El gusto de los escultores
románticos por el bronce se refleja aquí en la expresividad que Carpeaux logra
a partir de este material como trasunto de las emociones de sus figuras. Los
rostros muestran un gran interés por la expresión y la gestualidad propios de
la escultura del momento y una fuerte deuda con el carácter dramático de la
otra tridimensional de Miguel Ángel.
(Musée d'Orsay, París)
Fuente: Historia del Arte. Editorial
Salvat.
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