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Artistas de la A a la Z

Venus y Cupido entre el Tiempo y la Locura de Bronzino

 


Una de las más sugestivas obras del autor. La figura retorcida o "serpentinata" la blancura marmórea de los cuerpos, la exacerbada precisión en el dibujo, el artificio de un color cristalino. contribuyen al célebre erotismo frío, característico de este refinado manierista que la crítica moderna ha revalorizado.

(Galería Nacional, Londres)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Melchior Broederlam (1350-1409)


Gótico internacional

Broederlam, Melchior (Ypres, Bélgica, 1350-1409) fue un pintor flamenco perteneciente al estilo gótico internacional.

Poco se sabe de su vida, sólo que estuvo al servicio del duque Felipe el Atrevido de Borgoña en Ypres (Flandes), en el tiempo entre 1381 y 1409. Aparece desde 1387 como ayuda de cámara y después, a partir de 1391, como pintor de la corte. Entre sus obligaciones como pintor cortesano estaba la realización de retratos, diseño de trajes, así como la decoración del palacio Hesdin. Se supone que también viajó en París.

Es un pintor refinado y sutil, de una elegancia general. Su principal proyección fue en Jan Van Eyck. Sus paisajes son espaciosos y amplios, en tonos verdes y marrones, que contrastan con las figuras, vestidas en tonos de rojo y azul. Estas figuras son fluidas, pero menos plásticas que las de van Eyck.

Las revueltas iconoclastas han provocado que de toda su obra sólo hayan quedado de este autor dos tablas realizadas para Felipe el Atrevido. Son dos alas de un retablo para la cartuja de Champmol en Dijon datadas en 1394-1399, pintadas al temple sobre madera. Su forma irregular pone en evidencia que estos paneles formaban parte de un retablo. Hoy se conservan en el Museo de Bellas Artes de Dijon. En cada una de las tablas están representadas dos escenas.
Quizá la Huida a Egipto es la pintura más personal, en la que se aprecian algunos rasgos más realistas en la figura de José bebiendo.


Fuente: Texto estraído de es.wikipedia.org

Obra
Retablo de Felipe el Atrevido

Altar de Felipe el intrépido,
duque de Borgoña, izquierda:
Anunciación y Visitación, 1399

Bramante (1444-1514)

 

Renacimiento. Quattrocento.

Bramante, Donato d' Agnolo di Pascuccio, llamado il (Fermignano, 1444-Roma, 1514) Pintor y arquitecto italiano, que introdujo el estilo del primer Renacimiento en Milán y el «Alto Renacimiento» en Roma, donde su obra más famosa fue el planeamiento de la Basílica de San Pedro.

Tuvo una formación quattrocentista pero su plenitud artística la alcanza en el siglo XVI. Su arquitectura está caracterizada por la severidad y el uso de planta central cubierta con cúpula.

Biografía

Urbino y Milán

Bramante nació en Monte Asdrualdo (hoy Fermignano), cerca de Urbino: aquí, en los años 1460, Luciano Laurana estaba añadiendo al Palacio Ducal un patio con arcos y otros elementos que parecen haber sido el verdadero toque de una antigüedad renacida para el Palacio ducal de Federico da Montefeltro.

La arquitectura de Bramante ha eclipsado sus habilidades como pintor: conoció bien a los pintores Melozzo da Forlì y Piero Della Francesca, quienes estaban interesados en las reglas de la perspectiva y las características ilusionistas de la pintura de Mantegna. Alrededor de 1474, Bramante se trasladó a Milán, una ciudad con una profunda tradición arquitectónica gótica, y erigió varias iglesias en el nuevo estilo de la Antigüedad. El duque, Ludovico Sforza, le hizo virtualmente su arquitecto de corte, a partir de 1476, con encargos que culminaron en el famoso coro en trampantojo de la iglesia de Santa Maria presso San Satiro (1482–1486). El espacio era limitado, así que Bramante hizo un ábside teatral en bajorrelieve, combinando las artes pictóricas de la perspectiva con detalles romanos. Hay una sacristía octogonal, coronada por una cúpula.

En Milán, Bramante también construyó Santa Maria delle Grazie (1492-1499); otras obras tempranas incluyen los claustros de Sant'Ambrogio, Milán (1497–1498), y algunas otras construcciones menores en Pavía y Legnano. Sin embargo, en 1499, su patrón Sforza fue expulsado de Milán por el ejército francés invasor, y Bramante decidió marchar a Roma, donde ya era conocido por el poderoso cardenal Raffaele Riario.

Carrera en Roma

Sus obras más destacadas se encuentran en Roma. Allí fue pronto reconocido por el cardenal Della Rovere, que pronto se convertiría en el papa Julio II.

En la Ciudad eterna su primera obra es fruto del encargo de los Reyes Católicos, que para conmemorar la Toma de Granada (1492) deciden levantar una iglesia en honor a san Pedro apóstol. En el lugar en que se cree fue martirizado se construyó en 1502 el Templete de San Pietro in Montorio o tempietto. Este templete fue casi una especie de prueba por parte del papa Julio II. Está considerado uno de los edificios más armoniosos del Renacimiento. A pesar de su pequeño tamaño, la construcción tiene todas las proporciones rigurosas y la simetría de las estructuras clásicas, rodeado por finas columnas toscanas, con una cúpula por encima. Bramante planeó un patio con columnas que lo rodease, pero se pusieron en marcha planes más grandiosos: la Basílica de San Pedro.

En noviembre de 1503, es nombrado arquitecto pontificio, llevando a cabo dos intervenciones: el llamado Palacio de los Papas y la nueva Basílica de San Pedro en el Vaticano, proyecto este último que solo llegó a comenzar y que sería más tarde continuado y modificado por Rafael, Antonio de Sangallo y Miguel Ángel, para ser concluido en el siglo XVII por Carlo Maderno.

En efecto, el papa Julio contrató a Bramante para la construcción de la obra arquitectónica europea más grande del siglo XVI: la construcción de una nueva basílica de San Pedro. La primera piedra del crucero se colocó con ceremonia el 18 de abril de 1506. Sobreviven muchos dibujos de Bramante, y muchos más de ayudantes suyos, lo que demuestra la extensión del equipo que había reunido. La visión de Bramante para San Pedro, una planta de cruz griega que simbolizaba la sublime perfección para él y su generación (compárese con Santa Maria della Consolazione, en Todi, que influyó en la obra de Bramante), fue fundamentalmente alterada por la extensión de la nave después de su muerte en 1514. El plan de Bramante preveía cuatro grandes capillas llenando los espacios de las esquinas entre los transeptos de igual tamaño, cada uno de ellos cubierto por una pequeña cúpula rodeando a la gran cúpula sobre el crucero. Así que el plan original de Bramante era más romano-bizantino en sus formas que la basílica que en realidad se construyó. (Véase Basílica de San Pedro para más detalles.)

Ocupado con San Pedro, Bramante tenía poco tiempo para otros encargos. Entre sus primeras obras en Roma, antes de emprender la construcción de la basílica, están los claustros (1504) de Santa María della Pace, cerca de Piazza Navona. Las bellas proporciones le dan un aire de gran simplicidad. Las columnas de la planta inferior están complementadas por las de la primera planta, que alternan con columnas más pequeñas colocadas centralmente sobre los arcos inferiores. Bramante es también famoso por su revolucionario diseño para el Palacio Caprini en Roma. Este palacio, erigido en el rione de Borgo, ya no existe. Fue más tarde propiedad del artista Rafael, y desde entonces se le conoce como la Casa de Rafael.


Obras comentadas


Galería
Basílica de San Pedro


Basílica San Ambrosio

San Pietro in Montorio de Bramante

Donato Bramante es considerado el creador del estilo arquitectónico del Renacimiento clásico, por dos obras: el proyecto de la Basílica de San Pedro del Vaticano y el Templete de San Pedro (Tempietto di San Pietro in Montorio), una rotonda períptera encargado y costeada por los Reyes Católicos de España en 1502.

San Pietro in Montorio es un pequeño templo votivo ubicado en el lugar en el que, según la tradición cristiana, fue sacrificado San Pedro, el primer Papa. Consta de dos pisos, al incluir en su interior, bajo el suelo del patio, una cripta circular que cubre la roca del martirio del apóstol.

Se trata de un templo de planta circular rodeado de 16 columnas de orden toscano. Estas columnas, alzadas sobre un alto pedestal o basamento, sostienen un friso con triglifos y metopas con bajorrelieves alusivos al martirio de San Pedro. El pequeño templo está coronado por una cúpula semiesférica sobre tambor rematada a su vez por la esfera y la cruz, símbolos por excelencia de la cristiandad. Sobresale en la parte superior de la construcción, por encima de la balaustrada, la alternancia de hornacinas y capillas rectangulares.

La forma redonda de la planta no era un concepto nuevo, a pesar de que en el Renacimiento adquiere su mayor esplendor. Hay una clara inspiración en los tholoi griegos de Epidauro y Delfos, o en el más cercano templo de Vesta, en Roma. En el siglo anterior ya se habían construido edificios de planta circular, no obstante, el Tempietto era el primer edificio renacentista en el que la cella estaba envuelta por una columna con arquitrabe. Al igual que en los modelos de la antigüedad, el espacio entre columnas se mantiene constante a lo largo de todo el perímetro.

Otra ruptura con la tradición del siglo precedente reside en su interior. Éste es demasiado pequeño. Su diámetro es de sólo unos cuatro metros y medio, de manera que hay poco espacio para albergar cualquier celebración eclesiástica. Este hecho demuestra que la realización de reuniones litúrgicas era completamente secundaria. El contenido real del edificio radica en su exterior. Es decir, el Tempietto se ha construido para contemplarlo, y no para ser utilizado. Es un monumento en el sentido tradicional del término y no una iglesia. El templete deviene un martyrium o capilla conmemorativa, más que un lugar de reunión de los fieles.

La perspectiva es otro de los elementos a destacar. Cuando se accede al templo, por medio de una escalinata, el espectador ve el altar situado enfrente mismo de la entrada, con la crucifixión de San Pedro en su parte inferior. Por tanto, nada más entrar, el relieve se antepone directamente a la altura de los ojos del visitante, enmarcando pues la entrada a la sala.

Bramante renunció a todo elemento superfluo y decorativo en sus construcciones. Buscó una monumentalidad basada en la simplicidad y armonía de las partes. Estos son aspectos bien visibles en la presente obra. San Pietro in Montorio de Roma, erigido en 1503, se convirtió desde el primer día, en el manifiesto de todo el estilo de Bramante.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Santa Maria delle Grazie de Bramante

 


A su llegada a la ciudad Bramante recibió el encargo de Ludovico Sforza de continuar esta iglesia. Solari había fallecido dejando completa la fachada y parte de las naves. Bramante tomó a su cargo unificar los estilos y diseñó una cúpula con un alto tambor, menos impresionante exteriormente que la soberbia unidad espacial que ofrece en su interior, tamizado por la luz que incide con regularidad simétrica a través de aberturas de gran rigor geométrico.

(En Milán)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Claustro de la Iglesia de Santa María de la Paz de Bramante

 


Iniciado para el cardenal Carafa en el verano de 1500, Bramante marcó claramente en él la diferencia entre el pórtico romano de la parte baja (con pequeñas columnas adosadas a las recias pilastras) y la galería superior con elegantes intercolumnios.

(En Roma)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Cúpula de Santa Maria delle Grazie de Bramante


Para aunar estilos Bramante construyó la cúpula sobre un cubo que coronaba la base de Solari, el arquitecto que inició la obra. 

(En Milán)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Dirk Bouts (h.1415-1475)

Retrato, cuadro atribuido a Hendrick Hondius


Bouts, Dirk o Dierick (Haarlem, h. 1415 – Lovaina, 6 de mayo de 1475) Pintor neerlandés. Discípulo de A. van Ouwater y de R. van der Weyden, la emotividad de sus personajes y la nueva interpretación que dio del paisaje influyeron en Hugo van der Goes. En 1457 se estableció en Lovaina, donde pintó para la colegiata de San Pedro el altar del Santísimo Sacramento (1464-68) y el tríptico del Martirio de San Erasmo (1468) y para el palacio comunal las tablas que tratan de la Justicia del rey Otón. Autor también de otros dos trípticos notables, el del Martirio de San Hipólita, para Brujas, y el que está hoy en el Museo del Prado (Anunciación y Visitación).

A mediados del siglo se había trasladado a Lovaina, donde casó y donde murió en 1475. Si en sus primeras pinturas se observa una innegable disminución de la intensidad espiritual que resplandece en las obras de los primeros grandes pintores flamencos, en cambio, hay en ellas, a modo de compensación, un refinamiento psicológico que se patentiza, no sólo en la fineza de las facciones de los rostros, sino también en la elegante naturalidad de las actitudes y en el modo admirable como los personajes se mueven o reposan dentro del ambiente natural que los circunda. Estas mismas características ofrecen las composiciones (a veces simbólicas) de un holandés que jamás salió de Holanda: Geertentot Sint Jans, o Gerardo de la Muerte de San Juan, nacido probablemente en Leyden hacia 1460 y fallecido, al parecer, antes de los treinta años, en Haarlem.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Obra comentada


Galería
Cristo en la casa de Simón, 1445

 Políptico de la Virgen:
La Anunciación, La Visitación,
Adoración de los ángeles y La adoración de los Reyes, 1445

Resurrección de Cristo de Dirk Bouts

 



Destaca el contraste entre la figura de Cristo, que se presenta muy espiritualizada, con la emotividad que muestran los asustados soldados.

(Antigua Pinacoteca de Munich)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Sandro Botticelli (1445-1510)

Posible autorretrato

Renacimiento. Quattrocento

Botticelli, Alessandro o Sandro (Fiorencia, 1 de marzo de 1445 - 17 de mayo de 1510) Pintor italiano. Ocupa un Iugar privilegiado en la pintura del Renacimiento de su país. Discípulo y ayudante de fra Filippo Lippi (1465-67), se relaciono también con Il Verrocchio y los hermanos Pollaiuolo. En 1470 ya tenía taller propio. La influencia de su maestro y de los artistas citados es visible en algunas obras de sus comienzos: Retorno de Judith (Uffizi) y San Sebastián (Berlín). Su actividad artística se desarrolló en el ambiente cultural de la Florencia de Lorenzo y Giuliano de Medicis; después de la muerte de este último (1478) fue protegido por un prima de estos mecenas, Lorenzo di Pierfrancesco, pero ya antes Botticelli habrá iniciado su etapa de plenitud, con la gran tabla de la Adoración de los Magos (Uffizi) y La Primavera, pintura realizada en 1478 por encargo de su protector y que atestigua el lirismo intelectual del artista. También para Pierfrancesco realizó más tarde (1483-85) el Nacimiento de Venus y Minerva y el centauro, obras que, con Venus y Marte, La Anunciación de 1481, la tabla del altar de San Bernabé y varios retratos y Madonas, acreditan su estilo fluido y elegante y su limpidez cromática. En 1481-82 fue llamado a Roma para realizar tres frescos en la Capilla Sixtina. Hacia 1490 Botticelli experimentó una profunda crisis moral debido a la influencia de Savonarola, y su estilo adquirió dramatismo en el frecuente cultivo de temas alegóricos. De este periodo son La calumnia (Uffizi), reconstrucción ideal de una perdida obra de Apeles descrita por Luciano de Samosata, Derelitta (Colección Pallavicini, Roma) y las dos tablas de la Piedad (Múnich y Museo Poldi-Pezzoli). También concluyó entonces el último encargo para Lorenzo di Pierfrancesco, la serie de dibujos sobre la Divina Comedia. Con la Natividad mística (1501, Londres) comienza su etapa final y un cierto olvido de sus conciudadanos, debido a un cambio de gusto en el ambiente florentino, al coincidir con el regreso a Florencia de Leonardo, la llegada de Rafael y los primeros éxitos de Miguel Ángel. Discípulo suyo fue, h. 1472, Filippino Lippi; le imitaron, además, J. del Sellaio y F. Botticini, a los que sobrevivió.

Nacimiento de Venus de Sandro Botticelli

 La admiración por la antigüedad grecorromana fue un rasgo común entre artistas, eruditos, marchantes, cortesanos y coleccionistas del Renacimiento. Sandro Botticelli revolucionó su época con Nacimiento de Venus (La nascita di Venere) por ser el primer cuadro renacentista a gran escala de tema exclusivamente mitológico. Son dos las versiones mitológicas más difundidas acerca del nacimiento de Venus. En una es considerada hija de Zeus y Dione, y representa el amor carnal o vulgar. La otra versión dice que Urano (el cielo) y Gea (la tierra) se unieron para concebir a los primeros humanos (los titanes), pero Crono (el tiempo), uno de sus hijos, castró a su padre con una hoz y arrojó sus testículos al mar: de la espuma surgida nació la diosa. Es ésta la Venus Púdica, o del amor puro, en la que evidentemente Botticelli se ha inspirado; sólo basta para constatarlo observar su postura, cubriéndose con las manos el cuerpo.


En la composición de Botticelli la diosa aparece en el centro, flanqueada a la izquierda por Céfiro, viento del Oeste e hijo de la Aurora, y su compañera Cloris, señora perpetua de las flores. Ambos acercan a Venus hacia la orilla con sus alientos mientras vuelan entre rosas y abrazados. Según la mitología clásica, la rosa, flor sagrada de Venus, fue creada a la vez que la diosa, su belleza y fragancia es el símbolo del amor y sus espinas simbolizan el dolor que éste puede acarrear.

En la orilla, una de las cuatro Horas espera a Venus. Las Horas eran espíritus que encarnaban a las estaciones: la anémona azul que florece a los pies de ésta, da a entender que es la Hora de la primavera, estación del renacer. Las gráciles figuras parecen encontrarse en un estado etéreo, suspendidas sobre un fondo plano. La diagonal formada por los Céfiros, la verticalidad fluctuante de Venus y la tensión en sentido opuesto de la Hora, aportan la sensación de movimiento y el ritmo a la composición.


De las ramas de los naranjos que se encuentran a la derecha, cuelgan frutos blancos con puntas doradas. También sus hojas tienen espinas doradas, e incluso sus troncos se rematan de oro; de modo que todo el naranjal parece imbuido de la divina presencia de Venus. En el extremo diagonal opuesto, la parte inferior izquierda de la composición, un pequeño grupo de juncos marinos, largos y esbeltos, remedan asimismo la pose y el dorado cabello de la diosa.

Los colores de la pintura en general son tan discretos y recatados como la imagen de Venus, contrastando los fríos verdes y azules con las cálidas zonas rosáceas con detalles dorados.

En la representación del mar, que constituye la mayor parte del fondo, el pintor florentino no ha pretendido imitar las olas, sino que se ha valido de él para inventar un motivo. Las estilizadas formas en V se empequeñecen en la distancia y se transforman al pie de la concha.

Es importante destacar los precisos perfiles, característicos de la obra de Botticelli, llenos de energía y tensión, y los largos y meticulosamente cuidados pies y manos de sus personajes.

El Nacimiento de Venus es un gran temple sobre lienzo que data de aproximadamente 1478, mide 172,5 x 278,5 cm y se encuentra en la Gallería degli Uffizi, en Florencia.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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