Cabeza de una estatua colosal de Akenatón
procedente de Karnak,
Egipcio, El Cairo).
|
Akenatón no sólo rompió con la tradición
imperante del culto a Amón y creó una nueva capital en el cuarto año de su
reinado, sino que promovió un estilo artístico, una revolución Ideológica y
estética que se conocería con el nombre de revolución de Tell el-Amarna. El
conocido faraón "hereje" anuló las antiguas normas establecidas, y
sus convencionalismos, exigiendo que el artista representase fielmente lo que
veía.
Al mismo tiempo, animó a sus artistas a acercarse a la realidad,
llegando en ocasiones a un exagerado expresionismo. No quería embellecerse, ni
tampoco glorificar su majestad, quería ser retratado tal cual era en la vida
real. De esta manera, el nuevo monarca rompía claramente con las reglas
impuestas por sus predecesores.
Ya no sólo las esculturas, también los relieves y la pintura expresarían
un gran realismo. Incluso autorizó la composición de escenas íntimas inspiradas
en la vida cotidiana de la
corte. Así , el faraón se representa acariciando el rostro de
su esposa o jugando con sus hijas.
Este periodo, el último tercio de la XVIII Dinastía ,
representa un momento de libertad y renovación inigualable en toda la historia
de la cultura egipcia, consolidando a su vez un modelo estético que llegarla
hasta finales del Imperio Nuevo.
A pesar de que su revolución decayó a su muerte, Akenatón pasaría a la
historia como un auténtico innovador del arte, que abrió la puerta al estilo
naturalista y cerró la del formalismo arcaico al ordenar ser representado tal
como era en realidad, sensible a lo efímero, sensible al paso del tiempo.
Fuente: Historia del
Arte. Editorial Salvat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.