Seurat, Georges (París, 2 de diciembre de 1859 - 29 de marzo de 1891) Pintor francés. Se
formó en la Escuela de Bellas Artes de París. Durante el período de
1882 a 1883 se dedicó sobre todo al dibujo. En 1885 trabajó con Charles
Angrand en la Grande-Jatte. En su obra busca una pintura más metódica
que el impresionismo, dividiendo los colores para obtener el efecto
óptico máximo. Así llegó al divisionismo, llamado también puntillismo,
que caracterizó su obra, realizada con una técnica perfecta y un
colorido claro. Entre sus obras destacan: Un baño en Asniéres (1884; Tate Gallery de Londres), Un domingo en la Grande-Jatte (Museo de Chicago), Las posantes (1888), Port-en-Bessin (1889), El chahut (1890) y El circo (1891 ). Seurat ejerció notable influencia en el modernismo.
Nacido en
una familia burguesa regularmente acomodada, fue hombre meticuloso y de
carácter sumamente retraído. En sus últimos años, aunque ya no vivía con su
madre (entonces viuda) cada día iba a almorzar con ella; pero hasta que el
pintor murió de una pulmonía infecciosa, y de la misma enfermedad falleció un
hijito suyo, ni la madre del artista ni sus amigos habían tenido la más leve
sospecha de que compartiese su vida, desde hacía algunos años, con una amiga.
Como le había acontecido a Degas,
recibió a su paso por la Escuela de Bellas Artes una enseñanza que se basaba,
principalmente, en el respeto por la tradición de los discípulos de Ingres.
Pero el interés del joven alumno se había concentrado en el examen y admiración
de las obras de Delacroix,
en el Museo.
Une baignade a Asnières de
Georges Seurat (National Gallery, Londres). El crítico Félix Fénéon fue
quien acuñó el término "neoimpresionismo" y apoyó a Seurat en esta
nueva concepción plástica. Esta
obra muestra un momento de paz y de descanso en un paisaje nada
bucólico ya que en la parte superior se puede ver el humo de las
chimeneas de las fábricas.
A través de este estudio, se
había enfrascado en investigar acerca de los problemas del cromatismo, leyendo
cuanto de ello habían escrito los sabios en estas materias, y comprendió así la
importancia de la ley que el físico Chevreul había formulado respecto al
“contraste simultáneo de los colores”; al mismo tiempo, preocupado por los
secretos de la composición, halló datos esenciales para sus propósitos en la Grammaire des Arts du Dessin, de Charles
Blanc, y acabó formulando una teoría estética de alcance universal basada en la
armonía cromática (a base del empleo exclusivo de los tonos complementarios) y
el valor de las líneas constructivas (ascendentes, descendentes y
horizontales). Elaboraba esta teoría según realizaba sus obras, de dibujo o
pintura, desde 1882, año en que empezó a pintar.
En cuanto al cromatismo se
propuso Seurat sustituir los efectos de “color-luz”, que los impresionistas
obtenían poniendo sobre el lienzo pinceladas yuxtapuestas, por una síntesis de
los tonos complementarios, que se efectuaría en la retina del ojo del espectador.
Fue un artista caracterizado por
su extrema seriedad, que se concentraba intensamente antes de pasar a la acción
y que, en sus relaciones sociales, se manifestaba aparentemente como extraño y
distante.
⇦ Poseuse de face de
Georges Seurat (Musée d'Orsay, París)~ Seurat pintó esta obra en el
invierno de 1887, durante el cual, según su propia confesión, trabajaba
en el taller "en una tela de investigación y, si es posible, de
conquista". En este caso, lo era de las leyes de la síntesis y el
contraste, de la pintura construida en pequeñas manchas circulares de
colores puros; es decir, lo que hoy conocemos con el nombre de
puntillismo.
Como se acaba de exponer, no
participaba de la vida bohemia en que transcurría la existencia de los artistas
de vanguardia, sus amigos, en el París de la época, sino que, por el contrario,
se recluía en su estudio para trabajar exhaustivamente, sin poner límites al
tiempo, sobre los bocetos y apuntes que tomaba del natural antes de pasar el
resultado de aquel análisis a sus telas.
Como se desprende de todo lo
dicho hasta ahora no concebía la creación espontánea y sí confiaba, en cambio,
en una inspiración proporcionada por la insistente labor sobre unos temas
artísticos escogidos previamente.
Trabajador infatigable, Seurat
ejecutó en 1883 su gran composición Une
baignade á Asnieres, que hoy se halla en la Tate Gallery de Londres. Esta
pintura, a modo de fresco mural, representa el trozo de una orilla del Sena,
con bañistas o espectadores que descansan en una mañana apacible. Fue pintada
en menudas pinceladas, siguiendo, empero, la técnica impresionista, mas
extrayendo de ella una matización cromática completamente inédita. Su ejecución
fue precedida de buen número de pequeños estudios preliminares realizados al
óleo y al aire libre, mientras el pintor, en la quietud de su estudio, iba
pintando la obra definitiva.
Le cirque de
Georges Seurat (Musée d'Orsay, París) Esta obra sobre la temática
circense pintada entre 1899 y 1890 quedó inconclusa por la prematura
muerte -a los treinta y un años- del pintor. Pero su verdadera obra, la
revolución puntillista, ya se había cumplido. Después de elaborar Mi método,
brevísima y clara síntesis del pensamiento de Seurat respecto a los
procedimientos que habían de ordenar la pintura, el artista los aplicó a
su obra con el máximo rigor. Cuatro colores fundamentales: rojo, verde,
amarillo y azul, y ocho colores intermedios componen su paleta. Con
este limitado cromatismo Seurat empezó una serie sobre el circo. La Parade de Cirque fue expuesta en 1888 en el cuarto Salon des lndépendants; los críticos la juzgaron una obra maestra de la nueva escuela.
La Baignade no fue admitida en el Salón oficial, y entonces Seurat la
mandó al Salón des Indépendants que
se celebró aquel año, donde en mayo y junio se expuso, atrayendo hacia su autor
a otros jóvenes: Dubois-Pillet, Cross y Signac. Hasta entonces, el único amigo
de Seurat había sido el pintor Aman-Jean, compañero suyo en la escuela; pero a partir
de entonces trabó gran amistad con Signac, quien, conociendo a Pissarro,
se lo presentó.
El año 1885 fue también para
Seurat muy laborioso; le ocupó durante varios meses la realización de su
segunda obra: Un dimanche aprés midi a
rile de la Grande Jatte (hoy en el Art Institute, de Chicago). Los apuntes
para esta nueva realización los tomaba el pintor por las mañanas, del natural,
en el lugar que había escogido como escenario de su cuadro en el Bois de Boulogne.
Ambas obras ambicionaban la
evocación de un momento en lugares determinados; su intención era, pues, tan
real como la de las pinturas típicas de los impresionistas, y en la Tarde del Domingo la paleta era aún la
estricta del impresionismo; pero aquí Seurat había sustituido las pinceladas
por diminutas manchas circulares (a modo de topos) que llenaban por completo la
superficie del cuadro. Con esta nueva pintura del que sus adeptos consideraban
ya como jefe del “neoimpresionismo”, había nacido una modalidad de pintar hasta
entonces desconocida, a base de pinceladas en forma de puntos (Pointillisme).
Pissarro, que se adhirió
pasajeramente a esta nueva técnica, hizo exponer este lienzo en la octava (y
última) exposición celebrada por los impresionistas. La Tarde del Domingo -que aquel mismo año figuró también en una
exposición organizada en Nueva York por Durand-Ruel, como al año siguiente
sería expuesta en Bruselas- despertó indignaciones y entusiasmos, y su defensor
principal, el crítico y escritor simbolista Félix Fénéon, en su importante estudio:
Les impressionistes en 1886, definió
esta nueva tendencia.
La producción de Seurat fue
escasa. Además de las dos pinturas reseñadas, comprende las siguientes
composiciones (todas ellas rigurosamente “puntillistas”): Las poseuses, que representa tres desnudos de modelo femenino -en
realidad, tres estudios de un mismo modelo- en la sala de trabajo del autor
(1888, hoy en la Fundación Barnes, Estados Unidos) y La Parade de Crique (de aquel mismo año, hoy en una colección
estadounidense), Le Chahut (1890, en
el Museo Kröller-Müller, en Holanda), Mujer
empolvándose (1890, Galería Nacional de Londres) y finalmente Le Cirque, obra que no pudo terminarse
(1891, Musée d’Orsay, París). Aparte de estas pinturas de composición
figurativa, que a distinción de las dos obras anteriormente comentadas han sido
consideradas siempre como un poco “heladas” o figées, dejó Seurat paisajes
fluviales o marítimos, en algunos de los cuales su teoría cromática triunfa
plenamente en efectos de color extraordinariamente vibrantes.