Borromini, Francesco Castelli, llamado (Bissone, Suiza, 25 de septiembre de 1599 - Roma, 3 de agosto de 1667) Arquitecto italiano.
Junto con Bernini fue uno de los grandes innovadores de la arquitectura barroca italiana y sus principales obras se realizaron todas en Roma. Creador de originales y exuberantes formas decorativas, fue precursor del rococó. Discípulo de Maderno, trabajó en las obras de la basílica de San Pedro y más tarde colaboró con Bernini en la construcción del palacio Barberini y del baldaquino de San Pedro; las diferencias de criterio entre ambos arquitectos, en cuanto a esta obra, condujeron a una enemistad que se convertiría en una dura pugna. Ya de modo independiente, Borromini demostró su gran talento en obras como San Cario alle Quattro Fontane (1635-1639) y San lvo della Sapienza (1642-50), una de sus creaciones más audaces, con fachada en exedra. El papa Inocencia X le otorgó su protección y le encargó numerosas obras: el palacio Pamphili (1645-50), la restauración de San Juan de Letrán (1647-50), el Colegio de Propaganda Fide (1646-67) y el templo de Santa Inés en la plaza Navona.
Los templos de Borromini, todos característicos por su extremada tensión formal y por su originalidad que los aleja de toda herencia clásica o humanista. Por ello su autor fue denunciado por sus contemporáneos como el colmo de la extravagancia. El hecho mismo de que Borromini se suicidase por creer que no llegaba a alcanzar los valores espirituales que quería expresar por medio de la arquitectura, es una prueba más del clima inquieto y angustiado de toda su creación.
Borromini: Planta de la iglesia de San Cario alle Quattro Fontane de Borromini, Roma (1638-1641). |
El interior de la pequeña iglesia de San Cario alle Quattro Fontane fue su primera obra (1638-1641) y su fachada (1665-1667) fue la última. La planta de este maravilloso edificio, que los romanos llaman cariñosamente San Carlino, es de lo más intrincada. Se basa en un óvalo, sobre el que se alza un espacio complicado, de gran dramatismo, coronado por una extraña cúpula elíptica. La fachada alterna los sectores cóncavos y los convexos, insertando pequeñas aberturas, flanqueadas por pequeñas columnas, dentro de espacios más amplios, flanqueados por columnas grandes.
Entre 1653 y 1657, Borromini tomó la dirección de las obras de Santa Inés o Sant’Agnese, en la Piazza Navona de Roma, cuyo interior ya había sido iniciado por los Rainaldi. La fachada que añadió Borromini presenta una graciosa disposición, con una zona central curvada y entrante, y dos cuerpos laterales salientes que avanzan sirviendo de base a los elegantes campaniles. En el centro de la fachada se levanta una cúpula sobre un alto tambor, situada sobre el plano frontal del edificio, gravitando inmediatamente sobre la puerta y no sobre el centro del espacio interior, como hasta entonces habían venido haciendo todos los arquitectos.
La continua búsqueda de formas originales del Borromini ya lo había llevado en 1642 a la utilización de paramentos curvos en la fachada del Oratorio de los Filipenses. La misma independencia creadora lo hizo lanzarse en la fachada occidental del Palacio de Propaganda Fide (1662) a combinar unos elementos macizos con otros filiformes, pilastras colosales y delicadas columnitas, flores, guirnaldas y palmas, y clásicas formas arquitectónicas.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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