Páginas

Artistas de la A a la Z

El período clásico del arte hindú: la época gupta

El arte de Amaravati desapareció como consecuencia de la presión política y militar que sobre los reyes Andhra ejerció la dinastía gupta. Esta dinastía se había fundado en el norte de la India hacia el año 320 y había conseguido apoderarse de la antigua capital imperial de los Kushana. Su duración hasta el año 650 se identifica corrientemente con el período clásico del arte de la India. Con la dinastía gupta llegó a su apogeo la cultura hindú. De este modo, las artes visuales y la literatura escrita en sánscrito alcanzaron un gran auge; a esa época pertenecen colecciones de poesía lírica y fábulas que no sólo tienen trascendencia en la literatura de la India, sino que también han influido en el mundo musulmán (muchas narraciones, por ejemplo, de Las Mil y Una Noches tienen origen hindú) y, como no, en Occidente (es el caso de Chaucer, Boccaccio, La Fontaine y un largo etcétera). La gran joya literaria de este período es la pieza teatral “Sakuntala”, obra de Kalidasa, el mayor dramaturgo y poeta de la India, que tan profundamente ha impresionado e influido en muchos escritores europeos, entre ellos Goethe.

Por otro lado, hay que mencionar que el arte de la época gupta no olvidó la “arquitectura rupestre”, sino que siguió produciendo ejemplares de este tipo de “arquitectura rupestre” o tallada en la roca, aunque, de todos modos, su aportación más original fueron las primeras obras de "arquitectura construida", de las que se tratará más adelante.


Mahajanaka jakata (Templo de Ajanta, Bombay). Entre los muchos murales que se conservan en la vihara I se encuentran muchas imágenes de jóvenes desnudos en actitud amorosa, aunque las figuras presentan cierto esquematismo idea!izado y escapan ligeramente de la frontalidad habitual de las representaciones de Buda. En esta erótica escena se exhiben diversos cuerpos masculinos y femeninos contoneándose con la postura típica de los tri-bangha.

Entre las muchas obras de “arquitectura rupestre” gupta, hay que citar las grutas búdicas más antiguas halladas en la roca de Ellora, al este de Bombay, y, sobre todo, las grutas más tardías de Ajanta, labradas en los siglos V al VII, en las que se encuentran obras maestras de escultura y pintura que cuentan entre los más admirables tesoros artísticos de la humanidad. Escultóricamente, las grutas más famosas de Ajanta son los chaityas XIX y XXVI, llenos de figuras humanas finas y elegantes, en las que es frecuente la triple flexión que da una inclinación distinta a la cabeza, al tronco y a las piernas; se trata de una imagen que recuerda la silueta sinuosa de las esculturas griegas de Praxíteles, llamada posición tribhanga en los tratados clásicos de la estética hindú. Pero Ajanta es célebre sobre todo por sus pinturas murales, cuyos mejores ejemplares son acaso los de los viharas I y XVII.

Buda sentado (Museo Británico, Londres). Esta hierática representación escultórica de Buda medrtando con los ojos cerrados alcanza unas proporcrones aproxrmadas a la estatura humana, posibilitando la empatía emocional con los fieles por su cercanfa formal y su naturalismo. 


Matrimonio de Shíva y Parvati (Elefanta, Bombay). Este altorrelieve da la brenvenida en una de las grutas principales encontradas en la isla de Elefanta, rodeando las dos figuras centrales con vanos persona¡es miniaturizados relacionados con la mitología hindú. En un primer plano, una colosal escultura mutilada ofrece una imagen de fría serenidad. 
En el primero se encuentra el famoso Bodhisattva del loto azul, cuya actitud y expresión del rostro, con los ojos entornados, refleja una gran calma espiritual y una triste compasión llena de piedad hacia todo el dolor y miseria del mundo. En el mismo vihara I se encuentran pintados un combate de búfalos, un desfile encabezado por un príncipe montado sobre su elefante, diversas escenas cortesanas en las que figuran movidos grupos de bailarinas, etc. Lo más desconcertante para la tradición occidental es la mezcla de sensualidad y ascetismo típica de toda esta plástica gupta.

Todos los cuerpos masculinos y femeninos son jóvenes y bañados en una atmósfera erótica que los lleva a inclinarse tiernamente unos sobre otros. Las mujeres, siempre sonrientes, presentan el contoneo típico de la posición tri-bhanga, que realza la forma de las caderas y del busto, y sus cuerpos desnudos van lujosamente cargados de joyas como las yakshi de Sanchi y de Bharhut. Pero este naturalismo está impregnado de una resonancia religiosa y todas esas criaturas llenas de gracia participan del fervor místico del budismo, tan próximo a la espiritualidad franciscana.

Stupa (Dhamek, Sarnath). Este santuario cilíndrico es uno de los más antiguos de la dinastía gupta. Durante este período, la arquitectura dejó de tallarse en la propia roca y comenzó a construirse sobre el suelo, lo que en parte propició la progresiva suplantación del budismo por parte del neobrahmanismo que precisaba de templos en los que el oficio del sacerdote estuviera separado de los fieles, acelerando la decadencia arquitectónica gupta. 

La máxima expresión de esa religiosidad llena de dulzura son las figuras del Buda creadas en Sarnath durante la época gupta. En ellas, la forma humana está idealizada al máximo. Los pliegues del manto del monje y el drapeado transparente que tenían las imágenes grecobúdicas desaparecen por completo. Sólo un ligero relieve alrededor del cuello y la curva del borde inferior marcan el hábito monástico del Buda. La frontalidad es absoluta. Sus ojos medio entornados y los labios que apenas inician una sonrisa, expresan una serenidad llena de alegría interior por el don de sí mismo que es el ideal del budismo.

Templo de Kailasa (EIIora). Esta monumental construcción arquitectónica del siglo VIII d.C. fue esculpida directamente sobre la roca como símbolo de la fuerza de la fe, capaz de mover toda una montaña. El templo está compuesto interiormente por una sene de salas cavernosas excavadas bajo la tierra, decoradas enteramente con frescos y algunos bajorrelieves. Su fachada externa se encuentra absolutamente recubierta por esculturas de hasta 30 metros de altura.    

Bajo la dinastía gupta aparecieron los primeros edificios de una “arquitectura onstruida”y no solamente tallada en la roca. Los más antiguos son el stupa cilindrico de Dhamek, en Sarnath, y el imponente santuario de Bodh-Gaya, levantado en el Bihar, en el siglo IV, en el mismo lugar en el que el Buda obtuvo la “iluminación”. Pero el desarrollo de la “arquitectura construida” fue debido, sobre todo, al hecho de que, a partir de fines del siglo VI y principios del VII el antiguo brahmanismo empezó a suplantar al budismo. Los emperadores gupta, al proteger el neobrahmanismo, precipitaron la decadencia del budismo en la India y su posterior desaparición.

El culto neobrahmánico necesitaba un tipo de templo en el que el santuario, en el que oficiaba el brahmán, estuviera separado y aislado de la masa de los fieles. Esto obligó a los arquitectos a buscar fórmulas constructivas nuevas, puesto que el chaitya búdico no era utilizable para la nueva liturgia. Después de muchos tanteos y vacilaciones, la arquitectura brahmánica terminó dividiéndose en dos grandes tipos de templos llamados, a causa de su distribución geográfica, estilo del norte o indoeuropeo y estilo del sur o dravídico.

Templo de Kailasanatha (Kanchipuram). Este es uno de los más bellos templos de esta ciudad y fue levantado bajo la dinastía Pallava entre los años 685 y 705. Único en su arquitectura, fue construido en piedra caliza y está decorado con grandes esculturas. Por su construcción maciza también sirvió de refugio real durante las guerras.  

Lo más característico del estilo del norte es el santuario de planta cuadrada cuyo alto tejado se eleva en forma de torre que va curvándose hacia la cúspide. Esta torre curvilínea, cuyo perfil ha sido frecuentemente comparado al de un obús, se llama sikhara. Su coronamiento lo forma una especie de almohadón aplastado con surcos verticales que reproduce el fruto sagrado amalaka. Probablemente, el ejemplo más antiguo de sikhara es el templo de Lakshmana, en Sirpur, pequeña ciudad hoy perdida en la jungla, pero que en el siglo VII era una gran capital.


El Imperio gupta cayó, en parte, a causa de la invasión por los pasos del noroeste de las tribus de una rama de los hunos, pueblos que al mismo tiempo penetraban con su rey Atila hasta el occidente de Europa. El norte quedó destruido y fragmentado en multitud de pequeños reinos independientes, pero durante este tiempo había aparecido otra potencia política más al sur, en el oeste del Deccán: la dinastía Calukya que se sostuvo desde los alrededores del año 550 hasta su derrota por los Rastrakuta hacia el año 760. Bajo los soberanos de estas dinastías se desarrolla la última etapa del arte clásico hindú. Es el período que recibe el nombre de pos-Gupta y se prolonga hasta el siglo IX.


Templo de Mahabalipuram (Madrás) Característico de la arquitectura piramidal del estilo dravídico, este santuario ubicado junto al mar reúne rasgos de la construcción neobrahmanista y la iluminación cenital natural de la última época, aislando totalmente cada módulo entre sí. La decoración escultórica de columnas y bajorrelieves repite las representaciones animales y antropomórficas esquemáticas típicas de los inicios. 


Los Calukya tenían su capital en Badami, aunque los templos más importantes se hallan en Pattadakal, un lugar de peregrinación sagrada a 15 km de la capital.

En Pattadakal se encuentran los dos tipos arquitectónicos: el estilo del norte, representado por el templo de Papanatha, y el estilo del sur o dravídico, representado por el templo de Virupaksha. El primero, levantado a fines del siglo VII, tiene un sikhara con sus típicas aristas curvadas, y, en su interior, enormes pilares, que aún recuerdan por su robustez los de las grutas búdicas, adornados con espléndidas formas de parejas celestes abrazadas, músicos y bailarinas.

El templo de Virupaksha, en cambio, es de tipo dravídico. Construido hacia 740, está provisto del tipo de torre característico del estilo del sur, llamado vimana, que consiste en un tejado de múltiples pisos, cada uno más pequeño que el anterior, formando una especie de pirámide de aristas rectilíneas que se eleva sobre la sala cuadrada del santuario. El vimana del templo de Virupaksha, uno de los más antiguos, tiene solamente tres pisos. El templo, dedicado al dios brahmánico Shiva, realiza una perfecta fusión de las formas arquitectónicas y de la escultura, en la que abundan representaciones de episodios del Ramayana y del Mahabharata.

La dinastía Rastrakuta, que sucedió a los Calukya en el oeste del Deccán, renovó el arte de las grutas talladas en la roca con la producción de dos monumentos que hay que considerar entre las maravillas del patrimonio artístico de la humanidad: la gruta de la isla de Elefanta y el templo de Kailashanatha, en Ellora.

La pequeña isla de Elefanta está situada en la bahía de Bombay, a 10 km de la costa. Allí, en la segunda mitad del siglo VIII, fue tallada una gruta impresionante, dedicada a Shiva bajo sus tres aspectos. Se trata de una inmensa nave cuadrada, de 43 m de lado, con veintiséis columnas de alta base cuadrada y un ancho capitel en forma de bulbo aplastado. Las esculturas que decoran sus muros, pese a su colosalismo, tienen unas proporciones tan justas que producen un sentimiento de belleza tranquila. Lo más característico es la sosegada majestad, un poco desdeñosa, de los rostros, en los que se expresa una serena voluptuosidad. La escultura principal es el busto tricéfalo de Shiva, de 8 m de alto por 6 de ancho, llamado la Trimurti, triple aspecto divino. En el centro, el rostro de gloria; a la izquierda, el ser destructor, dios de la muerte, terrible pero necesario; a la derecha, el rostro femenino, sonriente, que representa el aspecto maternal, generador de la vida.


En las colinas rocosas de Ellora, abandonadas por los monjes budistas, los soberanos Rastrakuta se lanzaron a un prodigioso programa de excavaciones de templos, realizando diecisiete en poco más de un siglo. El más extraordinario es el de Kailashanatha, único por su estilo y por el modo como fue construido. Pocos monumentos en el mundo dejan una impresión tan imborrable. Tallado verticalmente en la roca, es un gigantesco edificio monolítico de tamaño colosal (60 m de largo por 30 de ancho y 30 de alto), que ha sido aislado de la montaña dejando en torno a él un patio o espacio vacío de 100 m por 60, cuyos muros están formados por las paredes cortadas a pico de la excavación. El enorme bloque así aislado de la montaña fue tallado en forma de templo, como por un escultor gigante.

Nada fue añadido, ni una sola escultura fue traída de fuera, todo había sido minuciosamente previsto por la asombrosa habilidad de los arquitectos y escultores. Este templo monolítico gigantesco fue interiormente excavado para reproducir con una precisión extraordinaria toda la estructura interior de un templo de arquitectura construida. Se calcula que fue necesario evacuar más de doscientas mil toneladas de roca cuando, a fines del siglo VIII, fue realizado el conjunto de la obra. La sombría piedra volcánica y el dinamismo furioso de las esculturas del Kailashanatha evocan el terror religioso, las proezas llenas de tensa espiritualidad de dioses y diosas de la India brahmánica.

Peñón de los elefantes (Mahabahpuram. Madrás) El magistral trabajo escultórico de este bajorrelieve muestra diVersas representaciones budistas sobre dos enormes figuras de elefantes. 

Mientras en el oeste del Deccán se sucedían las dinastías Calukya y Rastrakuta, en el sur, junto a la costa del golfo de Bengala, cerca de la actual ciudad de Madras, los soberanos Pallava elevaban en los siglos VII, VIII y IX los grandes templos de su capital Kanchipuram y de su puerto marítimo de Mahabalipuram (o Mamallapuram). Ellos fueron los auténticos creadores del estilo del sur o dravídico, que hemos visto en el templo de Virupaksha, en Pattadakal. Los elementos arquitectónicos característicos son el vimana piramidal, ya descritos, y los gopuram o pirámides rectangulares de fuerte pendiente, colocados sobre las puertas de entrada de los recintos de los templos.

Entre los templos de Kanchipuram debe destacarse el de Kailasanatha, edificado en el año 700, y que inspiró el ya citado templo del mismo nombre en Ellora. En Mahabalipuram, puerto del reino Pallava, cuya magnificencia describió el peregrino chino Hivan-Tsang, que lo visitó el año 640, no queda nada. Sus murallas y sus fortificaciones son hoy ruinas esparcidas que baten las olas del océano Indico. La llanura en torno está llena de enormes bloques graníticos esculpidos. Son los ratha o templos tallados en forma de carro celeste, entre los que han sido labrados enormes animales monolíticos (un toro, un león y un elefante) y un inmenso relieve de 32 metros de longitud y 14 de altura que representa el descenso del Ganges, el río sagrado, ante la alegría de todos los seres vivientes que acuden a recibirle.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

El jardín de Sinuhé

Frente a una gran tumba tallada en la roca de una colina sagrada cercana a Luxor, arqueólogos españoles hallan un jardín funerario, el primero del antiguo Egipto conocido hasta la fecha.


POR JOSÉ MANUEL GALÁN 
FOTOGRAFÍAS DE JOSÉ LA TOVA/ PROYECTO DJEHUTY

"Se construyó para mí una tumba de piedra, en medio de las tumbas. Los constructores trazaron su suelo, el dibujante la diseñó, los talladores la esculpieron y el maestro de obra del cementerio la dirigió. Todo el ajuar que es depositado en la cámara fue provisto. Se me dispensó servicio funerario y un jardín[ ... ]". 

Así termina el relato literario sobre la vida de Sinuhé, un alto dignatario egipcio que, tras un largo periplo vital en el extranjero, regresa a Tebas, donde es enterrado hacia el año 1900 a.C. <<como se hace para un magnate principal» gracias a los favores concedidos por el faraón Sesostris I. Según nos describe en el texto, su tumba, tallada en la roca y de dimensiones considerables, dispuso de un jardín o huerto del que proveerse para realizar las ofrendas funerarias. Hipogeos como el que alude este célebre papiro escrito hace unos 4.000 años, al comienzo de la XII dinastía, durante el Reino Medio egipcio, se conocen muchos en la orilla occidental de Luxor, la necrópolis de la antigua Tebas. Sin embargo, nunca hasta ahora se había hallado un jardín asociado a una tumba, en parte debido a la poca atención que hasta hace pocos años los egiptólogos han prestado en sus excavaciones al exterior de las sepulturas. Y eso es precisamente lo que el equipo arqueológico hispano-egipcio del Proyecto Djehuty ha descubierto durante la última campaña de 2017, patrocinada por Técnicas Reunidas e Indra. Un hallazgo sin precedentes que arrojará nueva luz sobre los jardines funerarios en el antiguo Egipto. 


El arqueólogo David García junto con Gamal durante las tareas de excavación del jardín funerario (arriba) Una reconstrucción del mismo (abajo) muestra la ubicacción del tamarisco, un fragmento de cuyo tronco todavía se mantiene en pie. El estudio de las semillas halladas en los cuadrados de la retícula permitirá identificar las flores y plantas que crecían en el jardín o huerto.


Museo di Roma

Dirección: 
Vía di San Pantaleo (Piazza Navona) 
00186 Roma 
Tel: (+39) 0682 077 304 
http://www.museodiroma.it/


El Museo di Roma se encuentra en las dependencias del Palazzo Braschi, un regio edificio del siglo XVIII, que fue construido por el arquitecto Cosimo Morelli, bajo las órdenes del Duque Luís Braschi Onesti. Su emplazamiento, en el corazón de la Roma renacentista, así como su riquísima colección, hacen de dicho museo una de las visitas ineludibles de la capital italiana. 

El Museo recoge una gran variedad de objetos legados a la historia de Roma desde la Edad Media a la primera mitad del Novecento. El conjunto abarca desde muebles, carrozas y camillas hasta elementos de decoración arquitectónica y urbana, pasando por mosaicos y frescos salvados de las demoliciones. Asimismo, en el Palazzo Braschi se exhiben cerámicas medievales, moldes de madera, tejidos de las manufacturas de los siglos VIII y IX, además de vestidos y tapices de la misma época. 

Por otra parte, cabe decir que su colección de pinturas realizadas entre los siglos VI y VIII posee un interés considerable, amén de un gran valor documental, pues se trata de piezas que estaban destinadas a la celebración de ceremonias y otros acontecimientos civiles y religiosos. 

El Museo di Roma contiene también una sección dedicada a la escultura del siglo IX, momento en que se dio uno de los más importantes movimientos escultóricos activos de Roma. Este apartado está ampliamente representado mediante obras monumentales, bustos, modelos y bocetos de terracota. 

De entre las colecciones del Museo, destaca por su importancia la del Gabinete Municipal de las Prensas. Ésta está compuesta por dibujos y acuarelas, prensas, grabados y libros antiguos, que dan testimonio de la historia y la evolución del arte gráfico y sus técnicas, entre el siglo XVI y el XIX. Las obras más remarcables, además de poseer un gran valor artístico, revisten un carácter iconográfico y documental, relativo a la topografía y a la historia de la ciudad de Roma. 

El Museo cuenta con una serie de fotografías antiguas, de temática y naturaleza poco habituales, que se exhiben en paralelo a la colección gráfica que acabamos de comentar, y proceden del fondo del Archivo Fotográfico Municipal. Con esto, se pretende ofrecer al visitante un marco completo del mismo registro, en lo que constituye una muestra sin precedentes .de la producción fotográfica romana. 

Cabe mencionar la apertura de una exposición en el Museo di Roma, titulada Il Museo racconta la cítta ("El Museo cuenta la ciudad"). Con este acontecimiento, se celebra la reapertura del Centro después de unos quince años de cierre. La selección de piezas que se exhiben está dedicada a las etapas más significativas de la historia y la cultura de la capital entre el 1600 y el 1800. Se encuentra ilustrada por un total de cuatrocientas obras, entre las que el visitante hallará magníficas pinturas, esculturas, grabados, fotografías, móviles y vestidos. Los objetos mostrados pertenecen en su totalidad al fondo del Museo, y se trata de obras que han sido restauradas recientemente, en motivo de esta exposición. 

El recorrido temático que presenta el Museo no es estrictamente cronológico, y se encuentra organizado en cinco secciones: a) Las historias: Protagonistas y acontecimientos: Pío VI: la ciudad de lo antiguo y las grandes obras, La corte pontificia El Senado romano, La imagen gráfica entre crónica y celebración; b) Lugares: imagen de una ciudad: Escenografías urbanas, La vista; e) La cultura: Artistas y orientaciones del gusto: Artistas en la Capital, Microcosmos de la belleza, El código de la moda; d) Las grandes familias: Los Barberini, Los Rospigliosi, Los Torlonia, Los Giustiniani Bandini, Los Brancaccio; e) Enfoque de la sociedad: El pintado fotográfico. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Arte gótico en Inglaterra

En el año 1066, Guillermo de Normandía consiguió el objetivo que llevaba persiguiendo durante muchísimos años e invadió Inglaterra, y, durante los dos siglos siguientes, se desarrolló en aquel país la arquitectura que se ha convenido llamar, desde el siglo pasado, "anglonormanda". El estilo gótico -por lo menos algunas de sus principales características- se introdujo en Inglaterra sin dificultad a favor de aquel anterior estilo, en el que de hecho las nuevas tendencias se insinuaron a través de la construcción de bóvedas en los templos monásticos que se fueron edificando en el siglo XII.

Cubierta de la capilla de Enrique
VII, en la abadía de Westminster.
En la imagen se puede apreciar la
complejidad decorativa de esta ca-
pilla, la más famosa de la imponen-
te abadía de Westminster, que al-
berga antiguos y ricos mosaicos. 
Paralelamente los monjes del Císter contribuyeron por su parte a introducir, en los monasterios fundados por ellos en Gran Bretaña, su propio estilo, en el que ya era habitual la aplicación de la ojiva. Y aunque si se ha de respetar la cronología, la primera catedral inglesa en la que se emplearon los preceptos góticos es la catedral de Canterbury, es lícito reconocer que el gran edificio gótico de Inglaterra, en el que se reúnen la perfección técnica, la suntuosidad y la elegancia, es la abadía de Westminster, obra cumbre no sólo de este periodo artístico que se está tratando sino de toda la historia del arte inglés. 

La catedral de Canterbury, considerada el primer edificio inglés que puede llamarse con propiedad gótico. Es de gran interés, no sólo porque los pormenores de su reedificación fueran descritos a diario por el monje Gervasio, sino porque indica claramente cómo Inglaterra hizo suyos los modelos del gótico francés. 

Si en un principio el gótico en Inglaterra era claramente deudor del estilo que imperaba en Francia, no tardaron en aparecer artistas que empezaron a desarrollar unas líneas propias, aún muy influenciadas por las técnicas y las formas francesas, pero que, poco a poco, consiguieron que cuajaran, como podrá comprobarse, dos estilos con suficientes rasgos definitorios como para considerarlos con entidad propia. Son, por un lado, el estilo decorado, que toma forma ya en el siglo XIV y que se caracteriza por las espléndidas combinaciones de terceletes en las bóvedas de las naves, y, por otro, el estilo perpendicular, con sus características bóvedas de abanico, que, además, sería el precursor del gótico Tudor, que dominaría durante el siglo XVI cuando ya se habían abierto paso los esquemas del Renacimiento en el resto de Europa.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.  

Diario de la reedificación de Canterbury

Portal del púlpito de la catedral de Canterbury. 
La reedificación de la catedral de Canterbury fue una considerable ampliación del plan previsto en primera instancia aunque, por fortuna, se poseen abundantes datos, no solamente fidedignos, sino consignados con minuciosidad, que permiten hacer el seguimiento paso a paso, de este proceso. 

Se trata, más que de una crónica, de una especie de diario de aquella gran empresa, redactado por el monje Gervasio. Por él se sabe que, hallándose aún perplejos el abad y los monjes de Canterbury acerca de si debían conservarse o demolerse las paredes de aquel edificio devastado por el fuego, un maestro francés llamado a consulta, Guillermo de Sens (el cual habla trabajado en la edificación de la catedral de la ciudad francesa de este nombre), contribuyó a imponer el criterio de que era preferible derribar los maltrechos restos dañados del edificio y construir de nuevo toda la parte incendiada a partir del espacio posterior al primer transepto del templo. 

Hallándose ya avanzada aquella nueva obra y habiéndose proyectado incluso la parte de ella que aún se tardar la en edificar (como la capilla circular o Corona, donde se instalarla el sepulcro de Santo Tomás Becket, detrás del ábside), dicho maestro francés sufrió en 1178 una grave calda desde un andamio e, imposibilitado para seguir dirigiendo aquella tarea, regresó a su pals y hubo de ser sustituido por otro constructor, inglés, llamado también Guillermo. 

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

La tradición normanda de las catedrales inglesas


Como ocurrió en buena parte de Europa, la expansión de la Orden cisterciense fue una de las principales vías de entrada del gótico en Inglaterra. Aunque muchas de tales casas monásticas inglesas se hallan ahora en ruinas a causa de las perturbaciones religiosas del siglo XVI, es posible estudiar partiendo de ellas qué aplicación se hizo, cuando se edificaron, de los métodos propios de la arquitectura cisterciense que cubría sus templos con bóvedas por arista y fue gran difusora, también, de la de crucería.

Pero junto a los monjes del Cister y a los arquitectos por ellos empleados, pronto habría en Inglaterra otros constructores laicos ya plenamente capacitados en el manejo de las soluciones góticas. Consta la intervención de uno de ellos en la nueva edificación de que fue objeto, desde 1174 o 1175, la catedral metropolitana inglesa de Canterbury, después del incendio que el día 5 de septiembre de 1174 redujo a cenizas la mayor parte del gran templo que acababa de construirse.


Interior de la catedral de Canterbury. Al fondo de la larga nave central de esta espléndida catedral. una de las primeras del gótico inglés. se observa la girola. En un primer plano aparecen los bancos de la gran nave y las bóvedas articuladas y estrelladas.  

La construcción de la catedral de Canterbury se terminó en sus partes básicas en 1192. El ábside del vasto templo tiene una baja girola sostenida por columnas de fuste monolítico, por encima de la cual corre un trifolio hasta el arranque de la bóveda de la nave central. Dato de suma importancia para el desarrollo de la naciente arquitectura gótica inglesa es que aquellos fustes columnarios son de mármol de Purbeck, procedente de las mismas canteras insulares de donde se sacarían en el futuro, durante la perduración del estilo gótico en Inglaterra, la mayoría de elementos labrados en mármol que figuran en sus iglesias. Con mucha probabilidad, pues, se empezó a utilizar entonces el mármol, material más noble que la piedra caliza, pero que hasta aquel momento se había empleado en Francia una sola vez, en Valenciennes.

⇦ La catedral de Lincoln ilustra dos características del gótico inglés: la reducción de los portales y el alineamiento regular de elementos idénticos. Si Inglaterra adoptó la fachada gótica francesa de iglesia flanqueada por dos torres fue para Infundirle rasgos propios y una articulación sumamente original de las partes componentes. Se aprecia la profusión de arquerías que decoran la fachada y que rodean, asímismo. las dos torres. Por otro lado, cabe destacar la imponente altura del cuerpo central.  



Edificios religiosos directamente derivados de la catedral de Canterbury, con su completísima monumentalidad y sus grandes torres regulares, son las catedrales de Chichester y de Lincoln, la primera dañada por un incendio en 1186 e inmediatamente rehecha, y la de Lincoln iniciada en 1192 y considerablemente ampliada a mediados del siglo XIII. Siguieron a la construcción de esas catedrales, las de Rochester y de Peterborough, entre otras.

La catedral de Lincoln es una de las catedrales inglesas que ofrecen más rasgos originales, gracias a las innovaciones de que fue objeto desde poco antes de mediados del siglo XIII, que es cuando recibió su gran fachada a modo de un enorme paño rectangular, subdividida en varias zonas adornadas con arquerías, la más elevada de las cuales es mucho más alta y tiene estrechos y erguidos arcos ojivales. Esta fachada consta de tres cuerpos como colosales nichos; el del centro, altísimo y terminado en ojiva, abarca la puerta central románica y el gran ventanal gótico que sobre ella se abre. Los de ambos lados, de menor altura y terminados en arco de medio punto cobijan las dos puertas laterales. Aquella gran superficie cuadrangular con decoración arquitectónica continua y carente de esculturas tiene un aspecto solemne. Torrecillas coronadas con espiras limitan esta fachada, que rematan en su parte central un gablete triangular y pináculos.

⇦ Interior de la catedral de Lincoln. Es en esta catedral donde el gótico inglés logra por primera vez su forma acabada y monumental. Las nerviaciones de sus bóvedas parecen elaboradas con el único intento de unificar de manera visual el intenor; de modo que si las bóvedas hexapartitas de Canterbury imitan todavía la estructura típicamente francesa, las de Lincoln se ornan con un sistema de nerviaciones original que no parece tener otro propósito que armonizar con la complejidad de los elementos que las sustentan. También es una característica típica del gótico inglés la cabecera plana, ocupada por un gigantesco ventanal que hace terminar la nave central en un muro de luz. 




Lo más interesante del edificio se halla, sin embargo, en el interior y consiste, en primer término, en la sala capitular, lateral, poligonal y muy alta, con un vestíbulo que directamente la conecta con el interior del templo. La bóveda de la sala capitular irradia del haz de una gran columna o pilar central de sostén, como precedente de una serie de combinaciones radiales que se perpetuarán en la posterior arquitectura gótica de los templos ingleses, a la que aportarán notable riqueza decorativa. Otro mérito de la catedral de Lincoln consiste en su valiosa escultura interior, según se comprueba en las originales claves de bóveda y en la hermosa decoración de la parte correspondiente al coro ya tardío, llamado Coro de los Ángeles, que ha recibido tal nombre a causa de las figuras angélicas que hay esculpidas en las enjutas de todas sus arquerías. El ábside, cuadrado, tiene en su exterior un gablete y pináculos, y es de un diseño amplio, claro y elegante.


⇦ Planta de la catedral de Salisbury con la sala capitular y el claustro adjuntos. Su torre campanario (s. XIV), en el centro del transepto central es de estilo gótico perpendicular. 




Otras dos importantes catedrales inglesas que precedieron en el siglo XIII a la erección de la gran y nueva abadía de Westminster, son las de Salisbury y de Wells, preciados monumentos del estilo gótico inglés en su etapa ya madura.



La de Salisbury se empezó a construir en 1220, en un lugar espacioso, junto a una corriente fluvial, sin el agobio de edificios cercanos, y sin los prejuicios que suelen pesar sobre el plan de un edificio de tal clase, a consecuencia de intentos de edificación efectuados o planeados en fechas anteriores. Su construcción se extendió 40 años, y una vez la catedral completada, se conservó intacta, salvo por la prolongación en altura que se dio a su torre central a mediados del siglo XIV, cuando se le añadió la alta y elegante espira sólida que comunica a todo aquel monumento de gran regularidad su aspecto inconfundible en el paraje donde se halla. La catedral de Salisbury es un templo con dos transeptos, uno interrumpiendo por su mitad la longitud de la nave central y del cual surge la gran torre, y otro menos saliente, que precede al coro y al ábside. Como otras catedrales inglesas, tiene en el extremo oriental una capilla dedicada a la Virgen (Our Lady Chapel), de planta cuadrada y cuyas tres naves enlazan con la nave principal del templo al otro lado del presbiterio.

Galería del claustro de la catedral de Sallsbury con el que comunica su sala capitular octogonal. A diferencia de Canterbury, esta catedral es una construcción de extraordinaria unidad estilística, considerada por ello  "clásica" y uno de los me¡ores ejemplos del gótico primitivo inglés.   

Empezada a finales del siglo XII, siguiendo la pauta marcada por la iglesia benedictina de Glastonbury, la catedral de Wells, en Somerset, recibió una fachada imponente a causa de la distribución de sus masas: en lo alto, dos anchas y cuadradas torres y una parte central cubierta con dos series de esculturas, la superior de las cuales constituye un apostolado. Otras muchas esculturas, en nichos góticos, se suceden formando series verticales en el gran basamento que es la fachada propiamente dicha: cuerpo compacto que se extiende por debajo de aquellas torres, y que se tuvo muy en cuenta, después, para la disposición de la curiosa fachada de la catedral de Exeter, también adornada con profusión de estatuas. El interior de la catedral de Wells se estructuró con mucha originalidad durante la primera mitad del siglo XIV; se prolongó su nave principal hasta enlazarla con una capilla absidal baja dedicada a la Virgen, y por su derecha la nave se conectó con la sala capitular situada en un edificio anejo. En esta sala, nervaduras angulares se combinan con otras que parten, radialmente, de una elegante pilastra central, para formar una bóveda rica en arcos terceletes que forman también bellos diseños geométricos en las bóvedas de la nave de la iglesia. Del centro de ésta parte una sólida torre, cuyo sostén se organizó a base de cuatro grandes arcos reforzados con pilastras, con óculos curvilíneos encima y circulares a ambos lados, en una disposición de gran trascendencia decorativa. La escultura interior, de hojarascas, se ameniza con la presencia de realistas cabezas burlescas que aparecen entrelazadas con los adornos vegetales. Al término de la nave, y por encima de su unión con la capilla absidal aludida, hay un enorme ventanal que procura iluminación natural a todo el interior por encima del pasaje abovedado que da acceso a la capilla de la Virgen. La catedral de Wells es un ejemplo típico del gótico decorado, tema al que se volverá más adelante.

Fachada de la catedral de Wells, realizada durante los siglos XIV y XV y calificada como "la más hermosa de Inglaterra". Las dos torres que enmarcan el conjunto la convierten en la fachada inglesa más parecida al modelo francés. Es famosa por la gran abundancia de estatuas encajadas dentro de la tupida red de grandes molduras que parecen cubrirla con un riquísimo tapiz escultórico. 


La iglesia de la abadía de Westminster es un monumento cuya importancia difícilmente cabría exagerar. A la unidad y grandiosidad de este templo, donde se han coronado todos los reyes de Inglaterra y que se ha convertido en el centro histórico de la monarquía inglesa, hay que añadir ciertas cualidades artísticas que solamente de un modo ocasional y fragmentario habían antes aparecido en edificios ingleses góticos. Gracias a la influencia ejercida por el gran templo de Westminster, estas nuevas características del gótico inglés se difundieron en otras varias iglesias que perpetuaron aquella modalidad.


Una iglesia abacial prerrománica de tamaño reducido existió en el emplazamiento de la actual, en Westminster, y ya se había planeado reconstruirla y ampliarla, cuando en 1245 el rey Enrique III tomó a cargo de la corona la construcción del nuevo templo que se completó en un período relativamente breve. Es una gran iglesia de tres naves que, pese a sus peculiaridades en su tectónica y en su ornamentación, es de evidente inspiración francesa, hasta el punto de que se ha especulado con la probabilidad de que Enrique de Reynes, su primer arquitecto, no solamente tomase como modelo la catedral de Reims, sino que fuera él mismo francés.

Westminster es un gran templo con contrafuertes reforzados, unidos mediante arbotantes a la gran nave central de 31 metros de altura. Posee un transepto notablemente más ancho que la nave del eje principal y contiene detrás del crucero un coro interior, con el altar y el sepulcro de San Eduardo el Confesor, y ábside con giróla, con cuatro capillas radiantes (dos a cada lado), y que por el centro comunica con la gran capilla sepulcral del rey Enrique VII, la cual se edificó durante el primer cuarto del siglo XVI. El brazo meridional del transepto forma uno de los costados del cuadrado claustro monástico y se conecta por el lado opuesto con la sala capitular, octogonal.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Los estilos “decorados” y “perpendicular”

Una nueva modalidad del gótico inglés que se caracteriza por su pureza de líneas y por la aplicación, en las bóvedas de sus naves, de ricas combinaciones de arcos terceletes, apareció poco después del primer cuarto del siglo XIV. Se le ha denominado gótico decorado (Decorated Style), a causa de aquella última característica.

El exorno propio del gótico decorado se refleja también en los ventanales con ricas tracerías en su parte superior, tanto en los que se abren en la pared del fondo como en las grandes ventanas laterales con vidrieras que hay en muchas iglesias de aquella época. El coro de la abadía de Tewkesbury, con sus ricas formas estrelladas y la bóveda de la antigua catedral de Gloucester que se remozó al instalarse en ella, hacia 1330, el sepulcro del rey Eduardo III, son ejemplos típicos de tal etapa. Esta última catedral, en su famoso claustro decorado entre 1370 y 1400 con un nuevo estilo de adornos curvilíneos, presenta ya las cualidades que caracterizarán el llamado gótico perpendicular, variante que corresponde, cronológicamente, a aquella etapa que en la arquitectura gótica continental se ha denominado en gran parte de los países europeos estilo flamígero o florido. El gótico perpendicular, al prolongarse, dio origen en Inglaterra al llamado estilo Tudor, que se desarrolló durante el siglo XVI.

Sala Capitular de la catedral de Wells. Templo construido hacia 1 300. De planta octogonal, su bóveda se apoya sobre el pilar central, cuyas nerviaciones se esparcen en el espacio como las ho¡as de una palmera. Es un ejemplo típico de "gótico decorado".  

Lo que distingue exteriormente el gótico perpendicular es la multiplicidad de facetas limitadas por líneas verticales que se extienden sistemáticamente por las fachadas. Estas se organizan en series de estrechos paneles cuadrangulares cuya sequedad lineal vienen a atenuar las cenefas horizontales que traban y unifican aquel sistema de repetidos recuadros. En los ventanales sucede lo mismo: los parteluces divisorios del ventanal se prolongan hasta las caladuras que hay en lo alto de su ojiva, subdividiendo así verticalmente toda la extensión del hueco.

Las bóvedas típicas de ese gótico inglés final son las bóvedas de abanico, que establecen evidente contraste con el riguroso verticalismo que domina en los exteriores de los edificios. Sus líneas curvas enlazadas parten de “trompas” nervadas, angulares o laterales, que suelen combinarse con las tracerías en las paredes.

⇦ Exterior, vasto desde el sur de la catedral de Gloucester, cuya típica decoración de "estilo perpendicular" es el resultado de la remodelación a que fue sometida la vieja mole de piedra románica poco después de 1370. Fue entonces cuando se levantó la torre cuadrada que corona el crucero y se dibujaron las tracerías del gran ventanal del transepto, que arroja torrentes de luz del mediodía sobre el famoso coro de este templo, donde está enterrado el rey Eduardo III. 



El claustro de la catedral de Gloucester es uno de los primeros ejemplos de esa estética, que está representada también en la bóveda del coro de la catedral de York (entre 1361 y 1408) y en el techo de la gran sala de Ricardo II en el antiguo palacio de Westminster (1397). Pero el ejemplo más elegante, a pesar de su fecha tardía, es la techumbre de la capilla del King’s College de Cambridge, bien visible gracias a la abundante luz que recibe su interior por el enorme ventanal situado en el fondo. Esta capilla fue iniciada por Reginald Ely y completada por John Wastell en 1513. En cuanto a los exteriores, el estilo perpendicular ofrece su más plena representación en el de la capilla de Enrique VII de la abadía de Westminster. En él triunfa el típico linearismo, recubriendo incluso los altos contrafuertes prismáticos (con arbotantes), que, rematando en capuchones góticos con botones floridos, se funden con los paños de los muros que forman facetas y se hallan revestidos de aquella misma ornamentación gótica regular y minuciosa. No menos significativo es el riquísimo techo calado de piedra labrada, en el interior de esta misma capilla, realizada durante el primer cuarto del siglo XVI. Igual exuberancia caracteriza algunos techos de madera tallada, como los de la parte antigua del palacio de Hampton Court que se hizo construir el cardenal Wolsey, y que datan ya del reinado de Enrique VIII.

Fachada de la abadía de Westminster, en Londres. La abadía fue iniciada a mediados del siglo XIII por iniciativa del rey Enrique 111 y según un proyecto del arquitecto Henry de Reynes. Como era acostumbrado en las catedrales góticas. las obras avanzaron de este a oeste, alcanzando la fachada en el siglo XIV, aunque los remates de las torres ya son obra neogótica. Concluida la estructura básica del edificio, se amplió con edificaciones anexas. la más importante de las cuales es la capilla funeraria de Enrique VII, erigida a principios del siglo XVI en estilo gótico perpendicular. 



Claustro de la catedral de Gloucester. El detalle de las "bóvedas de abanico", las propias del estilo gótico inglés final, realza su gran complejidad de la elaboración del cruzamiento de sus numerosos nervios, en contraste con los ventanales, algo más sencillos. 

⇦ Muro de la nave central de la catedral de Lincoln. Dibujo anterior a la adopción del estilo perpendicular que luego se adoptó en esta construcción del siglo XIII. Eel muro aparece dividido en tres cuerpos, siendo el central el más estrecho.    



El estilo perpendicular está bien representado también en castillos de aquella época, como los de Warwick y de Herstmonceux.

Del último tiempo de las formas góticas son muchos edificios civiles que se conservan todavía en Inglaterra, casas comunales y, sobre todo, de las corporaciones o gremios, que más tarde habían de adquirir tanta riqueza. Tenían éstas su hall o sala de reuniones que, generalmente, está cubierta por armaduras decoradas, de madera, y una pequeña capilla con bóveda de abanico. Son también góticos muchos colegios universitarios de Oxford y Cambridge, que llegan a adquirir dimensiones exorbitantes, con la disposición de los servicios alrededor de un patio, donde hay un pozo decorativo. A un lado se halla la capilla, y en ella el panteón de los maestros más ilustres que ha tenido el colegio; en el fondo del patio hay una construcción que sirve de biblioteca, y al otro lado, los edificios para habitación de los colegiales y el hall, que sirve de comedor y también para las solemnidades públicas.

⇨ Muro del presbiterio de la catedral de Gloucester. En esta ilustración se aprecian las características básicas del "estilo perpendicular", en el evidente linealismo y, en la parte superior, el juego de lacerías de los ventanales. 



Este tipo de colleges o residencias académicas para estudiantes se encuentra no sólo en Oxford y Cambridge: Winchester College fue construido a fines del siglo XIV por Guillermo de Wykeham, y Eton College, por Enrique VI en 1422.

La casa señorial inglesa gótica tenía el centro de su vida familiar y social en el hall, esto es, la”sala”. Otras estancias se distribuían por el edificio, y las mujeres tenían, para su uso exclusivo, el hower, o camarín.

En cuanto a la pintura inglesa del período gótico, bien poco hay que comentar. Son escasísimos los restos de pinturas murales que se han descubierto en las iglesias, y de sus fragmentos se deduce la analogía de aquel arte con el de la miniatura de libros, el cual, aunque influido por el estilo gótico de los miniaturistas franceses, fue de evidente originalidad. La pintura sobre tabla es aún más escasa que la parietal, y pocas obras notables, de temas devotos o de retrato, se han conservado. El famoso Díptico Wilton, que representa a Ricardo II, acompañado de santos, adorando a la Virgen y el Niño (Galería Nacional de Londres) es la obra más famosa de finales del siglo XIV, pero ahora es considerada de autor francés.

⇦ Exterior de la capilla del King's College, de Cambridge. En esta imagen se observa la búsqueda de la verticalidad que definirá el "estilo perpendicular", pues toda la capilla parece elevarse hacia el cielo. Asimismo, destaca el gran ventanal situado sobre la puerta principal, que permite que la luminosidad del interior componga una atmósfera de misticismo.  



Mucho más importante es la escultura sepulcral de la que se han preservado numerosas muestras. Sus estatuas yacentes denotan una elegante captación de los tipos, y algunas son obras de gran categoría, como la metálica, de Eduardo el Príncipe Negro, con adornos de esmalte, de hacia 1380, en la abadía de Canterbury. Una numerosa representación de relieves y estatuas labradas en alabastro se ha conservado, en cambio, gracias a la exportación que de tales obras de temas religiosos se hizo desde mediados del siglo XIV y en el siglo XV. Los fabricaban los alabastarmen de Nottingham y muestran inventiva, habilidad y un sentido extraordinariamente vivaz de la composición.

Interior de la capilla del King's College, de Cambridge. Se trata del mejor ejemplo de gótico perpendicular. Fue terminada en 1513 por John Wastell y es una muestra de hasta qué punto combinan en una proporc1ón exquisita las tracerfas verticales de las ventanas con las curvas y los conos mvertidos de la "bóveda de abanico". 

Crucero de la catedral de Wells. Originalísimos arcos en forma de X curvilínea, construidos en 1338 para sostener la gran torre que se eleva sobre la intersección de la nave central con el transepto. Sus grandes molduras dominan el espacio con su potente belleza dinámica y rechazan desdeñosamente todo añadido escultórico.   

En el bordado gótico, Inglaterra logró un gran prestigio, y famosos son los recamados y bordados del llamado opus Anglicum (como se le designó en el latín de los inventarios europeos de la época), que adornan buen número de preciadas capas pluviales y otros ropajes lujosos que se conservan en algunos de los principales museos.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

Punto al Arte