El humanismo alemán de la
época de Durero se desarrolló a través del redescubrimiento de la cultura
antigua, del estudio de la teología y de la nueva toma de conciencia nacional.
Su amigo Willibald Pirckheimer era el humanista laico más erudito de su época,
y seguramente aconsejó e influyó en el artista. Este introdujo en sus asuntos
religiosos un especial matiz humanístico de tema cristiano, como se aprecia en
sus grabados en cobre Adán y Eva y Némesis (o “Grossen Glücks”).
El primero es la expresión de la belleza de la
primera pareja humana, la armonía del género humano con la Naturaleza; el
segundo presenta una visión del mundo según los cánones de la Antigüedad. La
cúspide del pensamiento humanista de Durero se halla, sin embargo, en el
grabado en cobre más famoso del artista, Melancolía,
junto con los también célebres San
Jerónimo y El caballero, la Muerte y
el Demonio. El caballero
simboliza la decisión enérgica, activa, de los cristianos. San Jerónimo está representado como un pensador que halla la
satisfacción de su vida en la especulación metafísica cristiana. Melancolía expresa el problema de la
apatía y el desaliento por un lado, y por otro la paz que confiere una
sabiduría profunda.
Se contempla una figura alada, sentada junto a
un edificio inacabado, cuya cabeza se apoya en la mano izquierda en actitud
pensativa, mientras que la derecha descansa sobre un libro y sostiene un
compás. Sola y ensimismada, rodeada de símbolos de los principios científicos y
de instrumentos artesanos, representa la investigación humana. El melancólico,
que es capaz de espíritu creador a pesar de su tristeza, está bajo la
influencia del planeta Saturno. Todas las actividades y todos los oficios de
los instrumentos esparcidos por el suelo están supeditados a la melancolía. El
compás en la mano de la figura simbólica quiere demostrar que la geometría, la
ciencia de la medición, y las matemáticas dependen de Saturno. Cuando se
contempla en la actualidad esta estampa, seguramente no se comprende sus muchos
simbolismos, para los que es probable que Durero tomara consejo de Pirckheimer.
Tal vez, Durero tenía planteada en un principio una serie de caracteres que,
evidentemente, no pudo realizar con la perfección de Melancolía. El carácter y el modo de ser de Durero estaban cerca de
la melancolía. Esta
estampa es, en cierto modo, su autorretrato interior: la imagen de un hombre
creador, expuesto, en su soledad y tristeza, a dudas e incertidumbres.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.