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Artistas de la A a la Z

La Werkbund y el racionalismo productivo

Si las primeras reacciones a favor de una nueva definición de la estética industrial surgieron y se desarrollaron en Inglaterra, fue Alemania el escenario de su definitiva resolución y puesta en práctica. Alemania había llegado a la industrialización más tarde que Inglaterra, pero contaba con una tecnología moderna y un espíritu más abierto a la innovación. Herman Muthesius (1861-1927), tras su estancia en Inglaterra como delegado del gobierno alemán, comprendió que sus contemporáneos británicos no podían con sus piezas de bella artesanía afrontar el reto de la industrialización. Así que creó, en 1907, la Deutscher Werkbund, organización que reunía atodos los estamentos implicados en la producción industrial: artistas, arquitectos, comerciantes y fabricantes. Era el primer paso en la articulación conjunta de una definición de diseño racional.

La Werkbund actuó definiendo y propagando las nuevas ideas mediante exposiciones y publicaciones. El congreso celebrado en Colonia en 1914 sería la culminación del debate sobre la opción moderna de diseño industrial como rechazo a los modelos anteriores, en clara defensa de la producción estandarizada y contra la individualidad artística de las formas artesanales. La postura racional y social se erigía sobre la intuitiva e individual; diseñadores como E. Hosthaus, R. Riemerschmid, B. Taut o P. Behrens se expresaron a favor de estos principios aplicándolos a sus proyectos.


Dos sillas de Richard Riemerschmid. Dos ejemplos de diseño industrial, realizados en 1900, que demuestran la perfecta adecuación de su forma a la función. 


Silla de Adolf Loos, en la oficina de Ronald Lauder (Nueva York). Uno de los precursores del racionalismo arquitectónico, preconizaba la eliminación de la decoración superflua y estaba en contra de la superficialidad del estilo art nouveau. Este sillón de descanso fue diseñado por Loos hacia 1905. 

⇨ Lámpara eléctrica de Peter Behrens. Considerado uno de Jos primeros diseñadores modernos de nuestro siglo, en 1907 se hizo cargo de la dirección artística de la empresa AEG, realizando el diseño de sus productos eléctricos, la publicidad comercial y algunos de los edificios de esta empresa. El objeto que se reproduce aquí Jo creó siguiendo Jos principios racionalistas de adecuar la forma a la función, a partir del tratamiento de Jos procesos y materiales industriales. 



La incorporación de artistas y arquitectos a la industria, en calidad de nuevos diseñadores, dieron en Alemania las primeras respuestas positivas al cambio formal adecuado a nuevas tecnologías. El ejemplo más claro de estas teorías fue protagonizado por el arquitecto Peter Behrens (1869-1940) y su trabajo para la empresa AEG entre 1907y 1914, demostrando que los criterios de la Werkbund se ajustaban perfectamente a los nuevos cambios sociales e industriales.

Este racionalismo productivo y su consecuente estética industrial también se aplicaron a la producción en Estados Unidos. El sector del automóvil fue especialmente sensible al problema de los nuevos métodos de producción y mercado; el máximo ejemplo de su opción racionalista lo constituyen las teorías de Henry Ford y, en especial, las aplicadas a la producción del nuevo y revolucionario modelo "T" de automóvil, aparecido en 1908 y diseñado en función de las características de la cadena de montaje. Se trataba de un modelo único, de color negro, que competía, con otros más sofisticados, por su sencillez de reparaciones y precio.


Ford T de la sociedad de construcciones mecánicas Henry Ford Company. Modelo del famoso automóvil de 1912, que, pese a inspirarse aún en los antiguos landós, el volumen delantero para el motor es ya un primer elemento de semantización. El volante, los guardabarros y la posición de los faros de acetileno, junto con algún otro elemento de diseño capaz de expresar la nueva movilidad autónoma, se parecen a los del coche actual. Puede decirse que con él se inicia la producción en serie. 


Muebles diseñados para la cervecería Midway por Frank Lloyd Wright (Chicago). El arquitecto estadounidense fue un auténtico pionero de la renovación del diseño durante las primeras décadas del siglo xx. Preocupado por la armonía de sus proyectos arquitectónicos, diseñó asimismo el mobiliario de algunos de los interiores. El criterio de funcionalidad está supeditado a los conceptos de armonía y euritmia con el fin de elaborar un producto destinado a satisfacer el gusto estético del producto, reduciendo de un modo intencionado las formas a unos modelos geométricos básicos. 

El racionalismo de las formas funcionales encontró en la industria estadounidense la posibilidad de nuevas creaciones siguiendo el camino iniciado por los arquitectos de la denominada Escuela de Chicago, entre ellos Louis Sullivan (1856-1924), con su elocuente enunciado "la forma sigue a la función", o el mismo Frank Lloyd Wright (1867-1959), que mantenía el principio de que "la forma exterior de un edificio está dictada por sus componentes internos, que a su vez están determinados estructuralmente".

La estética funcional acompañaba ya las primeras alianzas efectivas entre el arte y la industria a principios de siglo. Arte e industria protagonizaron los cambios estéticos más revolucionarios de nuestro siglo durante las tres primeras décadas, guiados por el liderazgo de los movimientos de vanguardia.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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