El Foro de Trajano, en Roma, cuya disposición general puede verse en el dibujo de su planta, fue con mucho el más amplio y espléndido de los foros imperiales. Cuentan que cuando Alarico se apoderó de Roma, en el año 410, al cruzar el gran arco que se abría al recinto, palideció ante tanta magnificencia. De ella quedan sólo los restos de la Basílica Ulpia, de cinco naves, obra de Apolodoro de Damasco, a través de la cual se accedía a las dos bibliotecas -la latina y la griega- dispuestas a ambos lados de la Columna Trajana, según el esquema de las ágoras helenísticas.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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