Punto al Arte: Diseño y postmodernidad

Diseño y postmodernidad

El siglo XX empezó con el movimiento de artes y oficios -Arts & Crafts- en Gran Bretaña y Estados Unidos, y su concepción unitaria del arte y la artesarúa basada en la recreación estética y formalista de los objetos. Este movimiento pretendía no sólo impulsar una gran renovación social y estética, sino también irradiar su validez teórica a otros movimientos posteriores, creó una gran cantidad de escuelas de arte, desde donde se intentó una exploración que contribuyó, siguiendo los ideales de William Morris, a la formación de un nuevo concepto del diseño industrial. El modernismo de los primeros años apuntó, en especial desde Viena, la necesidad apremiante de liberar a los objetos de inútiles ornamentaciones artesanales, cediendo protagonismo a la industrialización y a la estética mecanicista consecuente con las teorías que más tarde definirían el racionalismo. Adolf Loos, con su violenta réplica Ornamento y delito, preconizaba el futuro comportamiento estético del diseño.

La experiencia del diseño racionalista del movimiento moderno, en especial desde la lección impartida por la Bauhaus, definió nuevos parámetros de actuación del diseño industrial. El espíritu del funcionalismo se impuso a las futuras generaciones de diseñadores.


Mueble Casablanca de Ettore Sottsass. Creada en 1981 , esta pieza de mobiliario demuestra que el diseño postmoderno ha realizado un desplazamiento oblicuo respecto a la línea del movimiento moderno y ha transgredido su lenguaje, recobrando la capacidad expresiva de las formas y la singularidad de la pieza única frente a la producción a gran escala.  

Arquitectura y diseño, hasta la década transgresora de 1960, siguen la línea impuesta por el funcionalismo y la obra de los grandes maestros, permitiendo individualidades y caracteres específicos en cada país en función de la propia tradición y experiencia, y del grado de desarrollo técnico, cultural o económico. Así, la vanguardia de la modernidad se desliza hacia la proliferación de lo idéntico, hacia la repetición indiferente, una especie de creatividad difusa en la que va desapareciendo la actitud crítica y opositora de la misma vanguardia.

Un cierto conformismo lingüístico se apodera de la herencia racionalista, cuya matriz va logrando resultados débiles y repetitivos. Con independencia de los condicionantes de producción y de mercado, que están en la raíz de este proceso, el diseño ha interrumpido el hilo teórico de sus antecesores. El concepto de "movimiento moderno" y su imagen historiográfica entró en crisis en la década de 1960. A partir de entonces, las tendencias del diseño describen una órbita de retorno y recuperación de modelos pasados transcritos al lenguaje ecléctico y controvertido de la nueva modernidad, del episodio denominado "postmodernidad", realizando un desplazamiento oblicuo respecto al eje direccional de los acontecimientos. Este movimiento de desplazamiento lateral, no de huida, a modo de salto del caballo, estableciendo una analogía con el juego del ajedrez, es típico del procedimiento artístico, una actitud transgresora que permite al lenguaje, debilitado por la cotidianeidad, recobrar la capacidad de comunicación.


Cafeteras La Conica de Aldo Rossi. Creada en 1982, esta máquina de café expreso se caracteriza por su simplicidad de líneas y su estricta funcionalidad. Está construida en acero con apoyo de cobre.  

El mundo de los objetos domésticos -mobiliario, lámparas, objetos para la mesa-, de los productos textiles, cerámicos o electrónicos, al igual que el del diseño gráfico, abandona los recursos del lenguaje minimalista del racionalismo, breve de vocabulario, analítico en sus respuestas y dominado por las líneas rectas, geometría elemental y monocromía, para llevar a cabo un giro excitante hacia el omamentalismo y la recuperación de los valores artísticos del diseño. La apropiación y simulación de motivos historicistas es una de sus estrategias.

El "menos es más" enunciado por Mies van der Rohe, componente esencial del breviario funcionalista, cede lugar al" menos es aburrido"; la supeditación de la forma a la función explicada en la célebre frase de Sullivan "la forma sigue a la función", se transforma en su inversión,"la función sigue a la forma". Este cariz ecléctico del diseño durante las últimas décadas del siglo no supone la restitución pragmática de ningún modelo pasado ni la supresión vandálica de los ideales y premisas del movimiento moderno, sino una nueva vía de actuación, licenciosa y artificiosa, que opta por combinar tradición y vanguardia, artesanía y alta tecnología, funcionalidad y artisticidad, estandarización y producción limitada, comercialización y utopía, elegancia y desaliño, simplicidad y complejidad.


Tapón de botella "Anna Stop 7" de Alessandro Mendini. La reputación del diseño italiano se basó en el desarrollo de una estética exclusiva que trasciende la filosofía de austeridad del Movimiento Moderno y busca el valor expresivo de los objetos. Esta pieza diseñada en 1998 ejemplifica este concepto de unión entre funcionalidad y estética. 



El diseñador deja de ser autor anónimo de aquello que enriquece la cualidad de vida del individuo, para pasar al status de artista, al estrellato de los elegidos.

El carácter socializador del primer diseño industrial, desnaturalizado ya durante los años treinta bajo la presión del styling, pero asumiendo la realidad del diseño como actividad estratégica de ventas en la sociedad consumista, llega en los años ochenta a su momento más eufórico y prolífico. La utilidad directa del diseño se desafía como dogma; aparecen sillas de formas escultóricas realizadas con materiales insólitos -vidrio, cartón encolado-, mesas con patas parecidas a un manillar de bicicleta, metamorfosis o simbiosis en ocasiones teatrales, u objetos domésticos imposibles de utilizar. Al igual que las fachadas se cubren de estucados, dorados y efectistas enyesados, o descomponen su volumetría y estructura lógica buscando nuevas reflexiones sobre la plasticidad o la función de la arquitectura, un radio transistor puede convertirse en una fláccida bolsa de plástico transparente, y los muebles pueden transformarse en objetos poéticos imposibles de clasificar o inspirarse alternativamente en los lenguajes primitivistas y futuristas. El manierismo inyecta atrevimiento a las nuevas premisas, y el diseñador comparte libertad con el artista, los museos exponen piezas de diseño y los diseñadores tantean el mundo de la pintura y la escultura aportando color, expresión y cualidades texturales a sus piezas.


Interior postmoderno de Ferry Farell y Charles Jencks (Londres). Creado en 1988 para una Casa Temática de Kensington. 

La proliferación de este tipo de diseños no funcionales se explica en el contexto de una cultura hedonista, experimental y plural. El diseño ejerce un papel relevante en una época de cambios y los diseñadores asumen un papel estratégico interpretando o sugiriendo las imágenes formales de nuestro tiempo. No hay que olvidar que el mundo del diseño (gráfico, industrial, de interiores, textil, etc.) a partir de la década de 1960 obedece, lógicamente, a intereses económicos y productivos, y es, sin duda, uno de los sectores con más futuro y mayor expansión. En el entorno de la sociedad postindustrial, el diseño es una de las alternativas productivas más convincente. Los industriales van entendiendo, poco a poco, que el buen diseño es una cualidad básica para que sus productos sean competitivos en el mercado de los objetos. Desde el diseño "personal" de un interior al diseño" colectivo" del mobiliario urbano, de un cenicero a un tren de alta velocidad, todo se contempla desde la óptica del diseño de calidad, en el que el factor estético es determinante.


Sillones "Big Soft Easy" y "Rolling Volume" de Ron Arad. Realizados en 1990 con vistoso cromatismo y sugerente morfología, son piezas únicas de potente presencia. Los valores pictóricos y escultóricos, la forma y las texturas de los materiales, imprimen al nuevo diseño de las últimas décadas una gran expresividad. Arte y diseño concilian una vez más sus presupuestos, funden lenguajes y comparten espacio comunicacional. 

A lo largo de la década de 1980 aparecen objetos que, superando las preocupaciones meramente funcionales o incluso poniéndolas en crisis, colocan en primer plano de su interés la expresión de los valores simbólicos, formales, conceptuales o rituales del diseño. Diseños originales, vanguardistas, radicales, como los proyectados desde 1976 por el Studio Alchymia, laboratorio de nuevas ideas fundado por Alessandro Guerrieri y definido como "proyecto de imágenes para el siglo XX". En 1979 presentó su primera colección de muebles y objetos "Bauhaus" con los prototipos y maquetas de Branzi, Michele de Lucchi, Mendini, Daniela Puppa y Ettore Sottsass, entre otros. Al mismo tiempo, Barbara Radice publicó Elogio del Banale. Alchymia prefiere definirse como productora de ideas y no de objetos.


Izquierda Silla Etrusca de Danny Lane (Colección particular). Diseño de 1990, realizado en cristal y acero forjado, en el que la simplicidad y la elegancia se combinan para producir un grato resultado. DerechaSilla Rush de Tom Dixon (Colección particular). Creada en 1990 utilizando acero y fibras de junco, su bajo coste y la matización, unidos al justo diseño, han hecho de esta silla un objeto clásico.   

En 1980 apareció en Milán el grupo Memphis alrededor del polifacético Ettore Sottsass. Desde el comienzo, una de las novedades de Memphis, como movimiento cultural integrado por arquitectos y diseñadores, fue su interés en colaborar con la producción industrial, considerándola como uno de los más importantes elementos canalizadores y promotores de la cultura pública. Pero como productora, Memphis no se sirve de los diseñadores, sino que se pone al servicio de sus intuiciones y visiones, convirtiéndose en una especie de camaleón que se mueve con soltura entre los museos y las grandes galerías, entre el mundo de los negocios y el de la cultura, una experiencia que nadie sabe cómo definir ni descifrar, que sigue un desarrollo insólito estableciendo nuevas relaciones con el público y el mercado. Memphis se caracteriza desde su nacimiento por la efervescencia de sus ideas e iniciativas, y cuenta con gran éxito entre el público y la prensa especializada. Los diseñadores vinculados a esta nueva productora -De Lucchi, Bedin, Thun, Du Pasquier, Zanini, entre otros- actúan como agitadores de ideas y amplían el concepto del diseño cargándolo de información y comunicación, y adecuándolo a las modas y a los gustos. Sottsass, al respecto, apunta: "Hoy, aquello que se hace se consume. Todo aquello que se hace está dedicado a la vida y no a la eternidad". Memphis tiene una personalidad hecha de collage de materiales y de estructuras, de espinas agudas y curvas sexy, de tonos cromáticos agresivos, de formas un poco infantiles que con el tiempo se vuelven más sofisticadas, a la vez que las aristas y los colores se suavizan. Muebles, objetos de iluminación, relojes, piezas de vidrio, estampados ... diseñados sin una pauta precisa, pero con una clara vocación de búsqueda agresiva y radical.


Bañera Edition 1 de Philippe Starck. Las creaciones de este diseñador sorprenden por su humor y mezcla de referencias, asociadas siempre al mundo del cómic o del cine. Las formas de sus piezas de mobiliario u objetos domésticos, como en el caso de esta bañera realizada en 1994, aparentemente absurdas o díscolas, aportan imaginación y nueva funcionalidad al diseño. 

Ettore Sottsass persigue la construcción de una nueva Gesamtkunstwerk, una nueva" obra de arte total", en la que la vida y el arte se entrelazan. Sus diseños encuentran en el placer del juego coloreado y de la presencia mágico-ritual de los objetos una continuidad feliz entre el impulso y el lenguaje. Si el proyecto racionalista puede contemplarse como metáfora del maquinismo, ahora la propuesta metafórica se actualiza: la metáfora del universo electrónico e informático, con la decoración como testigo, juega con la comunicación intercontextual de referencias de lo vivido, retomo de las vanguardias, imágenes extraídas de los medios de comunicación de masas, revalorización de lo banal en la línea del Pop art, etc.

El fenómeno italiano del diseño postmodemo, a pesar de que la etiqueta se cuestiona continuamente al igual que su influencia, conmueve al mundo entero. Entre la monotonía del "modemo"y la efervescencia superficial de lo "neomodemo" o "postmoderno", se van desarrollando y siguen en curso otras búsquedas, tantas, casi, como proyectistas individuales. Su tensión ha girado hacia una recuperación de la complejidad del objeto, más allá del movimiento moderno, o en un intento de ponerlo en relación con las tipologías históricas, a menudo con resultados de un carácter poético sutil y esquivo, con presencias a veces cargadas de memoria y a veces de analogías con formas arquitectónicas. Una de estas búsquedas es la protagonizada por el arquitecto italiano Aldo Rossi que, en 1980, presentaba una forma "análoga", la Cabina dell'Elba, al mismo tiempo arquetipo e imagen autobiográfica, pequeña arquitectura doméstica con muchas funciones posibles. Después ha continuado proyectando objetos que interrogan a la historia y proponen formas que perviven en la memoria, recuperando con la racionalidad del diseño el sentido de la dignidad y de la oportunidad del mueble, hasta llegar a congelar en mármol las líneas de una mesa 1800, como símbolo de repetición frente a la gratuidad de creaciones abstractas.


Tostadora Modelo TT-100. En la década de 1980, se recuperaba en Alemania el espíritu del diseño racional a través de la línea de productos de empresas como Braun, vinculada a la escuela de Ulm. Un ejemplo es esta tostadora

Con los muebles diseñados por Alessandro Mendini, llenos de referencias a un mundo plástico próximo, por ejemplo, a Kandinsky, por encima de la funcionalidad se persigue recrear la capacidad que tienen las formas y los colores de producir relaciones de afecto. Al igual que los muebles polifuncionales de Sottsass, combinan formas sorprendentes y autónomas tratadas de manera epidérmica y ornamental.

Los diseñadores italianos no cesan de idear nuevas formas contra el agotamiento de la repetición. Achille Castiglioni revela metáforas de tono irónico en sus piezas de mobiliario; Luigi Serafini se aproxima a la fantasía zoom órfica en su silla de orejas de conejo. Las formas vivas inspiran otras mueLas piezas, como el perchero "Spiros" de Vico Magistretti, que recuerda un árbol en invierno.

Habría que hablar también del manierismo sofisticado de Hans Hollein, cuyas decoraciones son una perfecta síntesis entre la ostentación de la alta tecnología, la cita historicista, la ironía y la búsqueda de la recreación de ambientes sugerentes.


Mesa y jarro de Shiro Kuramata. Diseño de 1985 realizado en resina sintética y aluminio. Utilizando esencialmente la estética de su país en sus obras, este arquitecto y diseñador japonés incorpora los nuevos materiales aparecidos en el siglo XX y se inclina hacia estilos de la cultura occidental moderna. 

En este esfuerzo por la renovación, la semiótica se mezcla con el arte conceptual desarrollando una amplia obra basada en el" desplazamiento" de significados y significantes, como ocurre en las piezas historicistas diseñadas por Charles Jencks, objetos que no buscan la sinceridad de los materiales o la técnica, ni la superficialidad de motivos del pasado, sino explorar los valores simbólicos, de gratuidad y de juego que en las combinaciones sintácticas de las formas se pueden obtener.

En Gran Bretaña, Derek Frost aloja videos y sistemas de alta fidelidad de los años ochenta en pagodas y tocadiscos de los cincuenta. Ron Arad da vida a extrañas creaciones de acero galvanizado cubierto de plástico, muebles o lámparas, piezas únicas o de producción limitada, que parecen más de la esfera de la ciencia-ficción que, de la doméstica, manifestando una tendencia casi turbadora a fragmentar el material industrial. Danny Lane, nacido en Estados Unidos, pero con estudio en Londres, utiliza el vidrio de modo inusitado y desafiante en piezas únicas, tan barracas de expresión como las sillas de metal de Tom Dixon.


Barra Libre de Josep Llusca. El diseño de aparatos de alta tecnología también reclama soluciones formales y funcionales nuevas. El trabajo en este campo destaca por su estricta metodología y creativa resolución, tal como se aprecia en el diseño de esta bancada audiovisual modular realizada en 2000.

Los diseñadores franceses más interesantes, Pascual Mourgue, Philippe Starck o Jean Nouvel, buscan inspiración en el minimalismo, la aerodinámica y el mundo del cómic. La tradición escandinava sigue la ruta de su aire simple y funcional, adecuado a la producción en pequeña escala, y ofrece conceptos de diseño imaginativos también en el campo de la iluminación o la electrónica, tal es el caso de Ahlström, Andersen y Jensen. El diseño alemán combina elegancia e innovación tecnológica en productos con frecuencia deudores aún del espíritu Bauhaus; el equipo de diseño de los productos Braun actualiza esta constante, y las sutiles lámparas de Maurer dan una nueva dimensión a la tradición alemana.

Robert Venturi ironiza las formas tradicionales y Michael Graves celebra su poshnodernidad en cada objeto que diseña. La obra de Holl evoca en muebles de armadura de acero y líneas verticales la imagen de los rascacielos. Los diseños de Frank O. Gehry se exponen en todos los museos del mundo como imagen de las tendencias más atrevidas y renovadoras del diseño de la década de 1990.

El panorama japonés está sustantivado por nombres de reconocimiento internacional. Isozaki practica deliberadamente el eclecticismo en muebles de formas imprecisas que combinan tecnología y sofisticación, a la vez que Shinohara invierte la corriente megaestructural creando mobiliario de apariencia ligera y engañosa simplicidad geométrica. Kuramata aloja pequeños circuitos integrados de plástico Led bajo la superficie de vidrio coloreada de la mesa "Blues in the Night", o evoca las cualidades de la luz natural o artificial en la malla metálica de sus butacas y sillas.

Taburete Dúplex de Xavier Mariscal. A partir de la década de 1980, el diseño industrial español consigue un alto nivel de competitividad en el panorama internacional. Un ejemplo de este proceso es el amplio espectro de los trabajos realizados por el polifacético diseñador valenciano. 



No siempre la clave histórica o poética que siguen los proyectistas se traduce en formas sorprendentes y mpturistas, como las formas rotas de apariencia inestable diseñadas por Paolo Pallucco y Mireille Rives, Zana Hadid o Borek Sipek. La simplicidad formal, los materiales tradicionales, la belleza de la línea, la expresión de una funcionalidad son también ingredientes básicos en los diseños de lámparas de Kurokawa, los muebles de Bellini o las piezas de mesa de Magnussen.

El diseño español emerge a partir de la década de 1980 proyectándose internacionalmente, y la colaboración de las instituciones y empresas modelo en el campo de la producción hace más fácil este despegue. El diseño juega un papel de ariete del proceso de modernización social y económica del país y actua como uno de los ejemplos más visibles de la nueva sintonía entre las producciones culturales españolas e internacionales. Nombres propios destacan en el campo del mobiliario, en especial a partir de las piezas diseñadas por Pedro Miralles, Pete Sans, Gemma Bernal y Ramon Isern, Osear Tusquets, Jorge Pensi, Alberto Liévore, Vicente Blasco o Josep Llusca, entre los seguidores de la línea más exquisita y original del diseño español. Una tendencia más radical en el tratamiento de las formas y su conceptualización postmoderna la representan los trabajos de Xavier Mariscal, Santiago Calatrava, Pepe Cortés y el grupo Transatlántic (Benedito-Morillas-Puig).

El diseño industrial más vinculado con los avances de la tecnología y sus aplicaciones en los aparatos electrónicos, instrumental técnico, máquinas y herramientas, equipamientos urbanos, etc., en una línea más tecnicista y empresarial que esteticista, apunta hacia la labor realizada por Ramon Benedito, Ramon Bigas, Guillermo Capdevila, Esteve Agulló o Santiago Miranda, entre otros diseñadores.


⇨ Pantalla B-10.000 de Ramon Benedito. Pantalla acústica omnidireccional, diseñada en 1980 para Vieta, que marcó un hito en su época a nivel internacional. Estos altavoces recreaban un sonido tridimensional a través de tan solo dos canales de sonido, jugando con la reflexión del sonido en las paredes adyacentes. 

Al igual que ocurre internacionalmente, el nivel del diseño español encuentra su parangón en el ámbito de la creación gráfica. ilustraciones de Peret y Xavier Mariscal; diseños de identidad corporativa realizados por Alberto Corazón, J. M. Cruz Novillo y Arcadi Moradell; carteles de América Sánchez y Albert Isem; portadas de Enrie Satué y Daniel Gil; imágenes de comunicación visual creadas por Yves Zimmermann, Josep M. Trias y Lluís Pau, entre otros muchos, son excelente muestra de la línea de normalización del diseño español próximo a las tendencias europeas contemporáneas y singular en sus aportaciones.

En la última década el diseño también se ha afianzado en el plano institucional, pedagógico y profesional. Muestra de ello es la aparición de nuevas generaciones de creadores formados en las escuelas de diseño y su normalización como servicio regular a las empresas. Tal normalización no ha agotado, sin embargo, el impulso cultural que caracteriza, desde sus orígenes, al diseño. Las creaciones más recientes que emergen en este cambio de siglo a una completa revisión del papel del diseñador, de las relaciones entre el diseño y los medios tecnológicos y del valor social del diseño. La experimentación con los nuevos medios y los nuevos materiales, la preocupación etnográfica por el papel del usuario o la calidad ecológica de los productos y los mensajes han inspirado las aportaciones de colectivos de creadores y editoras de diseño como los holandeses de Droog Designo la alemana Authentics. Su influencia se ha dejado sentir también en el diseño catalán y español con nombres como Martí Guixé, Luki Huber, Martín Azua o Curro Claret. Estos nombres constituyen buenos ejemplos del vigor intelectual y testimonial del diseño, de la disolución de fronteras disciplinares entre el diseño y el arte y de cómo se ha dado un nuevo énfasis a la experim2ntación interdisciplinar como sucedió en Europa a principios del siglo XX. La elipse ha recorrido su trayectoria, el futuro sigue ante nosotros.

Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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