Esta acuarela de 1920 pertenece a una larga serie de
obras inspiradas en la estructura de las máquinas que Picabia desarrolló
basándose en los futuristas italianos. Otras manifestaciones que imitaban el
arte cinético de entreguerras, como los móviles de Calder o las creaciones
absurdas de Tinguely, parodiaban sardónicamente los planos convencionales de la
ingeniería y los diseños de máquinas tan inútiles como disfuncionales.
(Colección Marcel Duhamel, París)
Fuente: Historia del Arte. Editorial
Salvat
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