Patinir, Joachim (Bouvignes, h. 1480 - Amberes, 1524). Pintor flamenco de paisajes y temas religiosos. Se le considera precursor del paisajismo como género independiente. Continuador en la escuela renacentista de Amberes de Gerard David, recibió influencias de Lucas van Leyden y Van der Weyden. En sus pinturas, el tema principal suele quedar relegado a un segundo plano ante la importancia concedida a la Naturaleza y el ambiente. Utiliza mucho la gama de verdes y las composiciones de horizonte alto.1
El Museo del Prado, que es la institución que más obras suyas posee, le dedicó la primera exposición monográfica en 2007.
Biografía
Los primeros 35 años de la vida de Patinir, incluida su formación, siguen siendo una incógnita. Ha quedado registrado que ingresó como miembro de la cofradía de pintores de Amberes (Guilda de San Lucas) en 1515, ciudad en la que pasó el resto de su vida. Se le considera discípulo de Gerard David en Brujas, antes de que, el mismo año, ambos se registrasen como cofrades en Amberes. No existen referencias, pero es posible que en 1511 acompañase a David y Adriaen Isenbrandt en un viaje a Génova.
En los archivos municipales de Amberes consta su primer matrimonio con Francisca (Francine Buyst), hija del pintor Jan Buyst, con la que tuvo dos hijas: Brigitte y Anna. En 1521 y coincidiendo con su viaje a los Países Bajos, Durero fue uno de los invitados de su segunda boda con Juana Noyst. En esa ocasión se data el retrato, un dibujo, que Durero hizo de Patinir, más conocido por la posterior versión en grabado de Cornelis Cort. Durero, que recibió como regalo un paisaje de Patinir, le cita en su Libro de viaje como «der gute Landschaftmaler» ("el buen pintor de paisajes"), acuñando de esa manera un neologismo que, traducido más tarde al francés, alumbraría el término paisajista.
Patinir murió en Amberes el 5 de octubre de 1524. Su suegro y colega Quentin Metsys se hizo cargo de su taller y sus hijos.
Patinir es considerado el padre del paisaje por el extraordinario protagonismo que le otorga en sus cuadros. Sus inmensas vistas combinaban observación del detalle naturalista con la fantasía lírica. No obstante, el paisaje no es un tema autónomo, sino que se justifica y apoya en temas religiosos: san Jerónimo, la huida de Egipto, etc. Con todo, Patinir consiguió que sus paisajes disminuyeran el protagonismo de las figuras, que casi siempre eran pintadas por otros artistas.
De su escasa obra llegada a nuestros días, el tema de la huida a Egipto, versionado al menos en siete ocasiones en su catálogo, es sin lugar a dudas el más recurrente, El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid alberga una de ellas. De hecho, la capital española concentra la mayor cantidad de cuadros del autor entre el Museo del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Monasterio del Escorial.
Los cuadros de Patinir se caracterizan por el uso progresivo de los colores, que sirven para acentuar la sensación de distancia en los grandes espacios que pinta. Así, en la parte inferior de los cuadros, donde se encuentra el primer plano, predominan el marrón y el pardo. Según se va alejando el paisaje se va imponiendo el color verde y, en las zonas más lejanas, es el color azul el que predomina. La línea del horizonte suele estar situada en la zona más alta del cuadro ("horizonte alto"), lo que permite la representación de un espacio muy amplio. Por encima de esta línea suele pintar parte del cielo con un blanco brillante que hace intuir que el espacio prosigue detrás y que sugiere la curvatura de la Tierra.
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