Punto al Arte: El arte figurativo

El arte figurativo

Es de aceptación generalizada que el modo de vida paleolítico se acaba en torno al año 10000 antes de nuestra era, con los cambios climáticos que se caracterizarán por la fijación de unas temperaturas algo más elevadas, al final de la última glaciación de Würrn y la retirada de los hielos hacia el norte europeo. Las condiciones climáticas de este nuevo período -el Holoceno, Postpleistoceno o Neotermal- tuvieron importantes consecuencias medioambientales. Por un lado, la retirada de los glaciares hacia el norte de Europa dejó libres muchas tierras que empezaron a ser ocupadas por el hombre; pero esta ampliación de las zonas habitables quedó compensada por la reducción de las tierras costeras ante la elevación del nivel de los mares.

Figura humana con animales, pintura rupestre de la Cañada de Marco (Aicai-
ne, Teruel). Situado en el Parque Cultural del Río Martín, el abrigo de la Ca-
ñada de Marco es uno de los conjuntos de mayor relevancia. Enmarcado prin-
cipalmente en el Arte Levantino, se compone de 119 figuras y el total del fri-
so pintado ocupa unos ocho metros de longitud. La composición que aparece 
representada, una escena de pastoreo, es una de las más llamativas. La figura 
humana está rodeada por una serie de cabras, en rebaño y a paso lento (como 
parecen indicar la disposición de sus patas). Es una obra notable, pues parece 
indicar que se está en el momento inicial de la domesticación del animal por 
el hombre.

        Ahora, la mayor parte de Europa queda cubierta de bosques, y los animales que se habían adaptado a las frías condiciones glaciales desaparecen, como el mamut o el rinoceronte, o emigran hacia las zonas más septentrionales, como el reno; los animales susceptibles de ser cazados son más pequeños, bien porque pertenezcan a otras especies nuevas o porque las anteriores han reducido su tamaño para adaptarse a las nuevas condiciones.

Figura humana, pintura de la Cueva de la Vieja en Alpera (Aibacete). Descu-
biertas en 191 O, su cronología se sitúa entre el VI y elll milenio a.C. Casi to-
dos los individuos masculinos que aparecen llevan un arco, utilizándolo, o 
simplemente mostrándolo, siendo los verdaderos protagonistas de la Cueva de 
la Vieja. La mayoría de las figuras no luce ningún elemento que haga pensar 
en algún tipo de prenda. El adorno suele concentrarse en la cabeza, y las pier-
nas siempre reciben un tratamiento cuidadoso en la definición de sus formas. 
Los colores utilizados fueron el rojo con amplias variaciones en el tono, desde 
el rojo pardo al anaranjado.

        En realidad, el cambio para el hombre prehistórico no fue drástico ni repentino. Durante mucho tiempo continuó siendo cazador-recolector, pero en muchos lugares desarrolló una actividad de subsistencia de amplio espectro que le llevó a explotar todos los recursos del medio, posibilitando una residencia mucho más estable, a veces verdaderamente sedentaria.

Inscripciones prehistóricas de Peña Escrita, en Fuencalientes (Ciudad Real). Las pinturas rupestres de Fuencalientes guardan ciertas características comunes: están hechas en paredes verticales y siempre en cuevas o covatillas en contacto con la luz, con pequeños abrigos que permiten resguardarse de las durezas del clima. El color que predomina es el rojo, siendo la figura antropomorfa la más representada.

        Una mayor fijación en el territorio, unas posibilidades de subsistencia aseguradas, por lo menos a corto plazo, son rasgos que debieron de influir en las relaciones entre individuos y grupos, entre hombre y medio, y no se sabe hasta qué punto en los conceptos de la vida y del mundo. Lo cierto es que el gran arte del Cuaternario desaparece y, con él, la ideología que lo hizo posible y la relativa unidad de estilo y temática que se había producido en diferentes áreas europeas.

        No obstante, las representaciones rupestres no desaparecen. En las regiones orientales de la península Ibérica se empieza a desarrollar el llamado arte levantino. Ciertamente cambia el estilo, puesto que las figuras son más pequeñas, hay una tendencia progresiva hacia el esquematismo, la figura humana es casi protagonista y las composiciones ofrecen una gran movilidad. Tampoco son infrecuentes las representaciones de arqueros, de escenas que parecen de lucha y que podrían ser reflejo de una creciente competitividad entre los grupos por el control de unos recursos alimenticios.

Conjunto de pinturas de la cueva de Almadén (Museo de Prehistoria, Santander). Durante el Neolitico, las figuras estilizadas y dinámicas del Levante español se transforman paulatinamente en ideogramas y signos que llegan a distorsionar el tema y sus protagonistas hasta hacerlos irreconocibles. Aparecen además numerosos signos a modo de adiciones y superposiciones que pudieran ser simbólicas, pero que pudieran ser asimismo puramente arbitrarias.

        La progresiva adopción de la agricultura y el pastoreo fue definitiva para la generalización de la vida sedentaria. El ciclo agrícola depende de una serie de factores climáticos que aseguren el buen desarrollo de las cosechas: la fertilidad de la tierra se convierte en un objetivo de vital importancia. Será entonces el culto a este principio lo que inspirará toda una serie de representaciones femeninas que encontraremos en muchas de las culturas europeas del Neolítico Antiguo. Son pequeñas esculturas, de cerámica o de piedra, que de un modo naturalista o esquemático coinciden en centrar la atención o acentuar aquellos rasgos físicos relacionados con la fecundidad.

        Las religiones del Viejo Mundo siempre estuvieron dominadas por un principio femenino, la Gran Diosa Madre, que poco a poco fue desplazada por el principio masculino, representado primero como esposo e hijo de la diosa, hasta asumir posteriormente para sí solo el papel de dios creador del mundo, tal como vemos en las religiones ya organizadas de las primeras grandes civilizaciones como Mesopotamia o Egipto, o en las creencias de los pueblos de habla indoeuropea.

        Estas figurillas aparecen por lo general en ambientes domésticos, en las casas, demostrando que responden a cultos que no requieren todavía una organización centralizada. Hacen aparición entre las comunidades agrícolas y sedentarias del Próximo Oriente y se encuentran en parte en Europa a medida que el nuevo tipo de vida se va extendiendo por Grecia, los Balcanes o Europa central. La Península italiana y, sobre todo, la isla de Malta, marcan el punto más occidental de distribución de estas esculturas. En Malta, aparecen en templos, como el de Hagar Quim, o en complejos conjuntos funerarios, como el hipogeo de Hal Saflieni.

Vaso geminado con decoración cardial, procedente de la Cava de I'Or, Alicante (Museo Arqueoló­ gico, Valencia). La decoración era realizada por medio de incisiones practicadas con valvas de moluscos, con el borde de la concha del Cardium edule. Precisamente, la decoración cardial de la cerámica, ha sido uno de los hallazgos más importantes de este período. Aparecen grabadas diversas figuras antropomorfas, símbolos (geométricos y abstractos) y otros motivos que se relacionan directamente con el arte levantino.

        Más hacia Occidente, este simbolismo centrado en un principio femenino aparece más tarde. Posiblemente ello se debe a que lo que, en esta zona, se considera Neolítico Antiguo no tiene en realidad un carácter tan agrícola y sedentario. En la segunda mitad del III milenio, en un ambiente plenamente calcolítico y de poblados con una arquitectura defensiva bien desarrollada, son frecuentes en Andalucía -en el sudeste es la cultura de Los Millares-, Extremadura y Portugal los ídolos cilíndricos de piedra o marfil, de hueso -ídolos falange- o en placas de pizarra -las placas alemtejanas-, con representaciones muy esquemáticas en las que priman los motivos oculados. A estos pequeños objetos cultuales se les asocia con los cultos a la Diosa Madre.

        Poco a poco, esta simbología ligada a unos cultos de la fertilidad, centrados en un principio femenino y propios de la sociedad neolítica europea, acabará por desaparecer, dando paso a una temática completamente diferente que refleja la imposición del principio masculino en todos los órdenes. Es difícil conocer el "momento" en que ocurre este cambio, pero se va detectando a lo largo del III milenio -en el período conocido como Calcolítico-, y se refleja claramente en algunas manifestaciones artísticas a partir de la Edad del Bronce.
Vaso campaniforme, procedente de Ciempozuelos
(Museo Cerralbo, Madrid). Después de las prime-
ras piezas de cerámica lisa, sin adorno, el hombre
aprende a embellecerlas con incisiones sobre la
pasta blanda. Este bellísimo ejemplo, que toma su
nombre de la elegante forma de campana,  tiene
una decoración en bandas de una sorprendente re-
gularidadgeométrica. Es el arte sedentario y del a-
gricultor. No en vano se ha dicho que los vasos del
tercer milenio son grandes propagadores de la te-
tica abstracta y obras de arte indiscutibles.

        Son, sobre todo, los ajuares funerarios los que indican que se está gestando un nuevo orden. La diferencia de riqueza en los que acompañan a los muertos son un reflejo de que los individuos, en vida, desempeñan papeles diversos según la edad y el sexo; hay diferencias de status, aunque todavía estamos lejos de las verdaderas clases sociales. Por lo general, esta individualización del rango se acompaña en las tumbas masculinas por la deposición de armas, que reflejan el papel simbólico de la guerra y del status del guerrero.

        Pues bien, en lugares tan apartados de Europa como la región alpina -Val Camonica, Monte Begoy Escandinavia -Malmo, Bohusland, Gotland- se conocen abundantes grabados rupestres, en rocas al aire libre, que desarrollan temáticas muy similares y respondiendo a una ideología similar a la que expresan las tumbas.

        Generalmente se acepta que, cuando hay una agricultura de arado, esta actividad económica deja de estar en manos de la mujer para convertirse en una actividad masculina y que esto repercute en la consolidación de las sociedades patriarcales. La mujer pasa a desempeñar un papel secundario en el mantenimiento económico del grupo. Son muy frecuentes las representaciones humanas y sólo muy excepcionalmente son mujeres; aparecen figuras masculinas, como guerreros, cultivando o en actitud de orantes con los brazos levantados. Las armas parece que ocupan un lugar muchas veces central.

        De nuevo, el papel predominante de la guerra como principio de reflejo de poder. En las representaciones escandinavas destacan las figuras de barcos, al principio sencillos, pero más adelante con mascarones terminados en cabezas de animales reales o fantásticos, claro precedente de las posteriores embarcaciones de los vikingos. Finalmente, hay que destacar el conocido hallazgo en el fondo de un pantano, donde fue lanzado como ofrenda, del carro de Trundholm (Dinamarca): es de bronce y representa un caballo -animal muy frecuente en el arte desde la Edad del Bronce-sobre cuatro ruedas que arrastra un gran disco de bronce, cubierto con hoja de oro decorada con franjas concéntricas de motivos también en círculos concéntricos. Es una de las representaciones más claras de la nueva religión que ha sustituido a la neolítica, centrada en el culto de la Diosa Madre. Ahora, el principio dominante es masculino, el Sol, que en su viaje diario -representado a veces por el carro tirado por un caballo o por un ave acuática- cumple con el cometido de la creación del mundo y de su continua regeneración. El Sol se convierte en fuente de toda vida.

        En la península Ibérica se conocen también importantes concentraciones de petroglifos y grabados rupestres, sobre todo en el área gallega, donde predominan las representaciones de armas o de temas geométricos abstractos. Aunque el soporte sea diferente, y correspondan a ambientes funerarios, hay que citar aquí las célebres estelas alemtejanas con representaciones de armas o las posteriores estelas extremeñas, en las que aparece una figura masculina rodeada de objetos de status, como armas, fíbulas, carros, etc., que son fiel reflejo de la importancia que el simbolismo de la guerra había adquirido entre la sociedad, en este caso ya del Bronce Final.  

Fuente: Texto extraído de Historia del Arte. Editorial Salvat

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario.

Punto al Arte