Pintado en 1897, estas máscaras “dolientes,
escandalizadas, insolentes, crueles y maliciosas”, según las califica el mismo
Ensor, flotan en la truculencia de un color fuerte y estridente. Para potenciar
la agresividad de la pintura sus trazos son bruscos. En la muerte y las máscaras lo trágico y lo grotesco toman el aspecto de
una turbulenta fiesta callejera que ha durado hasta el amanecer.
(Museo de Bellas Artes, Lieja)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat