Punto al Arte: La cerámica y otras artes

La cerámica y otras artes

Mientras la escultura iba avanzando en la formación de los tipos, la pintura, más lentamente, iba también familiarizándose con la técnica. Por las descripciones, sobre todo las efectuadas por Pausanias, se comprende que los frescos monumentales de esta época debían de formar fajas superpuestas con las escenas de los temas que también se encuentran asimismo en la estatuaria: combates con gigantes o amazonas, guerra de Troya, trabajos de Hércules, etc. Aparecen también en los vasos pintados del mismo período, divididos en zonas horizontales con escenas; así estaba decorada con infinidad de asuntos una caja de marfil con relieves que Pausanias vio en Olimpia y describe prolijamente. La pared está dividida ingenuamente en zonas, con los asuntos sin interrupción unos a continuación de otros. Los fondos de las paredes eran claros, y las figuras destacaban por oscuro.

Ánfora de Exequias (Museo Británico, Londres) El ceramista ha captado el momento psicológicamente más dramático del combate entre Aquiles y Pentesilea, reina de las amazonas. El patético enlace entre ambas figuras hace recordar la leyenda, algo más tardía, del amor que surge inopinadamente entre los dos contendientes en el momento extremo de la lucha. Los personajes expresan con su actitud la trágica disyuntiva; pero Pentesilea morirá bajo el hierro de Aquiles, porque el destino tiene que cumplirse.



La cerámica griega de los siglos VI y V a.C. da idea de cómo serían las composiciones pictóricas de esta época; su color es siempre el del fondo, terroso, y se siluetan las figuras con esmalte negro. Una serie de sarcófagos de tierra cocida pintada, descubiertos en Clazomene, muestran algo de la gama o tonalidades que podían usar los pintores de frescos, porque en ellos la decoración no se reduce al negro y rojo, como en la cerámica, sino que algunas figuras son de color. Dan idea de la especial belleza que se podía obtener en los frescos de siluetas oscuras algunas estelas de colores claros, con manchas uniformes, que tienen acaso mayor interés que otras obras más perfectas.

Vaso François del alfarero Ergótino el pintor Clitias (Museo de Florencia). A la primera época melanográfica de la cerámica ateniense - figuras negras sobre fondo rojo- pertenece esta célebre pieza datada hacia el año 570 a.C., hallada por Alejandro François en Toscana, muy fragmentada. Es una crátera de casi dos metros de diámetro. Doscientas figuras, divididas en seis fajas, la cubren en apretadas filas y ciento cuarenta y tres inscripciones identifican monstruos, animales y personajes, entre ellos a sus autores. En 1900 lo hizo añicos un guardián enloquecido, en el Museo de Florencia, donde sigue de nuevo remendado.



En los vasos es muy ingeniosa la manera de expresar el sexo femenino de las figuras, pintando las carnes de esmalte blanco. Pero todo lo que es decoración, se destaca del color de tierra del fondo con un simple barniz negro. Los pliegues y detalles de la forma se marcan con buril. Son conocidos algunos nombres de pintores, ya de esta época arcaica, que firmaban sus vasos, como Exekias, Nearcas, Clitias y otros. En el vaso François, hallado en Chiusi, en la Italia Central, y al que se ha dado el nombre de su restaurador, Alejandro François, la firma del pintor Clitias aparece junto con la del alfarero Ergótimo. Ambos, pintor y alfarero, debían de formar una compañía cuyos vasos, como se ve, se exportaban hasta Etruria.

Ánfora con lucha de Hércules y Apolo (Musée du Louvre). Cerámica de figuras negras que se remonta al siglo v a.C., donde aparece la legendaria lucha entre el héroe y el dios, escena que permite reconstruir los mitos del mundo griego.
Las pinturas de los vasos griegos han conservado mucha información de la vida griega. Algunas escenas que decoran la panza de los vasos son verdaderas ilustraciones de leyendas heroicas; otras reproducen en escala menor grandes frescos hoy desaparecidos; unos vasos tienen alusiones a personajes históricos -pues fueron dedicados con una inscripción-; otros proporcionan casi una discreta visión de lo que ocurría en el interior del gineceo al vestirse o bañarse las muchachas, o permiten seguirlas camino de la fuente, cuando iban a ella con ánforas a buscar el agua con que tenía que lavarse la desposada. Muchas de estas vasijas están decoradas con asuntos atléticos.

Ánfora panatenaica (Museo Británico, Londres). Detalle de la pintura que muestra una cuadriga corriendo una carrera. El ritmo alineado de las patas de los caballos y la figura del cochero sobre las riendas dan una imagen de hermoso dinamismo.
La orfebrería griega de este período no permite adivinar una uniformidad de estilo, a juzgar por los ejemplares de joyas que han llegado hasta hoy. En cuanto a las labores de repujado metálico se cuenta, desde la fecha de su descubrimiento en 1953, con un ejemplar de importancia extraordinaria. Se trata de una gran crátera de bronce que fue hallada en el pueblo francés de Vix, a cinco kilómetros de Chatillon-sur-Seine (departamento de Cote d'Or), en el ajuar contenido en la sepultura de una princesa celta. Es un gran vaso de bronce repujado y con adornos cincelados de factura ática. Mide metro y medio de altura y se asienta sobre un elegante pie y tanto por la forma de éste como por la de sus dos verticales asas, recuerda la crátera cerámica llamada. En el friso que corre alrededor de su cuello (aproximadamente 15 centímetros de alto), hay una delicadísima figuración que representa un desfile de guerreros áticos en carros y a pie.

 Crátera de bronce (Museo Arqueológico, Chatillon-sur-Seine). Fechada hacia el año 500 a.C., esta pieza muestra una decoración en el cuello con cuadrigas y guerreros, y las asas con volutas que sobresalen del borde.



Es una pieza de hacia el año 500 a.C., y su tapadera consiste en una especie de brasero de dos asas con un omphalos central coronado por una figurita femenina recubierta con manto, y de factura muy arcaizante, si no es etrusca.

La dependencia en esta época entre las formas de los objetos de platería con respecto a las de cerámica queda plenamente confirmada gracias a este objeto, que demuestra la expansión que habían alcanzado entonces estas obras griegas por todos los países del Occidente de Europa.


Fuente: Historia del Arte. Editorial Salvat

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