con la rica hija de un mercader local, fue una estrella-

MARIE-CLAIRE UBERQUOI

La muerte y el pobre, por El Bosco, h. 1500-1510.
Washington National Gallery of Art,
 Samuel H. Kress Collection
ANTE LAS enigmáticas pinturas del Bosco, uno puede preguntarse cuáles fueron sus fuentes de inspiración para crear un universo tan singular y fascinante. No resulta fácil encontrar respuestas certeras, dada la escasa información que nos ha llegado sobre su vida. Lo que sí parece claro es que el Bosco, hijo y nieto de pintor, desarrolló toda su carrera en su ciudad Natal, 's-Hertogenbosch, más conocida como Den Bosch o Bolduque, en español.

No sabemos si tuvo la oportunidad de viajar a otro lugar, pero desde luego fue en Bolduque donde hizo su aprendizaje y desarrolló su actividad  artística., realizando las obras extraordinarias que hoy nos siguen cautivando. En esta ciudad, situada en el sur de los Países Bajos, se encontró en un entorno bastante favorable y muy ilustrado, inmerso en lo que podríamos denominar la cultura urbana de la Baja Edad Media.

A finales del siglo XV, Bolduque era una de las cuatro principales urbes del Brabante. y su población había pasado de los 11 .675 habitantes en 1464 a los 17.280 en 1496. La ciudad gozaba por entonces de una relativa prosperidad, lo que favoreció la actividad de numerosos artesanos, artistas y arquitectos. Durante los siglos XIV y XV se establecieron en Bolduque un gran número de conventos y cofradías, una circunstancia que daría lugar a la construcción de nuevas iglesias y capillas. Junto a las comunidades religiosas, los gremios y las diferentes corporaciones encargaban con frecuencia algunas obras de arte, dando trabajo no solo a pintores y escultores, sino a maestros artesanos de todas las disciplinas, como grabadores, orfebres, escribanos, bordadores, iluminadores y vidrieros, sin olvidar a los fundidores de campanas, de gran renombre en la capital del Brabante.

En los archivos conservados en Bolduque existen documentos –generalmente justificantes de pagos o referencias a los gastos de la ciudad- que acreditan que no solamente trabajaron pintores locales, sino también artistas foráneos, solicitados ex profeso para llevar a cabo encargos concretos, decoraciones murales, realización de estandartes, escudos, esculturas y objetos de culto. Tales circunstancias ponen de manifiesto la importancia de la actividad artística que caracterizaba a la sociedad de Bolduque de finales del siglo XV, y que lógicamente sería un aliciente para la formación y el desarrollo de la carrera del Bosco.

El TALLER FAMILIAR

Es muy probable que el taller familiar que Hieronymus van Aken compartía inicialmente con su padre Anthonius van Aken y con sus dos hermanos Jan y Goessen. ejecutase, tanto para la Iglesia como para las autoridades locales y los clientes particulares de Bolduque, numerosos encargos en los que él también participó.

En 1462, cuando tenía doce años, sus padres habían comprado una casa en la plaza Mayor, la zona más céntrica y concurrida de la ciudad durante la época medieval y que se ha mantenido hasta nuestros días. Este lugar constituyó el epicentro de su creación, ya que cuando se casó con la hija de un rico mercader, en 1481, se fue a vivir a la mansión de sus suegros, situada en la parte más exclusiva de la plaza. Allí mismo estaba también la suntuosa residencia del poderoso comerciante Lodewijk Beys, que hospedó a Bianca Sforza, la esposa del emperador Maximiliano de Austria, durante su estancia en Bolduque en 1504.

La Adoración de los Magos, por el Bosco, h. 1470-1480,
Nueva York, Metropolitan Museum of Art,
John Stewart Kennedy Fund.
A lo largo de su vida, Hieronymus pudo llevar una existencia bastante holgada, frecuentando a la élite de la sociedad de su época, como los regidores de la ciudad y los altos funcionarios, entre los cuales se encontraban algunos de sus posibles clientes. Gracias a este matrimonio y a su ingreso como miembro de   de Nuestra Señora (h. 1486-87), el Bosco logró alcanzar un estatus social superior al de los artesanos, al tiempo que conseguíaafianzarse como un pintor de gran prestigio para la alta burguesía y la nobleza.

La poderosa Cofradía de Nuestra Señora le hizo varios encargos, entre ellos dos pinturas para el retablo del altar mayor de una de las capillas de la catedral de San Juan, en las que estaban representados san Juan Bautista y a san Juan Evangelista, y que ahora se incluyen en la muestra del Prado.

Según escribe el especialista Jos Koldeweij, el Bosco habría tenido también la oportunidad de relacionarse con la familia imperial. En el otoño de 1 504, Felipe el Hermoso, hijo del emperador Maximiliano, había entregado al pintor holandés 36 libras como anticipo para la realización de una pintura inspirada en el Juicio Final. Un encargo que, sin embargo, no sabemos si llegó a concretarse o no, porque en las cuentas de corte de Borgoña no consta que se hubieran completado los pagos restantes para esta obra, lo que hace suponer que, quizá, el duque dio el dinero directamente al artista cuando este hubo concluido su trabajo, o que finalmente el encargo fue anulado.

EL JUICIO FINAL, TEMA RECURRENTE

A largo de su carrera, el Bosco pintó varias veces el tema del Juicio final, pero no se sabe a ciencia cierta si el encargo del duque corresponde al tríptico del Juicio Final de la Akademie de Viena, un hecho poco probable, puesto que los historiadores sitúan la fecha de su realización entre 1476

y 1482, es decir, antes del encargo realizado por Felipe el Hermoso.

Jos Koldeweij baraja también la posibilidad de que el Bosco hubiese pintado otra obra a petición de Felipe el Hermoso para regalarla al emperador Maximiliano. Se trataría de un tríptico dedicado a san Antonio, otro de los temas recurrentes en la creación del pintor holandés. En los registros de la corte se menciona un pago de 321 libras en 1 505 para la realización de una importante obra de arte, pero en ellos no se precisa ni el autor ni la procedencia de la pintura. A pesar de las zonas de sombra que planean sobre su biografía, todo indica que disfrutó en vida de un inmenso reconocimiento internacional. El genial holandés vivió además en una época de grandes cambios, entre el fin de la Edad Media y el inicio de la Moderna, coincidiendo con el descubrimiento de América y con la invención de la imprenta. Culto y visionario, supo dar a sus escenas religiosas una dimensión fantástica, inédita hasta entonces, sin olvidarse de la realidad cotidiana que observaba desde su taller de la plaza Mayor de Bolduque. En los Países Bajos fue el precursor de la pintura de género, al introducir en sus cuadros algunos episodios de la vida cotidiana que, aunque con fines moralizantes, le permitían criticar los abusos y los pecados de la sociedad de su tiempo.
(Fuente: Revista "Descubrir el arte" nº 207. Mayo 2016)

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