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Artistas de la A a la Z

Policleto (h. -480)


Primer clasicismo

Policleto (h. -480) Escultor griego de Argos, que desarrolló su actividad en esta ciudad, Olimpia, Éfeso y Atenas, entre -460 y -420. Su arte se caracteriza por la depurada técnica, por las proporciones y la euritmia de sus figuras; el equilibrio que domina sus esculturas contrasta con la vivacidad de su coetáneo Mirón. En Policleto, las preocupaciones de orden teórico adquieren mayor importancia que las de orden técnico; su ideal de la figura humana perfecta (canon) lo plasmó en su obra maestra, conocida como el Doríforo (el portador de lanza), realizada entre -450 y -440, y conocida gracias a varias réplicas del original, en bronce (museos de Nápoles, Florencia y Berlín). A esa misma época se supone que correspondían las estatuas de Cinisco de Mantinea y de Heracles, conocidas por réplicas romanas. A su época ateniense pertenecen las Amazonas del Santuario de Éfeso. Del último período es el Diadúmeno (h. - 430), así como también una serie de estatuas de atletas o apoxiomenos.

Se le consideró también como discípulo del fundidor Ageladas, lo que cronológicamente parece improbable. Policleto produjo sobre todo obras destinadas a ser fundidas en bronce.

No tuvo que luchar con la parte técnica de la creación del tipo y pudo emplear todo su talento para elevarlo a su perfecta belleza. Esta aspiración hubo de conseguirla especialmente con una de sus obras que los antiguos llamaban el Canon, o medida. Se ha identificado con la figura del llamado Doriforo, que camina con una lanza apoyada en el hombro. Es el joven llegado a la plenitud del desarrollo, con toda su fuerza muscular, con todas sus formas ya bien viriles; nada queda en el Doríforo del efebo o del muchacho, y, en cambio, los duros trabajos no han deformado ni por asomo aquel cuerpo intacto como si acabara de salir de la crisálida. Se ha dicho que el Doríforo parece seguro de sí mismo, de su plenitud de fuerza, por puro instinto natural; no ha probado aún de lo que será capaz y avanza ingenuamente por primera vez hacia el combate que es la vida. Conocida principalmente por una copia romana hallada en Pompeya, y ahora en el Museo de Nápoles, esta estatua bellísima en verdad y digna de la reputación que parece que tuvo ya en la antigüedad, pues el Canon era mirado como el modelo de las proporciones del cuerpo humano: la cabeza tiene la medida justa, el vientre y el pecho su desarrollo adecuado, brazos y piernas su longitud más deseable.

Sin embargo, el Doríforo conserva todavía ciertos resabios de arcaísmo, ya que está tallado con rudeza, los pectorales son planos, y las líneas de la cintura y la cadera aparecen fuertemente marcadas. Su movimiento es también acompasado: mientras una pierna avanza hacia delante, la otra se mantiene atrás en báscula, como los kúroi, o atletas arcaicos de los que se hablan en dicho capítulo; hay una ponderación acaso excesiva y deliberada, pero no es un símbolo o abstracción, puesto que cabe aún dentro de los límites de lo humano. La belleza del Doríforo consiste, no en la expresión, sino en la medida y la proporción.

Además del Canon, creó Policleto otras esculturas de las que han quedado algunas referencias escritas, y de dos de ellas se han conservado hasta hoy varias reproducciones en mármol.

Una es el llamado Diadúmeno, o sea "joven ciñendo en su cabeza la venda", figura de atleta más joven que el Doríforo; es todavía un kuros representado en el preciso momento de ceñirse la frente con una cinta, el stéfanos o corona del vencedor de la carrera, que le da categoría de héroe. La actitud es adecuadísima para producir una figura serena, heroica, con los brazos levantados y el cuerpo tranquilo; sin embargo, las piernas todavía se balancean, como si no pudieran resignarse a quedar inmóviles. Existen muchas copias del Diadúmeno de Policleto, pero la venda que sostenía con sus manos no se ha conservado en las copias de mármol; en el bronce debió de resultar muy fácil soldar luego artificialmente las cintas metálicas que completarían el gesto de la figura.

La igualdad de medidas y cierta relación espiritual, que es más que la que resulta sencillamente de ser el Doríforo y el Diadúmeno obras de un mismo artista, hacen pensar en si ambas no podrían ir aparejadas. El Diadúmeno es el retrato heroico de un corredor. ¿No podría revelar el Doríforo el reconocimiento de categoría de héroe en el joven soldado? Antes de las guerras médicas, el soldado muerto en servicio de la patria no tenía más derecho a la inmortalidad que el resto de los humanos. Pero después de Maratón y Salamina las ideas hubieron de experimentar un cambio radical.

Otra estatua de Policleto, de la cual existen varias copias, es una amazona de pie, vestida con una túnica que apenas le cubre el mutilado pecho derecho. Las amazonas son figuras mitológicas algo melancólicas y hasta trágicas; estas bellas jóvenes combatieron siempre heroicamente, pero siempre resultaron vencidas.

La de Policleto tiene uno de los brazos apoyado laxamente en un pilar; el otro brazo, aplicado sobre la cabeza, parece que haga esfuerzos para detener la vida y fijar la sensación en la mente, la cual percibe que se escapa ligera.

Existen otras estatuas de las amazonas de pie en las que se ha creído distinguir las esculturas que, en competencia para el templo de Éfeso, hicieron Policleto, Fidias y Crésilas. El tipo de Policleto puede distinguirse fácilmente por la simetría o ponderación del gesto y la alternancia de movimientos, tan característica del maestro. Se apoya esta amazona sobre la pierna derecha, lo mismo que el Doríforo y el Diadúmeno; la otra pierna queda libre, en posición de báscula; en cambio, el brazo derecho, que aparece levantado, equilibra el movimiento.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Galería
Afrodita Armada

Cabeza de guerrero

Doríforo de Policleto

 

Este artista revoluciona la plástica del movimiento y le imprime un ritmo sobrio, musical. Sus teorías sobre las proporciones del cuerpo fueron plasmadas en Canon. No se sabe con exactitud cuál sería este sistema de medidas: parece que la unidad era el dedo y la altura total del cuerpo siete veces la de la cabeza. Esta imagen idealizada del atleta, respondía tan específicamente a las proporciones policléticas, que los antiguos le llamaron Canon. El cuerpo, apoyado sobre un pie, se arquea levemente como contrapeso. Es una copia en mármol del bronce original (hacia el año 450 a.C.).

Museo Arqueológico Nacional, Nápoles

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Diomedes de Policleto


Cabeza del héroe griego, protegido de Atenea y vencedor de Marte, que participó en la guerra de Troya.

(Museo Arqueológico Nacional, Nápoles)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat 

Il Pinturicchio (1454-1513)

 


Pinturicchio, Bernardino di Betto, llamado Il (Perugia, h. 1454-Siena, 1513) Pintor italiano.

Biografía 

Discípulo del pintor Caporali, su obra se acerca a la Verrocchio y sobre todo a la de Perugino, con quien trabaja en las Escenas de la vida de San Bernardino en Perugia en 1473 y en Roma en los frescos de la Capilla Sixtina, entre 1481 y 1483. A partir de este año realiza su actividad con independencia de Perugino, y trabaja en Roma, Perugia, Espoleto y Orvieto. En Roma decora el palacio de la Rovere, llamado de los Penitenzieri, y en la iglesia de Ara Coeli la capilla Bufalini. Entre 1488 y 1489 se encuentra en Santa María del Popolo, donde decora la Capilla de San Jerónimo y la capilla Cybo. Pero sin duda su obra más ambiciosa de este período romano es la decoración de la estancia Borgia, realizada entre 1492 y 1494. 

De 1497 son los frescos de la catedral de Espoleto. En 1501 es nombrado pintor oficial de Perugia, y realiza en 1503 La coronación de la Virgen de Umbertide. En 1506 se establece definitivamente en Siena, donde lleva a cabo las Escenas de la vida de Pío II para la Biblioteca Piccolomini, cuya obra inicia con la colaboración del joven Rafael

Su obra se caracteriza por una cierta tendencia arcaizante, sólo superada en obras como los frescos de la Biblioteca Picolomini, donde consigue una integración entre la arquitectura, los personajes y el paisaje, dando una unidad a todo el conjunto. Los paisajes son tratados al modo de Perugino, tratando de buscar una profundidad atmosférica. Su estilo está dotado de un vivo sentido decorativo y de una vena narrativa espontánea. La fama que gozó en su época supera con mucho a sus valores objetivos.

Fuente: www.mcnbiografias.com

Obra comentada

Concilio de Basilea (detalle)

Galería

La Crucifixión con los Santos
Jerónimo y Cristóbal, 1471

Concilio de Basilea (detalle), de Pinturicchio


Fresco en el que la disposición de los personates pone de manifiesto la exaltación de la autoridad en la Iglesia en la figura de Pío II. 

(Biblioteca Piccolomini, catedral de Siena). 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

Pietro da Cortona (1596-1669)

 


Pietro da Cortona, Pietro Berrettini, llamado (Cortona, 1 de noviembre de 1596 - Roma, 16 de mayo de 1669) Pintor y arquitecto italiano. 

Pietro de Cortona pertenece al período inicial del Barroco. Es conocido fundamentalmente por su trabajo en el terreno de los frescos decorativos y de la pintura. Durante el pontificado de Urbano VIII (de quien hizo un retrato), fue uno de los principales artistas establecidos en Roma, junto a BerniniBorromini. Se puede decir que representa el máximo exponente del arte decorativo del Barroco pleno, haciendo olvidar a artistas anteriores como Giovanni da San Giovanni y oscureciendo a competidores como Giovanni Lanfranco.

Biografía

Pietro Berrettini fue discípulo del florentino Andrea Commodi hasta 1611, fecha en la que pasó al taller de Baccio Carpi. Se establece en Roma en 1612 y estudia y copia a los grandes maestros (Rafael, Annibale Carracci).

Empieza su carrera al servicio de la familia Sacchetti quien le confía en 1623 las obras de la villa de Pigneto.

En 1624 decora el Palazzo Mattei con El sacrificio de Polissena y El triunfo de Baco (hoy en los Museos Capitolinos de Roma). En el palacio Sacchetti conoce al caballero Marin y al cardenal Barberini, que se convierte en su protector. Gracias a él consiguió su primer gran encargo de pintura, el ciclo de frescos decorativos de Santa Bibiana en Roma (1624-1626), cuya fachada es obra de Bernini. El éxito obtenido le abre una carrera activa: en 1629 pinta El rapto de las sabinas que se convierte en el manifiesto de la pintura barroca romana.

En 1633-1639, lleva a cabo por encargo del papa Urbano VIII (Maffeo Barberini) su fresco más famoso: Alegoría de la Divina Providencia (conocida como Gloria de los Barberini), que se encuentra en el techo del gran salón del Palacio de los Barberini, en Roma. Se trata de una alegoría de la Providencia y del poder divino de los Barberini. Este gran fresco tiene mucho movimiento, cuenta con muchos personajes vistos desde un contrapicado extremado (de abajo hacia arriba), que caracteriza sus efectos ilusionistas. Se considera la obra cumbre del Barroco romano de este siglo.

Entre 1637 y 1647 decoró numerosas salas del Palacio Pitti de Florencia. En este trabajo contó como discípulo con Pierre Puget. En sus últimos años de vida decoró la Galería de Eneas en el Palacio Pamphili de la Piazza Navona (actual sede de la Embajada de Brasil) y las bóvedas de la nueva iglesia de los Filipenses en Roma.

Se convertirá en príncipe de la Academia de San Lucas.

Iglesia de Santa Maria della Pace de Pietro da Cortona, en Roma

 

El arquitecto recibió el encargo de convertir la modesta fachada de esta iglesia, en la soberbia composición que puede contemplarse en la actualidad. Dispuso un pórtico semicircular en la planta baja del angosto espacio y en la parte superior desarrolló el motivo de una fachada convexa. Para dar más amplitud al conjunto añadió dos alas, algo más bajas que el bloque principal, a modo de marco cóncavo que pone de relieve la contraposición de curvas. El efecto óptico total y la indivisible unidad entre las partes y el todo, son originalísimos. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Iglesia de los Santos Luca e Martina de Pietro da Cortona, en Roma

 

Erigida sobre la cripta paleocristiana de la santa, se caracteriza por la abundancia de columnas, el uso poco convencional de motivos ornamentales y los hábiles juegos de luz y sombra de sus superficies curvadas, elementos propios del Barroco. La composición vertical lleva la vista hacia la cúpula en un casi obligado movimiento ascensional. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Savat.

Piero della Francesca (1415/1420-1492)

 

Renacimiento. Quattrocento. Bajo Renacimiento

Piero della Francesca (Sorgo Sansepolcro, Arezzo, h. 1420 - Sorgo Sansepolcro, 12 de octubre de 1492) Pintor italiano. Fue uno de los más importantes pintores del Quattrocento. Influido por Masaccio, se inspiró en el pensamiento religioso de Fra Angélico, aunque rechazando toda idea de ascetismo. Su estilo se caracteriza por la matemática perfección de sus formas, por su serena monumentalidad, subrayada por los colores fríos y luminosos (azules, grises, rosa), y por los deliciosos y suaves fondos paisajísticos que reproducen los montes y valles de su Umbría natal. El primer documento en el que aparece mencionado es de 1439 y lo sitúa trabajando con Domenico Veneziano en los frescos de Santa Maria Novella, Florencia; fue posiblemente en esta ciudad donde aprendió perspectiva por el contacto con BrunelleschiDonatello, porque a su regreso a su lugar de nacimiento, Borgo San Sepolvro (Toscana), en 1441, poseía ya un estilo propio bien definido. En 1445 recibió el encargo de pintar la Madonna della Misericordia (actualmente en el Palazzo Communale de Sorgo). El famoso fresco Segismundo Pandolfo Malatesta con su patrón San Segismundo (Rímini), de composición perfecta, data de 1451 . Entre 1452 y 1466 pintó los magníficos frescos de la Leyenda de la Cruz, en el coro de San Francisco de Arezzo, de sorprendente estatismo formal; para esta obra se inspiró en textos literarios, especialmente en la Leyenda dorada de Jacopo Voragine. Entre 1459 a 1469 trabajó en el retablo de la iglesia de San Agostino (Sorgo), del que se conservan cuatro tablas (hoy en Lisboa, Londres, Fnck Collection de Nueva York y Brera de Milán). Hacia 1472 pintó el díptico de los duque de Urbino, Federico de Montefeltro y sus esposa Battista Sforza (Uffizi, Florencia). Entre 1472 y 1478 pintó algunas de sus mejores obras, entre las que destaca la denominada Madona de Senigalia (Galería de Urbino), de admirable perfección, y el retablo donde figuran la Virgen y el Niño con Santos y Federico II de Montefeltro (Brera, Milán), en la que sus hieráticas figuras, de absorta expresión, concuerdan armoniosamente con el entorno arquitectónico. Por último, en La Natividad (National Gallery, Londres), pintura inacabada, muestra una vez más su sentido del equilibrio y la perfección, especialmente en el bellísimo coro de ángeles y en la figura de la Virgen. A partir de 1478 dejó de pintar, y hasta el fin de su vida (al parecer perdió la vista) se dedicó a estudiar matemáticas y a escribir tratados de perspectiva, como De prospectiva pingendi y Libellus de quinque corporibus.
Su estilo austero e inalterable hace difícil la clasificación de su obra. Su preocupación por una síntesis de espacio y color tuvo influencia decisiva en los pintores de Umbría y Toscana, como Melozzo da Forli, SignorelliPerugino y en las primeras obras de Rafael, pero posteriormente su obra quedó bastante olvidada. A principios del s. xx las nuevas corrientes artísticas, especialmente el cubismo y los seguidores del arte abstracto, revalorizaron la pintura de Piero del/a Francesca, que actualmente es considerado como uno de los artistas más importantes del Renacimiento italiano. 

Piero della Francesca nació entre 1410 y 1420 en Borgo San Sepulcro, cerca de Perugia, y murió en el mismo lugar en 1492. Se quedó ciego los últimos cinco años de su vida y un lazarillo le llevaba de la mano a través de las calles de esta pequeña localidad de Umbría.

Después de una época juvenil de formación en contacto con varios maestros sieneses, entró en relación con la corte de Urbino hacia 1445. El entonces duque de Urbino, Federico de Montefeltro gobernaba sus estados como un príncipe ilustrado amante de las artes y las letras. El fue quien encargó el palacio de Urbino a Luciano Laurana y quien llamó también a Paolo Uccello, Piero della Francesca y Melozzo da Forli; además coleccionaba medallas y estatuas antiguas, y el propio Alberti pensó en dedicarle su Tratado de Arquitectura. A esta época pertenece el primer grupo de las obras de Piero: el Políptico de la Virgen de la Misericordia, el Bautismo de Cristo (hoy en la National Gallery de Londres) y la Flagelación de Cristo. La primera de ellas le fue encargada por la Cofradía de la Misericordia de Borgo San Sepolcro y es probablemente la más antigua de las obras conservadas del artista, aunque reúne ya las que serán sus características esenciales: una dignidad y una calma impresionantes que derivan de una monumental colocación de las figuras en el espacio.

El triunfo del duque Federico II de Piero della Francesca (Galleria degli Uffizi, Florencia). Sobre un carruaje tirado por dos corceles blancos aparece el duque Federico II con un séquito a sus pies y un ángel de pie tras él. Al fondo, un paisaje fluvial con barcas navegando sobre el tranquilo río enmarcado por algunas montañas que apenas alteran la línea del horizonte. Esta obra está pintada en el dorso del retrato que le hizo Piero della Francesca a Federico de Montefeltro. 

El bautismo de Cristo de Piero della Francesca

Piero della Francesca disfrutó en vida de una gran reputación y trabajó para los más importantes mecenas de Italia, incluido el Papa. La mayor parte de su obra, no obstante, le fue encargada por Borgo San Sepolcro, su pueblo natal. En ella pasó los últimos años de su vida, y si bien perdió la vista en este período, algunas versiones señalan que el motivo por el cual dejó de pintar alrededor de 1470 fue el de dedicarse a la redacción de dos tratados en latín sobre perspectiva y geometría.

Aunque se trata de una de sus primeras obras, El bautismo de Cristo (Battesimo di Cristo), concebido como retablo de la capilla de San Juan Bautista de su ciudad, acusa el evidente interés del artista por las matemáticas.

La atmósfera de la pintura está empapada de una misteriosa serenidad, y logra plasmar toda la austeridad, el equilibrio y la perfección de un cuerpo geométrico o una ecuación matemática. La composición se basa en el cuadrado y el círculo. El círculo se forma con el complemento opuesto del arco de medio punto en el tercio superior de la composición, y representa el cielo; el cuadrado, en el cual se sumerge la mitad del círculo, representa la tierra: en el momento del bautismo -uno de los rituales que definen la fe cristiana-, el espíritu de Dios penetra en el cuerpo terrenal de su hijo.

La figura de Cristo está ubicada en el centro del cuadro. La línea central recorre sus manos unidas, el hilo de agua que cae del cuenco y la paloma, para morir en el ápice del arco que cierra el panel. A la derecha se encuentra San Juan, El Bautista, que flexionando la rodilla en su aproximación a Cristo, proporciona una sutil sensación dinámica al cuadro. La clara tonalidad del cuerpo semidesnudo del personaje que se prepara para recibir el sacramento, se equilibra con el tono de uno de los ángeles de la izquierda.


La posición desde la cual los ángeles observan a Cristo es de total naturalidad y humanismo. Los tres, con sus peinados, colores y poses diferentes, refuerzan simbólicamente la presencia de la Santísima Trinidad, un dogma muy discutido en tiempos del artista que postula la unión de las tres personas divinas -Padre, Hijo y Espíritu Santo- en un solo Dios. 

La paloma representa al Espíritu Santo descendiendo del cielo sobre la cabeza de Cristo en el momento preciso del bautismo; y las nubes que flotan en el cielo de fondo adoptan su forma. Las colinas que aparecen más abajo sirven de contrapunto a la línea formada por las cabezas del primer plano. Della Francesca ha conseguido crear una ondulación rítmica que recorre el cuadro valiéndose de estos elementos.

Entre el tronco del árbol y la cintura de Cristo, el artista ha representado Borgo San Sepulcro, trasladando deliberadamente a un paisaje toscano el bautismo de Palestina, para acercar de este modo la leyenda a sus paisanos.

La atención del pintor y su preocupación por los detalles se hace evidente en el meticuloso cuidado puesto en las hojas de los árboles, así como en la imagen de las montañas y el colorido ropaje de los prelados en la media distancia, reflejados en la superficie del lecho del Jordán.

La obra, un temple al huevo sobre madera de álamo, mide 167 x 116 cms. fue realizada en 1445 y se conserva en la National Gallery, Londres.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Il Perugino (h.1450-1523)

 

Renacimiento. Quattrocento.

Perugino, Pietro di Cristoforo di Pietro di Vannunccio, llamado il (Cittá della Pieve, Perugia, h. 1450-Fontignano, Perugia, 1523) Pintor italiano. Dentro del estilo renacentista, perteneció a la escuela de Umbría. En 1472 estaba inscrito en la guilda de Florencia, después de haber trabajado en Arezzo con Piero Della Francesca. Alternó sus viajes entre Florencia, Perugia y Roma. Hacia 1475 pintó la Adoración de los Magos (Pinacoteca de Perugia) y en 1478 el fresco con San Sebastián, en la iglesia de Santa María de Cerqueto. En 1481 se le encargó, juntamente con otros pintores florentinos (Rosselli, Botticelli, Ghirlandaio), parte de la decoración de la Capilla Sixtina, donde pintó la Entrega de las llaves a San Pedro (1481). La fase más interesante de su obra se inició en 1489 con la Aparición de la Virgen a San Bernardo (Pinacoteca de Munich). Entre 1493 y 1497 pintó una serie de hermosas imágenes de la Virgen con el Niño (Galería de Viena, Uffizi, Pinacoteca Vaticana). De 1496 es una de sus obras maestras, el fresco de la Crucifixión (Santa María Maddalena de Pazzi, Florencia). En 1500 terminó el fresco de la sala del Colegio del Cambio, en Perugia. De 1504 son la Adoración de los Magos (Oratorio de Santa Maria dei Bianchi, en Cittá della Pieve) y los Desposorios de la Virgen (Caen).

Fuente: Historial del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Galería

Ángeles (detalle). 1470


Virgen y el Niño, 1470-1473

Punto al Arte