Al morir Federico II, esta escuela de escultura de la Italia del Sur deja de evolucionar; en cambio, llega a Toscana, estableciéndose en Pisa, y en la mitad del siglo XIII, toma el relevo un escultor llamado Nicola Pisano, que es el verdadero iniciador del estilo nuevo, y a quien Vasari atribuye cierto número de obras de escultura y arquitectura que se ven aún en Toscana, como de estilo de transición, hasta que hacia 1260 se le encarga en Pisa el púlpito del baptisterio, que fue el glorioso punto de partida de un estilo ya imbuido de las ansias del Renacimiento.
Natividad. bajorrelieve en el púlpito de la catedral de Siena, de Nicola Pisano En esta obra Pisano sienta otro de los precedentes escultóricos del Renacimiento, que parece anunciado por la serenidad clásica de la figura de la derecha.
Los relieves del púlpito están en el parapeto que hace de baranda; en uno de ellos, que representa la adoración de los Reyes Magos, la Virgen está sentada como una matrona antigua, con ropajes y manto indudablemente imitados de un sarcófago pagano de Hipólito y Fedra, que se conserva aún en el mencionado cementerio de Pisa. En otro relieve, el del nacimiento de Jesús, María aparece medio recostada en un lecho, como las figuras medio yacentes de las tapas de los sarcófagos etruscos, tan abundantes en Toscana. En otro, el de la presentación en el templo, el sacerdote de luengas barbas es patente imitación de las figuras de un vaso antiguo del propio cementerio.
Fuente de Perugia. La última gran obra del genial escultor Nicola Pisano es esta fuente situada en Perugia, que el artista concluyó en 1278. Al igual que su obra maestra, la catedral de Siena, fue realizada en estrecha colaboración con su hijo Giovanni y con Arnolfo di Cambio.
⇦ Púlpito del baptisterio de Pisa. Nicola Pisano, padre de la escultura italiana, representa la síntesis de las aspiraciones de una época que precedió al Renacimiento. Este púlpito que se le encargó en 1260 es la primera obra segura de Pisano; con ella inició el nuevo estilo, pero es fácil descubrir reminiscencias antiguas, bizantinas y románicas, así como góticas, por ejemplo, en los arcos lobulados.
Tan pronto como estuvo terminado, el púlpito del baptisterio de Pisa despertó gran entusiasmo y proporcionó a Nicola un prestigio sin igual, hasta el punto que, seis años después, los constructores de la catedral de Siena, la ciudad vecina, acudieron a Nicola para que labrara el púlpito de su iglesia, más complejo que el del baptisterio de Pisa, pues tenía una planta octogonal en vez de hexagonal, aunque también estaba sostenido sobre columnitas.
Las columnas se apoyan alternativamente en el suelo o en la grupa de unos leones, como los que se veían en las fachadas románicas de tantas ciudades de Italia; encima corren los arcos trilobulados, con relieves de profetas y apóstoles en las enjutas, como en el púlpito del baptisterio de Pisa. Pero lo verdaderamente admirable son las placas esculpidas que adornan los antepechos, bellas escenas evangélicas, repletas de figuras dignas de los grandes días del arte antiguo.
Luego, Nicola y su hijo Giovanni fueron llamados a Perugia para construir la fuente monumental, o Fuente Grande (o Mayor), que se levanta todavía en la plaza, y allí fue a su encuentro el discípulo del maestro, Arnolfo, si no para colaborar en la obra, para encargarse de otra fuente. Su disposición es medieval: tiene un gran depósito o aljibe, con su parapeto lleno de figuras de los vicios y virtudes, patriarcas y santos, los signos del Zodíaco, los meses, Rómulo y Remo con la loba antigua, personificaciones de las artes liberales y de las ciudades de Perugia y Roma, capul mundi. La parte inferior lleva una inscripción en que Nicola y Giovanni son alabados como maestros de la obra, pero consta que colaboró con ellos Fra Bevignate.
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.