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San Juan evangelista en Patmos de Hans Burgkmair


Iconográficamente, el autor confunde la imagen típica de San Juan inspirado por el Espíritu Santo con una visión menos apocalíptica por parte del pintor. En su retablo, el sol no resulta una presencia amenazadora que advierte al profeta del destino de los hombres, sino que convierte la escena en un momento de contenida emoción, reflejando en el rostro del santo su sorpresa y su espontánea, pero serena reacción en la ligera torsión del cuerpo. Se ha sugerido que Burgkmair copió las plantas tropicales que rodean al santo directamente de los jardines de los Fugger en Ausgburgo, pero se desconoce en cambio a qué responde que se hubieran elegido las figuras de San Erasmo y San Martín para los paneles laterales del interior, mientras que en la cara exterior se escogieran las de San Juan Evangelista y San Juan Bautista. Posteriormente, cuando el retablo pasó a ser propiedad del elector Maximiliano I de Baviera, la obra sufrió diversos cambios en su composición y en algunos detalles de fondos y personajes.

(Aite Pinakothek, Munich)

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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