Este es uno de los primeros ejemplos del estilo maduro de Freud. Las poses no convencionales eran una de las especialidades de Freud. El tema es convencional, pero la pose es una que rara vez, si es que alguna vez, se ve en los retratos occidentales tradicionales. El sujeto es Tim Behrens, un amigo y estudiante de la Slade School of Art, donde Freud fue profesor visitante. El título genérico de la obra, que no da ninguna pista sobre los detalles del modelo o el entorno, refleja el desapego clínico constante con el que Freud abordó todos los temas, sin importar su relación con él. Red Haired Man on a Chair (1962) muestra a Behrens sentado con las rodillas debajo de él, vestido con un traje gris y con sus zapatos marrones apoyados en una silla que parece inclinarse hacia nosotros. El poste de madera y la pila de telas desechadas detrás de él indican que el ambiente es el estudio de pintura. En este punto de su carrera, Freud hizo una transición de los pinceles de marta a los de pelo de cerdo, lo que le permitió un mayor control y la capacidad de aplicar trazos amplios en el estilo fuertemente empastado que se ve aquí.
Está claro que
Freud ha alcanzado un nuevo nivel de sofisticación. Obsérvese, por ejemplo, la
tensión lineal entre la figura y el poste a centímetros de distancia, dando la
apariencia de que si se inclina un poco más hacia la izquierda, podría tocarlo.
Obsérvese, también, la relación entre la figura vertical y la línea horizontal
de trapos del fondo, que forma una cruz. Freud no era ni remotamente religioso,
y ciertamente no era católico, por lo que esta es una inteligente referencia a
la pose que sostenía su alumno, que era tremendamente incómoda y subraya la
posición de su alumno como mártir por la causa del gran arte. La observación,
más sádica que empática, caracteriza el acercamiento de Freud a la forma
humana, en particular su capacidad de suspender la empatía con el retratado
para observarlo más de cerca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario.