En las calles de un pueblo medieval dominado
por un lejano y luminoso castillo, San Pedro, una de las imágenes más humanas
que se han pintado de él, pone el óbolo en la mano de una joven madre que
sostiene un robusto niño en brazos. La figura de Ananías, postrada en primer
término, cruza horizontalmente el espacio en un alarde compositivo. El modelado
de las figuras conjuga un fuerte contraste de luz y sombra.
(Frescos de la capilla Brancacci, iglesia del
Carmine, Florencia)
Fuente: Texto extraído de Historia del Arte.
Editorial Salvat
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.