Hausmann, Raoul (Viena, 12 de julio de 1886 – Limoges, Francia, 1 de febrero de 1971) Artista y escritor austríaco. Con el seudónimo Der Dadasophe ejerció un destacado papel como dadaísta creando collages experimentales, poesía sonora y realizando críticas institucionales en Alemania durante los años transcurridos entre las dos guerras mundiales.
Una rica experiencia y poética y, en definitiva, una formación cultural muy consolidada, llevaron a Raoul Hausmann a establecerse en el ámbito de la fotografía, aunque ya bien avanzada su vida, exactamente a finales de los años veinte, cuando contaba con cuarenta años.
Muchas son las referencias que este austríaco de nacimiento, pero alemán de sentimiento, intentó plasmar en su obra fotográfica. Influencias como el expresionismo y el cubismo hicieron que Hausmann comenzara a formarse un ideal lingüístico y lo aplicara, según lo que requiriese la imagen deseada, a la fotografía. Fue entonces cuando comenzó sus relaciones de amistad con Hans Richter y Johannes Baader; participó con ellos en debates y tertulias, fundó revistas y colaboró como articulista para la revista Sturm. Pero quizá fue conocer a Richard Huelsenbeck -uno de los promotores del cabaret Voltaire, el primer centro dadaísta europeo-, lo que marcó y condicionó su evolución artística posterior. Y ese cambio radical se fundamentó en la invención, por su parte, de la "poesía de los sonidos" y el fotomontaje -aunque Heartfield y Grosz, colaboradores de Hausmann en Dadá, también se atribuyeran la patente de la que fuera una de las nuevas formas de expresión artística-.
Antes de considerarse fotógrafo, término del que renegó continuamente, se consideró un constructor, un “arquitecto-artesano”, que formaba, levantaba y montaba su trabajo, doctrina propia del constructivismo ruso. La Bauhaus y la psicología de la Gestalt se identificaron con la idea de Hausmann de pretender reconstruir la realidad dejando a un lado los aspectos nimios del sujeto, reflejando sus componentes visuales y su estructura formal, y posteriormente construyendo la foto desde un núcleo significativo que Hausmannn colocó en el tercio superior de la imagen, a la izquierda, como la forma de la escritura alfabética europea.
¿Cómo ve el fotógrafo? fue la pregunta que Raoul Hausmann y Werner Graff intentaron responder en un diálogo publicado en 1933 por el anuario La fotografía alemana, en el que Hausmann destacó que “el mirar expresa la armonía de todos los sentidos del cuerpo y de aquí saca el artista su propia fuerza creativa".
A partir de 1933, el fotógrafo austríaco se convirtió en un auténtico nómada forzoso. El hecho de ser perseguido por los nazis hizo que Hausmann se instalase en Ibiza (España), para, además de escribir la novela Hyle: Una visión de España, dedicarse por completo y muy intensamente a la fotografía. Pero la llegada de la Guerra Civil provocó su emigración a Zürich y a Praga donde entró en contacto con varios artistas checos de vanguardia, como Kalivoda. Su viaje no acabó aquí. Tuvo que huir a Hante-Vienne, para finalmente trasladarse a Limoges, donde realizó una exposición de fotografías, que bien se podrían calificar de "abstractas", con lo que completó una obra fotográfica muy rica y diversa en géneros y contenidos.
Al igual que Kurt Schwitters y Johannes Baader, también
Hausmann desarrolló una importante producción de collages plásticos en los que
el ensamblaje visual entre los materiales empleados y el ruido al que se asocia
tienen el protagonismo principal, además del uso de tipografías de diferentes
estilos y tamaños. Al descontextualizar las formas, se materializaban de nuevo
en unas nuevas y sugerentes composiciones llenas de colorido y movimiento que
ponían en entredicho la efectividad de la comunicación humana.
(Hamburger Kunsthalle, Hamburgo)
Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial
Salvat
La imposible cabeza mecanizada diseñada por Hausmann en
1920 sin duda sirvió de inspiración para el androide María que protagonizara el
film Metropolis de Fritz Lang siete años más tarde. Hausmann se reía así de la
ciencia y la cultura como conceptos dogmáticos de la sociedad, en detrimento de
la libertad de la locura y la sinrazón. Contrario a las ideas capitalistas
encubiertas tras los principios democráticos, Hausmann atacaría las leyes de la
lógica en su Discurso contra la Concepción de la Vida de Weimar escrito en 1919.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial
Salvat
La visión que expone Hausmann del periodista artístico en
este collage de 1919 es evidentemente muy crítica, mostrando al supuesto
experto desdentado y blandiendo una pluma estilográfica como si fuera un
florete a punto para batirse en duelo con el artista de turno. Colocándole un
zapato en la cabeza, parece que el autor trate de denunciar la inutilidad de su
pensamiento y la vaciedad de su esfuerzo intelectual.