Esta característica obra de Adami de
1970 bebe por igual del cómic y de fuentes pictóricas como las de Léger y de
otros surrealistas. Empleando colores planos y resaltando exageradamente los
contornos de los objetos dibujados con una dura línea negra, Adami consigue
transmitir un inusual extrañamiento por escenas cotidianas y por sus
distorsiones formales de los elementos figurativos que se reconocen en sus
cuadros. Emulando los maniquíes de Hans Bellmer, la obra de Adami ilustra
magníficamente una mezcla de sexualidad y peligro en la vida moderna.
(Galería Maeght, París).
Fuente: Historia del
Arte. Editorial Salvat.
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