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Artistas de la A a la Z

Benedetto da Maiano (1442-1497)

 


Benedetto da Maiano (Maiano, 1442 - Florencia, 24 de mayo de 1497) Destacado arquitecto y escultor de la escuela florentina.

Su obra encaja de un modo perfecto en el tono propio de la Florencia del siglo XV y, sin ser el mayor de los artistas del momento, cabe ser considerado como arquetipo; su sobriedad y reserva expresiva, su neto y puro concepto de la forma, su depurada elegancia es muy florentina. Su más perfecto y equilibrado ejemplo es el Palacio Strozzi que Benedetto hizo en el corazón de la ciudad.

Trayectoria

En los primeros tiempos colaboró con su hermano Giuliano de Maiano: las primeras obras de Benedetto fueron altares y tumbas en el interior de capillas realizadas por su hermano. El altar de Santa Fina (1475) en la capital de San Gimignano; el púlpito de Santa Croce de Florencia (terminado en 1475), de curiosa disposición en su escalera que atraviesa el pilar a que va adosada. De 1476 es la tumba de San Sabino en la catedral de Faenza. La tumba de María de Aragón, duquesa de Amalfi, comenzada por Bernardo Rossellino, para Santa Ana de los Lombardos en Nápoles fue concluida por Benedetto y en 1489 hizo el altar de Mastrogiudice en la misma iglesia. Para Santa María Novella llevó a cabo la tumba de Filippo Strozzi (1491).

Tenía por costumbre trabajar con bocetos, o modelos, ejecutados en tierra cocida. En el momento de su muerte abundaban en su taller este tipo de obras, entre ellas las realizadas para la Puerta Capuana de Nápoles, cuyas estatuas comenzó y no acabó. Sus retratos ofrecen relación con los bustos romanos antiguos, como ocurre destacadamente en el que hizo a Pietro Mellini (Museo Nazionale, Florencia), pero más característicamente florentinos y de la época son otros, de los que puede ser considerado ejemplo mayor el de Filippo Strozzi (Museo del Louvre), severo, elegante y con ese aire cortante, muy florentino; Benedetto, satisfecho de su obra,la firmó-

Como decorador, aparte de su labor en las capillas de su hermano, intervino en el Santuario de Loreto y en el Palazzo Vecchio de Florencia.

Su producción arquitectónica resplandece sobre todo en dos piezas de primer orden: el Palacio Strozzi, citado anteriormente, comenzado en 1489 y concluido después de su muerte por el Cronaca, quien hizo la magnífica cornisa; el edificio ha sido atribuido alguna vez a Giuliano da Sangallo, que influyó claramente en Benedetto; sin embargo, este logra aquí una composición más monumental y simétrica, más equilibrada y perfectamente calculada en sus proporciones: altura y anchura, de los pisos entre sí y el acertado reparto de huecos y macizos. La otra obra es muy diferente y una de las más gráciles y bellas de todo el Quattrocento italiano: la logia de la iglesia de Santa María delle Grazie, en Arezzo, obra que partiendo de lo brunelleschiano alcanza una elegancia, un ritmo de proporciones, una exquisitez decorativa, pocas veces superada; la quebradiza finura y gracia, la casi inmaterialidad de las arquitecturas y pórticos que los pintores de la época nos ofrecen en los fondos de sus composiciones, se hacen aquí insospechada e insuperable realidad, gracias a una poco común sensibilidad poética y a una indudable sabiduría y maestría de oficio.


Obras comentadas


Galería
San Juan Bautista, 1480

El martirio de los frailes franciscanos, 1481

Detalle de la fachada del Palacio Strozzi construido por Benedetto da Maiano


Resultan espectaculares y atrayentes los sillares de la fachada, que se van empequeñeciendo al ganar altura.

Florencia

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Argolla para sujetar los caballos de la fachada del Palacio Strozzi de Benedetto da Maiano


En esta magnífica figura fantástica con cuerpo de dragón y cabeza antropomorfa, observamos el gran detallismo aplicado por el artista.

Florencia

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat. 

Antorcha del Palacio Strozzi de Benedetto da Maiano


Los detalles ornamentales también están presentes en esta antorcha, realizada como una pequeña obra arquitectónica, con claros elementos renacentistas. 

Florencia

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Henri Rousseau (1844-1910)


Rousseau, Henri Julien Félix (Laval, 21 de mayo de 1844 - París, 2 de septiembre de 1910), lamado "El aduanero Rousseau" por su trabajo en los servicios de aduanas en París, fue un célebre pintor francés, uno de los máximos representantes del arte naíf. Ridiculizado por la crítica en su época, fue sin embargo reconocido por su talento autodidacta y calidad artística, ejerciendo gran influencia en varios artistas de vanguardia. No confundir con Henri Émilien Rousseau (1875-1933).

Biografía

Nació en Laval, en la región de Mayenne, hijo de un hojalatero. Laval es también ciudad natal de Alfred Jarry, una de las primeras personas en reconocer su talento. Henri Rousseau vivió en su juventud en Angers, que no era una ciudad grande en ese tiempo, de historia medieval, al borde del río Loira. Angers tuvo una tradición de tapicerías medievales. Aunque no era buen estudiante, ganó premios en dibujo y música. Después trabajó para un abogado y estudió Derecho, pero "intentó un pequeño perjurio y buscó refugio en el ejército". Sirvió cuatro años, cuando al morir su padre se trasladó a París, en 1868, a sus 24 años, para mantener a su madre viuda como empleado del gobierno. La tradición vista en su juventud se refleja en sus visitas frecuentes al Museo Cluny, especializado en el arte medieval francés.

Ese mismo año de 1868 se casó con Clémence Boitard, la hija de quince años de su casera, con quien tuvo seis hijos, pero todos los niños fallecieron en la infancia menos uno. En 1871 fue nombrado recaudador de impuestos sobre las mercancías que entraban en París. Su esposa murió en 1888, y se casó con Josephine Noury en 1898. Empezará a dedicarse a la pintura cuatro años después de su llegada en 1868, de manera autodidacta.

Tras su jubilación en 1893, complementó su pequeña pensión con trabajos a tiempo parcial y tocando el violín por las calles. Trabajó también brevemente en Le Petit Journal, produciendo varias portadas. Rousseau expuso su último cuadro, El sueño, en marzo de 1910, en el Salón de los Independientes.

En el mismo mes, sufrió un absceso en la pierna, el cual ignoró. En agosto, fue admitido en el hospital Necker de París, donde había muerto su hijo, descubriéndose que había degenerado en gangrena. Después de una operación para amputar la pierna, murió por un coágulo en la sangre el 2 de septiembre de 1910. A su funeral asistieron los pintores Paul Signac y Manuel Ortíz de Zárate, el matrimonio de artistas formado por Robert Delaunay y Sonia Terk, el escultor Brancusi, el casero de Rousseau, Armand Queval, y el poeta Guillaume Apollinaire, que escribió el epitafio que Brancusi talló en su lápida:

"Te saludamos, gentil Rousseau, puedes escucharnos.

Delaunay, su esposa, Monsieur Queval y yo.

Deja que nuestro equipaje pase libre de impuestos por las puertas del Cielo.

Le traemos pinceles, pinturas y lienzos.

Para que pase su sagrado ocio en

la luz y la verdad de la pintura.

Como hizo una vez con mi retrato frente a las estrellas, el león y la gitana."

Obra

Henri Rousseau dedicaba mucho tiempo a cada uno de sus cuadros, he aquí que su obra sea relativamente escasa.

Estilo

A pesar de las intenciones "realistas", en la obra de Rousseau destacan el tono poético, la búsqueda de lo exótico y, sobre todo, su estilo naíf, reflejo de una aparente sensibilidad infantil propia de los artistas con poca o nula formación académica; esta ingenuidad otorga con frecuencia a sus trabajos un aspecto involuntario de caricatura. En el caso del pintor de Laval, es efectivamente su formación autodidacta junto a una primacía de la fantasía sobre lo real lo que determina este estilo, de difícil inclusión en movimientos artísticos de la época. A pesar de desconocer las técnicas compositivas, logró dotar a sus obras de un sugerente y complejo colorido, muy elogiado entre sus seguidores.

Aproximadamente desde 1890 se observa una maduración en su lenguaje pictórico. Si bien durante toda su carrera artística pintó obras de corte realista, con frecuencia también dejó que su fantasía se potenciara hasta casi el surrealismo. Por ejemplo, en La gitana dormida (1897) se ve a una mujer durmiendo plácidamente en medio de un exótico desierto mientras un león la observa muy de cerca; el paisaje y el león podrían ser una fantasía onírica de la gitana. En El sueño (1910), esta potencialización de lo superrealista es igual de perceptible.

A menudo se incluye a Rousseau dentro del post-impresionismo francés. En cualquier caso, se le reconoce un estilo naíf original y muy intuitivo que le otorga un lugar destacado en la pintura francesa de finales del XIX y principios del XX, junto a sus coetáneos impresionistas, fauvistas y cubistas.

Los temas exóticos

Sus cuadros más conocidos representan escenas selváticas, a pesar de que él nunca abandonó Francia ni vio una jungla. Carecen de rigor las historias difundidas por admiradores suyos sobre un supuesto servicio en el ejército que incluyera la fuerza expedicionaria francesa a México.

Su inspiración provenía de libros con ilustraciones, de los jardines botánicos y de la ménagerie del Jardín de las Plantas de París (la ménagerie es la «casa de fieras», el antiguo zoo de París, aunque todavía está abierto en la actualidad), así como de dibujos de animales salvajes disecados. También había conocido a soldados durante su servicio militar que habían sobrevivido a la expedición francesa a México y había escuchado sus historias del país subtropical. Según el crítico Arsène Alexandre, el pintor describía sus visitas frecuentes al Jardín de las Plantas de esta manera: “Cuando me introduzco en los invernaderos de cristal y veo las extrañas plantas de tierras exóticas, tengo la sensación de entrar en un sueño”.

Se considera que la primera (y la más representativa) de sus "junglas" es Tigre en una tormenta tropical (¡Sorprendido!) (1891).

Los paisajes y retratos

Junto a sus escenas exóticas hubo una producción simultánea de imágenes topográficas más pequeñas de la ciudad de París y sus alrededores. Estas tienen en ocasiones detalles relacionados con el progreso técnico y científico de la época: chimeneas de fábricas, aerostatos, dirigibles, postes de telégrafo, biplanos, etc. Ejemplos de estos paisajes son Paisaje con el dirigible Patrie (Paysage avec le dirigeable "Patrie", 1908), La passerelle de Passy (1904) y Pescadores en línea (Pêcheurs a la ligne, 1908). Estos cuadros, en los que la vegetación tiene un aire atemporal, representan a menudo lugares que él frecuentaba.

Rousseau afirmó, asimismo, haber inventado un nuevo género pictórico al que denominó retrato-paisaje, que consistía en comenzar el cuadro con una vista general de, por ejemplo, uno de sus lugares favoritos en París, añadiendo luego una persona en primer plano. Así ocurre, por ejemplo, en su autorretrato titulado Moi-même (Yo mismo, 1890).

En sus retratos, sean o no retratos-paisajes, los personajes están rígidos, en pose, casi inexpresivos, frecuentemente con los ojos muy abiertos y "mirando" frontalmente al espectador. Si los personajes son varios, están yuxtapuestos: uno al lado del otro. El paisaje de fondo, cuando lo hay, parece estar en el mismo plano por la falta de perspectiva.

Si bien los nombres de la mayoría de los retratos realizados por Rousseau no hacen referencia a las personas que aparecen en ellos, existen excepciones a esta regla (como el Retrato de la segunda esposa de Rousseau (Portrait de la seconde femme de Rousseau), o bien se conocen indicios que permiten identificar al personaje en cuestión (en Retrato de M. x, se sabe que la x representa a Pierre Loti).

Técnica

Rousseau frecuentemente desconoce u olvida las perspectivas y las proporciones. En su obra, los claroscuros no sirven para dar profundidad ni una impresión de contorno, con lo que sus figuras suelen parecer "planas".

Su técnica habitual era la de capas de óleo, comenzando por los cielos y el fondo y concluyendo con la figuración de los personajes y animales. En algunas pinturas repintó ciertas áreas (principalmente los follajes de primer plano), motivo por el que en la actualidad tales áreas se encuentran cuarteadas o con efecto de craquelado.

Generalmente el acabado de la superficie es con un "glaseado", una especie de satinado y/o barnizado, sabiamente dispuesto que le aporta un brillo equilibrado a la obra.

En Tigre en una tormenta tropical (¡Sorprendido!), logró una vía innovadora con una luz brillante que parece atravesar las pinceladas de gris claro sesgadas sobre el lienzo.

Rousseau declaró que no tuvo otro maestro que la naturaleza, aunque admitió haber recibido algunos consejos de dos pintores academicistas: Félix-Auguste Clément y Jean-Léon Gérôme.

Crítica y reconocimiento

En 1886 —época en que pintaba principalmente retratos y escenas parisinas— expone invitado por los antiacademicistas en el Salon des Indépendants. El primer cuadro que expone es Soirés au carnaval (Velada en carnaval). Es entonces cuando recibe los elogios de Paul Gauguin, Georges Seurat, Félix Vallotton (que llega a afirmar que las obras de H.Rousseau son el Alfa y Omega de la pintura) y el crítico Wilhelm Uhde, quien lo señala en su tratado Cinco grandes maestros primitivos (Rousseau, Bauchardt, Bondois, Séraphine, Vivies). Poco a poco Rousseau logra hacerse reconocer por pintores vanguardistas como André Derain y Henri Matisse; entabla amistad con Robert Delaunay, Guillaume Apollinaire y, bastante después, con el español Pablo Picasso.

En 1905 Matisse elogia el cuadro de Rousseau titulado El león arrojándose sobre el antílope expuesto en la primera exhibición de los "Fauves" (ver fovismo), en el Salón de Otoño de 1905.

En 1907 la madre de Robert Delaunay, Berthe, condesa de Delaunay le encarga y compra el cuadro La encantadora de serpientes.

En 1908 Picasso encuentra a Rousseau intentando vender sus cuadros en las calles de París, Picasso, ya bastante célebre, reconoce el genio de Rousseau y le ofrece un banquete de homenaje (mitad burlesco, mitad serio) en el atelier (taller) que el español poseía en el Bateau-Lavoir.

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/


Obras comentadas


Galería
Paisaje con puente, 1875-1877

Carreta delante de molino, 1879

Tormenta tropical con un tigre de Henri Rousseau


Ningún pintor del siglo XX personifica la pintura naif como este artista, admirado en su época por Toulouse-LautrecPicasso y Matisse. Describió escenas fantásticas cómo si fueran la más vulgar realidad. Éste es uno de sus mejores logros compositivos.

(National Gallery, Londres).

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat


La encantadora de serpientes de Henri Rousseau


La encantadora de serpientes (La charmeuse de serpents) es obra de Henri Rousseau, el Aduanero, un perfecto autodidacto que supo crear una obra valiosa y sincera, y cuya inspiración en la imaginación popular y en los relatos de la época le convirtieron en el pionero de un nuevo exotismo.

Comenzó a trabajar aproximadamente en torno a 1875, y sólo hacia 1884, con ya cuarenta años, se dedicó sistemáticamente a la pintura. Sus cuadros chocaron con los convencionalismos de la sociedad burguesa del momento al recurrir a las técnicas realistas consideradas pasadas de moda. Pero esta pecu liar manera de representar la realidad fue inmediatamente valorada por muchos artistas, entre ellos por el propio Kandinsky, quien consideró a Rousseau el padre del nuevo realismo. Ya Picasso y Braque sintieron la fascinación de sus pinturas por el tratamiento simple de las formas y la ignorancia de las convenciones.

Desde el punto de vista compositivo, La encantadora de serpientes, de 1907, es uno de los mejores logros de este artista, no sólo por ser una obra más en el grupo de sus Junglas, sino también por lo que supone respecto a su concepción artística. El tema exótico se halla inserto en una visión paisajística bastante compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario uso del color. La vegetación parece crecer enfrente mismo de los ojos del espectador.

En lo que atañe a la iluminación destaca cómo la tenue luz lunar incide sobre la vegetación del bosque y se refleja en el agua. La figura de la mujer, de piel oscura, no recibe ningún foco lumínico, viene a ser tan sólo una silueta, la cual se adivina en medio de la selva tropical. Ella toca la flauta y no sólo hace bailar a la serpiente, sino también a las plantas que aparecen iluminadas en primer término. La pintura se transforma en una misteriosa jungla llena de poesía y ensueño. El lienzo transmite un grado de irrealidad y fantasía.

A pesar de que sus fuentes de inspiración fueron tarjetas postales, cromos de almanaques e incluso fotografías, su profunda imaginación transformaba las pinturas en sueños llenos de gracia, ingenuidad y misterio. La exuberancia y el exotismo que desprende la representación hizo pensar que pudiera haber viajado hasta estos lugares que le hubieran permitido el conocimiento directo de esta naturaleza salvaje. Sin embargo, nunca viajó fuera de Francia, para él no existió más realidad que la del Jardín Botánico de París, que le sirvió de modelo y guía para sus estudios de vegetación.

De gran calidad pictórica así como un profundo espíritu simbolista, la obra se inspiró en un relato de la madre del pintor Delaunay. Parece que Rousseau ideó el cuadro tras haber oído de labios de la señora Delaunay la historia de su propio viaje a la India; pero importa recordar también que sobre aquellos años precisamente algunas encantadoras de serpientes se habían exhibido en París, en el circo Molier. Por tanto, es posible que acudiese a estos exóticos espectáculos para dar nueva forma a su arte.

Expuesto en el Salón de los Independientes de 1907, perteneció al coleccionista Jacques Doucet hasta la adquisición por el museo francés, donde ingresó en 1936.

Este óleo sobre lienzo de 169 x 189,5 cm conservado en el Musée d'Orsay, en París, de colores planos y alegres, es un magnífico ejemplo de lo que ha convenido en llamarse arte naif.


Texto extraído de: Historia del Arte. Editorial Salvat

La gitana dormida de Henri Rousseau


Realizado en 1897, el autor, con su típico candor, lo describe así: "Una negra vagabunda, tañedora de mandolina, con la jarra a lado ... duerme profundamente... Un león que pasa por casualidad la olfatea sin hacerle daño".

(Museo de Arte Moderno, Nueva York)


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La boda de Henri Rousseau


En este grupo familiar, la novia parece suspendida en el aire y, del perro, en primer plano, sólo se destacan los ojos. El grupo está enmarcado por unos árboles estilizados que, junto con el césped florido forman el escenario natural de la composición.

(Musée de I'Orangerie, París)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

La guerra de Henri Rousseau


Pintada en 1894, es una de las más importantes obras por su fantasía, inspirada quizás en la lectura de Jarry, y también una de sus más grandes telas (114 x 195 cm). La leyenda dice: "Pasa aterradora sembrando desesperación, llanto y ruina".
(Musée d'Orsay, París)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

Mary Beale (1633-1699)

Barroco

Beale, Mary (Barrow, Suffolk, 26 de marzo de 1633 - Pall Mall o Londres, 8 de octubre de 1699) fue una pintora inglesa de retratos y una de las retratistas más importantes del siglo xvii en Inglaterra. Ha sido reconocida como la primera pintora profesional inglesa.

Biografía

Beale nació en Barrow, Suffolk, hija de John Cradock, un rector puritano. Su madre, Dorothy, murió cuando ella tenía 10 años. Con 18 años, contrajo matrimonio con Charles Beale, un comerciante de telas de Londres. Su padre y su marido fueron pintores aficionados, y su padre fue miembro del Gremio de Pintores Tintoreros de Inglaterra, y estaba familiarizado con artistas locales como Nathaniel Thach, Matthew Snelling, Robert Walker y Peter Lely. Ella se convirtió en retratista casi profesional en las décadas de 1650 y 1660, trabajando desde su casa, primero en Covent Garden y más tarde en Fleet Street.

La familia de Mary Beale se trasladó a una granja en Allbrook (Hampshire) en 1665 debido a dificultades financieras (su marido perdió su empleo como empleado de patentes) y también debido a la Gran Plaga de Londres. Vivió los siguientes cinco años en un aserradero de madera que adaptó como vivienda para su familia y como estudio de pintura.

Regresó a Londres en 1670 y estableció su estudio en Pall Mall, donde su marido trabajó como su asistente, mezclando pinturas y llevando sus cuentas. La empresa fue un éxito y el matrimonio hizo un círculo de amigos destacados de la época, incluidos el poeta Thomas Flatman, Samuel Woodford, el Arzobispo de Canterbury John Tillotson y los obispos Edward Stillingfleet y Gilbert Burnet. Mary Beale se reencontró con Peter Lely, quien era ahora Miembro del Tribunal de Justicia y artista exclusivo de Carlos II de Inglaterra. Su trabajo posterior estuvo fuertemente influido por Lely, en especial sus retratos suelen ser copias o miniaturas de las obras de Lely.

Uno de sus hijos, Bartolomé, murió joven. Su segundo hijo, también llamado Bartolomé, se dedicó a la pintura antes de convertirse en médico. Un tercer hijo, Charles Beale también fue pintor y se especializó en la creación de miniaturas. Los problemas económicos de la familia no se solucionaron pese a la popularidad de Mary como retratista debido los grandes egresos en la compra de insumos y obras de arte y los gastos que implicaba atender a sus numerosos invitados y patrocinadores. En los últimos años de su carrera la pintora experimentó con soportes más económicos, que incluían bolsas de cebollas, por ejemplo, y Charles realizó un detallado registro de estos experimentos y del resultado obtenido con los nuevos soportes e imprimaciones.

El estilo de retrato de Corte comenzó a perder popularidad y la clientela de Mary se redujo considerablemente hacia 1680, viendo reducidos sus encargos a un promedio de 39 anuales. En el tiempo que no trabaja en algún encargo, Mary practicaba realizando pequeños estudios. Utilizó varios técnicas, que incluían el óleo, la acuarela y los pasteles. Trabajó hasta el año de su muerte, en 1699. Su hijo Bartholome pintó retratos antes de dedicarse por completo a la medicina y Charles se dedicó a la pintura, especialmente de miniaturas. Mary Beale está enterrada en St. James, Piccadilly. Su marido murió en 1705.

Fuente: https://es.wikipedia.org/ 

Galería
Anna María, condesa de Shrewsbury (1642-1702), 1659

El joven Baco, 1660

Punto al Arte