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Las tallas africanas de madera

La estatuaria del África negra de madera incluye objetos y temas variados. Hay que destacar en primer lugar Las figuras para el culto a los antepasados y las máscaras, que constituyen los temas más ampliamente difundidos. Otros temas cultivados solamente por tribus muy determinadas son los fetiches, relacionados con la magia, las figuras de divinidades o de personajes reales (que aparecen solamente entre las tribus de mayor desarrollo cultural) y objetos varios en los que, en ocasiones, la plástica africana alcanza sus más bellas manifestaciones, como tronos, taburetes, bandejas y cajas para la adivinación, copas, puertas, columnas, tambores y figuras de animales. Se ha dicho que toda la estatuaria africana tiene un trasfondo religioso. Aunque esta afirmación es excesivamente rotunda, es cierto que una buena parte de las mejores tallas africanas están dedicadas al culto a los antepasados, al mito, la magia y el ritual.

Figura de bronce (Museo Volkerskunde, Viena). Pro-
cede de Benin, donde a finales del siglo XIII, de a-
cuerdo con las tradiciones, el aba Oguola, sexto de la 
dinastía, pidió al oni de lfé que le enviase un orfebre 
para enseñar a sus artesanos la técnica del bronce. Es-
ta rama artística tuvo mucha difusión entre los persona-
jes regios y los altos dignatarios.

El negroafricano cree que todos los seres y cosas dotados de vida poseen un espíritu que los anima: cuando mueren, su espíritu vaga libremente y, según sea el comportamiento de los vivientes respecto a él, puede actuar de una manera positiva o negativa.

El hombre, para lograr dominar los espíritus de los difuntos, puede recurrir al culto, que incluye ritos, sacrificios y ceremonias, y también acudir a la magia, que podrá ser realizada con fines benéficos (magia blanca) o maléficos (magia negra).

La propia realización de una talla dedicada a ese culto se inicia ya en medio de ritos especiales que tienen por objeto apaciguar al espíritu del árbol del que se ha de obtener la madera para la escultura. Los ritos consisten en sacrificar al espíritu del árbol un pequeño animal, generalmente un pollo, cuya sangre se derramará sobre la madera, y en el recitado de fórmulas mágicas salmodiadas. Una vez tallada la figura, se purifica ésta mediante sahumerios y se baña con aceite de palma para evitar que espíritus dañinos penetren en ella. Más tarde se consagra a los espíritus de los difuntos, que pasarán a residir en ella mediante ceremonias en las que se invoca a los espíritus en medio de danzas y ritos especiales.

Una vez "consagrada" la estatuilla, en la que ya reside el espíritu de un difunto en particular, o el espíritu de los difuntos del grupo, se procurará obtener su benevolencia y ayuda mediante pequeñas ofrendas de comida, vino de palma, sahumerios, etc.

Máscara de marfil procedente de Benin (British Museum, Londres). Las más-
caras están estrechamente vinculadas a la iniciación, es decir, al ceremonial de 
una enseñanza que los recién llegados reciben de sus mayores y cuyo secreto 
deben guardar. Según las poblaciones, las máscaras eran realizadas por espe-
cialistas, así como por miembros de la asociación o de los nuevos iniciados que 
trabajaban bajo la dirección de sus mayores. Hechas de madera y fibras vegeta-
les, adornadas con mechones de pelo, conchitas o pequeños objetos de proce-
dencia europea, o enteramente de metal, las máscaras son tradicionalmente ob-
jetos de carácter casi siempre religioso o mágico.

      Las tallas para el culto de los antepasados de ciertas etnias africanas se cuentan entre las más notables piezas del denominado "arte primitivo"; así, las de los baulé de Costa de Marfil, los dogon de Mali, los fang de Gabón y Guinea Ecuatorial, los bakota de Gabón, los bakongo, baluba, bakota, bapende, bena lulua, etc., de Zaire.

Aunque la utilización de máscaras se extiende a todos los continentes, épocas y culturas, es en África, y entre los pueblos de raza negra y de cultura agrícola, donde el uso de la máscara alcanza mayor difusión, significado y variedad.

Las máscaras, como las estatuillas para el culto a los antepasados, están relacionadas con el mundo de los espíritus. La máscara es el instrumento del que se vale el hombre para captar la fuerza que emana de los espíritus, someterla y transmitirla a la comunidad, para que ésta la use en su propio provecho.
Estatuilla fang femenina (Museo Etnológico, Bar-
celona). Símbolo de la numerosa descendencia, es-
ta figura representa a un antepasado femenino. En 
el arte fang, el culto a los ancestros se manifiesta 
con estas tallas en madera, que evidentemente per-
sonifican a una muerta en posición sedente.


La máscara ha de tener un aspecto semejante al del espíritu que se desea dominar, para que éste se sienta atraído y tome posesión del portador de la máscara.

La máscara es una simple apariencia del espíritu y el enmascarado no se identifica con el espíritu que invoca, sino que éste toma posesión de su persona, hasta el punto que el portador de la máscara," fuera de sí" -perdida momentáneamente su propia personalidad-, en puro frenesí en estado incluso de trance, actúa, se mueve, habla, gesticula y danza de modo distinto al suyo habitual; se convierte en instrumento del espíritu, a través del cual éste se manifiesta.

Las máscaras desempeñan un papel eminente en las ceremonias funerarias¡ gracias a ellas, el grupo -familia, clan, tribu- del que formaba parte el difunto logra dominar la fuerza vital del espíritu del difunto, de modo que no pueda convertirse en una fuerza maligna que llegue a perjudicar a los suyos.

Realmente, las máscaras están presentes en todas las ceremonias y actividades importantes de las sociedades negroafricanas. Así, se invoca a los espíritus de la fecundidad en el momento de iniciar la siembra o de recoger la cosecha. Se les invoca en las ceremonias nupciales para que la nueva pareja sea fecunda y dé muchos hijos a su pueblo.

Los espíritus de los animales son requeridos mediante ceremonias y danzas en los que actúan hombres cubiertos con máscaras, en las que aparecen atributos y rasgos propios de los animales invocados, bien para propiciar una buena caza, bien para alejarlos del grupo o del poblado, si son animales dañinos.

Los pueblos que han desarrollado un panteón de divinidades y una mitología relacionada con ellos celebran ceremonias en las que los participantes, enmascarados, animan con sus gestos y movimientos los relatos míticos que relacionan a la divinidad con el grupo social en cuestión.

Las máscaras también pueden revestir un carácter antisocial, cuando las usan hechiceros o brujos, para captar la fuerza de los espíritus malignos y encauzarla hacia fines perversos.

Una característica común a la mayor parte de los pueblos negroafricanos son las denominadas sociedades secretas.
Figurilla Dogon (Colección Fuhrman,
Nueva Cork). Pieza procedente de
Malí y realizada por la etnia Dogon,
que representa a un personaje mito-
lógico.

Se trata de asociaciones que agrupan a ciertos individuos de un poblado para realizar alguna tarea en común: sociedades de cazadores, de herreros, sociedades que se ocupan del gobierno del poblado, de la administración de justicia, del mantenimiento del orden o de la iniciación de los jóvenes.

Cada una de estas sociedades observa ceremonias especiales de iniciación de los nuevos miembros, en cuyo contexto se efectúan ritos y danzas en las que actúan elementos enmascarados.

Las sociedades más ampliamente extendidas son las dedicadas a la iniciación de los niños, que también han sido denominadas "escuelas de la selva", ya que en su seno los niños van aprendiendo los conocimientos de los adultos: el cultivo de la tierra, los métodos de caza y pesca, y los relatos acerca de las hazañas de sus antepasados.

En estas "escuelas de la selva", los niños son sometidos a duras pruebas para fortalecer su cuerpo y su espíritu. En muchas de estas pruebas participan hombres enmascarados y los hechiceros practican a los niños los tatuajes, marcas y escarificaciones que les identificarán como miembros del grupo; por último, y como signo de entrada en la edad adulta, el hechicero los circuncidará.

Cabe decir que, desde el punto de vista estético, las máscaras constituyen, sin duda, la más original vigorosa, variada, expresiva y bella de las realizaciones plásticas de las culturas negroafricanas.

Entre las tallas africanas hay que destacar un tipo de figuras relacionadas con la magia, generalmente de tipo maléfico, o de magia negra; son los denominados fetiches (de la palabra portuguesa jeiti9o, hechizo). Son casi siempre figuras humanas o de animales de pequeño tamaño, y su poder mágico, su fuerza, no radica en la estatuilla propiamente dicha, sino en alguna sustancia, dotada de poderes mágicos, que se conserva en su interior, generalmente en una cavidad excavada en el torso o en el ombligo de la figurilla, que va tapada en muchas ocasiones por un espejito. Las sustancias mágicas pueden ser pequeños huesos de animales, garras, o colmillos de león o leopardo, picos de pájaros o cabellos de algún brujo. Un tipo especialmente maligno de fetiches son los llamados "de clavos"; son figuras humanas, erizadas de clavos de hierro, cada uno de los cuales representa una maldición, un conjuro para lograr provocar la muerte, o un daño intenso, a otro ser humano.

Al parecer, los fetiches tienen su origen en los relicarios introducidos en el Congo por los portugueses, en su intento por cristianizar aquellos territorios.

Estatuilla fang masculina (Museo Etnológico,
Barcelona). Los fang utilizaban estas figuras
para el culto a los antepasados; estaban pro-
vistas de un vástago que se introducía en la
tapa de una caja cilíndrica hecha con corteza
(bieri), en cuyo interior se guardaban los crá-
neos de los ancestros ilustres.
Algunas etnias han desarrollado tipos especiales de estatuaria, aparte de las tallas para el culto a los antepasados, las máscaras y los fetiches. En general, se trata de las tribus de cultura más desarrollada; así, los yoruba de Nigeria, descendientes de los creadores del arte de lfé y Benin, cuyos conceptos religiosos han evolucionado hasta crear un vasto panteón de divinidades, tallan representaciones de esos dioses: Olorun, dios del mar; Obatala, diosa de la tierra, o Shango, dios del trueno. Por otra parte, en las sociedades secretas de esta etnia se utilizan máscaras muy complejas, en forma de casco coronado por estructuras formadas por numerosos personajes; en estas escenas se representa a los dioses o los reyes rodeados por sus cortesanos, escenas míticas con numerosos animales, y también a los hombres blancos y sus extrañas costumbres, siempre cubiertos con salakot y, modernamente, montados en vespa o en coche.

Los yoruba también tallan unas figuritas de pequeño tamaño, denominadas ibeji, que se utilizan en el culto a los hermanos gemelos; si uno de ellos muere, la madre, y más tarde su mellizo, cuidarán de la estatuilla que le ha sido dedicada y le ofrecerán pequeños sacrificios y toda clase de cuidados.

Algunas tribus del Congo, como los bakuba y los bakongo, realizaron en el pasado extraordinarias esculturas representando a sus reyes. Algunas de ellas han llegado hasta el presente gracias a los especiales cuidados a que fueron sometidas, mediante unturas con aceites que las protegieron perfectamente y les proporcionaron bellas pátinas: retratos del rey Shamba Bolongongo (1600-1620) y de Kata Mbala (1810), ambas conservadas en el Museo de Tervuren (Bélgica).

Máscara Kuwelw (Museo de Artes Africanas y Oceánicas, París). Procedente de la Repú-
blica del Congo. Esta máscara de madera policroma tiene un uso ritual en las ceremonias 
de iniciación de los jóvenes, en la que pasan de la adolescencia a la edad adulta. Las más-
caras suelen hacerlas especialistas o las asociaciones de los nuevos iniciados.

Los bakuba tallaban además hermosos recipientes para libaciones rituales en forma de mujer arrodillada, que sostiene entre sus manos una copa, o también copas en forma de cabeza de mujer. Los baluba (también del Congo) realizaban taburetes y reposacabezas, usados también por el rey y su corte: el asiento reposa sobre los hombros y la cabeza de una mujer arrodillada, cuyo rostro refleja una infinita resignación. ...,.. Fetiche de la cultura Kota (Museo de Arte Africano, Washington). En África abunda este tipo de estatuillas destinadas a guardar objetos con poderes sobrenaturales y los hechiceros son los encargados de influir sobre tales fuerzas en sentido benéfico o maléfico para la comunidad.

Máscara de la tribu Gourosi (Museo lfán, Dakar). Usada 
en las ceremonias de iniciación, la pieza está realizada en 
madera con decoración geométrica policroma y representa
a un animal.


Vaso de sacrificios tallado en madera pintada, del pueblo  yoruba (Mu-
seo lfán, Dakar). El uso de la madera fue muy extendido entre las tri-
bus africanas. Generalmente, la talla en madera se realizaba con una a-
zuela o un simple cuchillo. El pueblo yoruba realizó numerosas escul-
turas representando divinidades, héroes y familiares, y para ritos de so-
ciedades masculinas.

Numerosas etnias africanas tallan objetos de madera para uso cotidiano, decorados con relieves e incluso con figuras exentas. Así, las puertas para las casas de los dogon y bambara de Mali, y de los senufo y baulé de Costa de Marfil; las columnas formadas por figuras superpuestas, de los yoruba de Nigeria y los fon de Dahomey (actual Benin); las cerraduras para puertas, de los dogon y bambara. Entre las etnias del Camerún es frecuente tallar taburetes cuyo asiento reposa sobre la espalda de un leopardo, y hace unas décadas, realizaban curiosos tronos para sus reyes que recubrían con infinitas sartas de cuentas de vidrio de colores.

Fetiche de la cultura Kota (Museo de Arte Africano, Washington). En Áfri-
ca abunda este tipo de estatuillas destinadas a guardar objetos con poderes 
sobrenaturales y los hechiceros son los encargados de influir sobre tales 
fuerzas en sentido benéfico o maléfico para la comunidad.

Figura sentada en un leño (Museo de Artes Africanas y Oceánicas, París). El uso de la 
madera fue muy amplio entre las tribus africanas. Generalmente, la talla en madera se 
realizaba con una azuela o un simple cuchillo. El pueblo yoruba realizó numerosas es-
culturas representando divinidades, héroes y familiares, y para ritos de sociedades mas-
culinas, como esta pieza procedente de Nigeria.

También se decoran los instrumentos musicales: arpas, tambores, liras y otros muchos objetos.

Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

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