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La cultura de Valdivia

Al igual que Machalilla, Chorrera y Narrío, Valdivia es una parte del período cultural formativo del Ecuador, si bien es Valdivia quien da origen a este período hacia el año 3500 a.C. en que comienza el formativo anterior.

En Valdivia ya se encuentra un tipo de cerámica de alto grado de elaboración, con bordes redondeados y vasijas de gran tamaño que hace pensar en un tipo de sociedad de asentamientos estables que empleaba estos recipientes para almacenar el grano, y por tanto se está en una sociedad en plena revolución agrícola.

La similitud en algunos aspectos a las piezas que se elaboraban en esa época en la isla de Kiushu en Japón, y del resto de la cerámica Jomón, llevó a algunos investigadores a establecer una teoría de trabajo en la cual estos primeros asentamientos habrían llegado a las costas ecuatorianas de la mano de pescadores japoneses arrastrados por la corriente del Kuro-Shivo y de allí se extendieron al resto del continente internándose por las cuencas de los ríos, donde se presentan áreas óptimas para el cultivo. No obstante, parece estar suficientemente demostrado que la cerámica de Valdivia es varios siglos más antigua que la cerámica Jomón.

Maternidad de Valdivia. Esta figura de cerámica sirvió como símbolo de la nueva cosecha en las sociedades precolombinas. La imagen de la mujer con su bebé o con frutas en los brazos es típica de una cultura que asociaba a la feminidad con un rasgo divino, ofreciéndole un rango de demiurgo creador dado su poder de reproducción. 

 Las excavaciones realizadas en 1959 en áreas próximas a Valdivia llegan a las conclusiones de que el asentamiento descubierto se corresponde con el villorio preurbano donde ya se facilitaba el trabajo colectivo, en contraste con los pueblos netamente cazadores recolectores.

De las ocho fases en que un grupo de arqueólogos divide la evolución de la cerámica de Valdivia, la más antigua es la que corresponde al yacimiento de Real Alto y que las dataciones sitúan entre el 3100 y el 2600 a.C.

A través de la cerámica se deduce que estas civilizaciones cultivaron no sólo el maíz, sino también la yuca, el camote, las calabazas, e incluso el algodón puesto que en las incisiones decorativas se han encontrado tejidos de diferentes texturas.

Las primeras vasijas eran más bien pequeñas, pero más adelante se encuentran piezas con cuatro pies que permitían almacenar una gran cantidad de grano. En las muestras que han llegado hasta nuestros días se observa una decoración ordenada con incisiones, impresiones digitales y de conchas ocupando el tercio superior de las piezas.

Junto con las vasijas, en Valdivia también se han encontrado unas figuras que representan rostros femeninos que posteriormente fueron denominadas como las Venus de Valdivia, y que tendrían relación con la madre tierra y el culto a la fertilidad. Las dataciones sitúan estas figuras en el 2500 a.C.

Vasija de Valdivia. Este cuenco irregular de cerámica presenta decoraciones incisas con motivos vegetales y dos ondulaciones incisivas que producen cierta impresión de dinamismo visual. 

Las representaciones tan acentuadas de la veneración a la figura femenina, más allá de la religiosidad relacionada con la Gran Diosa Madre Tierra, tiene que ver con la fecundidad femenina y su consideración de que todos los fenómenos naturales se rigen por el principio femenino. Se está pues ante un matriarcado de divinidades femeninas que precede a los cultos politeístas de tendencia más patriarcal.

Las denominadas Venus de Valdivia fueron encontradas en tumbas y lugares de ritos en medio de campos donde eran enterradas con el fin de “fecundar la tierra” y propiciarle la fertilidad que diera origen a las cosechas. Estas piezas no encuentran paralelo entre las representaciones antropomorfas del estadio preparatorio de las grandes culturas precolombinas como la Maya, Azteca o Inca.

Las figurillas más antiguas eran de piedra y posteriormente se decantaron por el barro, material que permitía un mejor modelado en particular para resaltar la zona del vientre la cual procedían a abultar como símbolo de fertilidad y embarazo.

Las características más resaltables de este tipo de pieza son los contornos redondeados, las pobladas cabelleras -algunas rematadas en pintorescos peinados- y los ojos en forma de granos de café. En paralelo con la fecundidad, también es frecuente su relación con la salud y la ofrenda como tributo a la madre tierra, frente a un miembro de la comunidad enfermo.

Se han encontrado gran cantidad de figurillas fragmentadas que posiblemente hayan sido ofrendadas para la curación de algún paciente. Una vez que ésta se producía ya no se le atribuía ningún valor y el símbolo era abandonado. Esta misma práctica se ha encontrado en tribus que se corresponden con las zonas de América Central y Brasil.

Incensario de Valdivia. Son típicos los utensilios de cerámica con formas de animales en la cultura valdiviense. como este incensario con cuerpo de mono procedente de las excavaciones de Chorrera.

Si bien la cultura de Valdivia se localiza en las costas ecuatorianas de la actual provincia de Guayas, su influencia se ha observado desde la zona de Atacames en Esmeraldas hasta el sur del Golfo de Guayaquil en la zona de Tumbes provincia de El Oro, cubriendo una extensión de unos 500 kilómetros. La posible similitud con la cerámica de Puerto Hormiga en Colombia ha sido descartada por todos los especialistas que estiman a ésta última, más tardía y peor cocida.

La calidad en lo que se refiere a estética y perspectiva en rostros y peinados de muchas de las figurillas de Valdivia, en particular las del segundo período (2300-2000 a.C.), es similar a algunas piezas egipcias. Las hendiduras que representan los distintos rasgos muestran detalles de boca, ojos y cejas de gran refinamiento.

Con el tiempo, la calidad artística de la cerámica de Valdivia va disminuyendo y en el tercer período (2000-1500 a.C.) su acabado e imaginación en los detalles, como peinados y rostros, denota un retroceso. Algunos investigadores justifican esta involución a las teorías que ven a la Cultura de Valdivia proveniente de influencias exteriores.

Los relieves que muestran las primeras vasijas, provenientes de apretar valvas de conchas contra el barro aún tierno, muestran la influencia de los concheros de la costa en el desarrollo de esta cerámica. Los acabados presentan singularidades como el brillo que producían sobre los barnices frotando sobre la cerámica ya cocida, astas y huesos de animales. Esta técnica fue posteriormente copiada en las fases de Machalilla y Chorrera.

Por último, cabe aclarar que la actual localidad de Valdivia es solo un punto de referencia de una cultura que estuvo extendida en una zona que ocupaba varios centenares de kilómetros sobre la costa ecuatoriana e incluso algunas decenas de kilómetros alejada de la costa habiéndose encontrado restos al este de la provincia de Manabí. Remontando el río Guayas, en la provincia del mismo nombre, se han excavado yacimientos hasta 40 kilómetros alejados del mar.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.

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