El palco central, destinado al príncipe, impuso al teatro la planta ovalada, puesto que al exhibirse públicamente debía resaltar con tanta importancia como la propia representación, considerándose a partir de entonces a los espectadores como actores refinados que observan asimismo el escenario de la vida Real. Construido entre 1751 y 1753, Cuvilliés ordenó una decoración similar al del parisino Hotel de Soubise, llevada aquí a la exageración y alejándose mucho de la contención francesa. Las columnas que sostienen el palco, por ejemplo, imitan las formas de unas palmeras que se inclinan con el viento que presuntamente provendría de la boca del escenario.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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