En el año 1880, el Estado francés encargó al artista Auguste Rodin la realización de un relieve destinado a decorar la entrada de un supuesto Museo de Artes Decorativas de París que finalmente no fue creado. El escultor trabajó durante años en el proyecto, pero la obra, basada en La Divina Comedia de Dante, no llegó a ocupar el sitio para el que había sido concebida. Sin embargo, de la monumental empresa de Rodin, titulada La Puerta del Infierno (La Porte de l’Enfer), surgieron piezas independientes que se transformarían luego en iconos de la escultura moderna; entre ellas El Pensador (Le Penseur), El Beso (Le Baiser) y La Eterna Primavera (L’Eternel Printemps).
El Pensador es, sin duda, la más célebre escultura de Rodin. Titulada inicialmente por su autor El Poeta, y luego, Dante Pensando, en principio la pieza estaría situada en medio de una serie de condenados esculpidos en bajorrelieve, meditando su destino. Modelada entre los años 1880 y 1882 en un estilo que mezcla realismo y romanticismo, la obra presenta el gusto del escultor por lo no acabado que tanto admiraba en Miguel Ángel. Rodin se refirió a ella manifestando: “Un hombre desnudo sentado sobre una roca (…). Su cabeza sobre su puño, preguntándose. Pensamientos fértiles lentamente nacen en su mente. Él no es un soñador. Él es un creador”.
La escultura representa a simple vista la magnitud de esta meditación: el personaje se encuentra imperturbable, sumido en la profundidad de sus reflexiones, librando una dura batalla interna. Rodin expresa esta fuerza, de una potencia retenida, a través de la constitución muscular de su trabajo, de modo que la escultura no otorga a la fuerza psíquica más que la imagen de la apariencia externa.
La verdadera fuerza no se manifiesta, pues, sino a través de la evocación o inferencia de un fenómeno interior como una experiencia de tormentos morales o angustias humanas que se generan y manifiestan desde el alma. La importancia que el artista otorga a la luz y la técnica del modelado es impresionista; sin embargo, el vigor con que Rodin manifiesta las formas, el trabajo de la materia y la naturaleza de su textura dejan entrever rasgos expresionistas.
El Pensador fue expuesto por primera vez en su talla original (71,5 X 40 x 58 cm.) en Copenhague, en 1888. Luego fue ampliado, en 1902, y presentado en el Salón de París de 1904, suscitando vivas reacciones de la crítica. Más tarde, en 1906, la obra se instaló delante del Panteón, siendo la primera realización de Rodin erigida en un espacio público de la ciudad. Considerada como un símbolo socialista por los conservadores, en 1922 la estatua fue transferida con su pedestal a los jardines de l’Hotel Biron -actual Musée Rodin-. Otro ejemplar domina la tumba de Rodin y su esposa, en Meudon.
Sobre esta emblemática pieza dijo el poeta Rainer Maria Rilke: “Todo su cuerpo se ha vuelto cráneo y toda la sangre de sus venas, cerebro”. La primera versión de El Pensador fue realizada en terracota, y de las numerosas reproducciones expuestas en museos de todo el mundo, la más importante se encuentra en el Musée Rodin de París.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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