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Artistas de la A a la Z

Bernardino Luini (h. 1480 - 1532)

Renacimiento. Cinquecento.

Luini, Bernardino (Luino, Varese, h. 1480 - Milán, 1532) Pintor italiano. Fue el artista más importante del grupo que trabajaba alrededor de Leonardo da Vinci en Milán. Poseedor de un estilo propio, gozó en su tiempo de gran fama. Su primera obra autentificada es el fresco de la Virgen con el Niño (1512), en la abadía de Chiaravalle; de 1516 son los frescos de la capilla del Sacramento (iglesia de San Jorge, en Milán); en 1521 pintó la Virgen con el Niño entre San Antonio y Santa Bárbara (Pinacoteca, Brera); de 1525 son los frescos de Santa Maria dei Miracoli, en Saronno, y de 1529 los de Santa Maria degli Angeli, en Lugano. Pintó también obras de caballete.


De todos estos discípulos de Leonardo, el que ha alcanzado mayor reputación es Bernardino Luini (hacia 1480-1532) , acaso nacido en el pueblo de Luino, cerca del lago Mayor; él se firma Lovinus, y toda su actividad se desplegó en Lombardía. Durante mucho tiempo, Luini ha sido considerado un pintor dulzón, un vulgarizador sentimental de la concepción pictórica de Leonardo. Y, sin embargo, con su sensatez lombarda, con su sentido profundo de la vida y de la naturaleza, con su habilidad para expresarse de forma muy concreta, Luini es el máximo representante en el norte de Italia del gusto típico del segundo Renacimiento, el del siglo XVI.

El sueño del niño Jesús de Bernardino Luini (Musée du Louvre, París). El gesto lánguido de los personajes es una de las características de los cuadros de este pintor, que fue uno de los discípulos de Leonardo. 

Luini tiene, además, cierto carácter "arcaico", bien dibujado, de artista adherido a la tierra, que le ha hecho ser apreciado por los críticos de tiempos posteriores. Pintó muchas Vírgenes, todas con un gesto de piedad cariñosa que ha sido muy estimada por los aficionados del presente; a veces a cada lado de la Virgen hay algún santo con el mismo aspecto placentero. Todas sus figuras tienen un gesto lánguido, algo monótono, pero a menudo llega a producir tipos verdaderamente bellos como las famosas Madona de la Manzana (hoy en Berlín) y Madona del Rosal (en la Pinacoteca Brera de Milán), pintada aproximadamente en 1525.

La Madona del Rosal de Bernardino Luini (Pinacoteca Brera, Milán). La técnica impecable de este discípulo de Leonardo, la gracia original que pone en sus fondos, como este rosal emparrado, la ingenuidad de las figuras tratadas con colores que brillan a la luz, hacen de este artista el máximo representante del Renacimiento lombardo del siglo XVI.

   Vasari transmite junto al elogio la noticia de unos frescos suyos, sobre las Metamorfosis de Ovidio, que pintó en su casa de Milán. Un reflejo de lo que serían las pinturas de Luini sobre asuntos paganos lo dan los frescos que de la villa Pelucca han sido trasladados a la Pinacoteca Brera de Milán, con graciosas representaciones de ninfas y divinidades antiguas. Otro grupo de frescos de Luini existe aún en la iglesia de Saronno, en Lombardía, donde repitió los antiguos temas giottescos de la vida de la Virgen, pero con gracia moderna.

⇦ La Caridad Romana de Bernardino Luini (Museo Stibbert, Florencia). Obra alegórica, de encantadora ingenuidad, que ejemplifica la aportación de este pintor lombardo, gran colorista, entregado de una forma fundamental a la temática religiosa, a un asunto romano: la hija que alimenta a su padre prisionero.


Después de la serie de Saronno, Luini pintó en la iglesia de San Mauricio de Milán, hacia 1530, otro grupo de escenas al fresco con asuntos de la Leyenda de Santa Catalina de Alejandría, que se prestaban más a desplegar su inventiva. Uno de estos frescos es su obra maestra. Figura el instante en que los ángeles, llevándose por los aires el cuerpo de la virgen mártir de Alejandría, van a depositarlo en el sepulcro abierto para ella en el convento del monte Sinaí. El convento bizantino del Sinaí había tenido mucha fama durante toda la Edad Media, por conservar las reliquias de Santa Catalina; los peregrinos que visitaban los Santos Lugares se desviaban de su camino para hacer aquella escala.

En el fresco de Luini no hay nada que indique el Sinaí ni el convento: no hay más que tres ángeles volando que sostienen el cuerpo de la santa, rígido ya, aunque para ellos de peso muy liviano. Solícitos descienden de lo alto con su preciosa carga envuelta en un manto para depositarla en un sarcófago romano abierto, que tiene un relieve en grisaille con dos tritones. El contraste del tono gris del sarcófago con los ropajes de vivos colores de los ángeles es de un bellísimo efecto.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obras comentadas


Galería
Retrato de una mujer, 1510


Salomé, 1520

Cabeza de muchacha

Cabeza de mujer

Cabeza y hombros de una joven

Caridad Romana

Conversión de María Magdalena

Cristo entre los doctores

El sueño del niño Jesús

Herodias

Joven Cristo

La Madona del Rosal

La Magdalena

La Virgen con el Niño y San Juanito

Natividad

Niño con un puzle

Retrato de una dama

Sagrada Familia

Salomé con la cabeza de Juan Bautista

Samta Catalina

Susana

Tre querubines

Virgen del clavel

Virgen y el Niño

Virgen y el Niño

Madona de la Manzana

Virgen y el Niño con Santa Catalina de Alejandría

Virgen y el Niño con Santa Catalina y Santa Bárbara

Virgen y el Niño en un paisaje

Virgen y el Niño










Punto al Arte