En el centro de la fachada trasera del palacio bávaro, de evidente influencia versallesca, se sitúa esta sala decorada al fresco por Tiépolo. La vista de la estancia se abre hacia el parque del palacio, recargado de espectaculares jardines diseñados por el propio arquitecto que construyó el edificio, poniendo fuentes, caminos, estanques y estatuas al servicio del medio de igual modo que en el interior del palacio la ornamentación imita las formas de la naturaleza.
Palacio arzobispal, Wurzburgo
Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat.
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