La realidad compleja y fragmentada que presenta Marcoussis
en este cuadro combina muchos de los elementos con los que solían recurrir los
cubistas en sus bodegones: el tablero de ajedrez, los vasos y la botella, la
baraja de naipes, la pipa y el papel de periódico. Los volúmenes quedan
limitados por el uso indistinto de planos, de tal modo que son los objetos que
lo rodean lo que confiere su forma al tablero. Por el mismo efecto, la mesa se confundiría
con el suelo y las paredes, pero la solución del pintor ha sido reseguir los
bordes y concentrar toda la atención en los contenidos repartidos sobre la
mesa.
(Museo Nacional de Arte Moderno, París)
Fuente: Historia del Arte.
Editorial Salvat.
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