Esta sencilla obra humorística de 1926, creada sobre base
de madera recortada y pintada, aúna cierto infantilismo en las formas naturales
y la imprevisibilidad del azar. Los dadaístas tenían una auténtica fijación
sarcástica por los bigotes, que parodiaban en todo tipo de imágenes, desde los
retratos de Guillermo II hasta la famosa representación de la Gioconda bigotuda
de Duchamp.
(Galería Natalie Seroussi, París)
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat
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