Ribera, José de(Játiva, 12 de enero de 1591 - Nápoles, 2 de septiembre de 1652)Pintor barroco español, llamado en Italia lo Spagnoletto. Fue el primer gran maestro de la escuela española del s. XVII y uno de los más importantes del siglo. Nacido en Játiva, marchó muy joven a Italia (probablemente antes de 1615). Su formación juvenil con Ribalta no ha podido ser demostrada; se especula sobre su estancia en el norte de Italia, pero se tienen abundantes datos acerca de una etapa juvenil en Roma entre 1615 y 1616, donde pintó una pnmera sene de Los sentidos, de la que se conservan dos cuadros y existen copias de otros tres.
En 1616 pasó a Nápoles, donde fue protegido por el virrey español, duque de Osuna, para el que pintó, entre 1616 y 1620, diversos lienzos que se conservan en la Colegiata de Osuna (San Sebastián, El Calvario) Ribera se casó con Catalina Azzolino, hija de un pintor mediocre. En esa primera época en Nápoles realizó numerosos grabados, de sólido dibujo y firmeza de líneas (de 1621 son el San Jerónimo y San Pedro penitente). Ribera inició su pintura con un tenebrismo caravaggiesco, pero mientras Caravaggio confiere intensidad al cuadro mediante sus fuertes contrastes de claroscuro, apoyado por el dinamismo de las actitudes, en el español el claroscurismo sirve para proporcionar cierto misterio a la obra, sin romper por ello la serenidad y el equilibrio de las escenas. De esta primera etapa son sus cuadros religiosos de interpretación grandiosa y profética: San Jerónimo (1626; Ermitage, San Petersburgo), San Sebastián curado por las santas mujeres (1628: Ermitage). Junto a éstos hay que señalar los cuadros de tema mitológico: Sileno borracho (1626; Museo de Nápoles). Los mismos modelos se transforman en personajes de visión ascética cuando presenta imágenes de profetas, apóstoles, santos, etc., como los del Prado: San Pablo Ermitaño, San Roque, San Andrés, Santiago el Mayor. Comienza en estos años su etapa de madurez, en la que se libera lentamente de su tenebrismo inicial, su paleta se hace más clara y luminosa y sus tonos más armoniosos: Inmaculada Concepción (1635; convento de las Agustinas de Salamanca), encargado por el virrey de Nápoles, conde de Monterrey. Son éstos los años de su gran producción, en los que se acentúa la riqueza de color de su paleta, inspirado por el colorismo veneciano; de esta época son Venus y Adonis (Roma), Apolo y Marsias (Nápoles) y la serie de cuadros para la cartuja de San Martina (1638-43) en Nápoles, una de las mejores creaciones de la pintura barroca española. Ribera huye de las composiciones complicadas y aparatosas, frecuentes en el barroco italiano y flamenco, reduciendo esta complicación exterior y haciendo ganar a sus figuras en intensidad emotiva (Sueño de Jacob, 1639; Prado). De 1646 es uno de sus más importantes cuadros de altar: El milagro de San Jenaro (catedral de Nápoles).
Ribera mostró también su gusto por lo anecdótico y popular: serie de Los filósofos (cols. part.); representaciones de mendigos o de tipos populares (La muchacha de la pandereta, El alegre bebedor, El bebedor de moscatel, cols. part.), o de seres extravagantes como La mujer barbuda (1631; Hospital Tavera, Toledo); así como varias series de Los sentidos, que le permitían representar tipos populares napolitanos. Las últimas obras del maestro denotan una gran riqueza en el dominio de la composición y del color: Adoración de los pastores (1650; Louvre), San Jerónimo penitente (1652; Prado).
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